martes, 27 de agosto de 2019

Vídeo Reflexión: 22º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo C - "Los primeros puestos" - (Youtube)

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Evangelio según San Lucas 14,1.7-14 - "Los primeros puestos"

22º Domingo
Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"Los primeros puestos"
1/09/19
Lc 14,1.7-14 
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Reflexión
SIN ESPERAR NADA A CAMBIO
Jesús está comiendo invitado por uno de los principales fariseos de la región. Lucas nos indica que los fariseos no dejan de espiarlo. Jesús, sin embargo, se siente libre para criticar a los invitados que buscan los primeros puestos e, incluso, para sugerir al que lo ha convidado a quiénes ha de invitar en adelante.
Es esta interpelación al anfitrión la que nos deja desconcertados. Con palabras claras y sencillas, Jesús le indica cómo ha de actuar: «No invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a los vecinos ricos». Pero, ¿hay algo más legítimo y natural que estrechar lazos con las personas que nos quieren bien? ¿No ha hecho Jesús lo mismo con Lázaro, Marta y María, sus amigos de Betania?
Al mismo tiempo, Jesús le señala en quiénes ha de pensar: «Invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos». Los pobres no tienen medios para corresponder a la invitación. De los lisiados, cojos y ciegos, nada se puede esperar. Por eso, no los invita nadie. ¿No es esto algo normal e inevitable?
Jesús no rechaza el amor familiar ni las relaciones amistosas. Lo que no acepta es que ellas sean siempre las relaciones prioritarias, privilegiadas y exclusivas. A los que entran en la dinámica del reino de Dios buscando un mundo más humano y fraterno, Jesús les recuerda que la acogida a los pobres y desamparados ha de ser anterior a las relaciones interesadas y los convencionalismos sociales.
¿Es posible vivir de manera desinteresada? ¿Se puede amar sin esperar nada a cambio? Estamos tan lejos del Espíritu de Jesús que, a veces, hasta la amistad y el amor familiar están mediatizados por el interés. No hemos de engañarnos. El camino de la gratuidad es casi siempre duro y difícil. Es necesario aprender cosas como estas: dar sin esperar mucho, perdonar sin apenas exigir, ser más pacientes con las personas poco agradables, ayudar pensando solo en el bien del otro.
Siempre es posible recortar un poco nuestros intereses, renunciar de vez en cuando a pequeñas ventajas, poner alegría en la vida del que vive necesitado, regalar algo de nuestro tiempo sin reservarlo siempre para nosotros, colaborar en pequeños servicios gratuitos.
Jesús se atreve a decir al fariseo que lo ha invitado: «Dichoso tú si no pueden pagarte». Esta bienaventuranza ha quedado tan olvidada que muchos cristianos no han oído hablar nunca de ella. Sin embargo, contiene un mensaje muy querido para Jesús:
«Dichosos los que viven para los demás sin recibir recompensa.
El Padre del cielo los recompensará».
José Antonio Pagola
LUCAS 14.11

miércoles, 21 de agosto de 2019

Vídeos Reflexión: 21º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo C - "La Puerta Estrecha" - (Youtube)

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Evangelio según San Lucas 13,22-30 - "La Puerta Estrecha" -

