martes, 17 de noviembre de 2015

Evangelio según San Juan 18, 33b-37 - "Solemnidad de Cristo Rey" -

34º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Solemnidad de Cristo Rey" -
22/11/15
Jn 18, 33b-37
Pilato llamó a Jesús y le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le respondió: «¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?».
Pilato explicó: «¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho».
Jesús respondió: «Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí».
Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz».
Palabra del Señor   
Reflexión
EL REY DE LA VIDA
“Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa; su reino no tendrá fin”. Estas palabras del libro de Daniel siguen a la visión de un personaje entrevisto “como un hijo de hombre”, que llega sobre las nubes del cielo (Dan 7, 13-14).
La explicación que sigue a continuación nos indica que la visión se refiere a todo el pueblo de Dios en su conjunto: “Los santos del Altísimo recibirán el reino y lo poseerán para siempre por los siglos de los siglos” (Dan 7,18).
Sin embargo, ese reinado del pueblo de Dios no se deberá a sus propias fuerzas. Los elegidos serán pisoteados y aplastados por los poderes de la tierra, hasta que el “Anciano” haga justicia a los santos del Altísimo y puedan tomar posesión del reino (Dan 7,22).

UN REINO SIN VIOLENCIA
En el evangelio que se proclama en esta fiesta asistimos al diálogo entre Pilato y Jesús (Jn 18 33-37). El representante del Imperio Romano ha debido de oír algunos comentarios sobre la entrada de Jesús en Jerusalén. Muchos habían identificado su llegada con la de los reyes que regresaban victoriosos de una batalla.
• De ahí la primera pregunta: “¿Eres tú el rey de los judíos?” La respuesta de Jesús evoca el sistema de información del Procurador romano. Pero nos parece también dirigida a cada uno de nosotros: “¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?” Tendremos que preguntarnos si nos hemos preocupado de acceder personalmente a la fe en el Señor.
• Hay una segunda pregunta de Pilato, que se interesa por los motivos que pueden haber llevado a los jefes a entregarle a Jesús como un reo: “¿Qué has hecho?” La respuesta de Jesús ha sido mil veces comentada: “Mi reino no es de este mundo”. El reino de Jesús no es un peligro para el Imperio. No se basa sobre la violencia. No es impuesto ni defendido por legiones armadas. Y nunca habría debido imponerse de esa forma.

UN REINO DE LA VERDAD
Pero hay todavía una tercera pregunta de Pilato: “Con que ¿tú eres rey?”. La respuesta de Jesús nos revela su identidad: “Tú lo dices: soy rey. Yo para eso he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. La verdad y la voz se convierte en viva interpelación a lo largo de los siglos.
• “Testigo de la verdad”. Así se manifiesta en este momento supremo el que se había identificado como “el camino, la verdad y la vida”. Revelar la verdad de Dios y la verdad del hombre habría de hacer de él un testigo, es decir un “mártir”.
• “Escucha mi voz”. El pueblo de Israel había sido exhortado muchas veces a escuchar la voz de Dios. Pero Jesús es la palabra última y definitiva de Dios. Los que escuchan su voz forman ese nuevo reino de la vida y de la justicia, del amor y de la paz. 
- Señor Jesús, como los Magos te buscamos como rey. Como Pilato comprendemos que la cruz es tu verdadero trono. Queremos escuchar tu voz y acoger tu palabra para dar testimonio de tu verdad en este mundo nuestro. Bendito seas por siempre, Señor. 
José-Román Flecha Andrés  
   

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