martes, 26 de diciembre de 2017

Vídeos Reflexión: 1º Domingo Tiempo de Navidad - Ciclo B - "La Sagrada Familia" (Ed. Verbo Divino) -

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Evangelio según San Lucas 2, 22-40 - Fiesta "La Sagrada Familia" -

1º Domingo
Tiempo de Navidad -Ciclo B -

Fiesta "La Sagrada Familia"
31/12/17
Lc 2,22-40

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Reflexión 
LA VIDA Y EL AMOR
En el domingo que sigue a la solemnidad del Nacimiento de Jesús celebramos cada año la fiesta de la Sagrada Familia. Esa realidad tan humana tiene una larga historia, que la memoria de Israel sitúa y contempla ya en los orígenes del pueblo.
“Mira hacia el cielo y, si puedes, cuenta las estrellas. Así será tu descendencia”. He ahí la promesa que Dios dirigió a Abraham, al constituirle padre de una multitud de naciones (Gén 15,1-6). Como se ve, los hijos son el signo y el resultado de la alianza que Dios ofrece al anciano patriarca. La familia es una bendición.
La carta a los Hebreos que hoy se lee (Heb 11,11-12) recuerda esa misma alianza: “De un solo hombre, y de un hombre ya cercano a la muerte, nació una descendencia numerossa como las estrellas del cielo e incontable como la arena que está a la orilla del mar”. 
El mensaje es claro. El Dios de la vida promete y promueve la vida. La vida es, por tanto, el primero de los dones de Dios. Es un regalo gratuito. Sin embargo, ese don divino comporta la aceptación humana. La vida de los hombres surge en el seno de la familia. 

LA ESCUCHA Y EL ASOMBRO
El evangelio de esta fiesta recuerda la presentación de Jesús en el templo (Lc 2,22-40). José y María cumplen cuidadosamente las normas de la Ley, y contemplan la irrupción del Espíritu en un hombre justo y piadoso. Simeón reconoce en el Niño al Mesías del Señor. En él descubre al que ha de ser la gloria de su pueblo y la luz para los pueblos paganos.
El padre y la madre de Jesús quedan admirados por lo que oyen decir de él. El mismo evangelio de Lucas ha referido que los pastores que velaban y cuidaban sus rebaños en la noche, se acercaron a ver al Niño y contaron lo que habían oido pregonar a los ángeles.
• Los relatos sugieren la importancia de los mensajeros que Dios envia a la familia de Jesús. El don de aquella vida es tan grande que requiere la confluencia de muchas voces. También hoy el don de la vida requiere un testimonio compartido sobre su valor.
• Pero ambos relatos nos sugieren que José y María habían de escuchar una y otra vez el mensaje sobre aquel Niño. A la escucha más atenta sucedió y ha de suceder siempre el asombro y la admiración ante el misterio.

DONES Y TAREAS
Después de presentar a Jesús en el Templo y después de escuchar las palabras de Simeón y de Ana, José y María regresaron a su ciudad de Nazaret. “Y el niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia Dios estaba con él”.
• El crecimiento parece garantizado por el tiempo. Pero requiere el esfuerzo de toda la familia. La salud integral, siempre amenazada, exige vigilancia y cuidados sin cuento.
• La sabiduría no se reduce al aprendizaje de técnicas. La familia es taller y escuela. Su ideal es enseñar y transmitir los valores que verdaderamente valen.
• La gracia de Dios se derrama generosamente sobre todos sus hijos. Pero la familia ha de cultivar el terreno para que esa gracia produzca los frutos de las buenas obras.
- Dios y Padre nuestro, en la familia de Nazaret nos has dado un precioso modelo de vida. Ayúdanos a imitar en nuestras familias sus virtudes y a vivir siempre en el amor.
José-Román Flecha Andrés
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viernes, 22 de diciembre de 2017

