martes, 29 de mayo de 2018

Evangelio según San Marcos 14,12-16.22-26 - "Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo"

9º Domingo Solemnidad
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo"
3/06/18
Mc 14,12-16.22-26
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Reflexión
LA SANGRE DE LA ALIANZA
“Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos” (Éx 24,8). Con la sangre de las vacas ofrecidas en sacrificio rocía Moisés a su pueblo, para ratificar el pacto que le ha ofrecido el Señor.
Dios se presenta a su pueblo como el liberador. Recuerda lo que ha hecho por él al sacarlo de la esclavitud de Egipto y ponerlo en el camino de la libertad. En ese contexto, los mandamientos no son una orden caprichosa. Resumen la tarea que ha de responder al don. Son el itinerario que ha de recorrer el pueblo para ser verdaderamente libre.
Y la sangre derramada es el signo que expresa la iniciativa gratuita de ese Dios que ha ofrecido a su pueblo una alianza de colaboración, es decir un pacto de liberación. 
Pero Cristo no ha usado la sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia. Con su sangre purifica nuestra conciencia de las obras muertas (Heb 9,11-15)

EL PAN
Jesús había previsto en Jerusalén un lugar para comer la Pascua con sus discípulos. Mientras comían, tomo un pan, pronuncio la bendición y se lo entregó; diciendo: “Tomad, esto es mi cuerpo”.
Como ha dicho el papa Francisco, “con este gesto y con estas palabras, Él asigna al pan una función que ya no es la de simple alimento físico, sino la de hacer presente su Persona en medio de la comunidad de los creyentes” (7.6.2015).
• El pan era en aquellas horas con las que se cerraba su camino terrenal, el sacramento de su entrega por nosotros y por nuestra salvación.
• El pan es en este momento concreto de nuestra historia, el signo que significa y realiza su presencia entre nosotros.
• El pan nos ha de comprometer siempre a tratar de realizar la comunión fraternal entre todos nosotros. 

EL VINO
Pero la sangre aparece también en el relato evangélico que se proclama en esta fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo (Mc 14,12-16.22-26). Tomando una copa, Jesús pronunció la acción de gracias y la pasó a sus discípulos. Al gesto acompañaban las palabras de la revelación: “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos”.
• San Fulgencio de Ruspe nos dejó escrito que “los fieles que aman a Dios y a su prójimo deben beber el cáliz del amor del Señor”. 
• San Juan de Ávila predicaba que “el mismo cuerpo que en la cruz estuvo, la misma sangre que se derramó, ese comemos y esa bebemos, en memoria de aquella sagrada pasión que se celebró en remisión de nuestros pecados”. 
• El papa Francisco nos ha dicho que “el Cristo que nos nutre bajo las especies consagradas del pan y del vino es el mismo que viene a nuestro encuentro en los acontecimientos cotidianos: está en el pobre que tiende la mano, está en el que sufre e implora ayuda, está en el hermano que pide nuestra disponibilidad y espera nuestra acogida”.
- Señor Jesucristo, pan vivo que bajó del cielo y vino que embriaga a los creyentes, ayúdanos a guardar fielmente la alianza que nos ofrece el Padre y a construir el mundo de paz y de justicia que el amor del Espíritu nos sugiere.
José-Román Flecha Andrés
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lunes, 21 de mayo de 2018

Evangelio según San Mateo 28,16-20 - "Santísima Trinidad" - Solemnidad -

8º Domingo Solemnidad
Tiempo Ordinario - Ciclo B

"Santísima Trinidad" 
27/05/18
Mt 28,16-20

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Reflexión
TRINIDAD Y COMUNIÓN
“Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo, en la tierra, no hay otro” Estas palabras que hoy se proclaman en la primera lectura (Dt 4,39) tienen validez para todo tiempo y lugar.
Esa es la cuestión fundamental: preguntarnos quién es nuestro Dios y a quién dedicamos nuestra atención y nuestra adoración. A veces alguien dice que ha pedido a Dios tal o cual favor, pero, como no lo ha conseguido, ha dejado de creer en Dios.
En efecto, son muchos los que se dirigen a Dios pidiendo: “Te ruego que me des tal cosa.”. Pero son pocos los que se dirigen a Dios diciendo: “Te adoro y te amo porque eres Dios y me amas”.
Sin embargo, san Pablo nos recuerda: “Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios esos son hijos de Dios” (Rom 8,14). En ese contexto resume él nuestra fe en la Trinidad. El Espíritu atestigua que somos hijos de Dios y coherederos con Cristo.