21º Domingo
Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"La Puerta Estrecha"
25/08/19
Lc 13,22-30 
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Reflexión
NO TODO VALE
Jesús va caminando hacia Jerusalén. Su marcha no es la de un peregrino que sube al templo para cumplir sus deberes religiosos. Según Lucas, Jesús recorre ciudades y aldeas «enseñando». Hay algo que necesita comunicar a aquellas gentes: Dios es un Padre bueno que ofrece a todos su salvación. Todos son invitados a acoger su perdón.
Su mensaje sorprende a todos. Los pecadores se llenan de alegría al oírle hablar de la bondad insondable de Dios: también ellos pueden esperar la salvación. En los sectores fariseos, sin embargo, critican su mensaje y también su acogida a recaudadores, prostitutas y pecadores: ¿no está Jesús abriendo el camino hacia una relajación religiosa y moral inaceptable?
Según Lucas, un desconocido interrumpe su marcha y le pregunta por el número de los que se salvarán: ¿serán pocos?, ¿serán muchos?, ¿se salvarán todos?, ¿solo los justos? Jesús no responde directamente a su pregunta. Lo importante no es saber cuántos se salvarán. Lo decisivo es vivir con actitud lúcida y responsable para acoger la salvación de ese Dios Bueno. Jesús se lo recuerda a todos: «Esforzaos por entrar por la puerta estrecha».
De esta manera, corta de raíz la reacción de quienes entienden su mensaje como una invitación al laxismo. Sería burlarse del Padre. La salvación no es algo que se recibe de manera irresponsable de un Dios permisivo. No es tampoco el privilegio de algunos elegidos. No basta ser hijos de Abrahán. No es suficiente haber conocido al Mesías.
Para acoger la salvación de Dios es necesario esforzarnos, luchar, imitar al Padre, confiar en su perdón. Jesús no rebaja sus exigencias: «Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso»; «No juzguéis y no seréis juzgados»; «Perdonad setenta veces siete» como vuestro Padre; «Buscad el reino de Dios y su justicia».
Para entender correctamente la invitación a «entrar por la puerta estrecha», hemos de recordar las palabras de Jesús que podemos leer en el evangelio de Juan: «Yo soy la puerta; si uno entra por mí será salvo» (Juan 10,9). Entrar por la puerta estrecha es «seguir a Jesús»; aprender a vivir como él; tomar su cruz y confiar en el Padre que lo ha resucitado.
En este seguimiento a Jesús, no todo vale, no todo da igual; hemos de responder al amor de Padre con fidelidad. Lo que Jesús pide no es rigorismo legalista, sino amor radical a Dios y al hermano. Por eso, su llamada es fuente de exigencia, pero no de angustia. Jesucristo es una puerta siempre abierta. Nadie la puede cerrar, solo nosotros si nos cerramos a su perdón.
José Antonio Pagola
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miércoles, 14 de agosto de 2019

Vídeo Reflexión: 20º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo C - (YouTube)

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Evangelio según San Lucas 12,49-53 - "Lo necesario para el seguimiento"

20º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"Lo necesario para el seguimiento"
138/08/19
Lc 12,49-53 
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Reflexión
Sin fuego no es posible
En un estilo claramente profético, Jesús resume su vida entera con unas palabras insólitas: “Yo he venido a prender fuego en el mundo, y ¡ojalá estuviera ya ardiendo!”. ¿De qué está hablando Jesús? El carácter enigmático de su lenguaje conduce a los exegetas a buscar la respuesta en diferentes direcciones. En cualquier caso, la imagen del “fuego” nos está invitando a acercarnos a su misterio de manera más ardiente y apasionada.
El fuego que arde en su interior es la pasión por Dios y la compasión por los que sufren. Jamás podrá ser desvelado ese amor insondable que anima su vida entera. Su misterio no quedará nunca encerrado en fórmulas dogmáticas ni en libros de sabios. Nadie escribirá un libro definitivo sobre él. Jesús atrae y quema, turba y purifica. Nadie podrá seguirlo con el corazón apagado o con piedad aburrida.
Su palabra hace arder los corazones. Se ofrece amistosamente a los más excluidos, despierta la esperanza en las prostitutas y la confianza en los pecadores más despreciados, lucha contra todo lo que hace daño al ser humano. Combate los formalismos religiosos, los rigorismos inhumanos y las interpretaciones estrechas de la ley. Nada ni nadie puede encadenar su libertad para hacer el bien. Nunca podremos seguirlo viviendo en la rutina religiosa o el convencionalismo de “lo correcto”.
Jesús enciende los conflictos, no los apaga. No ha venido a traer falsa tranquilidad, sino tensiones, enfrentamiento y divisiones. En realidad, introduce el conflicto en nuestro propio corazón. No es posible defenderse de su llamada tras el escudo de ritos religiosos o prácticas sociales. Ninguna religión nos protegerá de su mirada. Ningún agnosticismo nos librará de su desafío. Jesús nos está llamando a vivir en verdad y a amar sin egoísmos.
Su fuego no ha quedado apagado al sumergirse en las aguas profundas de la muerte. Resucitado a una vida nueva, su Espíritu sigue ardiendo a lo largo de la historia. Los primeros seguidores lo sienten arder en sus corazones cuando escuchan sus palabras mientras camina junto a ellos.
¿Dónde es posible sentir hoy ese fuego de Jesús? ¿Dónde podemos experimentar la fuerza de su libertad creadora? ¿Cuándo arden nuestros corazones al acoger su Evangelio? ¿Dónde se vive de manera apasionada siguiendo sus pasos? Aunque la fe cristiana parece extinguirse hoy entre nosotros, el fuego traído por Jesús al mundo sigue ardiendo bajo las cenizas. No podemos dejar que se apague. Sin fuego en el corazón no es posible seguir a Jesús.
José Antonio Pagola
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miércoles, 7 de agosto de 2019

