lunes, 25 de marzo de 2019

Videos Reflexion: IVº Domingo Tiempo de Cuaresma - Ciclo C - "El Padre Misericordioso" - (Ed. Verbo Divino)

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Evangelio según San Lucas 15, 1-3; 11-32 - "El Padre Misericordioso"

IVº Domingo
Tiempo de Cuaresma - Ciclo C -
"El Padre Misericordioso"
31/03/19
Lc 15, 1-3; 11-32
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Reflexión:
LIBERTAD Y ALEGRÍA 
“Hoy os he quitado de encima el oprobio de Egipto”. Con ese oráculo que hoy se proclama, Dios recuerda a Josué que Él ha liberado a su pueblo y lo ha ido guiando hacia la libertad (Jos 5,9). Ha terminado ya la fatigosa peregrinación por el desierto. Al acercarse a la tierra que Dios le ha prometido, el pueblo podrá disfrutar de los frutos esperados. Y podrá ofrecer al Señor las primicias de sus cosechas, como se recordaba en el primer domingo de cuaresma.
El salmo responsorial convierte aquellas promesas del pasado en una certeza para el presente. También para nosotros Dios abre las manos con una generosidad de Padre: “Gustad y ved qué bueno es el Señor” (Sal 33).
El primer don de ese Padre generoso es el de la reconciliación. San Pablo nos anuncia que Dios nos ha reconciliado consigo por medio de Cristo. Y, además, nos ha encargado el servicio de reconciliarnos con nuestros hermanos y con él mismo (2 Cor 5,17-21).

PÉRDIDAS Y HALLAZGOS
La parábola que hoy se proclama pertenece al capítulo evangélico de las pérdidas y los hallazgos. Un pastor perdió una oveja y no descansó hasta que la encontró. Lo mismo hizo una mujer que había perdido una moneda. Pero más elocuente aún es el relato sobre un hijo que se había perdido y ha sido reencontrado por su padre y por su hermano (Lc 15,32).
El hijo que se fue de casa busca la libertad. Recordando al filósofo Isaías Berlín, podemos decir que el joven consigue la “libertad de” las aparentes ataduras que lo mantenían sujeto, pero no alcanza la “libertad para” el servicio y el amor. Lejos de su casa, se convierte en un esclavo de sus gustos, en un servidor de un amo que lo trata como a un esclavo y en un solitario despreciado por todos.
En realidad, la parábola que llamamos del hijo pródigo es la parábola de la generosidad liberadora del padre. En la experiencia de la soledad, el hijo menor redescubre el valor del hogar familiar El hijo mayor permanece en la casa, pero no ha descubierto la libertad que le proporciona el amor de su padre. Solo el amor nos hace libres. Solo el amor nos hace reconocer nuestra verdadera dignidad. 

LA VERDADERA ALEGRÍA 
Al retornar a casa, el hijo menor desea ser tratado como un jornalero más. Seguramente esa es la última tentación. Los verdaderos creyentes no pueden presentarse ante Dios reclamando un premio o un salario por su trabajo.
• Al que regresa triste y pobre el padre lo recibe con los brazos abiertos. Lo viste de fiesta para subrayar su dignidad. Y le entrega el anillo con el que él ratifica los contratos. La alegría por el hijo reencontrado revela la confianza del padre y demanda la responsabilidad del hijo.
• Y al hijo mayor, que ha permanecido en la casa, el padre le recuerda una doble relación. Es un hijo, con el que el padre comparte todos sus bienes. Y tiene un hermano, al que debe aceptar y recibir como tal.
A las palabras del hijo menor, el padre no responde con palabras, sino con los gestos de la fiesta y la alegría. Pero al hijo mayor sí que le dirige una invitación que marca el tono de todo el relato: “Deberías alegrarte porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. 
- Padre de los cielos, reconocemos que nuestra desgracia se debe precisamente al hecho de que hemos ignorado tu amor y malentendido el ideal de nuestra libertad. Agradecemos esa misericordia con la que nos recibes. Y te pedimos que nos ayudes a comprender dónde está la verdadera alegría. 
José-Román Flecha Andrés
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miércoles, 20 de marzo de 2019