TRES PALABRAS
El texto del evangelio que se proclama en esta fiesta (Mt 28,16-20) nos lleva de nuevo hasta el monte en que Jesús ha dado cita a sus discípulos. Es la hora de la despedida, que se concreta en tres palabras que orientan y sostienen nuestra misión: una revelación, un encargo y una promesa.
• En primer lugar, Jesús se presenta ante los suyos como quien ha recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Evidentemente Jesús desmiente las palabras del diablo, que pretendía haber recibido el poder y la gloria de los reinos de este mundo (Lc 4,6). 
• Además, Jesús considera ya preparados a sus discípulos y los envía en su nombre con una misión de alcance universal.
• Finalmente, Jesús les promete su asistencia constante. El que había sido anunciado como el Emmanuel, o “Dios con nosotros” (Mt 1,23) está dispuesto a mantener aquella identidad al decir: ”Yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos”.

LA CONTRASEÑA
En la misión encomendado a los discípulos, Jesús les pide que bauticen a las gentes “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Esa referencia a la Trinidad es la contraseña esclusiva de la vida cristiana.
• San Agustín escribió: “Ves la Trinidad si ves el amor”. Efectivamente, el amor de las tres personas divinas es su auténtica revelación. Y es la invitación para todos los creyentes.
• San Juan de Ávila predicaba que produce admiración y espanto “ver el cuidado que toda la Santísima Trinidad tiene y el amor tan grande con que anda tras el hombre”.
• El papa Francisco nos ha dicho que “la Trinidad es comunión de personas divinas, las cuales son una con la otra, una para la otra y una en la otra: esta comunión es la vida de Dios, el misterio de amor del Dios vivo… No estamos llamados a vivir los unos sin los otros, por encima o contra los demás, sino los unos con los otros, por los otros y en los otros”.
- Señor y Dios nuestro, fuente del amor y de la vida en comunidad, que la misión que nos ha sido encomendada haga presente en el mundo ese amor del que venimos y al que aspiramos a lo largo de toda nuestra existencia. 
José-Román Flecha Andrés
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miércoles, 16 de mayo de 2018

Vídeos Reflexión: Domingo de Pentecostés - "Resurrección de Jesús" - Solemnidad - (Ed. Verbo Divino - Youtube) -

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Evangelio según San Juan 20,19-23 - "Pentecostés" - "Resurrección de Jesús" - Solemnidad -

Domingo de Pentecostés
Ciclo B

"Resurrección de Jesús"
20/05/18
Jn 20,19-23

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Reflexión
LA LLAMA Y SU LENGUAJE
“Cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua”. Así concluye la primera lectura que se proclama en la celebración de la misa, en esta solemnidad de Pentecostés (Hech 2,11). Ese era el rumor que corría entre los peregrinos que habían acudido a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés.
El texto de los Hechos de los Apóstoles habla de un estruendo como de viento impetuoso y de una especie de llamaradas bajadas del cielo, que se posaban sobre cada uno de los apóstoles. El viento y el fuego son dos fuerzas cósmicas imparables. Aquí reflejan la fuerza del Espíritu que renueva a los seguidores de Jesús.
Como ha dicho el papa Francisco, “era la llama de amor que quema toda aspereza; era la lengua del Evangelio que traspasa los límites puestos por los hombres y toca los corazones de la muchedumbre, sin distinción de lengua, raza o nacionalidad” (24.5.2015). 
En el salmo responsorial suplicamos a Dios que envíe su Espíritu para repoblar la faz de la tierra (Sal 103). Y escuchando a san Pablo, pedimos que los diversos ministerios inspirados por el Espíritu contribuyan de verdad al bien común de la Iglesia y del mundo (1Cor 12,3-7). 