Evangelio según San Lucas 2,1-14 - "Natividad del Señor" - Solemnidad -

Tiempo de Navidad
Natividad del Señor
Solemnidad
25/12/17
Lc. 2,1-14
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Reflexión
EN UN PESEBRE
Según el relato de Lucas, es el mensaje del Ángel a los pastores el que nos ofrece las claves para leer desde la fe el misterio que se encierra en un niño nacido en extrañas circunstancias en las afueras de Belén.
Es de noche. Una claridad desconocida ilumina las tinieblas que cubren Belén. La luz no desciende sobre el lugar donde se encuentra el niño, sino que envuelve a los pastores que escuchan el mensaje. El niño queda oculto en la oscuridad, en un lugar desconocido. Es necesario hacer un esfuerzo para descubrirlo.
Estas son las primeras palabras que hemos de escuchar: «No tengáis miedo. Os traigo la Buena Noticia: la alegría grande para todo el pueblo». Es algo muy grande lo que ha sucedido. Todos tenemos motivo para alegrarnos. Ese niño no es de María y José. Nos ha nacido a todos. No es solo de unos privilegiados. Es para toda la gente.
Los cristianos no hemos de acaparar estas fiestas. Jesús es de quienes lo siguen con fe y de quienes lo han olvidado, de quienes confían en Dios y de los que dudan de todo. Nadie está solo frente a sus miedos. Nadie está solo en su soledad. Hay Alguien que piensa en nosotros.
Así lo proclama el mensajero: «Hoy os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor». No es el hijo del emperador Augusto, dominador del mundo, celebrado como salvador y portador de la paz gracias al poder de sus legiones. El nacimiento de un poderoso no es buena noticia en un mundo donde los débiles son víctima de toda clase de abusos.
Este niño nace en un pueblo sometido al Imperio. No tiene ciudadanía romana. Nadie espera en Roma su nacimiento. Pero es el Salvador que necesitamos. No estará al servicio de ningún César. No trabajará para ningún imperio. Solo buscará el reino de Dios y su justicia. Vivirá para hacer la vida más humana. En él encontrará este mundo injusto la salvación de Dios.
¿Dónde está este niño? ¿Cómo lo podemos reconocer? Así dice el mensajero: «Aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». El niño ha nacido como un excluido. Sus padres no le han podido encontrar un lugar acogedor. Su madre lo ha dado a luz sin ayuda de nadie. Ella misma se ha valido, como ha podido, para envolverlo en pañales y acostarlo en un pesebre.
En este pesebre comienza Dios su aventura entre los hombres. No lo encontraremos en los poderosos sino en los débiles. No está en lo grande y espectacular sino en lo pobre y pequeño. Hemos de escuchar el mensaje: vayamos a Belén; volvamos a las raíces de nuestra fe. Busquemos a Dios donde se ha encarnado.
José Antonio Pagola
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Video: ¡Feliz Navidad! - (YouTube)

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miércoles, 20 de diciembre de 2017

Vídeos Reflexión: 4º Domingo Tiempo de Adviento - Ciclo B - "Tiempo de Nacer" - (Youtube - Ed. Verbo Divino)

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Evangelio según San Lucas 1, 26-38 - "Tiempo de Nacer" -

4º Domingo
de Adviento - Ciclo B
"Tiempo de Nacer"
24/12/17
Lc 1, 26-38
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Reflexión
EL HIJO DE DIOS
“Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas y consolidaré el trono de su realeza. Yo seré para él padre, y él será hijo para mí”. Esa es una parte muy importante de la promesa de Dios, que el profeta Natán transmite a David (2Sam 7, 12.14).
Dios promete estar con el rey, plantar a su pueblo en el territorio y asegurar la paz al reino. No era poco. Pero además, el profeta se refería a los tiempos que habían de seguir tras la muerte del rey. Dios prometía la estabilidad de la dinastia davídica. Y se comprometía a reconocer como hijo al futuro desciente del rey.
Esa promesa es recogida por el salmo responsorial que hoy se canta en la misa (Sal 88). Es grande la misericordia de Dios, que se muestra fiel a su alianza.
Ante tal muestra de su providencia solo es posible dar gloria a Dios por Cristo Jesús, revelación del misterio mismo de Dios (Rom 16,25-27).

EL ANUNCIO
El evangelio de este domingo cuarto del Adviento recuerda una vez más el relato de la anunciación del ángel Gabriel a una doncella de Nazaret (Lc 1,26-38). Junto a la profecía de Isaías y el mensaje de Juan el Bautista, ella aparece como la figura más importante del Adviento. En ella se hace realidad la antigua profecía de Natán:
• “Darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús”. Su nombre es ya un grito profético. Significa “Dios es Salvador”. Por él viene la salvación.
• “Se llamará Hijo del Altísimo”. El hijo de María será hijo del Dios Altísimo. En él se encuentran lo humano y lo divino, el pecado y el perdón, la necesidad y la dádiva. 
• “El Señor Dios le dará el trono de David su padre”. El niño que va a nacer pertenece a la dinastía real. En él se cumple la alianza de Dios. Pero su reino supera al reino de David.
Al recordar el cumplimiento de las antiguas profecías, nos disponemos a celebrar con alegría el nacimiento de Jesús.

EL HIJO DE DIOS
En la historia de Israel son numerosos los relatos sobre algunas mujeres que se decían estériles y, sin embargo, dieron al mundo patriarcas, héroes o jueces de su pueblo. Las palabras del ángel a María evocan esas memorias.
• “El santo que va a nacer se llamará hijo de Dios”. El niño que va a nacer es más que todos los antiguos héroes. Él será el Santo por excelencia. Él será la fuente y el modelo de toda santidad.
• “El santo que va a nacer se llamará hijo de Dios”. Ese niño “va a nacer” en un lugar y en un tiempo concreto. No era conocido previamente. No había sido soñado ni programado. Él es la gran noticia y la gran novedad para el mundo.
• “El santo que va a nacer se llamará hijo de Dios”. El niño que anuncia el ángel Gabriel es hijo de María. Pero con toda razón Dios lo llamará hijo suyo. Él revelará al mundo el nombre y el amor de su Padre.
- Señor y Dios nuestro, te damos gracias por habernos enviado a tu hijo como nuestro Salvador. Él nos ha mostrado tu amor y tu misericordia. Al aceptarlo por la fe, hemos recobrado la esperanza de poder vivir en el amor. Bendito seas, Señor. 
José-Román Flecha Andrés
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miércoles, 13 de diciembre de 2017

