jueves, 30 de julio de 2015

Video: Día del Párroco - San Juan María Vianey - " Santo Cura de Ars"-

Con mucho cariño saludamos en su día a todos
los Párroco y Sacerdotes,
 especialmente al  Padre Andrés Mangas,
y damos gracias a Dios por el don de
la vocación y la entrega desinteresada.

Invitamos a todos a compartir la celebración 
Eucarística el martes 4 de agosto a las 17,30 hs 
acompañando al Padre Andrés en su día.
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Videos Reflexión: 18º Domingo Tpo. Ordinario Ciclo B - "Pan de Vida: creer en el Hijo de Dios" - (Monjas de Sant Benet - Youtube) -




miércoles, 29 de julio de 2015

Evangelio según San Juan 6, 24-35 - "Pan de Vida: creer en el Hijo de Dios" -

18º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Pan de Vida: creer en el Hijo de Dios"
2/08/15
Jn 6, 24-35

Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo llegaste?».
Jesús les respondió: «Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello».
Ellos le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?».
Jesús les respondió: «La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado».
Y volvieron a preguntarle: «¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo».
Jesús respondió: «Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo».
Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan».
Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
Palabra del Señor    
Reflexión
LA NECESIDAD Y EL DESEO
“Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi ley o no”. Así habla Dios a Moisés, cuando los israelitas se lamentan y añoran los alimentos de que disfrutaban en Egipto. Prefieren la esclavitud del pasado a la libertad que se les ofrece en esperanza.
Pero Dios no abandona al Pueblo que ha elegido, por mucho que éste trate de falsificar el sentido del camino del éxodo. Dios es fiel a su proyecto de liberación. Las bandadas de codornices y el maná que aparece cada mañana como el rocío en el desierto son el signo de su providencia. 
Dios es Dios, aunque los hombres no sepamos interpretar las señales de su presencia y nos preguntemos cada día como aquel pueblo: “¿Qué es esto?” También a nosotros se dirigen las palabras de Moisés: “Es el pan que el Señor os da de comer” (Ex 16,2-4.12-15).

LOS CONTRASTES
El evangelio de hoy recuerda que las gentes alimentadas por Jesús le buscan y le siguen, por todas partes (Jn 6,24-35). Pero Jesús no sólo observa los hechos, sino que conoce las intenciones de las gentes. El texto se articula al menos en tres contraposiciones:
• “Me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros”. La búsqueda es una categoría importante en el camino de la fe. Pero exige buscar más al Donante que a sus propios dones. Si la búsqueda de Dios es interesada, es que nos hemos colocado a nosotros mismos en el puesto de Dios.
• “Trabajad no por el alimento que perece sino por el alimento que perdura”. En la vida es importante satisfacer nuestras necesidades inmediatas. Pero sería una pena que el presente nos impidiera mirar al futuro. Nuestras necesidades temporales no pueden ahogar nuestros deseos de lo eterno.
• “No fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo”. En nuestro camino hay que reconocer y agradecer el servicio que nos prestan los que nos ayudan a caminar. Pero los mensajeros no podrán hacernos olvidar al Dios y Padre de las misericordias.

HAMBRE Y SED
“¿Cómo podremos ocuparnos en los trabajos que Dios quiere?”. Así preguntan las gentes a Jesús. Pero Jesús afirma que no importa realizar muchas obras sino una sola: creer en el que Dios ha enviado. La fe es mi propia responsabilidad, mi búsqueda y mi programa. Mi tarea diaria. Precisamente ahí se sitúa la revelación de Jesús: 
• “Yo soy el pan de vida”. Ante la Samaritana, Jesús había afirmado que podía dar el agua que salta hasta la vida eterna. Ahora se presenta como el pan de la vida. Las imágenes son expresivas para orientar nuestros deseos más profundos. 
• “El que viene a mí no pasará hambre”. Tan peligroso es morir de hambre como tratar de satisfacerla con alimentos impropios de nuestra dignidad. Sólo el Señor puede saciar nuestra hambre de verdad, de bondad y de belleza.
• “Y el que cree en mí no pasará nunca sed”. El que se ofrecía a calmar la sed junto al pozo de Jacob, morirá en la cruz confesando su propia sed. Pero a él nos dirigimos como la cierva que busca las corrientes de agua. 
- Señor Jesús, te reconocemos como el verdadero maná, llovido del cielo. Tú has venido a nosotros para alimentarnos mientras caminamos por el desierto de la vida. Tú nos alimentas cuando vagamos temerosos y desconfiados por el desierto cultural que se abre cada día ante nosotros. Amén.
José-Román Flecha Andrés

jueves, 23 de julio de 2015

Videos Canción Reflexión: 17º Domingo Tpo. Ordinario Ciclo B - "Multiplicación de los panes y los peces" - (Ed. Verbo Divino - Monjas de Sant Benet - Youtube) -





