lunes, 23 de septiembre de 2013

Evangelio según San Lucas 16,19-31

26º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
29/09/13
Lc 16,19-31
Jesús dijo a la fariseos:  Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes.
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan".
"Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí".
El rico contestó: "Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la cada de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento".
Abraham respondió: "Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen".
"No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán".
Pero Abraham respondió: "Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán".
Palabra del Señor
Reflexión
Hombre rico, Hombre pobre. La liturgia de este domingo nos hace escuchar unas palabras impresionantes, en las que encontramos un doble contraste, con una situación invertida. El primer contraste se da entre un hombre rico, que viste ricamente y banquetea de una manera espléndida, y un mendigo, que está echado en su portal cubierto de llagas. El segundo contraste se establece también entre estos dos mismos personajes, pero después de su muerte: el mendigo se encuentra en el seno de Abrahán, es decir, en la alegría celestial; el rico, en cambio, se encuentra en el infierno, en medio de tormentos. 
Jesús nos pone en guardia con este doble contraste contra nuestro egoísmo. En cierto sentido, podemos decir que este hombre rico no hacía nada malo: banqueteaba espléndidamente, pero eso no es pecado. Ahora bien, no hacer mal no basta para una persona que quiera vivir en la fe y en la caridad cristiana. 
En efecto, Jesús nos da como regla en el Evangelio no sólo no hacer a los otros lo que no queremos que nos hagan a nosotros, sino hacer también a los otros lo que querríamos que nos hicieran a nosotros 
Existe una diferencia significativa entre estos dos modos de expresarlo que se ha dado en llamar «la regla de oro». La fórmula más común es la negativa, que exige abstenerse de hacer el mal. La fórmula de Jesús, en cambio, es positiva e impulsa a hacer el bien. 
El rico, Epulón, no ponía en práctica esta fórmula positiva; omitía hacer el bien que habría debido hacer. 
El pobre Lázaro «estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico»; pero el rico no se preocupaba en absoluto del pobre, lo abandonaba a su miserable suerte; pensaba que no formaba parte de sus responsabilidades ocuparse de los pobres. 
De este modo se estableció entre ambos una separación profunda: no había ninguna relación entre ellos; cada uno vivía separado del otro. Los perros se mostraban más compasivos que el rico: venían a lamerle las llagas al mendigo, mientras que el rico no hacía nada por él. 
El resultado fue que esta separación, establecida por la conducta del rico durante su vida terrena, llevó a una separación análoga después de la muerte. 
Jesús expresa esta separación de una manera muy fuerte. Cuando el rico le pide a Abrahán que tenga piedad de él y envíe a Lázaro para que moje en agua la punta del dedo y le refresque la lengua, porque le torturan las llamas del infierno.
La enseñanza de esta parábola está muy clara: no debemos dejar que se establezca una separación entre nosotros y los pobres, nuestros hermanos que sufren y carecen de los medios necesarios para vivir...
La Iglesia intenta salir, en realidad, al encuentro de las necesidades de los pobres. Siempre ha tenido esta preocupación desde que fue fundada, y siempre ha impulsado a los hombres a tenerla también. En nuestros tiempos, hay organizaciones como Cáritas, que intentan salir al encuentro de las necesidades de los pobres, de los refugiados, de la gente necesitada. Sus miembros se desplazan también a países remotos para llevar alimentos, ropa, medicinas. La caridad establece así vínculos de fraternidad entre los cristianos del lugar y la gente de países alejados. 
Todos los cristianos estamos fuertemente invitados a participar con generosidad en estas iniciativas. Preocuparnos de los hermanos que necesitan nuestra ayuda es algo esencial en nuestra vida. De otro modo, se establece una separación, que se convierte en una condena para nosotros, como en el caso del rico. Si no hacemos por los otros lo que habríamos querido que hicieran por nosotros, nos condenaremos a nosotros mismos... 
La conclusión de la parábola evangélica muestra lo necesario que es escuchar bien la palabra de Dios, que nos impulsa a ayudar a los pobres...
Para convertirse, es preciso escuchar la palabra de Dios, formulada en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Es necesario escuchar la palabra de Jesús, que llama a la conversión y, en particular, esta parábola, en la que manifiesta con una gran fuerza la necesidad de que estemos llenos de caridad, de rechazar nuestro egoísmo espontáneo y preocuparnos de los otros, sobre todo de los más necesitados. Es preciso que tengamos por ellos una preocupación no sólo emotiva, sino una preocupación que suscite una entrega efectiva... 
El pensamiento del juicio puede sernos útil también para despertar nuestra generosidad. Con todo, es mucho más eficaz aún la contemplación del amor de Jesús, que quiere llenarnos y transformarnos y, a través de nosotros, ir transformando poco a poco el mundo en que vivimos. 
     