Vídeos Reflexión: 3º Domingo Tiempo de Adviento - Ciclo B - "Tiempo de Alegrarse" - (YouTube - Ed. Verbo Divino)

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Evangelio según San Juan 1, 6-8.19-28 - "Tiempo de Alegrarse" -

3º Domingo
de Adviento - Ciclo B
"Tiempo de Alegrarse"
17/12/17
Jn 1, 6-8.19-28
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Reflexión
PREPARAR EL CAMINO

“Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios”. Esas palabras, tomadas de la tercera parte del libro de Isaías (Is 61,10), resumen el ambiente de alegría que caracteriza a este domingo tercero del Adviento. Nos alegramos, anticipando ya la celebración del nacimiento de Jesús.

En el salmo responsorial se retoma el canto de María, que resuena todas las tarden en la oración oficial de la Iglesia católica: “Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava”. La alegría humana es un eco y una celebración de la intervención divina en la historia.
Y el tema de la alegría retorna en la segunda lectura de la misa de este domingo. En ella se evoca el primer escrito apostólico, para recoger una preciosa exhortación de san Pablo a los cristianos de Tesalónica: “Estad siempre alegres. Sed constantes en orar” (1Tes 5,16). Se ve que la oración y la alegría se exigen mutuamente.

LOS SENDEROS
El evangelio de este domingo tercero del Adviento recuerda de nuevo la figura y el mensaje de Juan el Bautista. Hay dos imágenes que lo definen:
• “No era él la luz, sino testigo de la luz”. Ninguno de los profetas era la luz. En todo caso, anunciaban su aparición futura. Juan ya está un paso más cerca del único que es la luz del mundo. Desde él, todos los creyentes en Cristo tenemos esa gozosa y arriesgada misión de ser en nuestro mundo testigos creyentes y creíbles de la Luz.
• “Yo soy la voz que grita en el desierto”. En la segunda parte del libro de Isaías se daba cuenta de una voz celestial que exhortaba a preparar a través del desierto un camino para Dios, que se identificaba con su pueblo. Ahora Juan se presenta como una voz terrena que se alza en el desierto. Los creyentes de hoy no podemos ignorar esa voz.
Es más, ya vemos que entre nosotros han surgido hombres y mujeres que han alzado su voz en el desierto. Nos han recordado la misericordia de Dios. Nos han exhortado a ver a Dios en los más pobres y humillados de la tierra. Y han dado la vida por su coherencia. Este tiempo es la hora de los testigos y de los portavoces.

EL ENCUENTRO
Siempre nos llama la atención tanto el extraño vestido del Bautista como su dieta de saltamontes y miel silvestre. Pero casi siempre olvidamos su humildad y su mensaje.
• “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”. Esa voz de Juan se dirige hoy a cada uno de nosotros. El Señor se ha acercado cientos de veces a nosotros y otras tantas veces hemos decidido ignorar su presencia.
• “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”. Esa voz del Bautista se dirige también a toda la Iglesia. El Señor está en la comunidad que él ha convocado. Pero todos podemos caer en la tentacion de la mundanidad, denunciada por el papa Francisco.
• “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”. Esa voz del profeta del desierto ha de dirigirse también hoy a toda la humanidad. ¿Cuántas crisis y cuántas guerras harán falta para que preste atención al paso de Dios por la historia?
- Señor Jesús, Ayúdanos a caminar en tu luz y a escuchar la voz de los profetas de hoy que nos recuerdan tu presencia entre nosotros. 
José-Román Flecha Andrés

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martes, 5 de diciembre de 2017

Vídeos Reflexión: 2º Domingo Tiempo de Adviento - Ciclo B - "Preparad el Camino" - (Youtube - Ed. Verbo Divino)

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Evangelio según San Marcos 1,1-8 - "Preparad el Camino"

2º Domingo
de Adviento - Ciclo B
"Preparad el Camino"
10/12/17
Mc 1,1-8

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Reflexión
PREPARAR EL CAMINO
“Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios”. Estas palabras justifican el título de “Libro de la Consolación”, que suele darse a esta segunda parte del libro de Isaías”. El pueblo de Israel ha padecido la deportación y el exilio en Babilonia. Pero suena ya la hora del retorno a su tierra. Así que el consuelo no es una palabra vacía de contenido.
“Una voz grita: En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios” (Is 40,3). ¿Hay que preparar un camino al Señor o al pueblo que ha sido humillado? ¿No será una confusión del profeta? ¿O será que Dios se identifica con aquellos que han sido deportados y maltratados en tierra extraña?
Es hora de olvidar los sufrimientos del pasado. “La salvación está ya cerca de sus fieles… La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos”. No puede ser vana esa promesa que canta el salmo responsorial (Sal 84).
Pero si Dios no se olvida de nuestra miseria, algo hemos de hacer nosotros. Al menos, hemos de mirar hacia delante. Eso es. “Esperar y apresurar la venida del Señor” (2 Pe,3,12).