LOS TRES ENCARGOS
El texto del evangelio que hoy se proclama (Jn 20,19-23) nos lleva hasta la casa en la que los discípulos de Jesús se habían refugiado después de la muerte de su Maestro. Se nos recuerda que habían procurado cerrar las puertas por miedo a los judíos. Pero el Señor llegó de pronto con tres encargos inolvidables
• En primer lugar, Jesús les mostró las manos y el costado. No se trataba de una ilusión. No era un fantasma. Las llagas que recordaban su pasión eran la prueba de la autenticidad de su misión y su mensaje. Él había entregado su vida y se presentaba como triunfador de la muerte.
• Además, Jesús enviaba a sus discípulos como el Padre lo había enviado a él. Siendo de condición divina, había caminado como un hombre. Y siendo de condición humana, compartía con sus discípulos una misión divina. 
• Finalmente, Jesús entregó el Espíritu Santo a los suyos, otorgándoles la autoridad para perdonar o retener los pecados. No se trataba sólo de un poder. Les comunicaba el don y la responsabilidad del discernimiento sobre el bien y sobre el mal.

LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO
El texto evangélico anota cuidadosamente que “los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor”. No deberíamos olvidar esa anotación.
• Los discípulos de Jesús no se presentaron ante el mundo con el rostro macilento y resignado de los fracasados. A pesar de sus dudas y temores, habían recibido del Señor Resucitado las verdaderas razones para la alegría. 
• La Iglesia de hoy no puede ignorar los sufrimientos que atenazan a tantas personas a lo largo y ancho del mundo. No puede caer en la indiferencia o en la ingenuidad. Tampoco en el fatalismo. No siempre podrá ofrecer satisfacciones, pero puede anunciar la alegría. 
• Con nuestra vida y con nuestra presencia en el mundo, los cristianos queremos dar testimonio de que “con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (Papa Francisco). 
- Señor Jesús, con tu resurrección tú has convertido nuestro temor en alegría. Que la llama del Espíritu haga comprensible el lenguaje de amor que nos has confiado.
José-Román Flecha Andrés
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martes, 8 de mayo de 2018

Video: Mensaje del Papa al IIª Foro sobre "La esclavitud moderna" - (YouTube) -

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Video: Intenciones del Papa Francisco - "Para que los fieles laicos cumplan su misión específica " - (YouTube) -

Resultado de imagen para imagen de las intenciones del papa mayo 2018 para que los fieles laicos cumplan su misión específicaPor los laicos creativos al servicio del mundo 
Orando este mes por la misión específica de los fieles laicos, la palabra que viene a los labios del Papa es la de la “creatividad”, una creatividad al servicio de los desafíos del mundo actual. 
En todos los dominios, son gigantescos.
La paz, las migraciones, el hambre, el clima, la justicia, las familias, el compartir, el respeto, la belleza, etc.

INTENCIONES DEL PAPA
 POR LOS DESAFÍOS DE LA HUMANIDAD
MAYO 2018
Universal: La misión de los laicos 
Para que los fieles laicos realicen su misión específica poniendo su creatividad al servicio de los desafíos del mundo actual

ORACIÓN 
Señor Jesús
Confías a tus discípulos la misión de llevar a todo el mundo el Evangelio.
La Iglesia, tu Cuerpo, realiza de muchos modos esta misión, a través de los sacerdotes, de los religiosos, de los laicos.
En este mes, te pido por todos los laicos, para que lleven con entusiasmo y creatividad la presencia de la Iglesia a sus familias y lugares de trabajo. Te pido en particular por los laicos que tienen funciones de responsabilidad, para que orienten los destinos de las instituciones según tu voluntad.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

GUÍA PRÁCTICA
  • Preguntarse si, en la propia comunidad cristiana, la misión de los laicos es encarada como un servicio interno, o si se tiene presente que su presencia en el mundo, como bautizados, es lo que realiza plenamente esta misión.
  • ¿De qué modo se piensan los horarios, encuentros e iniciativas de la comunidad? ¿Se requiere que los laicos tomen demasiado de su tiempo personal y familiar para las actividades pastorales, o se busca un justo equilibrio?
  • Promover un encuentro de reflexión y compartir con los laicos más comprometidos en la comunidad sobre su experiencia de llevar el Evangelio a sus contextos diarios.