martes, 17 de septiembre de 2013

Vídeos Reflexión: 25º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo C - (Monjas de Sant Benet Monserrat - Ed. Verbo Divino)





Evangelio según San Lucas 16,1-13

25º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
22/09/13
Lc 16,1-13
Jesús decía a los discípulos: "Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. 
Lo llamó y le dijo: "¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto". 
El administrador pensó entonces: "¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. 
¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!". 
Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?". 
"Veinte barriles de aceite", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez". 
Después preguntó a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?". "Cuatrocientos quintales de trigo", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo y anota trescientos". 
Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en sus trato con lo demás que los hijos de la luz. 
Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas. 
El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. 
Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? 
Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes? 
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero". 
Palabra del Señor    
Reflexión
¿Qué fue lo que Jesús realmente quiso decir con Sus palabras sobre el administrador infiel y el dinero?
... El pasaje dice que el dueño alaba a su mayordomo injusto, porque había obrado con “sagacidad” y repite el término, “sagaz”, varias veces... Es una sabiduría que nace de un pensar atento, profundo, de la reflexión, del estudio y de la aplicación de la mente, de los afectos a algo que interesa grandemente... Por tanto, este administrador es sabio y prudente, no porque se tome a broma a los otros, sino porque ha sabido regular su vida y transformarla sobre la medida y la forma de vida de su Señor: ha puesto todo el empeño de su ser, mente, corazón, voluntad y deseo de imitar a aquel a quien servía.
Otra palabra repetida muchas veces es “injusto” = “deshonesto” . Al administrador se le llama injusto y también a la riqueza. La deshonestidad es una característica que puede atacar al ser, en las grandes cosas, en lo mucho, pero también en las pequeñas, en lo poco... La injusticia es una mala distribución, no igual, no equilibrada, en ella falta la armonía, falta un centro que atraiga hacia sí toda la energía, todo cuidado o intento; crea fracturas, heridas, dolor sobre dolor, acumulación por una parte y carencia por otra. Todos nosotros nos hemos topado en cierto modo con la realidad de la injusticia, porque es algo que pertenece a este mundo. Y nos hemos visto arrastrado por una y otra parte, perdemos la armonía, el equilibrio, la belleza; así es, no podemos negarlo. La palabra del Evangelio condena esta desarmonía tan fuerte que es el acumular, el mirar sólo para sí, el aumentar cada vez más, el tener y nos muestra el camino de curación que es el don, el compartir, el dar con corazón abierto, con misericordia. Como hace el Padre con nosotros, sin cansarse, sin desfallecer.
La palabra ... “riqueza”, “posesiones”, “ganancias”, ... se convierte en casi la personificación del dios-dinero, a quien los hombres sirven como locos, esclavos... Aquí todo está claro, está pleno de luz. Sé bien, ahora, cual es la pregunta que me queda, después del encuentro con esta Palabra del Señor: “¿A quién quiero servir yo? La respuesta es una sola, única, precisa...Retengo en mi corazón este verbo estupendo, maravilloso y dulce, el verbo “servir” ... Me vuelven a la mente las palabras de Josué al pueblo: “Si os disgusta servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir” (Jos 24, 15).
Sé que soy injusto, que soy un administrador infiel, sé que no tengo nada, pero hoy yo escojo, con todo lo que soy, servir al Señor.
Algunas preguntas
a) Como todo cristiano, también yo soy “un administrador” del Señor. El Hombre rico de nuestra existencia, el Único que posee bienes y riquezas. ¿Qué es lo que rige mi pensamiento y por consiguiente, mis elecciones, mis acciones de cada día y mis relaciones?
b) La vida, los bienes, los dones que mi Padre me ha dado, estas infinitas riquezas, que valen más que nada en el mundo: ¿las estoy malgastando, tirando como perlas a los puercos?
c) El administrador infiel, pero sabio, sagaz, de improviso cambia de vida, cambia las relaciones, medidas, pensamientos. Hoy es un nuevo día, es el principio de una nueva vida, dirigida por la lógica del perdón, de la distribución: ¿sé que la verdadera sabiduría está escondida en la misericordia?
d) “O amará al uno, o amará al otro...” ¿De quién quiero ser siervo? ¿En casa de quién quiero vivir? ¿Junto a quién quiero vivir mi vida?                                                 Fuente:
http://ocarm.org/es