LOS SENDEROS
El evangelio de este segundo domingo del Adviento modifica levemente el mensaje del profeta: “Una voz grita en el desierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos” (Mc 1,3). El desierto era antes la vía de retorno de los desterrados. El desierto es ahora el lugar donde resuena la voz de Juan Bautista. Pero la exhortación es la misma.
• “Preparar el camino al Señor”. Dios es discreto, pero no es indiferente. Es el Señor de este mundo y ama a todos sus hijos. Es cierto que muchos parecen vivir alejados de él. Pero no podemos quedar paralizados por el “pesimismo estéril” que denuncia el papa Francisco. Hay que tender puentes para que Dios pueda encontrarse con sus hijos.
• “Allanad sus senderos”. Muchos encuentran dificultades para andar por el camino del Señor. Unos gritan su rechazo con blasfemias y otros lo demuestran con su indiferencia. Hay rocas institucionales que habrá que dinamitar. Pero ahí están también todos los escandalosos altibajos que presentamos los que decimos creer en Dios.
Es cierto que vivimos en un desierto. Pero es cierto que en el desierto resuena una voz que grita para despertarnos. Es urgente allanar senderos para facilitar el encuentro.

EL ENCUENTRO
Nos llama la atención tanto el extraño vestido del Bautista como su dieta de saltamontes y miel silvestre. Pero olvidamos su humildad y su mensaje.
• “Detrás de mí viene el que puede más que yo”. Anunciar al que viene. Porque el Señor está viniendo. He ahí el resumen de la tarea que nos ha sido confiada. Esa es la forma de superar las tentaciones de la desesperanza y de la orgullosa presunción.
• “Él os bautizará con Espíritu Santo”. Hemos sido bautizados con agua. Y no es poco, si ese bautismo significa el don de la fe y el compromiso de vivirla cada día. Pero el baño del Espíritu nos hará abandonar nuestros miedos y vivir con la osadía de su fuerza.
- Señor Jesús, sabemos que estás viniendo a nuestro mundo. A nuestro mundo, que es el tuyo. Necesitamos recuperar la fe y el coraje para preparar los caminos que hagan posible tu encuentro con tus hermanos. Tus hermanos, que son los nuestros. No podemos olvidarlo. Ven, Señor Jesús.
José-Román Flecha Andrés
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8 de Diciembre: La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María - Solemnidad - Video: "La Inmaculada Concepción de Sta Ma. Virgen" - (YouTube)

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Video: Intenciones del Papa Francisco - "Por los ancianos" - (YouTube) -

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Por los ancianos
Un pueblo que no cuida a los abuelos y no los trata bien es un pueblo que ¡no tiene futuro!
 Los ancianos tienen la sabiduría. 
A ellos se les ha confiado transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo.
 Tengamos presentes a nuestros ancianos, para que sostenidos por las familias e instituciones, colaboren con su sabiduría y experiencia a la educación de las nuevas generaciones.
Papa Francisco - Diciembre 2017INTENCIONES DEL PAPA
 POR LOS DESAFÍOS DE LA HUMANIDAD
DICIEMBRE 2017

Universal: Por los ancianos, para que sostenidos por las familias y las comunidades cristianas, colaboren con su sabiduría y experiencia en la transmisión de la fe y la educación de las nuevas generaciones.

Oración
Padre de bondad,
en este mes en que celebramos el
 nacimiento de tu Hijo Jesús,
nos damos cuenta que la Encarnación
 ocurre en el seno de una familia,
como el lugar donde Dios vino a habitar entre nosotros.
La familia es el núcleo de la sociedad,
la primera escuela de socialización,
donde se aprende a lidiar con las diferencias y las riquezas de cada uno.
La historia de cada familia
está marcada por la experiencia de vida de los mayores,
que dejan un testimonio importante
para las generaciones futuras.
Señor Dios,
nos enseña a valorar la contribución de los más ancianos,
a no descartarlos,
y prestar atención a sus enseñanzas
y sus lecciones de vida.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

Desafíos para el mes
  •   Visitar a familiares o conocidos ancianos en este tiempo de Navidad y llevarles la alegría del nacimiento de Jesús. 
  •       Promover en la propia comunidad algún momento de compartir historias de vida por parte de algunos ancianos, orientado hacia los más jóvenes. 
  •    Estar atentos a situaciones de abandono o fragilidad de personas mayores y ayudar a resolverlas.
https://clicktopray.org/es/pope_prayers
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martes, 28 de noviembre de 2017