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Vídeos Reflexión: VIIº Domingo de Tiempo de Pascua - Ciclo B - La Ascensión del Señor - Solemnidad - (Ed. Verbo Divino - YouTube) -

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lunes, 7 de mayo de 2018

Evangelio según San Marcos 16,15-20 - "La Ascensión del Señor" - Solemnidad -

VIIº Domingo Pascual - Solemnidad
Tiempo de Pascua - Ciclo B
"La Ascensión del Señor"
Mc. 16,15-21
14/05/18
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Reflexión
ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA
“El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo” Así concluye la primera lectura que se proclama en la celebración de la misa, en esta solemnidad de la Ascensión del Señor (Hech 1,11).
Esas palabras, dirigidas a los discípulos de Jesús por dos hombres vestidos de blanco, nos invitan también a nosotros a no permanecer extasiados. La celebración de la Ascensión de Jesús a los cielos no es un motivo para la evasión de esta tierra. Es hora de regresar a la vida de cada día. Es la hora de convertir el recuerdo en esperanza y la esperanza en compromiso. 
En el salmo responsorial cantamos a Dios que “asciende entre aclamaciones”. Con alegría participamos de su gloria. En la carta a los Efesios se nos recuerda que el Padre de la gloria resucitó a Cristo de entre los muertos y lo ha sentado a su derecha. Que él ilumine los ojos de nuestro corazón para que comprendamos la esperanza a la que nos llama (Ef 1, 17-23).

ENCARGO DE LA MISIÓN
El texto del evangelio según Marcos que hoy se proclama (Mc 16,15-20) nos invita a reflexionar sobre la misión que el Señor confía a sus discípulos: “Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación”
• En primer lugar, habrá que recordar esa invitación a ponerse en camino. La vida del ser humano es siempre una itinerancia. Un paso tras otro, el hombre va haciendo de su existencia un proceso de búsquedas y hallazgos, de encuentros y desencuentros. Pero el cristiano sabe que si caminar es un riesgo, permanecer instalados en la comodidad es un pecado.
• Además, Jesús no envía a sus discípulos a disfrutar de los hermosos paisajes de la tierra. Tampoco quiere que sean meros agentes de una organización social. Y menos aún los envía como comerciantes decididos a hacer negocio. Les encarga que anuncien el evangelio. La buena noticia de que Dios es nuestro Padre, nos ama y nos salva por Jesucristo.
• Y, por si no estaba claro, Jesús recomienda a los suyos que no hagan distinción de personas, en atención a su clase social, a su lugar de procedencia o al tipo de su cultura. Han de anunciar el evangelio de su Señor a toda la humanidad.

DESARROLLO DE LA MISIÓN
El texto evangélico recuerda escuetamente que “después de hablarles, el Señor Jesús ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios”. Una forma muy plástica para proclamar la gloria divina del Maestro. Sin embargo, no olvida a los creyentes que siguen en la tierra
• Efectivamente, los discípulos de Jesús fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes. Ese es un hecho histórico que suscita nuestra admiración. Pero es también una tarea urgente que ha de mantener viva nuestra vocación.
• Claro que, a pesar de cansancios, fatigas y persecuciones, los discípulos de antes y de ahora sabemos que no estamos solos. El Señor camina a nuestro lado, está presente en nuestros esfuerzos y actúa con nosotros.
• Finalmente, creemos que el Señor confirma nuestra palabra, más o menos brillante, con signos admirables que nosotros no siempre llegamos a percibir.
- Señor Jesús, en nuestra profesión de fe confesamos que has subido a los cielos. Pero en nuestra experiencia diaria constatamos que permaneces junto a nosotros, apoyando la misión que tu mismo nos has confiado. Bendito seas por siempre, Señor. 
José-Román Flecha Andrés
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martes, 1 de mayo de 2018

