martes, 30 de junio de 2015

Evangelio según San Marcos 6, 1-6 - "Jesús en la sinagoga de Nazaret" -

14º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Jesús en la sinagoga de Nazaret"
5/07/15
Mc 6, 1-6

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. 

Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?» 
Y esto les resultaba escandaloso. 
Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.» 
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Palabra del Señor
Reflexión
La fe y el profeta
“Te hagan caso o no te hagan caso…, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos”. Son siempre actuales esas palabras que Dios dirige al profeta Ezequiel, según el texto que hoy se lee en la celebración de la eucaristía. (Ez 2,2-5). Un texto que resume la misión del profeta. Nos habla, en efecto, de él, de las gentes y, sobre todo de Dios.

En primer lugar, el profeta ha recibido el Espíritu y escucha la palabra que Dios le dirige. Pero no la escucha para su propio beneficio, sino para transmitirla con toda fidelidad a los demás
Además, el profeta ha de cumplir su misión, aun sabiendo que con mucha frecuencia las gentes tratarán de ignorar el mensaje que Dios les comunica por medio del profeta.
Finalmente, la simple presencia del profeta es ya un mensaje sobre el Dios misericordioso que no olvida a su pueblo y ofrece su salvación aun a aquellos que la desprecian.

UNA TRIPLE FRUSTRACIÓN
En el comentario a la liturgia de hoy, la Comunidad de Bose subraya que, al regresar a su propia tierra, Jesús ha tenido que sufrir una triple frustración. De hecho, el evangelio que hoy se proclama (Mc 6,1-6), nos lo presenta como un “Sabio desconocido”, un “Profeta despreciado” y un “Médico reducido a la impotencia”.
  • “¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado?” Las gentes de Nazaret se muestran muy satisfechas de su propia sabiduría. No están dispuestas a abrirse a otras formas de ver la realidad. También hoy se rechaza al evangelio si no apoya nuestras opciones sobre la vida personal, familiar o social.
  • “No desprecian a un profeta más que en su tierra”. También hoy se desprecia la palabra profética y se calumnia a los profetas. En realidad, se rechaza su mensaje si no sirve para apoyar las pretensiones de un grupo social, de una lengua, de una cultura o de una determinada propaganda social.
  • “No pudo hacer allí ningún milagro”. También hoy se piensa que la fe sólo puede servir para conseguir “milagros”. Pero de esa forma, no nos abrimos al misterio de la salvación que Dios nos ofrece. La fe se reduce a un instrumento para satisfacer nuestras necesidades de trabajo, de salud o de convivencia familiar.
SENTIMIENTOS Y MISIÓN
El texto evangélico se cierra con un par de observaciones que nos ayudan a descubrir por un momento los sentimientos de Jesús y el talante con el que llevaba adelante su misión:
  • “Se extrañó de su falta de fe”. La fe en un ser humano es, sobre todo, un acto de confianza. Exige la salida del propio egoísmo y la confianza en el otro. No creemos en otro cuando tratamos de instrumentalizarlo para nuestro interés. También la fe religiosa supone un salto en el vacío. Las gentes de Nazaret no aceptan que Jesús supere lo que ellos sabían de él.
  • “Recorría los pueblos del contorno enseñando”. El principio de la misión de Jesús es un estrepitoso fracaso. Pero Jesús no se desalienta. Los que debían de estar cerca se muestran muy lejanos a él y a su mensaje. Pero seguramente los de fuera se abrirán a escuchar una palabra que les traerá la salvación.
– Señor Jesús, demasiadas veces te hemos reducido al tamaño de nuestros prejuicios y expectativas. Ayúdanos a aceptar tu mensaje con generosidad. Y a reconocer que la fe es un itinerario que nunca está totalmente cerrado.
José-Román Flecha Andrés

jueves, 25 de junio de 2015

Videos Reflexión: 13º Domingo Tpo. Ordinario Ciclo B - "Curación de una mujer y resurrección de la hija de Jairo" - (Ed. Verbo Divino - Youtube - Monjas de Sant Benet)





