viernes, 3 de enero de 2014

Evangelio según San Mateo 2, 1-12 - Epifania del Señor - Solemnidad

Epifanía del Señor - Solemnidad
Tiempo de Navidad 
6/1/14
Mt 2, 1-12
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo". 
Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. 
Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. 
"En Belén de Judea, -le respondieron-, porque así está escrito por el Profeta: 
"Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"". 
Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: "Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje". 
Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. 
Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. 
Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino. 
Palabra del Señor   
Reflexión

Epifanía es algo más que una noche de sueños y regalos. Es la fiesta de la luz que ha brillado en medio de las tinieblas del mundo para que todos los hombres de toda condición y raza puedan encontrar al Salvador, nacido de María.
Los Magos son testigos de esa muchedumbre que busca la luz en medio de las tinieblas y la alegría en medio de tanto pesares.
El creyente o el que busca a Dios debe encarnar las tres actitudes fundamentales de los peregrinos de Oriente.
1. Contemplar a Dios. Los Magos descubrieron el querer de Dios en contacto con el universo y con la palabra del Señor.
La unión de ambas realidades ayudó a los Magos a descubrir los signos de Dios y sus promesas.
3. Hacer de la fe un camino: creyeron en el signo y emprendieron un camino de búsqueda del Señor. Entre luces y sombras llegaron a Belén.
El camino de la fe conduce al misterio aceptado y venerado. Aceptar y conocer a Jesús como Salvador. Los Magos le ofrecieron sus dones como Mesías. 
La ofrenda del don de todo nuestro ser es reconocer a Jesús como el Salvador.
EPIFANÍA DEL SEÑOR:
La brillante luz divina
"Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!" (Is 60,1)
Uno de los elementos naturales que sirven en el lenguaje bíblico para hablar de la grandeza divina es el de la luz. Así dice San Pablo que Dios habita en una luz inmarcesible. San Juan por su parte al referirse al Verbo dice que era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. También al hablar de los santos en el Cielo se dice de ellos que son luceros que brillan en la noche como las chispas de un cañaveral.
En el sermón de la montaña Jesús dice que somos la luz del mundo y hemos de estar sobre el candelero para alumbrar a los de la casa. De tal manera ha de lucir nuestra luz ante los hombres que, al ver nuestras buenas obras, glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos...Esa luz divina, que nos enciende, no podemos apagarla, hemos de reflejarla e iluminar a otros.
El don compartido
"Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro" (Ef 3,2)
San Pablo reconoce que cuanto tiene le ha sido otorgado por la liberalidad divina. Nunca estima que tenga algo por mérito propio. Reconocerá sí que ha procurado responder a las gracias recibidas, e incluso que no las ha recibido en vano. Pero nunca presume de cosa alguna como propia. El se reconoce débil e incapaz de superar por sí sólo las dificultades. Sin embargo, afirma convencido que todo lo puede en Aquel que le conforta.
Y al mismo tiempo comprende que cuanto ha recibido no es para su bien personal, algo para su propio provecho, sino unos dones que ha de comunicar a los demás, haciéndoles partícipes de ese cúmulo de gracias divinas...En definitiva, todo don nos viene de Dios y no para nuestro provecho solamente. Así, al ser dadivoso con los demás, seremos como Cristo mismo, una epifanía, una manifestación, del amor del Padre.
Tras el rastro de una estrella
"Jesús nació en Belén de Judá en tiempo del rey Herodes..."(Mt 2,1)
Cuando nace el Niño Jesús, a Herodes sólo le quedaban unos cuatro años de vida. Ante esas circunstancias las intrigas palaciegas se multiplican. Su mismo hijo Arquelao forma parte de una conspiración que, descubierta por su padre, le costó no sólo el trono sino también la vida. Por eso la presencia de unos extranjeros preguntando por el rey de los judíos que acababa de nacer, produce una gran consternación.
Por qué temes Herodes, no arrebatará un reinado terreno el que viene a dar el Reino de los cielos. Así dice un himno de la liturgia del día...Su astucia y su maldad no sirvió de nada. Y los Reyes Magos se volvieron por otro camino, llenos de gozo por haber visto al Rey del mundo, recostado en el regazo de una joven madre llamada María. El rastro luminoso de la estrella sigue brillando. Mas sólo los humildes y sencillos pueden verlo y seguirlo.

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