Vídeos Reflexión: VIº Domingo de Tiempo de Pascua - "El mandamiento del amor" - Ciclo B - (Ed. Verbo Divino - Youtube) -

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Evangelio según San Juan 15,1-8 - "El mandamiento del amor" -

VIº Domingo
Tiempo de Pascua - Ciclo B

"El Mandamiento del Amor"
6/05/18
Jn 15,9-17
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Reflexión
EL AMOR MANDADO
“Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace distinción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea”. Nos conmueve leer la nota con la que Simón Pedro confiesa ingenuamente esa convicción que surge en él al entrar en la casa del centurión Cornelio (Hech 10,34-35).
Un judío entra en la casa de un pagano. Y Dios no desencadena una tempestad de rayos y truenos, sino que envía el Espíritu Santo sobre los que escuchan la palabra del apóstol. Los fieles de la circuncisión se sorprenden al comprobar que se repite el fenómeno de Pentecostés también sobre los paganos. 
Con razón, el salmo responsorial nos invita a proclamar que “el Señor revela a las naciones su justicia” (Sal 97). Evidentemente Dios es amor. “El que ama ha nacido de Dios”. Y el milagro no es que nosotros amemos a Dios, sino que él se ha adelantado y nos ha amado cuando no lo merecíamos (Jn 4,7-10).

PERMANECER EN EL AMOR
El tema del amor retorna en el evangelio que se proclama este domingo sexto de Pascua (Jn 15,9-17). En él continúa la alegoría de la vid y los sarmientos, que se leía el domingo pasado (Jn 15,1-8). En ambos textos se nos remite al Padre celestial. Él es la fuente de la vida que llega hasta los sarmientos de la vid. Y él es el origen del amor.
• “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo”. Con frecuencia pensamos en el amor como un sentimiento que nos acerca a los demás o nos hace gozar de la simpatía de los otros. Pero antes de ser una relación entre nosotros, es una revelación del amor que viene de Dios. Jesús es el eslabón que nos muestra el amor del Padre y nos demuestra su propio amor. 
• “Permaneced en mi amor”. Es importante “permanecer”. Esa palabra recuerda la necesaria unión de los sarmientos con la vid para poder dar fruto (Jn 15,4-7). Se afirma de la relación de Jesús con su Padre (Jn 15,10). Refleja la exhortación de Jesús a sus discípulos (Jn 15,9-10). Y se menciona como la señal que caracteriza al discípulo amado (Jn 21,22-23).

EL MANDATO DEL AMOR
Hay que reconocer que a todos nos encanta ser protagonistas y tener la iniciativa para promover una iniciativa de solidaridad. Como si nuestra autonomía generase el amor, la caridad y la justicia. Pero el amor no nace de nuestra iniciativa personal o grupal.
• “Esto os mando: que os améis unos a otros”. Así dijo Jesús a sus discípulos primeros. Los que tenían que aprender a seguir fielmente a su Maestro, debían aprender la obediencia de la fe y también la obediencia del amor.
• “Esto os mando: que os améis unos a otros”. Esa palabra vale para la comunidad cristiana de todos los tiempos. Como han escrito los hermanos de Bose, no es la Iglesia la que hace la caridad, sino que es la caridad de Dios la que funda y edifica la Iglesia.
• “Esto os mando: que os améis unos a otros”. El amor mutuo es un mandato. El amor no es un sentimiento ni una estrategia. No podemos limitarnos a amar a los que nos son simpáticos. Jesús nos ha mandado pasar el amor de Dios a todos los que Dios ama.
- Señor Jesús, tú nos has dicho que no hay mayor amor que entregar la vida por los demás. Tú nos has dado ejemplo con tu vida y con tu muerte. No permitas que olvidemos tu mandamiento. Amén. 
José-Román Flecha Andrés
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