martes, 29 de septiembre de 2015

Videos Reflexión: 27º Domingo Tpo. Ordinario Ciclo B - "Lo que Dios unió, no lo separe el hombre" - (Ed. Verbo Divino - Monjas de Sant Benet - Youtube) -




Evangelio según San Marcos 10,2-16 - "Lo que Dios unió, no lo separe el hombre" -

27º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Lo que Dios unió, no lo separe el hombre"
4/10/15
Mc 10,2-16

Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?».
El les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?».
Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella».
Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes.
Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella;
y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio».
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos
Palabra del Señor    

Reflexión
HOMBRE Y MUJER
“El Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne”. En este domingo leemos el relato bíblico de la creación de la mujer (Gén 2,18-24). Es un texto bellísimo. Su sencillez e ingenuidad nos parece difícil porque hemos perdido el sentido de la poesía primitiva.
El relato nos habla de la soledad del hombre y de la compasión de Dios que diseña para él la compañía. El “yo” puede al fin encontrar un “tú”. La mujer aparece en el sueño del hombre. Todo nos dice que no la ha creado el hombre. Por tanto no debe tratar de dominarla. La mujer hay que soñarla, como ha dicho el papa Francisco.
El relato nos expone la estructura del matrimonio como la unión fiel y definitiva de un hombre y una mujer. El matrimonio como proyecto de vida. Como donación interpersonal. Como esperanza compartida.

EL PROYECTO DE DIOS
Al matrimonio se refiere también el evangelio que hoy se proclama (Mc 10,2-16). Los fariseos se presentan a Jesús con una pregunta pensada para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?” Jesús conoce las cuestiones que se debatían en los diversos grupos de intérpretes de la Ley de Moisés.
Jesús sabe que sus interlocutores han convertido un deber en un derecho. El derecho al
divorcio cuando la Ley lo presentaba como la obligación de dar un documento a la mujer abandonada. Un documento para que pudiera rehacer su vida y no perecer, al no tener quien la defendiera en la sociedad.
Pero Jesús se manifiesta a favor de la permanencia de la unión matrimonial. No porque sea su opinión personal, sino porque así se lee en el texto del Génesis que relata la creación de la mujer. Su referencia al “principio” es fundamental para evocar el proyecto de Dios sobre el amor humano y sobre la vocación al matrimonio.

GENEROSIDAD Y ESPERANZA
De hecho, Jesús repite las palabras fundamentales del texto del Génesis: “Abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. Son palabras que conocemos o creemos conocer demasiado bien.
• “Abandonará el hombre a su padre y a su madre”. En la antigüedad era difícil apartarse del primitivo clan familiar. Aquí no se trata de ignorar las necesidades de los padres. Se trata de recordar que la familia de elección es más importante que la familia de origen. 
• “Se unirá a su mujer”. Hoy hablamos del amor, pero lo reducimos a un gusto pasajero. Más que un sentimiento, el amor es un compromiso. Olvidamos lo que significa de entrega personal, única y definitiva hasta la muerte. 
• “Serán los dos una sola carne”. Estas palabras las reducimos a la intimidad sexual. Y es verdad que la evocan. Pero implican sobre todo el encuentro compartido de memorias y proyectos, de trabajos y esperanzas.
- Señor Jesús, hoy te presentamos las dificultades y la alegría de tantos matrimonios que nos piden una oracion. Concédeles tu luz y tu fuerza para vivir su vocación con generosidad y esperanza.  
José-Román Flecha Andrés

martes, 22 de septiembre de 2015

Videos Reflexión: 26º Domingo Tpo. Ordinario Ciclo B - "La intolerancia de los Apóstoles y la gravedad del pecado" - (Ed. Verbo Divino - Monjas de Sant Benet - Youtube) -





Evangelio según San Marcos 9, 38-43.45.47-48 - "La intolerancia de los Apóstoles y la gravedad del pecado"

26º Domingo 
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"La intolerancia de los Apóstoles y la gravedad del pecado"
27/09/15
Mc 9, 38-43.45.47-48
Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros».
Pero Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí.
Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible.
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno.
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Palabra del Señor
Reflexión 
DISCÍPULOS HUMILDES
“Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor”. Según el líbro bíblico de los Números, con estas palabras responde Moisés al celo con el que Josué le denuncia a dos israelitas. Se llamaban Eldad y Medad y estaban en la lista de los setenta ancianos sobre los que había de posarse el espíritu de Dios. 
Por lo que fuera, estaban fuera del campamento y no acudieron a la tienda a la que los había convocado Moisés. Sin embargo, he aquí que profetizaban, al igual que los demás ancianos que habían sido elegidos y estaban presentes en la “ceremonia” (Núm 11,25-29).
El relato nos habla de un Dios vivo, que quiere comunicarse con su pueblo por la boca de sus elegidos. Nos habla también de la ancianidad, como la edad de la escucha de la palabra de Dios y de la verdadera sabiduría. Nos habla de Moisés, que está dispuesto a compartir con los demás el don del espíritu que le ha sido concedido.
Y al presentarnos a Josué, el fiel seguidor de Moisés, nos habla también de nosotros, de nuestros celos, de nuestro ritualismo, de nuestros temores, y de los límites que pretendemos imponer al Espíritu de Dios. Pero ese Espíritu es incontrolable como el viento. 