Evangelio según San Marcos 5, 21-43 - "Curación de una mujer y resurrección de la hija de Jairo"

13º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Curación de una mujer y resurrección de la hija de Jairo"
28/06/15
Mc 5, 21-43

Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar.
Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, 23 rogándole con insistencia: "Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva".
Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados.
Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias.
Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor.
Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, 28 porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré curada".
Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal.
Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?".
Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?".
Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido.
Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad.
Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad".
Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?".
Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que creas".
Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, 38 fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba.
Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme".
Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba.
La tomó de la mano y le dijo: "Talitá kum", que significa: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!".
En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, 43 y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que dieran de comer a la niña.
Palabra del Señor
Reflexión

LA FE Y LA VIDA
“Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes”. Así lo proclama el texto del libro de la Sabiduría que hoy se lee en la celebración de la eucaristía “Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella” (Sab 1,13-15; 2,23-25). 
Es verdad que la cultura griega del momento aceptaba solamente una cierta inmortalidad del espíritu humano, pero no podía llegar a creer en la resurrección de los muertos. Bien clara quedó esa resistencia en la actitud displicente con la que los sabios atenienses recibieron el discurso que San Pablo les dirigió en el Areópago.
El texto bíblico no pretende enzarzarse en esas discusiones. Al autor sólo le interesa subrayar la fe en el Dios creador de la vida. El hombre ha sido creado a imagen de Dios. Pero la justicia de Dios, es decir, su santidad y su misericordia son eternas. Luego también el hombre está llamado a sobrevivir más allá de la frontera de la muerte

LAS SEMEJANZAS
Acompañada de la enfermedad y el dolor, la muerte aparece también en el evangelio de hoy (Mc 5,21-43). Es un relato muy rico en el que las semejanzas se entrecruzan con los contrastes. Por muy interesantes que sean los detalles de esta doble escena, todos apuntan a Jesús. En Él se manifiestan el poder y la misericordia de Dios.
• En el texto se evocan de modo muy llamativo dos realidades tan humanas como son la enfermedad y la muerte. Ambas aparecen aquí reflejadas en la peripecia de dos mujeres. Una lleva doce años enferma de hemorragias. Y doce años tenía también la hija de Jairo al caer en brazos de la muerte. 
• En las dos situaciones se subraya el poder de la oración. Por la niña intercede su padre con una súplica expresada en palabras. La mujer enferma ruega por sí misma, desde el silencio de su soledad. En casa de Jairo, la algarabía deja paso al silencio. La mujer enferma es arrancada del silencio para hacer pública su sanación. Su silencio reclama la Palabra que es Jesús.

EL TACTO Y LA FE
El relato evangélico subraya además la importancia del tacto físico, es decir de la cercanía del ser humano a la humanidad de Cristo. Pero al mismo tiempo nos advierte del riesgo de caer en la magia. El tacto y la palabra son nada y menos que nada sin la fe. 
• En los dos casos, se subraya la importancia de los sentidos. Jesús “notó” que alguien le había tocado y que de él había salido un poder. También la mujer enferma “notó” que había sido curada. Por otra parte. Jesús “tomó de la mano” a la niña muerta. Evidentemente, la divinidad de Cristo no supone la negación de su humanidad.
• Pero en los dos casos adquiere una importancia definitiva la fe. Creer en Jesús es confiar en la bondad y la misericordia de Dios, que se hacen manifiestas en las palabras y en los gestos de su Hijo. Jesús dice a la mujer que su fe la ha salvado. A Jairo Jesús le dirige una exhortación a la confianza: “No temas; basta que tengas fe”. 
- Señor Jesús, tú conoces nuestra debilidad y la fragilidad de todas las personas atormentadas por la enfermedad y por el miedo a la muerte. Te reconocemos como nuestro Salvador. Que nuestra fe nos acerque a ti. Y que también nosotros nos dejemos tocar por el dolor de todos los que sufren, para que podamos hacer visible tu misericordia. Amén.                                                               José-Román Flecha Andrés

viernes, 19 de junio de 2015

CARTA ENCÍCLICA LAUDATO SI’ DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN

Claves de encíclica ecológica del Papa:
 Que la tierra no se convierta en un montón de escombros

18-6-2015
El Papa describe su encíclica "Alabado seas” como un documento dramático y alegre. En ella pide a los cristianos que dejen de mirar hacia otro lado ante las heridas del planeta y que lo cuiden como a la propia madre.

1. MIRAR LA REALIDAD CON SINCERIDAD
Describe de un modo bastante realista lo que la inmensa mayoría de expertos ya sabe:
- la contaminación que provoca muertes prematuras;
- el calentamiento global, que va de la mano del crecimiento del nivel del mar y de eventos meteorológicos extremos;
- cada vez menos personas con acceso a agua potable y segura;
- desaparecen especies vegetales y animales necesarios para la alimentación y la cura de enfermedades.

Se trata procesos causados o al menos favorecidos por el hombre.

PAUL O'CALLAGHAN
Teólogo de la Creación
"No puedes pensar: 'Bueno, no decimos nada sobre este tema hasta que estemos seguros de que es culpa del ser humano'. No puedes porque quizá sea demasiado tarde. Si hay altas probabilidades de que estemos haciendo un daño irreparable a la atmósfera y al mundo, tenemos que asegurarnos de pararlo a tiempo”.

2. DEPREDADORES
El Papa dice que no se trata de un problema ecológico sino un problema ético. Denuncia las agresiones al medio ambiente de algunas empresas que hacen en países menos desarrollados actividades que no pueden hacer en sus propios países.

Es lo que está ocurriendo en la Amazonia.

MAURICIO LÓPEZ OROPEZA
Secretario Ejecutivo, Red Eclesial Panamazónica
"Los pueblos, que nos hablan de otra manera de ver la vida, de otras perspectivas, están siendo desplazados. Muchos de ellos están perdiendo los territorios además de sus identidades”.

Quizá por eso algunas grandes petroleras americanas se han opuesto con virulencia al documento antes de que lo publicaran.

3. DESINTERÉS
Lamenta que muchos esfuerzos para salvar el planeta mueren por la falta de interés de personas normales.
Denuncia actitudes que van desde la negación del problema hasta la indiferencia, o de la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas.
Con los cristianos es más duro. Les pide una "conversión ecológica” para "vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios”, algo que no es ni opcional ni secundario.

4. COHERENCIA
Pide coherencia a los activistas ecologistas, para no caer en contradicciones: "Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad –por poner sólo algunos ejemplos–, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza”, escribe.

5. CONTEMPLAR EL MUNDO
La encíclica abre horizontes y dice que al ser un problema ético, la solución pasa por el corazón del ser humano: propone mirar la belleza de la naturaleza con estupor, para no comportarse como consumidores o explotadores de recursos naturales, que se guían por el interés inmediato.

FRANCISCO
"Quiero llamar a la responsabilidad, a partir de la misión que Dios entregó al hombre en la Creación: cultivar y custodiar el jardín en el que nos puso”.

6. LA SOLUCIÓN DEPENDE DE TI
"La atenuación de los efectos del actual desequilibrio depende de lo que hagamos ahora mismo”, escribe el Papa. Por eso, propone cambiar estilos de vida a través de pequeños gestos cotidianos:
- reciclar papel,
- diferenciar las basuras,
- o ponerse un jersey en vez de aumentar la calefacción.