domingo, 15 de septiembre de 2013

Carta del Papa Francisco para la Beatificación en la Argentina del Cura Brochero - Videos: Documental

Homenaje al Cura Brochero
Carta del Papa Francisco para la beatificación en Argentina del Cura Brochero. 
La beatificación de este sacerdote argentino, José Gabriel Brochero, fallecido en 1914, ha tenido lugar el sábado 14 de septiembre en Córdoba (Argentina). Este es el texto íntegro de la carta enviada por el Papa para la beatificación, oficiada en su nombre por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos:
Que finalmente el Cura Brochero esté entre los beatos es una alegría y una bendición muy grande para los argentinos y devotos de este pastor con olor a oveja, que se hizo pobre entre los pobres, que luchó siempre por estar bien cerca de Dios y de la gente, que hizo y continúa haciendo tanto bien como caricia de Dios a nuestro pueblo sufrido.
Me hace bien imaginar hoy a Brochero párroco en su mula malacara, recorriendo los largos caminos áridos y desolados de los 200 kilómetros cuadrados de su parroquia, buscando casa por casa a los bisabuelos y tatarabuelos de ustedes, para preguntarles si necesitaban algo y para invitarlos a hacer los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola. Conoció todos los rincones de su parroquia. No se quedó en la sacristía a peinar ovejas.
El Cura Brochero era una visita del mismo Jesús a cada familia. Él llevaba la imagen de la Virgen, el libro de oraciones con la Palabra de Dios, las cosas para celebrar la Misa diaria. Lo invitaban con mate, charlaban y Brochero les hablaba de un modo que todos lo entendían porque le salía del corazón, de la fe y el amor que él tenía a Jesús.
José Gabriel Brochero centró su acción pastoral en la oración. Apenas llegó a su parroquia, comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba para hacer los ejercicios espirituales con los padres jesuitas. ¡Con cuánto sacrificio cruzaban primero las Sierras Grandes, nevadas en invierno, para rezar en Córdoba capital! Después, ¡cuánto trabajo para hacer la Santa Casa de Ejercicios en la sede parroquial! Allí, la oración larga ante el crucifijo para conocer, sentir y gustar el amor tan grande del corazón de Jesús, y todo culminaba con el perdón de Dios en la confesión, con un sacerdote lleno de caridad y misericordia. ¡Muchísima misericordia!
Este coraje apostólico de Brochero lleno de celo misionero, esta valentía de su corazón compasivo como el de Jesús que lo hacía decir: «¡Guay de que el diablo me robe un alma!», lo movió a conquistar también para Dios a personas de mala vida y paisanos difíciles. Se cuentan por miles los hombres y mujeres que, con el trabajo sacerdotal de Brochero, dejaron el vicio y las peleas. Todos recibían los sacramentos durante los ejercicios espirituales y, con ellos, la fuerza y la luz de la fe para ser buenos hijos de Dios, buenos hermanos, buenos padres y madres de familia, en una gran comunidad de amigos comprometidos con el bien de todos, que se respetaban y ayudaban unos a otros.
En una beatificación es muy importante su actualidad pastoral. El Cura Brochero tiene la actualidad del Evangelio, es un pionero en salir a las periferias geográficas y existenciales para llevar a todos el amor, la misericordia de Dios. No se quedó en el despacho parroquial, se desgastó sobre la mula y acabó enfermando de lepra, a fuerza de salir a buscar a la gente, como un sacerdote callejero de la fe. Esto es lo que Jesús quiere hoy, discípulos misioneros, ¡callejeros de la fe!
Brochero era un hombre normal, frágil, como cualquiera de nosotros, pero conoció el amor de Jesús, se dejó trabajar el corazón por la misericordia de Dios. Supo salir de la cueva del «yo-me-mi-conmigo-para mí» del egoísmo mezquino que todos tenemos, venciéndose a sí mismo, superando con la ayuda de Dios esas fuerzas interiores de las que el demonio se vale para encadenarnos a la comodidad, a buscar pasarla bien en el momento, a sacarle el cuerpo al trabajo. Brochero escuchó el llamado de Dios y eligió el sacrificio de trabajar por su Reino, por el bien común que la enorme dignidad de cada persona se merece como hijo de Dios, y fue fiel hasta el final: continuaba rezando y celebrando la misa incluso ciego y leproso.
Dejemos que el Cura Brochero entre hoy, con mula y todo, en la casa de nuestro corazón y nos invite a la oración, al encuentro con Jesús, que nos libera de ataduras para salir a la calle a buscar al hermano, a tocar la carne de Cristo en el que sufre y necesita el amor de Dios. Solo así gustaremos la alegría que experimentó el Cura Brochero, anticipo de la felicidad de la que goza ahora como beato en el cielo.
Pido al Señor les conceda esta gracia, los bendiga y ruego a la Virgen Santa que los cuide.
Afectuosamente,