Vídeos Reflexión Canción: 1º Domingo Tiempo de Adviento - Ciclo B - "Tiempo de Vigilar" - (Youtube - Ed. Verbo Divino)

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Evangelio según san Marcos 13, 33-37 - "Tiempo de Vigilar"

1º Domingo
Tiempo de Adviento - Ciclo B
"Tiempo de Vigilar"
3/12/17
Mc 13, 33-37

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Reflexión
ESPERAR EN VELA 
“¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia!” (Is 63,19). El pueblo de Israel se siente atribulado a causa de sus enemigos. Pero siente tambien su parte de responsabilidad. Sabe que ha perdido el camino. Ve que se ha endurecido su propio corazón y que ha olvidado el temor o respeto al Señor.
Como se ha dicho en los versículos precedentes, es preciso que Dios se muestre una vez más. Que muestre su poder y su ternura, su fuerza y su compasión. Que muestre que es el Padre de su pueblo. En ese contexto, el orante manifiesta un deseo que se convierte en súplica apasionada y ferviente. ¡Que Dios rasgue los cielos y baje! 
El salmo responsorial se hace eco de ese anhelo irrefrenable: “Señor, Dios nuestro, que brille tu rostro y nos salve” (Sal 79). Estas súplicas, tan apropiadas al Adviento que hoy comienza, encuentran apoyo en las palabras de San Pablo. A los que aguardan la manifestación de Jesucristo les asegura que el Señor los mantendrá firmes hasta el final (1Cor 1,7-8). Es la promesa más oportuna para los que tratamos de mantener viva la esperanza. 

ATENCIÓN Y VIGILANCIA
A lo largo del año lítúrgico que hoy comienza se nos ofrecerá la lectura del evangelio según san Marcos. En este primer domingo del Adviento escuchamos una invitacion de Jesús a mantener una esperanza despierta y vigilante (Mc 13,33-37).
• “Estad atentos y vigilad”. Es este un aviso importante para creyentes y no creyentes. Hoy todo nos invita a vivir apresuradamente. La frivolidad se ha convertido en nuestro estilo habitual. Las noticias y los acontecimientos pasan con toda velocidad. Prestar atención a lo que sucede es una buena medida de prudencia.
• “No sabéis cuándo es el momento”. Por numerosos que sean los adivinos y los agoreros, no somos capaces de adivinar el futuro. Creyentes y no creyentes vamos caminando en la oscuridad. No podemos vivir en la indiferencia. Es pecado distraernos. Vigilar el curso de la historia es una obligación moral.
Estas actitudes de la atencion y la vigilancia se reflejan en la parábola de los criados que aguardan el regreso de su amo. Como el portero de la casa, hemos de permanecer en vela.

LA IMAGEN DEL PORTERO
Es importante recordar el deber del portero. El texto evangélico se hace eco de la última palabra de esa parábola. Con ello indica que ese era el punto central del mensaje.
• Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el Señor de la casa. Nuestros cálculos no son de fiar. Nuestros programas pastorales no pueden certificar el momento en que las personas y las estructuras podrán reflejar la presencia del Señor.
• Que no venga inesperadamente. El Señor viene a este escenario del mundo. Está viniendo siempre. Pero con demasiada frecuencia nosotros vivimos distraidos, prestando atencion a mil bagatelas. Es un dolor que él llegue y no estemos esperándolo.
• Que no os encuentre dormidos. El papa Francisco ha dicho que una de las tentaciones del evangelizador es la acedia. Nos hemos acomodado en la poltrona y nos hemos quedado dormidos. Es hora de despertar de nuestra modorra.
- Señor Jesús, perdona nuestra desesperanza y nuestra presunción. No saber el tiempo de tu llegada nos invita a velar y trabajar. Queremos vivir en esperanza.
José-Román Flecha Andrés
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Corona de Adviento -