Video: 25 de Marzo: Solemnidad de la Anunciación del Señor - Día del Niño por Nacer - Dra. Julia Elbaba - (YouTube) -

DE LA PROMESA A LA ESPERANZA
El próximo día 25 de marzo celebramos la fiesta de la Anunciación a María. Los que rezamos el “Ave María” ¿somos conscientes de que no solo invocamos a la doncella de Nazaret, sino que por ella recibimos el don de la Encarnación del Hijo de Dios?
Los que visitamos la cueva de la Anunciación en la parte baja de la hermosa basílica de Nazaret, ¿somos capaces de superar el murmullo de los turistas para agradecer en silencio la gracia de aquel momento?
Los que leen el drama de fe y de pasiones humanas que Paul Claudel nos dejó en su obra “La Anunciación a María” ¿percibirán las alusiones al misterio inicial que inaugura nuestra fe?
Los que aprecian la belleza de las Anunciaciones a María que pintaron Fray Angélico, el Greco o Murillo ¿sabrán ver tras los colores la hondura del misterio que allí se representa?
En todas estas representaciones, el Ángel aparece hablando, mientras que María presta atención en silencio a sus palabras.
En el saludo del ángel Gabriel a María hay unas palabras que presentan al anunciado como hijo de María, como Hijo del Altísimo y como rey del linaje de David. Otra palabra reúne a las anteriores y las hace compatibles. Es la palabra “Jesús”. Con su solo nombre se revela la misión del anunciado a María: “Dios es salvador”.
Sin embargo, en el relato evangélico, resuena también la respuesta de María: “Aquí está la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”. Merece la pena recordar estas palabras.
• “Aquí está la esclava del Señor”. En las palabras de María se evoca la historia de los hebreos, liberados de la esclavitud por el Señor. Aceptar la palabra de su Dios los haría libres.
Heredera de ese pueblo, María es el paradigma de los creyentes que reconocen en el Señor al liberador de toda esclavitud.
• “Hágase en mí según tu palabra”. En las palabras de María se evoca la creación de los mundos. Tras la palabra del Creador, iban surgiendo los mares y la tierra, los animales y las plantas y el mismo ser humano.
Miembro de la humanidad, en María se hace presente la nueva creación, nacida de la voluntad amorosa de su Señor.
Nuestra rutina e indiferencia ante el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios eran ya interpeladas por las vibrantes palabras con las que san Juan de Ávila iniciaba un sermón predicado en esta fiesta: “Hoy Dios se hizo hombre por los hombres. Creed que si se hiciera piedra, que hablaran hoy las piedras, dando las gracias por tantas mercedes”.
Importante es esta fiesta para nuestra fe. No hay salvación sin Salvador. La fe de María, la Anunciada, es el eslabón que une para siempre las promesas hechas a Israel con la esperanza, más o menos consciente, de todos los pueblos de la tierra.
José-Román Flecha Andrés 
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En Buenos Aires (Argentina) se realizó una jornada preparatoria para la próxima Marcha por la Vida, que se celebrará el sábado 23 de marzo en todo el país y en la que millones de ciudadanos saldrán a la calle para manifestarse por la madre y el niño por nacer... 
La Marcha por la Vida se enmarca en la celebración del Día del Niño por Nacer, que se celebra cada 25 de marzo en diversos países. 
... Alejandro Geyer, uno de los organizadores de la Marcha por la Vida y expositor en la pre jornada, explicó a ACI Prensa que cada provincia trabaja intensamente para que la Marcha por la Vida sea “un gran llamado nacional a luchar por la defensa del niño por nacer y por la familia y el derecho inalienable de los padres en la educación de los hijos sin ideología de género”.
En el año de las elecciones presidenciales y parlamentarias los manifestantes solicitarán a las “autoridades y candidatos un compromiso firme y abierto en estos temas”, aseguró Geyer. 
La Marcha por la Vida también solicitará expresamente la eliminación del “Protocolo de Interrupción Legal del embarazo” conocido como ILE, activo en ocho provincias; y el fin de la distribución gratuita del abortivo misoprostol.
Redacción ACI Prensa
Marcha por la Vida en Argentina