Francisco


Publicado el 20/12/2012
El cura más popular de Córdoba, a un paso de ser declarado santo. El papa Benedicto XVI firmó hoy el decreto que reconoce un milagro por intercesión del cura José Gabriel del Rosario Brochero, por lo que se estima que lo proclamarán beato en los próximos meses.
http://www.lanacion.com.ar/1538832-el...
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Publicado el 03/09/2013
El cura más popular de Córdoba, a un paso de ser declarado santo. El papa Benedicto XVI firmó hoy el decreto que reconoce un milagro por intercesión del cura José Gabriel del Rosario Brochero, por lo que se estima que lo proclamarán beato en los próximos meses.
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miércoles, 11 de septiembre de 2013

11 de septiembre: Día del Maestro (Video Yotube)

Feliz Día a todos mis queridos compañeros y amigos en esta ardua y querida profesión

Vídeos Reflexión: 24º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo C - (Monjas de Sant Benet Monserrat - Ed. Verbo Divino)





Evangelio según San Lucas 15,1-32

24º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
15/09/13
Lc 15,1-32
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. 
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". 
Jesús les dijo entonces esta parábola: 
"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? 
Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido". 
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse". 
Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? 
Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido". 
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte" 
Jesús dijo también: "Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. 
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. 
Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". 
Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros". 
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 
El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo". 
Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 
Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos,  porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta. 
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. 
El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". 
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. 
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!". 
Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado".
Palabra del Señor    
Reflexión
La liturgia de hoy nos regala un texto largo, denso y sugerente. Son tres parábolas con las que Jesús responde a las críticas de los que se creían expertos en la ley de Moisés. Jesús acogía a los pecadores, y ello le costó las murmuraciones de fariseos y escribas. No era normal actuar así entre los rabinos o predicadores; los hombres tenidos por ‘justos’ u honorables evitaban juntarse con pecadores. Pero Jesús responde poniendo como ejemplo el mismísimo corazón de Dios. «Yo actúo así», viene a decir, «porque así actúa Dios, porque Dios es amor y es perdón, porque Dios siempre acoge.»
