Natividad del Señor
25/12/15
Jn 1, 1-5; 9-14
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Palabra del Señor
Reflexión
... La Comunidad cristiana en la Navidad celebra la venida de Jesús, el Hijo amado de Dios. Y su venida salvadora (eso significa “mesiánica”) es una etapa decisiva en la historia del Reino y un acercamiento insospechado del advenimiento de Dios.
La fe de los cristianos celebra el misterio de la Palabra hecha carne. La Navidad, especialmente, es palabra densa, real, sustancial porque es profunda revelación, e inmensa manifestación.
Palabra significa revelación personal, apertura de lo más personal de Dios: su amor, su misericordia, su paternidad, su entrañable ternura. Sin la Navidad, sin la encarnación, nuestra vivencia de Dios habría estado sometida a aberraciones, porque nos faltaría la luz de esta revelación.
Gracias a la Palabra hecha carne sabemos que el Dios verdadero no es el «Dios de los filósofos», el Dios teísta, sino el que comparte nuestro destino en todo, el que entra en el juego y el riesgo de la historia, que es el riesgo de la muerte. Por tanto, su cercanía al hombre cobra una proximidad inusitada. Dios echa sobre sus espaldas todo el rebajamiento y humildad de los pobres, los oprimidos, los olvidados, y así nos descubre un rostro de Dios que nosotros no nos hubiéramos atrevido a imaginar. Tras la encarnación, Dios es Señor no por la fuerza, sino por la humildad; no por el poder, sino por la debilidad; no por la coacción, sino por el silencio.
Ese es el lenguaje inefable de la Palabra hecha carne; un lenguaje de actos, de amor, de verdad profunda y personal.
Lo que ocurre es que cada uno ponemos contenidos muy distintos detrás de la palabraNAVIDAD. ¡Cómo no! Y mira que para un cristiano, la Navidad tiene que ser ALGO, algo distinto de lo que se ve en la calle… Por eso, “CONTEMPLO BELÉN” y… efectivamente, es algo NUEVO, es algo DESCONCERTANTE: es tanta la sencillez, la humildad de Belén, que definitivamente, confieso que la NAVIDAD cristiana es DIFERENTE.
¿Quieres saber lo que es la Navidad? CONTEMPLA BELÉN: no hay otra forma de saberlo.Acércate; no le tengas miedo. ¡Sólo es un niño!
http://www.bidean.net/
No hay comentarios:
Publicar un comentario