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LA CORONA DEL ADVIENTO
El tiempo de Adviento tiene el encanto de la preparación de la fiesta la Navidad, en la que celebramos el nacimiento de Jesús, Hijo de Dios, Señor y Salvador nuestro.
Es este un tiempo muy rico en significados. La Navidad es la fiesta de la vida y de la juventud del mundo. Es la fiesta de la alegría. Según el canto de los ángeles, es la gran invitación a dar gloria a Dios y a gozar de la paz que él nos regala.
Uno de los signos que nos acompañan en este camino es la corona del Adviento. Hasta hace poco tiempo no era muy conocida entre nosotros la costumbre de preparar esta corona. Procedente de Alemania se ha extendido por muchos países.
No hace falta indicar que la corona del Adviento tiene forma circular como para representar el tiempo y su recurrencia cíclica y, sobre todo, la perfección de Dios que nos revela la fe.
Además, la corona se recubre de un ramaje verde, que significa el triunfo de la vida sobre la muerte y, para un creyente, la vitalidad de la esperanza cristiana, llamada a producir frutos de vida.
Sobre la corona se asientan cuatro velas, que representan los cuatro domingos que configuran el tiempo litúrgico del Adviento en la liturgia romana. No tan lejos de nosotros, la liturgia ambrosiana, de Milán, articula el Adviento en seis domingos.
Pues bien, tres de esas velas de la corona suelen tener el color morado, propio de las vestiduras litúrgicas de este tiempo. Un color que representa la austeridad y la penitencia con la que nos preparamos para la celebración festiva de la Navidad.
La tercera vela suele tener un color rosado, que se corresponde también con las vestiduras litúrgicas que se usan en ese domingo de alivio y de alegría. En efecto la misa de ese domingo comienza con la antífona de entrada “Gaudete”, que significa “alegraos”.
En el centro de la corona, algunas personas colocan una vela más grande o bien un cirio de color blanco, que representa a Jesucristo, cuya luz esperamos recibir.
En cada uno de los domingos del Adviento se va encendiendo una de las velas, hasta llegar al cirio blanco que se enciende precisamente el día de la Navidad.
El encendido de estos cirios, tanto en el templo como en el hogar familiar, suele hacerse en el marco de un sencillo rito que puede unir la oración, el cántico, las peticiones y la alabanza.
Hay comunidades y familias que gustan de dar un nombre a cada una de las velas. Con ese nombre pretenden reflejar los dones que se espera recibir del Señor, como la fe, la esperanza, la caridad y la paz, o bien la luz, la fraternidad, la alegría y la justicia.
Pues bien, que las velas de la corona del Adviento y el rito con el que las encendemos nos ayuden a recordar las palabras de Jesús: “Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12).
José-Román Flecha Andrés

domingo, 26 de noviembre de 2017

Comienzo del Año Litúrgico: Ciclo B - Tiempo de Adviento

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El Año Litúrgico
Es el año de la Iglesia en el que celebramos las fiestas del Señor,
 de la Virgen y de los santos.
Empieza con el domingo primero de Adviento
 (último domingo de noviembre o primero de diciembre)
 y termina con la fiesta de Cristo Rey (a final de noviembre).

Tiene 4 partes importantes, llamadas "TIEMPOS FUERTES" en los que celebramos los misterios de la vida de Cristo.
Estos "Tiempos Fuertes", son:
ADVIENTO
NAVIDAD
CUARESMA + el TRIDUO PASCUAL
PASCUA
ADVIENTO ( = tiempo de espera): son los cuatro domingos anteriores a la fiesta de Navidad. En este tiempo nos preparamos al misterio del Nacimiento Jesús, Hijo de Dios, que quiso vivir en medio de nosotros, siendo igual a nosotros en todo, menos en el pecado.
NAVIDAD: Empieza con la Misa del "Gallo" en la noche del 24 de Diciembre y termina con la fiesta del Bautismo del Señor. En este tiempo se celebran las fiestas de: Navidad, Sagrada Familia, Santa María Madre de Dios (1 de Enero), Epifanía (= manifestación, aparición) y del Bautismo del Señor.
Con la fiesta del Bautismo del Señor, empieza un tiempo que se llama "Tiempo Ordinario", que tiene dos partes: la primera empieza con esta misma fiesta y acaba el domingo antes del Miércoles de Ceniza.
CUARESMA: Empieza el Miércoles de Ceniza y termina con el comienzo de la Misa "en la Cena del Señor" que se celebra el Jueves Santo por la tarde. Después del Miércoles de Ceniza hay 5 domingos y después el Domingo de Ramos, con el que empieza la Semana Santa.
La Cuaresma ( = 40 días), nos recuerda los 40 días de oración que Cristo vivió en el desierto antes de empezar su vida pública. Es un tiempo especial para la CONVERSIÓN ( = cambio de vida) con la oración, la penitencia y las obras de caridad, que nos preparan a celebrar la Pascua.
TRIDUO PASCUAL: Son los tres días anteriores a la gran fiesta de la Pascua, es decir, Jueves, Viernes y Sábado Santos. El jueves celebramos la Última Cena de Jesús cuando, solo por amor, Él instituyó ( = creó) el sacramento de la Eucaristía, hizo sacerdotes a sus discípulos y nos dio el gran mandamiento del amor: "Amaos unos a otros, como Yo os he amado. El viernes celebramos la Pasión y Muerte del Señor. El sábado es un día de "espera" de la Resurrección del Señor. En este día la Iglesia no celebra la Eucaristía ni ningún otro sacramento.
PASCUA: Comienza con la Vigilia Pascual que se celebra en la noche del sábado santo, y termina con la fiesta de la venida del Espíritu Santo (Pentecostés). Tiene 6 domingos a los que sigue el domingo de la Ascensión y después el de Pentecostés. El tiempo de Pascua dura 50 días que se celebran como si fueran uno solo.
Pascua, quiere decir "paso". "Paso" de la muerte a la Vida. Cristo, muriendo en la cruz, venció a la muerte y vive para siempre.
La fiesta de Pascua es la más importante de todo el Año Litúrgico (= el año de la Iglesia) porque la Resurrección del Señor es lo más importante de nuestra fe: "Si Cristo no ha resucitado, nuestra fe no tiene sentido".
Después del tiempo de Pascua, continúa la segunda parte del "Tiempo Ordinario", que se cortó el domingo antes del Miércoles de Ceniza. Continúa otra vez el domingo de la Santísima Trinidad (domingo siguiente al de Pentecostés) y acaba con la fiesta de Cristo Rey, a finales de noviembre. En total el tiempo ordinario tiene 34 domingos.
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martes, 21 de noviembre de 2017