La oveja perdida y la moneda perdida son dos parábolas gemelas, tan parecidas que algún autor afirma que forman una sola parábola. De hecho su estructura es casi idéntica, lo cual es un mecanismo retórico para conducir al lector ... Ni la profesión de pastor ni el hecho de ser mujer resultaban comparaciones agradables para los fariseos y los escribas, a los que van dirigidas las parábolas... Hay otro contraste muy intencional en la parábola: «¿Quién de vosotros, si pierde una oveja, no deja las noventa y nueve…?» ¡Pues nadie! Ningún pastor deja las noventa y nueve en el campo y se va a buscar una, que encima es díscola, despistada, o tonta. En cambio, Dios sí. Dios va en busca del pecador en cualquier circunstancia, forman parte de su ser la bondad, la acogida, el perdón. El pastor, que representa a Dios, encuentra al final a su oveja; esto también es un alivio para el pecador, la parábola no habla de la posibilidad de que se quede perdida. ¡Cómo podría, si es Dios mismo quien la busca!
Por último..., el pastor se carga con la oveja y monta una fiesta con sus amigos y vecinos para celebrarlo... Dios cuida de cada uno, sin hacer números, sin calcular la «importancia» de cada uno. Todos sus hijos merecen una misma fiesta. Todo esto es expresado con la palabra «alegría», que también puede significar «hacer fiesta». La misma parábola tiene su explicación: La alegría de Dios es la conversión del pecador. Pero, ¿no se alegra Dios también por los justos?.
La segunda parábola sigue... el mismo patrón que la anterior con muchos elementos en común. Esta vez es una mujer la que representa a Dios; en concreto la actitud de buscadora detallista y eficaz es la que expresa bien cómo Dios busca a los pecadores. El pastor buscaba a quien se perdió fuera de casa, la mujer busca al perdido dentro de la casa, lo mismo se vera ,... en la parábola del «hijo pródigo», en la que un hijo se pierde en un país lejano, pero el otro nunca se había separado de su padre; aún así, ambos están perdidos, cada uno a su manera.
La fiesta que organiza la mujer con sus amigas y vecinas es igualmente un despropósito, seguro que le costó más dinero que la propia moneda encontrada. Esto es porque el amor y el perdón de Dios se desborda de tal manera, que sólo los derrochadores pueden simbolizarlo bien.
Y de nuevo, en la explicación de la parábola, la alegría es la clave que describe a Dios; alegría por el pecador que se convierte… El mensaje es el siguiente: no existen esos «noventa y nueve justos que no necesitan conversión», todos, de una manera u otra, deben reflexionar sobre su cercanía o lejanía de Dios. Los fariseos y escribas que critican a Jesús y se sienten «justos», deben también meditarlo; a ellos van dirigidas en primer término estas parábolas. Fuente http://www.bibliayvida.com 
... El Buen Pastor, con la oveja perdida o distraida. Él se siente feliz por el reencuentro, como la mujer que encontró la moneda perdida.Desde la libertad, el Buen Pastor nos da la oportunidad de convertir nuestro corazón y nuestra vida para que se pueda producirse la fiesta del “reencuentro”. No siempre vivimos con la misma intensidad y las mismas ganas el encuentro con Jesús, la oración, la entrega a los demás, la fraternidad… Flaquea nuestra paciencia, nuestra alegría, nuestro compromiso…Estamos en tiempos de “reencuentro”, de oportunidad para hacer fiesta en el corazón y en la vida, de “coros de ángeles” que interpretan un nuevo cantar… Serpentina, alegría… Nos encontramos a muchos hermanos y hermanas por el camino. Que todos sean oportunidad para el “re-encuentro” con Jesús.- Fuente http://blogs.21rs.es/kamiano

martes, 3 de septiembre de 2013

Vídeos Reflexión: 23º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo C - (Monjas de Sant Benet Monserrat - Ed. Verbo Divino)