Vídeos Reflexión: IIIº Domingo de Tiempo de Cuaresma - Ciclo C - "Exhortación al arrepentimiento y la higuera estéril" - (Ed. Verbo Divino - YouTube)

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Evangelio según San Lucas 13, 1-9 - "Exhortación al arrepentimiento y la higuera estéril"

IIIº Domingo
de Tiempo de Cuaresma - Ciclo C
"Exhortación al arrepentimiento y la higuera estéril"
24/03/19
Lc 13, 1-9

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Reflexión
COMPASIÓN Y CONVERSIÓN
“He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas contra los opresores; conozco sus sufrimientos. He bajado a librarlo de los egipcios, a sacarlo de esta tierra, para llevarlo a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel” (Éx 3,7-8). Dios no es indiferente a la humillación que están padeciendo los hebreos.
A lo largo de su vida, Moisés había conocido los numerosos dioses que eran venerados en las tierras del Nilo. No es extraño que, ante el fenómeno de la zarza ardiente, pregunte el nombre del dios que pretende liberar a los hebreos. La respuesta es terminante. Solo puede ser reconocido como Dios el que se compadece de los oprimidos. 
El salmo nos lleva a responder: “El Señor es compasivo y misericordioso” (Sal 102). Sin embargo, frente a esa compasión de Dios, los hebreos no siempre se mostraron agradecidos. Según san Pablo, “la mayoría de ellos no agradaron a Dios” (1 Cor 10,5). Por eso, el Apóstol advierte a los fieles y les desea que “el que se crea seguro, se cuide de no caer”. 

LOS APLASTADOS
Según el evangelio de Lucas, Jesús oye contar a algunos un hecho que debió de conmover a las gentes. Unos peregrinos galileos fueron masacrados en Jerusalén por orden de Pilato. Por su parte, Jesús recuerda a unos obreros que habían muerto aplastados por el derrumbe de una torre junto al estanque de Siloé (Lc 13,1-9).
En aquel tiempo se consideraba que la retribución por la conducta humana era inmediata. Se pensaba que los males físicos responden al mal comportamiento de quien los padece. Así que las gentes debieron de considerar como pecadores tanto a los aplastados por la crueldad romana como a las víctimas de una desgracia en el trabajo. 
En realidad, esa presunción sigue vigente también hoy en muchos ambientes. Cuando sucede una catástrofe, son muchos los que se preguntan escandalizados: “¿Qué mal han hecho estas personas para ser castigadas de esta forma?”
Pero según Jesús, las desgracias no siempre atrapan a los más culpables. Si fuera así, muchos de sus oyentes habrían sido asesinados o atrapados por los cascotes de la torre. Jesús sabe que todos somos pecadores y a todos nos exhorta a la conversión.

LOS PERDONADOS
En el evangelio que hoy se proclama, Jesús añade la parábola de la higuera estéril. Hace tiempo que no da fruto, así que el dueño decide arrancarla, pero el viñador intercede por ella. Si las noticias afirmaban la extensión del pecado, la parábola ofrece la esperanza del perdón.
• “Señor déjala todavía este año”. En primer lugar, se sugiere que el pecado comporta siempre la esterilidad de la existencia. Sin embargo, se nos concede todavía tiempo para el reconocimiento humilde de nuestros pecados. Este es el tiempo para la conversión.
• “Yo cavaré alrededor… a ver si da fruto”. Todavía hay un espacio y un tiempo para la esperanza. Claro que la esperanza no puede arrastrarnos a la evasión ni a la pereza. De hecho, exige de nosotros un esfuerzo. La conversión requiere el trabajo del cultivo.
• “Si no, el año que viene la cortarás”. Por otra parte, la esperanza que nace de la misericordia de Dios tampoco puede llevarnos a la irresponsabilidad. El fracaso no es una fatalidad inevitable. Es una posibilidad que siempre exige atención y esfuerzo. 
- Padre nuestro, tú conoces nuestra debilidad y nuestro pecado. Sin embargo, te muestras siempre misericordioso con todos los que invocan tu perdón. Ten piedad de nuestras culpas y concédenos una nueva oportunidad para que podamos dar el fruto que tú esperas de nosotros. 
José-Román Flecha Andrés