Vídeos Reflexión: 19º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo C - "Parábola del Siervo Vigilante y Fiel" - (YouTube)

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Evangelio según San Lucas 12,32-48 - "Parábola del Siervo Vigilante y Fiel"

19º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"Parábola del Siervo Vigilante y Fiel"
11/08/19
Lc 12,32-48
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Reflexión
LOS NECESITAMOS MÁS QUE NUNCA
Las lámparas encendidas.
Las primeras generaciones cristianas se vieron muy pronto obligadas a plantearse una cuestión decisiva. La venida de Cristo resucitado se retrasaba más de lo que habían pensado en un comienzo. La espera se les hacía larga. ¿Cómo mantener viva la esperanza? ¿Cómo no caer en la frustración, el cansancio o el desaliento?
En los evangelios encontramos diversas exhortaciones, parábolas y llamadas que sólo tienen un objetivo: mantener viva la responsabilidad de las comunidades cristianas. Una de las llamadas más conocidas dice así:«Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas». ¿Qué sentido pueden tener estas palabras para nosotros, después de veinte siglos de cristianismo?
Las dos imágenes son muy expresivas. Indican la actitud que han de tener los criados que están esperando de noche a que regrese su señor, para abrirle el portón de la casa en cuanto llame. Han de estar con «la cintura ceñida», es decir, con la túnica arremangada para poder moverse y actuar con agilidad. Han de estar con «las lámparas encendidas» para tener la casa iluminada y mantenerse despiertos.
Estas palabras de Jesús son también hoy una llamada a vivir con lucidez y responsabilidad, sin caer en la pasividad o el letargo. En la historia de la Iglesia hay momentos en que se hace de noche. Sin embargo, no es la hora de apagar las luces y echarnos a dormir. Es la hora de reaccionar, despertar nuestra fe y seguir caminando hacia el futuro, incluso en una Iglesia vieja y cansada.
Uno de los obstáculos más importantes para impulsar la transformación que necesita hoy la Iglesia es la pasividad generalizada de los cristianos. Desgraciadamente, durante muchos siglos los hemos educado, sobre todo, para la sumisión y la pasividad. Todavía hoy, a veces parece que no los necesitamos para pensar, proyectar y promover caminos nuevos de fidelidad hacia Jesucristo.
Por eso, hemos de valorar, cuidar y agradecer tanto el despertar de una nueva conciencia en muchos laicos y laicas que viven hoy su adhesión a Cristo y su pertenencia a la Iglesia de un modo lúcido y responsable. Es, sin duda, uno de los frutos más valiosos del Vaticano II, primer concilio que se ha ocupado directa y explícitamente de ellos.
Estos creyentes pueden ser hoy el fermento de unas parroquias y comunidades renovadas en torno al seguimiento fiel a Jesús. Son el mayor potencial del cristianismo. Los necesitamos más que nunca para construir una Iglesia abierta a los problemas del mundo actual, y cercana a los hombres y mujeres de hoy.
José Antonio Pagola
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viernes, 2 de agosto de 2019

Video: Intenciones del Papa Francisco - "Recemos por la evangelización: familias escuelas de crecimiento humano" - (Youtube) -

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Como hemos aprendido del ejemplo de la Sagrada Familia, las familias deben convertirse en escuelas de verdadero crecimiento humano, no solo por el bien de los niños. María escuchó las palabras de Jesús incluso cuando tenía doce años porque reconoció algo profundo en sus palabras. Jóvenes o viejos, nosotros los cristianos estamos llamados a volver nuestros corazones a Dios. A medida que los niños aprenden de sus padres, los padres también aprenden de sus hijos. La naturaleza sincera y dirigida de la oración de un niño nos enseña a los adultos a ser menos cautelosos y abstractos en nuestras propias oraciones.
Papa Francisco - Agosto 2019

INTENCIONES DEL PAPA 
POR LOS DESAFÍOS DE LA HUMANIDAD
AGOSTO 2019
Universal: Oremos para que las familias, a través de su vida de oración y amor, se conviertan cada vez más claramente en "escuelas del verdadero crecimiento humano".