Aunque algunos piensan que el Papa podría estar equivocado en su diagnóstico, parece más prudente verlo como la última oportunidad de que el planeta no se convierta, como él dice, en un montón de escombros.
Fuente: http://www.romereports.com

Descarga la Encíclica en PDF

TEXTO COMPLETO AQUÍ

martes, 16 de junio de 2015

Videos Reflexión: 12º Domingo Tpo. Ordinario Ciclo B - "Jesús calma la tempestad" - (Ed. Verbo Divino - Monjas de Sant Benet)



Evangelio según San Marcos 4, 35-41 - "Jesús calma la tempestad"

12º Domingo  "Jesús calma la tempestad"
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
21/06/15
Mc 4, 35-41
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: "Vamos a la otra orilla." Dejando a la gente, se lo llevaron en la barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: "Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?" Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: "¡Silencio, cállate!" El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: "¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tienen fe?" Se quedaron espantados y se decían unos a otros: "¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!"
Palabra del Señor  
Reflexion
¿Por qué somos tan cobardes?

«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?». Estas dos preguntas que Jesús dirige a sus discípulos no son, para el evangelista Marcos, una anécdota del pasado. Son las preguntas que han de escuchar los seguidores de Jesús en medio de sus crisis. Las preguntas que nos hemos de hacer también hoy: ¿Dónde está la raíz de nuestra cobardía? ¿Por qué tenemos miedo ante el futuro? ¿Es porque nos falta fe en Jesucristo?
El relato es breve. Todo comienza con una orden de Jesús:«Vamos a la otra orilla». Los discípulos saben que en la otra orilla del lago Tiberíades está el territorio pagano de la Decápolis. Un país diferente y extraño. Una cultura hostil a su religión y creencias.
De pronto se levanta una fuerte tempestad, metáfora gráfica de lo que sucede en el grupo de discípulos. El viento huracanado, las olas que rompen contra la barca, el agua que comienza a invadirlo todo, expresan bien la situación: ¿Qué podrán los seguidores de Jesús ante la hostilidad del mundo pagano? No solo está en peligro su misión, sino incluso la supervivencia misma del grupo.
Despertado por sus discípulos, Jesús interviene, el viento cesa y sobre el lago viene una gran calma. Lo sorprendente es que los discípulos «se quedan espantados». Antes tenían miedo a la tempestad. Ahora parecen temer a Jesús. Sin embargo, algo decisivo se ha producido en ellos: han recurrido a Jesús; han podido experimentar en él una fuerza salvadora que no conocían; comienzan a preguntarse por su identidad. Comienzan a intuir que con él todo es posible.
El cristianismo se encuentra hoy en medio de una «fuerte tempestad» y el miedo comienza a apoderarse de nosotros. No nos atrevemos a pasar a la «otra orilla». La cultura moderna nos resulta un país extraño y hostil. El futuro nos da miedo. La creatividad parece prohibida. Algunos creen más seguro mirar hacia atrás para mejor ir adelante.
Jesús nos puede sorprender a todos. El Resucitado tiene fuerza para inaugurar una fase nueva en la historia del cristianismo. Solo se nos pide fe. Una fe que nos libere de tanto miedo y cobardía, y nos comprometa a caminar tras las huellas de Jesús.                                        José Antonio Pagola

jueves, 11 de junio de 2015

Videos Reflexión: 11º Domingo Tpo. Ordinario - "Parábola de la vitalidad de la semilla y el grano de mostaza" - (Ed. Verbo Divino - Monjas de Sant Benet) -




Evangelio según San Marcos 4, 26-34 - "Parábola de la vitalidad de la semilla y el grano de mostaza"

11º Domingo "Parábola de la vitalidad de la semilla y el grano de mostaza"
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
14/06/15
Mc 4, 26-34

Jesús decía a sus discípulos: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. 
La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. 
Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha". 
También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? 
Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra". 
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. 
No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo. 
Palabra del Señor 
Reflexión
La lectura de este Domingo es del Evangelio según San Marcos. En ella Jesús presenta dos parábolas; la semilla que crece por sí sola, y la parábola del grano de mostaza. En ambas Jesús rescata imágenes comunes al pueblo, referidas en este caso a la agricultura.