EL SEGUIMIENTO
Evidentemente el texto ha sido elegido como un anticipo del relato evangélico que hoy se proclama (Mc 9,38-45). También en él escuchamos una denuncia formulada por Juan, uno de los discípulos predilectos de Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros”.
• Según el mismo Evangelio, los discípulos tuvieron que reconocer que ellos habían sido incapaces de expulsar un demonio, es decir de curar a un muchacho epiléptico (Mc 9,28). Ahora parece que les molesta que otro, que no pertenece a su grupo, consiga lo que ellos no han podido hacer.
• Cuando los discípulos preguntaron a Jesús por qué no habían podido expulsar ellos al demonio de aquel joven, Jesús les respondió con claridad: “Esta clase no puede ser arrojada más que con la oración”. Pero el discípulo no siempre aprende la lección del Maestro. De hecho, Juan pretende sustituir la fuerza de la oración por la fuerza de la prohibición.
• Además, según el texto original, las palabras de Juan eran todavía más tajantes: “Se lo hemos prohibido, porque no nos sigue a nosotros”. El discípulo de Jesús sabe que ha sido llamado a seguir fielmente a su Maestro. Pero hay discípulos que se empeñan en que los demás los sigan precisamente a ellos.

LA ARROGANCIA
La respuesta de Jesús a los celos de su discípulo no se limita a la corrección, sino que propone un ideal y un estilo nuevo para la comunidad.
• “No se lo impidáis”. Una advertencia importante para todos los seguidores del Señor. Una advertencia que puede aplicarse a los diversos ministerios que sirven al Evangelio y a todos los que en este tiempo tratan de salvar a la persona y a la familia.
• “Uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí”. El nombre del Señor resume su misión de amor. Esa es la clave de la autenticidad de lo que proyectamos y lo que hacemos. Y también de lo que hacen los que no parecen conocer al Señor. 
• “El que no está contra nosotros está a favor nuestro”. El Señor no ignora que la Iglesia suscitará enemistades y posturas “en contra”. Pero eso no permite a sus seguidores que se fabriquen enemigos por su cuenta.
- Señor Jesús, no queremos sustituir al Espíritu con nuestras normas o prohibiciones. Líbranos de la arrogancia y del capillismo grupal. Ayúdanos a percibir y acoger las semillas de tu Evangelio dondequiera que se encuentren. Y haznos discípulos fieles y humildes.
José-Román Flecha Andrés

jueves, 17 de septiembre de 2015

Videos Reflexión: 25º Domingo Tpo. Ordinario Ciclo B - "La verdadera grandeza" - (Ed. Verbo Divino - Monjas de Sant Benet - Youtube) -






Evangelio según San Marcos 9, 30-37 - "La verdadera grandeza" -

25º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"La verdadera grandeza"
20/09/15
Mc 9, 30-37
Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará».
Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: «¿De qué hablaban en el camino?».
Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.
Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos».
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:
«El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado».
Palabra del Señor    
Reflexión
UNA DIFÍCIL LECCIÓN
“Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opome a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida”. El libro de la Sabiduría coloca estas palabras en labios de los impíos (Sab 2,12).
Han pasado más de veinte siglos, pero este modo de pensar se repite con frecuencia en nuestro mundo. Son muchos los que acosan a los justos hasta el martirio.
• Así reaccionan los poderosos cuando perciben que hay ciudadanos que aman la justicia o la vida y la familia que ellos han decidido aniquilar.
• Así reaccionan algunos medios de comunicación cuando descubren personas que aman la verdad y no aceptan la mentira o los silencios que tratan de amordazarla. 
• Y así reaccionan algunos miembros de la familia, cuando ven que otros les presentan un camino que ellos han decidido rechazar, porque contradice sus gustos y decisiones.