Videos Reflexión: 34º Domingo de T.O Ciclo A - "Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo" - (YouTube - Ed. Verbo Divino) -

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Evangelio según San Mateo 25,31-46 - Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo -

34 Domingo "Solemnidad de Cristo Rey"
Tiempo Ordinario - Ciclo A
26/11/17
Mt 25,31-46
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Reflexión
EL REY PASTOR 
“Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro”. Así comienza el texto del profeta Ezequiel que se lee en esta fiesta de Jesucristo, Rey del Universo. Nos es bien conocida esta imagen del buen Pastor, que el profeta atribuye al mismo Dios. 
Pero hay momentos en la vida en los que leemos estas palabras desde una nueva experiencia. Y comprendemos que esta afirmación del Pastor no es gratuita ni retórica. No es una poesía estéril. Esa profecía me atañe a mí personalmente. Dios me ha estado buscando siempre, “siguiendo mi rastro” con tanta paciencia como esperanza.
Por eso, con el salmo responsorial puedo hoy afirmar con tanta certeza como humildad: “El Señor es mi pastor, nada me falta” (Sal 22,1). 
Pero el Pastor no sólo nos alimenta. Da la vida por nosotros y nos da la vida verdadera. Como escribía san Pablo, si por Adán hemos muerto todos, por Cristo todos volveremos a la vida (1Cor 15,22). 

DOS SENTENCIAS
En este último domingo del año litúrgico, se proclama la tercera de las parábolas de la esperanza, que contiene el capítulo 25 del evangelio de Mateo. Jesús compara al Hijo del hombre con un pastor que separa las ovejas de las cabras (Mt 25,31-46).
La escena del juicio sobre la humanidad contrapone dos sentencias definitivas que ha de pronunciar el Señor de la historia. La primera evoca el tono amable de la acogida: “Venid, benditos de mi Padre”. La segunda resuena con la fuerza terrible del rechazo: “Apartaos de mi, malditos”.
Instintivamente, todos nos colocamos en el bando de los corderos que reciben atención y recompensa por las buenas acciones realizadas al menos alguna vez. Pero, a lo largo de la vida, raras veces pensamos que podemos ser condenados por nuestra indiferencia ante las necesidades de los demás.

PREGUNTA Y RESPUESTA
El criterio para ese discernimiento final no será lo que hemos dicho o escrito. Ese diálogo entre los hombres y el Señor no solo orienta nuestro definitivo examen de conciencia sino también la última de las revelaciones de su identidad.
• “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos?” A la asombrada pregunta de los que se han entregado por los más abandonados, responde el gran Abandonado: “Lo que hicisteis con mis hermanos, lo hicisteis conmigo”.
• “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed… y no te asistimos?” A la escandalizada pregunta de los que han vivido solo para sí mismos, responde el gran Marginado: “Lo que no hicisteis con los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
En el examen final el Señor solo tendrá en cuenta nuestra actitud y nuestro compromiso activo a favor de nuestros hermanos. Y, por cierto, al juicio no serán convocados solo los discípulos de Jesucristo. Creyentes y no creyentes, creyentes no practicantes y practicantes no creyentes, todos seremos examinados de igual manera.
- Señor Jesús, sabemos que la meditación sobre el juicio último es una de las escuelas para aprender y vivir la esperanza. No permitas que olvidemos la tarea sobre la cual seremos examinados.
José-Román Flecha Andrés
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martes, 14 de noviembre de 2017

19 de Noviembre: Iº JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES - Mensa je del Papa Francisco

