El “Día Mundial de la Lucha contra la Lepra” (World Leprosy Day) se celebra el último Domingo de Enero de cada año. Es una fecha para informar y concientizar a la población respecto a esta enfermedad.
Tras movilizaciones y manifestaciones promovidas por Raoul Follereau en favor de los enfermos de lepra el 31 de enero 1954 se celebraró oficialmente el primer “Día Mundial de la contra la Lepra”. Su objetivo era sensibilizar sobre la existencia de esta enfermedad y alejar la imagen negativa que se tenía de los afectados.
la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que el diagnóstico precoz y el inicio temprano del tratamiento mediante poliquimioterapia es la mejor estrategia para eliminar la enfermedad como problema de salud. El objetivo es alcanzar una prevalencia de la lepra por debajo de 1 caso por cada 10.000 habitantes, prevenir la discapacidad e impedir la transmisión de la enfermedad.
La lepra es una enfermedad bacteriana e infecciosa que ataca la piel, por lo que el aislamiento no solo no es necesario, sino que conlleva un alto impacto psicológico para el afectado.
En los países menos desarrollados el miedo a la marginación, y las deficientes condiciones de la sanidad pública, hacen que los pacientes oculten su situación, con lo que no reciben el tratamiento adecuado y la lepra continúa siendo contagiosa, además de provocar daños permanentes.
La lepra se cura con un tratamiento sencillo, eficaz y gratuito en todos los países gracias al acuerdo alcanzado entre la OMS y las compañías fabricantes. Es primordial detectar a todos los enfermos lo antes posible y asegurarles un tratamiento adecuado.
Presentamos este articulo extraído de Iesus.org
La Lepra es una patología que
para muchos está más relacionada con lo histórico y con lo bíblico que con la
realidad.
No obstante, aún está presente en estos días,
razón por la cual para el Dr. Raúl Valdéz, médico dermatólogo y leprólogo,
quien dirigió la campaña de lepra de la Sociedad Argentina
de Dermatología (SAD) durante varios años, contar con una fecha especial es fundamental
para “no bajar la guardia”.
“Si bien contamos con un tratamiento muy eficaz
para curar la lepra y estamos cerca de la erradicación, debemos mantener vivos
los esfuerzos y no cantar victoria antes de tiempo”, comentó el Dr. Valdez,
jefe del servicio de Dermatología del Hospital Universitario Austral (HUA) y
vicedecano Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
“Las autoridades sanitarias de nuestro país
deben mantener la política de tratamiento gratuito para los enfermos, que está
a cargo del Estado Nacional desde 1983”,
agregó.
Pero, ¿qué es la lepra?, ¿es tan contagiosa como
se creía en la antigüedad?, ¿quiénes pueden padecerla?
“En principio podemos decir que la lepra es una
enfermedad infecciosa provocada por una bacteria denominada Mycobateriurm
leprae, también llamada ‘bacilo de Hansen’, en honor a su descubridor. Para
contagiarse de lepra hay que reunir dos condiciones. Por un lado, ser
susceptible, algo que no es muy frecuente porque la mayoría de la población
tiene defensas que impiden el contagio; pero además convivir con un enfermo que
no esté recibiendo tratamiento, ya que si una persona es diagnosticada y
comienza a recibir los antibióticos, deja de contagiar”, explicó el Dr.
advirtiendo que “esto demuestra que la lepra no es ‘tan contagiosa’ como se
pensaba”, y que el prejuicio y el desconocimiento hicieron más daño que la
misma enfermedad.
En cuanto a los síntomas, la principal
manifestación –y la primera que aparece- es la falta de sensibilidad en la
piel. Ocurre que las manchas están “dormidas” en la piel, con lo cual no se
sienten el tacto ni el estímulo de dolor. Además, aunque sólo si la enfermedad
progresa comienzan a aparecer las deformaciones. Afortunadamente, gracias a los
tratamientos actuales, esto es algo poco frecuente.
Por su parte, la cuestión de las zonas es clave
porque, si bien en todo el mundo la lepra tiene una distribución que ‘sigue’
las áreas geográficas húmedas –razón por la cual en la Argentina se distribuye
principalmente en la
Mesopotamia- las migraciones poblacionales de alguna manera
cambiaron este concepto. Así, actualmente Buenos Aires y el Gran Buenos Aires
también son consideradas zonas con lepra.
Un breve recorrido por las etapas de la
enfermedad
A lo largo de la historia de la humanidad, la lepra reconoce cuatro etapas
diferentes. La primera de ellas, tal como relató el Dr. Raúl Valdéz, es la de
la segregación.
A ésta le siguió la etapa de la internación.
“Nace en el siglo VI con el concilio de Lyon, en el cual la autoridad
eclesiástica determinó que en cada ciudad debía haber una casa que albergara y
recibiera a los enfermos de lepra”.
Surgió así el concepto del “leprosario” y de
internación obligatoria. Si bien no había un tratamiento, al menos los enfermos
tenían donde vivir y ser atendidos.
La tercera etapa, que llegó con el advenimiento
de los antibióticos y un tratamiento realmente eficaz para la lepra, fue la de
la curación.
“Esto se ubica a partir de 1980 con el
tratamiento multidroga de la Organización Mundial de la salud (OMS) que
combina la administración de tres medicamentos simultáneos durante uno o dos
años, logrando así curar la enfermedad. De hecho es tan eficaz que la tasa de
recidiva de la enfermedad con un seguimiento a cinco años es menor al 1%”, destacó
el especialista.
La cuarta etapa, la actual, es la de la
erradicación de la lepra, fundamentalmente debido a la adopción, en todos los
países con lepra -la
Argentina es uno de ellos- del tratamiento multidroga de la OMS en forma gratuita.
“La lepra ingresó a América con los
colonizadores y con la venta de esclavos de raza negra. Recién en 1929 la Argentina reglamentó la
internación de los enfermos mediante una ley elaborada y defendida por
Maximiliano Aberastury y Pedro Baliña, profesores de Dermatología de entonces.
Esta ley obligaba al Estado Nacional a construir leprosarios para recibir a los
enfermos. Esto quedó vigente hasta 1983, año en que Luis María Baliña, también
profesor de Dermatología e hijo de Pedro, propone y logró cambiar la ley de
internación obligatoria por la de ‘tratamiento obligatorio’. Ésta postulaba que
gracias al avance de la medicina y los nuevos antibióticos no hacía falta
separar a los enfermos de su familia sino darle los medicamentos en forma
gratuita. Se logró así modernizar el tratamiento y salvaguardar a las
familias”, rememoró Valdéz.
Esta es la ley que rige actualmente en nuestro
país, que está muy cerca de erradicar la enfermedad ya que quedan menos de 700
enfermos en todo el territorio.
Para concluir el Dr. Raúl Valdez recordó una
anécdota: “Hace pocos días los argentinos hemos recibido la noticia que nuestro
“Cura Brochero” (Gabriel del Rosario Brochero) será beatificado por SS
Benedicto XVI durante el presente año. Vale destacar que el cura Brochero vivió
en Córdoba en el siglo XIX, recorriendo las sierras y asistiendo
espiritualmente y físicamente a todos, especialmente a los enfermos de lepra.
En ese contexto cuentan que en una oportunidad se dirigía a un rancho en el
cual vivía un enfermo de lepra, y al ser advertido por los vecinos, que
trataron de impedir que fuera, él respondió: “Cómo no voy a ir, si además de un
enfermo hay un alma”.
Dr. Raúl Valdez
Jefe del servicio de Dermatología
Hospital Universitario Austral
Vicedecano Facultad de Ciencias
Biomédicas
Universidad Austral