La primera parábola referida al Reino de Dios, que expresa el dinamismo de la siembra. La semilla depositada en la tierra, posee vigor para crecer a pesar de las hostilidades del lugar, tiene fuerza por sí misma, y su progreso no depende del hombre que la sembró. Sino que el hombre es un simple colaborador del dueño de la tierra, que espera poder ver los frutos que esta pueda llegar a dar. Año tras año, el campesino repite su gesto y lanza su semilla. Es decir confía, a pesar de sus temores y desesperanzas. Aunque en este texto no lo dice explícitamente, los frutos dependerán de la fertilidad y preparación de la tierra.
Esta parábola nos hace pensar en el Reino de Dios, su fuerza y radicalidad no depende de nosotros los hombres, sino de Dios, que Él mismo es la Palabra. Crece lentamente, pero su crecimiento nadie lo puede detener ni impedir. Primero el tallo, luego la espiga, después el trigo abundante. El hombre sabe que debe hacer todo lo posible para que la semilla crezca y de fruto, pero el resultado final depende de Dios. Dios mismo es el principal trabajador en el Reino.
La siembra es el inicio, y la cosecha es el final, para poder conocer y aprovechar los frutos. Esta cosecha que en la Palabra aparece la imagen de la hoz, es el final de los tiempos donde quedará instaurado el Reino de Dios.

La segunda parábola, posiblemente más conocida que la anterior, utiliza tambien imágenes propias de la agricultura, y de la siembra. En este caso se trata de una semilla especifica; el grano de mostaza.
El grano de mostaza es considerada una de las semillas más pequeñas del mundo. A pesar de su pequeñez, esta llena de vigor y de vida. Y una vez en tierra es capaz de crecer, y llegar a ser uno de los vegetales más grande y alto del huerto. La fuerza de la semilla de mostaza no es proporcional a su tamaño, sino que esta dotada de una fuerza interior que le hace crecer de tal manera, hasta llegar a dar cobijo con sus ramas a los pájaros.
El Reino se parece a un grano de mostaza, por lo tanto la humildad y pequeñez son sus grandes pilares; y las virtudes para poder llegar a él. No es un Reino al estilo mundano, donde la opulencia, las riquezas y la ambición son sus principales características, sino que el Reino de Dios, es un Reino modesto, pensado para los hombres y mujeres de corazón humilde. La pequeñez del grano de mostaza la observamos en la vida de los Santos, en la humildad de la Santísima Virgen María “el Señor miro con bondad mi pequeñez”. Para entrar al Reino de los cielos es necesario hacerse pequeños. Ser pequeños en la tierra como un grano de mostaza, para llegar a ser grandes como un árbol frondoso, en el Reino de los cielos.

Reconstruimos el texto:
Según la primer parábola ¿a qué se parece el Reino de los Cielos?
¿Qué ocurre con la semilla una vez puesta en tierra? ¿Depende del hombre su crecimiento?
¿Qué ocurre cuando el grano esta a punto?
¿Con qué compara Jesús al Reino de los Cielos en la segunda parábola?
¿Qué tamaño tiene esta semilla?
¿Qué ocurre una vez sembrada?
¿Por medio de qué enseñaba Jesús a sus discípulos? 

¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
¿Entiendo que como discípulo del Señor soy un sembrador?
¿Cuál es la semilla que llevo en mano para poner en tierra? ¿Siembro la semilla de la Buena Noticia, o la voy acumulando en mi granero, sea cual sea?
¿Preparo la tierra antes de sembrar? (es decir, ayudo a las personas a entender el Evangelio)
¿Entiendo que la semilla no es mía, sino del Señor, y que por lo tanto soy un colaborador?
¿Entiendo que los frutos tal vez no los llegue a ver, pero que sí el Señor en algún momento los recogerá?
¿Tengo esperanza en los frutos que puedan llegar a producir mis semillas? ¿O rápidamente pierdo las esperanzas?
¿Cómo me interpela a mí la parábola del grano de mostaza? ¿Me cuesta hacerme pequeño, y humilde? ¿Por donde empezar?
¿Comprendo que mi pequeñez se transformará en grandeza en el Cielo? ¿Cómo me impulsa esto a vivir mi vida de Fe? ¿Me anima?

¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Debe haber un cambio notable en mi vida. 
Si estoy solo: Hoy el Señor me invita a ser un sembrador, y a llevar la semilla de la Palabra a todos lados, especialmente donde más hace falta. Es por eso que pienso en personas concretas en las cuales llevarles la semilla de la Palabra, a través de una cita de este evangelio u otro, junto a una breve oración.

En el grupo, nos comprometemos a ser una Iglesia que siembra Fe y Esperanza en todos los ambientes cotidianos. Nos comprometemos a visitar un asilo de ancianos, o una casa de huérfanos, o el hospital u otro lugar que consideren, a personas que vean que necesitan de su aliento de esperanza, que necesitan escuchar que Jesús está con ellos.
Adaptado de la Fuente: http://www.fundacionpane.org/

miércoles, 3 de junio de 2015

Videos Reflexión: "Solemnidad del Santísimo Cuerpo y la Sangre de Cristo" - 10º Domingo Tpo. Ordinario - (Ed. Verbo Divino - Monjas de Sant Benet)


Evangelio según San Marcos 14,12-16.22-26 - "Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo"

10º Domingo "Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo"
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
7/06/15
Mc 14,12-16.22-26


El primer día de la fiesta de los panes Ácimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?".
El envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: "¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?".
El les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario".
Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.
Mientras comían, Jesús tomo el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen, esto es mi Cuerpo". 
Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. 
Y les dijo: "Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos. 
Les aseguro que no beberá más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios". 
Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos. 
Palabra del Señor     

Reflexión
"LA CENA DEL SEÑOR"
Los estudios sociológicos lo destacan con datos contundentes: los cristianos de nuestras iglesias occidentales están abandonando la misa dominical. La celebración, tal como ha quedado configurada a lo largo de los siglos, ya no es capaz de nutrir su fe ni de vincularlos a la comunidad de Jesús.

Lo sorprendente es que estamos dejando que la misa «se pierda» sin que este hecho apenas provoque reacción alguna entre nosotros. ¿No es la eucaristía el centro de la vida cristiana? ¿Cómo podemos permanecer pasivos, sin capacidad de tomar iniciativa alguna? ¿Por qué la jerarquía permanece tan callada e inmóvil? ¿Por qué los creyentes no manifestamos nuestra preocupación con más fuerza y dolor?
La desafección por la misa está creciendo incluso entre quienes participan en ella de manera responsable e incondicional. Es la fidelidad ejemplar de estas minorías la que está sosteniendo a las comunidades, pero ¿podrá la misa seguir viva solo a base de medidas protectoras que aseguren el cumplimiento del rito actual?
Las preguntas son inevitables: ¿No necesita la Iglesia en su centro una experiencia más viva y encarnada de la cena del Señor que la que ofrece la liturgia actual? ¿Estamos tan seguros de estar haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya?
¿Es la liturgia que nosotros venimos repitiendo desde siglos la que mejor puede ayudar en estos tiempos a los creyentes a vivir lo que vivió Jesús en aquella cena memorable donde se concentra, se recapitula y se manifiesta cómo y para qué vivió y murió? ¿Es la que más nos puede atraer a vivir como discípulos suyos al servicio de su proyecto del reino del Padre?
Hoy todo parece oponerse a la reforma de la misa. Sin embargo, cada vez será más necesaria si la Iglesia quiere vivir del contacto vital con Jesucristo. El camino será largo. La transformación será posible cuando la Iglesia sienta con más fuerza la necesidad de recordar a Jesús y vivir de su Espíritu. Por eso también ahora lo más responsable no es ausentarse de la misa, sino contribuir a la conversión a Jesucristo.

José Antonio Pagola.