LA ENTREGA
El evangelio que hoy se proclama (Mc 9, 30-37) nos presenta en cuatro pasos simétricos un fuerte contraste entre la conciencia de Jesús y la de sus discípulos. 
• Jesús es bien consciente de la suerte que le espera. Su vocación es la entrega por los hombres. Él sabe que va a ser entregado en manos de los que buscan su muerte, pero a los tres días resucitará.
• Sus discípulos no llegan a entender el lenguaje de Jesús. Sin embargo, alguna sospecha les hace temer lo peor. Por tanto, ni siquiera se atreven a preguntar a su Maestro por el verdadero sentido de sus previsiones.
• Los discípulos van haciendo camino con Jesús. Sin embargo, el seguimiento no comporta todavía la adopción de su misión. De hecho, durante el camino están muy interesados en discutir quién de ellos es el más importante.
• Jesús explica pacientemente a sus discípulos la clave de toda primacía. Él es el Maestro y el modelo. Él es el mensajero y el mensaje. Quien quiera ser el primero entre todos, ha de estar dispuesto a servir a todos, como Él ha hecho.

LA ACOGIDA
El evangelio incluye un texto que, al parecer, no tiene mucha relación con lo anterior. En realidad es una parábola en acción para explicar la primacía en términos de servicio y acogida.
• “El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí”. El niño se presenta aquí no por su encanto y simpatía, sino en razón de su desvalimiento e indefensión. Acoger al débil es acoger al mismo Jesús. 
• “Y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado”. Jesús no es solo un profeta enviado por Dios. No basta reconocerlo como tal para ser cristianos. El enviado se identifica con el que lo ha enviado. Solo acoge su divinidad quien está dispuesto a acoger su humanidad.
- Señor Jesús, mientras vamos haciendo camino nos enzarzamos en discutir sobre nuestros derechos y privilegios. Ignoramos tu ejemplo. También nosotros te rechazamos porque nos incomodas. Danos humildad para acogerte y servirte en los más débiles.
José-Román Flecha Andrés

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Videos Reflexión: 24º Domingo Tpo. Ordinario Ciclo B - "Condiciones para seguir a Jesús" - (Ed. Verbo Divino - Monjas de Sant Benet - Youtube) -







Evangelio según San Marcos 8, 27-35 - "Condiciones para seguir a Jesús" -

24º Domingo 
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Condiciones para seguir a Jesús "
13/09/15
Mc 8, 27-35
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?.
Ellos le respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas».
«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?». Pedro respondió: «Tú eres el Mesías».
Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».
Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.
Palabra del Señor   
Reflexión
UNA DECIDIDA CONFESIÓN
“El Señor Dios me abrió el oído; yo no me resistí, ni me eché atrás. Ofrecí la epalda a los que me apaleaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos” . Estas palabras se encuentran en el tercer canto del Siervo de Dios (Is 50,5-6).
Son unos versos escandalosos. No reflejan solamente la crueldad de los que se han ensañado con un hombre inocente. Reflejan también y sobre todo, la paciencia con la que éste ha aceptado los golpes y los ultrajes.
El Siervo de Dios, cantado por el poeta puede representar a todo su pueblo, mil veces humillado. Pero la tradición vio en él la anticipación del Mesías, que había de salvar a su pueblo no gracias a la fuerza, sino mediante el sufrimiento. 
En este mundo tan agresivo muchas personas desprecian a quien se opone a la violencia. Solo se sublevan si la persona injuriada y apaleada es una mujer. En este caso, la opinión pública se escandaliza ante una muestra de aguante que se convierte en complicidad.

PREGUNTAS Y RESPUESTA
El evangelio de este domingo nos reenvía a los caminos. Es precisamente mientras vamos de camino cuando Jesús nos dirige las dos preguntas fundamentales para el discípulo.
• “¿Quién dice la gente que soy yo?” No sabremos responder a esta pregunta si vivimos encerrados en nuestra campana de cristal, sin escuchar a los demás. Puede ser que nuestros vecinos de hoy no sepan nada de Jesús. Pero hay que reconocer que muchos de nosotros no nos paramos a escucharles para saber qué imagen tienen del Maestro.
• “Y vosotros quién decís que soy yo”. Esa pregunta nos interpela directamente. No podemos olvidarla ni dejarla en un archivo. Cada día hemos de examinar nuestra idea de Jesús y, sobre todo, lo que él significa en nuestra vida. Aunque Él sea siempre el mismo, no es la misma la forma en que lo vemos, lo aceptamos o lo rechazamos.
Pedro respondió con una decidida confesión: “Tú eres el Mesías”. Hay muchas ocasiones en la vida en las que tenemos que demostrar una convicción semejante. Nosotros no seguimos a una idea. Seguimos a Jesús. Lo reconocemos como nuestro Salvador. Y lo seguimos, cada uno con nuestra cruz.