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JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
El día 19 de noviembre de este año 2017 se celebrará la I Jornada Mundial de los Pobres, bajo el lema “No amemos de palabra sino con obras”. Estas palabras, tomadas de la primera carta de Juan, nos advierten que el amor no admite excusas, especialmente cuando se trata de amar a los pobres. 
Ya sabemos que en la primera comunidad cristiana de Jerusalén, los hermanos trataron de practicar la comunión de bienes. Y que la carta de Santiago pregunta de forma incisiva: “¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman?” 
El papa Francisco reconoce que en algunas ocasiones, los cristianos se han dejado contaminar por la mentalidad mundana. Pero nos recuerda que el Espíritu Santo ha suscitado hombres y mujeres que de muchas maneras han dado su vida en servicio de los pobres. Entre ellos destaca el ejemplo de san Francisco de Asís. 
Según el Papa, no basta comprometerse con una obra de voluntariado ni realizar algunos gestos de buena voluntad para tranquilizar la conciencia. Es preciso un verdadero encuentro con los pobres y dar lugar a un compartir que se convierta en un estilo de vida.
Es más, “si realmente queremos encontrar a Cristo, es necesario que toquemos su cuerpo en el cuerpo llagado de los pobres, como confirmación de la comunión sacramental recibida en la Eucaristía. El Cuerpo de Cristo, partido en la sagrada liturgia, se deja encontrar por la caridad compartida en los rostros y en las personas de los hermanos y hermanas más débiles”. 
Pero tampoco basta acercarse a los pobres. Hay que aprender de ellos. De hecho, la pobreza significa un corazón humilde que sabe aceptar la propia condición de criatura limitada y pecadora para superar la tentación de omnipotencia. Es una actitud del corazón. Es la medida que permite valorar el uso adecuado de los bienes materiales. 
Los muchos rostros con los que la pobreza nos desafía a diario nos recuerdan que la pobreza no es una casualidad. En ella podemos ver el fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia de muchos.
Al instituir esta nueva Jornada, el Papa desea que estimule una vez más a los creyentes a reaccionar ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro. Además invita a todos, independientemente de su confesión religiosa, a compartir sus bienes con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como un signo concreto de la fraternidad universal. 
Es interesante leer las iniciativas concretas que en su mensaje sugiere a las comunidades cristianas para una fructuosa celebración de esta nueva Jornada Mundial de los Pobres. En la última frase se nos recuerda que “los pobres no son un problema, sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio”.
José-Román Flecha Andrés
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Videos Reflexión: 33º Domingo de Tiempo Ordinario Ciclo A - "Parábola de los Talentos" - (Youtube - Ed. Verbo Divino) -

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Evangelio según San Mateo 25,14-30 - "Parábola de los Talentos" -

33º Domingo
Tiempo Ordinario - Ciclo A
"Parábola de los Talentos"
19/11/17
Mt 25,14-30
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Reflexión
LOS TALENTOS
“Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas… Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza” (Pro 31,10.31). He ahí el principio y la conclusión de ese espléndido himno que encontramos en el libro de los Proverbios. 
Algunos estudiosos sugieren que puede ser un himno a la sabiduría personificada. Gracias a ella se mantiene en pie la familia y vive en armonía toda la sociedad. Pero la imagen empleada contiene un elogio a la mujer hacendosa. Sostiene su hogar con su trabajo, atiende a su familia y, además, se muestra compasiva con los pobres y los necesitados.
La imagen ideal de la familia reaparece en el salmo responsorial. Precisamente este salmo 128 (127) ha sido glosado por el papa Francisco en su exhortación Amoris laetitia.
En este penúltimo domingo del año litúrgico es muy oportuna la lectura en la que Pablo pide a los Tesalonicenses que vivan en la luz y estén siempre preparados para el “Día del Señor”, que llegará como un ladrón en la noche (1Tes 5,1-6).

EL ENCARGO Y EL JUICIO
Como sabemos, en el capítulo 25 del evangelio de Mateo encontramos tres parábolas sobre la esperanza. Tras la parábola de las diez doncellas invitadas a la boda, se incluye la de los talentos que, antes de irse de viaje, un hombre entrega a sus siervos, con el encargo de que negocien con ellos (Mt 25,14-30).
• El primero recibe cinco talentos, negocia con ellos y gana otros cinco. Al regresar, su amo lo alaba, calificándolo como “siervo bueno y fiel”, y le promueve en su cargo.
• El segundo recibe dos talentos, con los que logra hacer negocio y ganar otros dos. También él es alabado por su amo, que le confía una importante responsabilidad.
• El tercero recibe un talento. Precisamente él, que presume de conocer bien a su amo, no secunda sus proyectos. Así que esconde bajo tierra el talento para devolverlo a su amo, que, en el juicio, lo condena por inútil, negligente y holgazán. 

ESPERANZA RESPONSABLE
Hemos meditado muchas veces esta parábola de los talentos. Y tantas otras veces hemos reflexionado sobre las lecciones que encierra para nosotros.
• En primer lugar nos complace ver que el amo confía en sus propios criados. Y agradecemos a Dios que también a nosotros nos haya confiado tantos tesoros de la naturaleza y de la gracia. 
• Además, vemos que la espera de la venida del Señor no puede justificar nuestra pereza. Si creer es crear, esperar es operar. La esperanza no puede alejarnos de la tarea de trabajar por el progreso humano y por la extensión del Reino de Dios. 
• Finalmente, descubrimos que el premio concedido a los que viven una esperanza activa y comprometida no consiste en algún bien material. El mayor premio es “entrar en el gozo de nuestro Señor” y el mayor castigo es ser alejados de él.
- Señor Jesús, sabemos y creemos que hemos de vivir esperando tu manifestación. Agradecemos los dones que nos has confiado. Y te pedimos que tu gracia nos ayude a vivir una esperanza gozosa y responsable.
José-Román Flecha Andrés
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