Oración
Señor Jesús, naciste en el seno de la Sagrada Familia, 
un lugar lleno de amor, escuchando la voluntad de tu Padre 
y poniéndote en disponibilidad para hacerlo. 
Te rezamos, en unión con el Papa Francisco, 
por todas las familias, para que siempre sientan tu presencia, 
aprendan tus gestos de amor y compasión 
y sean un signo de tu Reino en el mundo. 
Oramos en particular por las familias que están experimentando dificultades, 
para que puedan encontrar a aquellos que puedan ayudarlos 
y perseverar en las pruebas con paz.
Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria
Oración de ofrenda
Padre de la bondad, sé que estás conmigo. 
Aquí estoy en este nuevo día. 
Coloca mi corazón una vez más al 
lado del Corazón de tu Hijo Jesús,
que me es dado y que viene a mí en la Eucaristía. 
Que tu Espíritu Santo 
me haga tu amigo y apóstol, disponible para tu misión.
Pongo en tus manos 
mis alegrías y esperanzas, mis obras y sufrimientos, 
todo lo que soy y tengo, 
en comunión con mis hermanos y hermanas de esta red mundial de oración. 
Con María te ofrezco mi viaje por la misión de la Iglesia 
y por las intenciones de la Red Mundial de Oración del Papa para este mes. 
Amén.

Propuestas para el mes:
  • Tenga una conversación con su cónyuge y / o educadores sobre cómo están educando a los niños en una lógica de apertura a los demás, solidaridad, intercambio, respeto y perdón. ¿Qué aspectos deben mejorarse? ¿Qué se puede hacer para ayudar a las familias con dificultades?
  • Como familia, a lo largo de este mes, traten de orar semanalmente entre sí. Por ejemplo: Ore ante una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, encienda una vela por cada miembro de la familia y confíe a su familia a su amor.
  • En su comunidad, promueva una reunión de capacitación sobre los desafíos que plantea la educación en las familias de hoy y cómo encontrar formas concretas de crecer en la oración y el amor.
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Vídeos Reflexión: 18º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo C - "La parábola del rico insensato" - (YouTube)

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Evangelio según San Lucas 12,13-21 - "La parábola del rico insensato"

18º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"La parábola del rico insensato"
4/08/19
Lc 12,13-21
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Reflexión
CONTRA LA INSENSATEZ
Cada vez conocemos mejor la situación social y económica que Jesús conoció en la Galilea de los años treinta. Mientras en las ciudades de Séforis y Tiberíades crecía la riqueza, en las aldeas aumentaba el hambre y la miseria. Mientras los campesinos se quedaban sin tierras, los terratenientes construían silos y graneros cada vez más grandes.
En un pequeño relato, conservado por Lucas, Jesús revela qué piensa de aquella situación tan contraria al proyecto querido por Dios, de un mundo más humano para todos. No narra esta parábola solo para denunciar los abusos y atropellos que cometen los terratenientes, sino para desenmascarar la insensatez en que viven instalados.
Un rico terrateniente se ve sorprendido por una gran cosecha. No sabe cómo gestionar tanta abundancia. «¿Qué haré?». Su monólogo nos descubre la lógica insensata de los poderosos que solo viven para acaparar riqueza y bienestar, excluyendo de su horizonte a los necesitados.
El rico de la parábola planifica su vida y toma decisiones. Destruirá los viejos graneros y construirá otros más grandes. Almacenará allí toda su cosecha. Puede acumular bienes para muchos años. En adelante, solo vivirá para disfrutar: «túmbate, come, bebe y date buena vida». De forma inesperada, Dios interrumpe sus proyectos: «Insensato, esta misma noche, te van a exigir tu vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?».
Este rico reduce su existencia a disfrutar de la abundancia de sus bienes. En el centro de su vida está solo él y su bienestar. Dios está ausente. Los jornaleros que trabajan sus tierras no existen. Las familias de las aldeas que luchan contra el hambre no cuentan. El juicio de Dios es rotundo: esta vida solo es necedad e insensatez.
En estos momentos, prácticamente en todo el mundo está aumentando de manera alarmante la desigualdad. Este es el hecho más sombrío e inhumano: «los ricos, sobre todo los más ricos, se van haciendo mucho más ricos, mientras los pobres, sobre todo los más pobres, se van haciendo mucho más pobres» (Zygmunt Bauman).
Este hecho no es algo normal. Es, sencillamente, la última consecuencia de la insensatez más grave que estamos cometiendo los humanos: sustituir la cooperación amistosa, la solidaridad y la búsqueda del bien común de toda la Humanidad por la competición, la rivalidad y el acaparamiento de bienes en manos de los más poderosos del Planeta.
Desde la Iglesia de Jesús, presente en toda la Tierra, se debería escuchar el clamor de sus seguidores contra tanta insensatez, y la reacción contra el modelo que guía hoy la historia humana. Así lo está haciendo repetidamente el papa Francisco.

José Antonio Pagola
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