SALVARSE O PERDERSE
El seguimiento de Jesucristo no es fácil. Como decía Tomás de Kempis en La Imitación de Cristo, “muchos siguen a Jesús hasta el partir del pan, mas pocos hasta beber el cáliz de la pasión” (2, XI). El seguimiento exige radicalidad, pero en seguir al Señor está la felicidad.
• “El que quiera salvar su vida la perderá”. La vida cristiana no puede identificarse con esa espiritualidad blandita y poco comprometida, que se reduce al gusto por “sentirse bien interiormente”. La fe no es un intento por salvar la propia existencia de los sinsabores y de las responsabilidades de cada día.
• “El que pierda su vida por el Evangelio la salvará”. La vida cristiana tampoco puede identificarse con una neurosis permanente, con una búsqueda enfermiza del sufrimiento, con un regusto masoquista de las penas. La seriedad de la fe no se mide por los dolores soportados, sino por la entrega de la vida por amor. 
- Señor Jesús, sabemos que nuestra felicidad está en seguirte por el camino. Y creemos que ese camino nos exige negarnos a nosotros mismos y cargar con nuestra cruz, que nunca será tan pesada como la tuya. No permitas que nos apartemos de ti.
José-Román Flecha Andrés

martes, 1 de septiembre de 2015

Videos Reflexión: 23º Domingo Tpo. Ordinario Ciclo B - "Jesús sana a un sordomudo" - (Ed. Verbo Divino - Monjas de Sant Benet - Youtube) -





Evangelio según San Marcos 7, 31-37 - "Jesús sana a un sordomudo" -

23º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Jesús sana a un sordomudo"
6/09/15
Mc 7, 31-37
Cuando Jesús volvía de al región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.
Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos.
Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua.
Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y dijo: «Efatá», que significa: «Abrete».
Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
36 Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Palabra del Señor 
Reflexión
SIERVOS DEL SILENCIO
“Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará”. Cuatro asombrosas promesas que se proclaman en la celebración de la eucaristía de hoy (Is 35, 4-7). Las cuatro evocan situaciones de una cierta incapacidad que afecta a los ojos, los oídos, los pies y la lengua.
Es interesante recordar que con estas palabras anunciaba el profeta Isaías el final de la esclavitud de los hebreos en Babilonia. Como se puede observar, la liberación social y política se manifestaba con imágenes que reflejan otra servidumbre: la de la persona que sufre la incomunicación total o parcial con sus semejantes.
A pesar de pregonar la libertad, también nuestro mundo vive en la esclavitud. La humanidad no logra ver el bien que tiene delante. No escucha el lamento de los hermanos, ni las palabras que podrían darle consuelo. No dirige sus pasos hacia las metas de la esperanza. No llega a entonar las canciones que realmente pueden alegrar la vida.

OÍR Y PROCLAMAR
También el evangelio de este domingo nos presenta a un hombre que sufre una cierta discapacidad (Mc 8,31-37). Se trata de una persona sorda, que solo logra expresarse con dificultad. En el evangelio hay algunos detalles que merece la pena subrayar.
• El sordomudo nos parece sumido en una lamentable dificultad para tomar decisiones. Su sordera le ha llevado a perder su autonomía. De hecho, son otras personas las que lo presentan a Jesús y ruegan al Maestro que le imponga las manos.
• El texto subraya la importancia de los gestos corporales de Jesús. El Maestro aparta de la multitud al sordo, como para ayudarle a encontrarse consigo mismo. Utiliza el lenguaje de las manos para hacerse entender. Mira al cielo y suspira para indicarle de dónde viene la fuerza que le salva. Y le dirige una palabra que es una orden y una revelación: “Ábrete”.
• El mensaje que nos transmite este texto evangélico no se despega del hecho, pero se convierte de pronto en una “buena noticia”: solo aquel que es la Palabra puede devolver al sordo la capacidad de oírla y el valor para proclamarla sin dificultad.

UN ENCUENTRO
El papa Benedicto XVI decía que la fe no se apoya en lecciones ni en razones. La fe nace de un encuentro vivo con Jesucristo. También en el evangelio de hoy asistimos a un encuentro entre la Palabra y la sordera. Un encuentro que nos interpela a todos. Y que nos hace apreciar el testimonio de la multitud que presenció el encuentro:
• “Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. Que el Señor toque nuestros oídos, quite los tapones que los cierran y sane nuestra sordera. Eso es lo que necesitamos para creer, puesto que “la fe entra por el oído”.
• “Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. Todos los cristianos hemos oído alguna vez la palabra de Dios. Pero no siempre hemos tenido el valor y la lucidez para anunciarla, También necesitamos que el Señor nos toque con su saliva.
- Señor Jesús, líbranos de la servidumbre del silencio. Queremos acercarte a los hermanos que no han oído tu voz. Y queremos también que abras tú cada día los oídos de nuestro corazón y pongas en nuestros labios la belleza salvadora de tu palabra. Amén.

José-Román Flecha Andrés