Evangelio según San Lucas 14,25-33

23 Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
08/09/13
Lc 14,25-33 
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: 
"Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. 
El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. 
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? 
No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: 
"Este comenzó a edificar y no pudo terminar". 
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? 
Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. 
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. 
Palabra del Señor 
Reflexión    
Algunas preguntas:
- Si uno viene a mí y no odia...no puede ser mi discípulo: ¿Estamos convencidos que es necesario llegar a separarse de todo lo que ata el corazón: afectos recibidos y dados, la vida misma, por seguir a Jesús?
- Quien no toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo: ¿Llevo en mí la lógica de la cruz, es decir, la lógica del amor gratuito?
- Los medios para llevarlo a cabo: ¿La capacidad de pensar informa mi vida de fe o más bien ésta se reduce a un impulso interior que se desvanece en el devenir de las tareas cotidianas?
- Para evitar que todos los que lo vean empiecen a burlarse: ¿Vale para mí también la recompensa de quien empieza a seguir al Señor y después no tiene medios humanos, o sea la burla de la incapacidad?
- Quien no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo: ¿Estoy convencido de que la clave del seguimiento es la pobreza del no poseer, sino la felicidad de pertenecer?
Entre la gente que sigue a Jesús estamos también nosotros con nuestras maletas repletas de páginas leídas y vividas. Uno entre tanto, nuestro nombre se pierde. Pero cuando Él se vuelve y su palabra alcanza el dolor de los lazos que estrechan con fuerza los pedazos de nuestra vida, las preguntas se enredan en el valle de los ecos más antiguos y una sola humilde respuesta emerge de las ruinas de las construcciones incumplidas: Señor ¿a quien iremos? Tú sólo tienes palabras de vida eterna....
El corazón del hombre es una red de lazos. Ligaduras de ternura y de gratitud, de amor y de dependencia, lazos con todo lo que toca al sentimiento. Jesús parte de los lazos de consaguinidad: padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas, y lazos de la propia vida que en la mentalidad semita está simbolizada por la sangre. Pero el corazón debe estar libre de estos lazos para poder andar con Él y crear un vínculo nuevo que da vida, porque deja a la persona la libertad de ser lo que es. Todo discípulo sólo tiene una tarea: la de aprender, no la de depender. Los lazos de sangre crean dependencia: ¡cuantos chantajes afectivos impiden a los hombre construir la torre de su existencia! ¡Cuantas veces esas palabras de ¡Si tú me quieres, haz así! O ¡Si me quieres, no lo hagas! La misma vida te puede aprisionar cuando te une a lo que no te va fisiológicamente o a lo que piensas para las condiciones de una historia trabajada o a lo que se escoge desordenadamente por una voluntad hecha débil por multitud de lazos. La cruz no ata, te constriñe para que de todo lo que cargues en ti salga, sangre y agua, hasta la última gota: toda la vida como don que no espera recompensa.
Pertenecer más que poseer: el secreto del amor gratuito del Maestro y del discípulo, Quien sigue a Jesús no es un discípulo cualquiera que aprende cualquier clase de doctrina, sino que se convierte en discípulo amado, capaz de narrar las maravilla de Dios, cuando el fuego del Espíritu hace de él una llama sobre el candelero del mundo.
Lucas 14,25-33

domingo, 1 de septiembre de 2013

Papa Francisco: Ángelus 1 de Septiembre - 22º Domingo TO CC - (Gloria TV)

Durante el ángelus de hoy 1 de septiembre, con gesto serio y sufrido, el Papa Francisco anunció que:“He decidido convocar para toda la Iglesia el próximo 7 de septiembre, víspera de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero”. El Santo Padre pidió a todas las iglesias cristianas, católicas o no, que organicen esas oraciones y dijo que el estará en la vigilia de oración que tendrá lugar ese día en la Plaza de San Pedro desde las 19.00h a las 24.00h. Añadió que: "la humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz".
El Pontífice condenó con particular firmeza el uso de las armas químicas. Y dijo que tiene aún en su mente y en su corazón imágenes terribles. Por eso añadió que está el juicio de Dios y de la historia por nuestras acciones...