Evangelio según San Juan 6, 1-15 - "Multiplicación de los panes y los peces" -

17º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Multiplicación de los panes y peces"
26/07/15
Jn 6, 1-15
Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades.
Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos.
Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: «¿Dónde compraremos pan para darles de comer?».
El decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.
Felipe le respondió: «Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:
«Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?».
Jesús le respondió: «Háganlos sentar». Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno cinco mil hombres.
Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron.
Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada».
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.
Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: «Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo».
Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.
Palabra del Señor     
Reflexión
"NUESTRO GRAN PECADO" 
El episodio de la multiplicación de los panes gozó de gran popularidad entre los seguidores de Jesús. Todos los evangelistas lo recuerdan. Seguramente, les conmovía pensar que aquel hombre de Dios se había preocupado de alimentar a una muchedumbre que se había quedado sin lo necesario para comer.
Según la versión de Juan, el primero que piensa en el hambre de aquel gentío que ha acudido a escucharlo es Jesús. Esta gente necesita comer; hay que hacer algo por ellos. Así era Jesús. Vivía pensando en las necesidades básicas del ser humano.
Felipe le hace ver que no tienen dinero. Entre los discípulos, todos son pobres: no pueden comprar pan para tantos. Jesús lo sabe. Los que tienen dinero no resolverán nunca el problema del hambre en el mundo. Se necesita algo más que dinero.
Jesús les va a ayudar a vislumbrar un camino diferente. Antes que nada, es necesario que nadie acapare lo suyo para sí mismo si hay otros que pasan hambre. Sus discípulos tendrán que aprender a poner a disposición de los hambrientos lo que tengan, aunque solo sea «cinco panes de cebada y un par de peces».
La actitud de Jesús es la más sencilla y humana que podemos imaginar. Pero, ¿quién nos va enseñar a nosotros a compartir, si solo sabemos comprar? ¿Quién nos va a liberar de nuestra indiferencia ante los que mueren de hambre? ¿Hay algo que nos pueda hacer más humanos? ¿Se producirá algún día ese «milagro» de la solidaridad real entre todos?
Jesús piensa en Dios. No es posible creer en él como Padre de todos, y vivir dejando que sus hijos e hijas mueran de hambre.Por eso, toma los alimentos que han recogido en el grupo, «levanta los ojos al cielo y dice la acción de gracias». La Tierra y todo lo que nos alimenta lo hemos recibido de Dios. Es regalo del Padre destinado a todos sus hijos e hijas. Si vivimos privando a otros de lo que necesitan para vivir es que lo hemos olvidado. Es nuestro gran pecado aunque casi nunca lo confesemos.
Al compartir el pan de la eucaristía, los primeros cristianos se sentían alimentados por Cristo resucitado, pero, al mismo tiempo, recordaban el gesto de Jesús y compartían sus bienes con los más necesitados. Se sentían hermanos. No habían olvidado todavía el Espíritu de Jesús.
José Antonio Pagola.

miércoles, 15 de julio de 2015

Evangelio según San Marcos 6, 30-34 - "Jesús, pastor y profeta" -

16º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Jesús, pastor y profeta"
19/07/15
Mc 6, 30-34

Al regresar de su misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco». Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Palabra del Señor 
Reflexión
“¡Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño!” Con esta lamentación divina, comienza la primera lectura que hoy se proclama (Jer 23, 1-6). El Señor denuncia y condena el comportamiento de los malos pastores de su pueblo. En lugar de reunir a las gentes las han dispersado.
Así que el Señor mismo promete que será el pastor de su pueblo: “Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países a donde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen”. No sólo eso, sino que el Señor elegirá buenos pastores para que las ovejas vivan sin temor y no se pierdan.
El oráculo profético se cierra con una promesa muy importante. Dios anuncia la llegada de un descendiente de David, que reinará como rey prudente y será reconocido por su amor a la justicia. La imagen del pastor era muy conocida por un pueblo que se había formado conduciendo a sus rebaños. Así que aquella profecía mantuvo viva la esperanza del pueblo de Israel.

EL SENTIDO DE LA MISIÓN
El evangelio de hoy recuerda que Jesús había enviado a sus apóstoles a una misión por los pueblos de alrededor. En este momento regresan para reunirse con él. Antes de retomar la imagen del pastor y aplicarla a Jesús, el texto ofrece unos detalles muy importantes sobre él mismo y sobre el sentido de la misión evangélica (Mc 6, 30-34).
  • En primer lugar, leemos que Jesús invita a sus discípulos a subir a una barca y retirarse a un lugar tranquilo para descansar junto a él. Para Jesús es más importante el “ser” que el “hacer”. Junto al trabajo misionero, valora el descanso y la convivencia. Jesús parece más interesado por las personas que por los resultados de su acción.
  • Además, de alguna manera se nos dice que para ser auténtica, la misión ha de ser repensada, contrastada, evaluada. Pero no se trata de una evaluación académica o sociológica. Es una evaluación “contada”. Los enviados por Jesús vuelven junto a él para hacerle partícipe de sus experiencias. Jesús sabe y quiere escucharles. El Maestro se hace discípulo.
  • Hay otro detalle importante. El texto nos dice que eran tantos los que iban y venían que los discípulos no encontraban tiempo ni para comer. Es verdad que, junto a la tentación de la acción continua, serpea también la tentación de la “acedia”, como dice el Papa Francisco. Si Jesús no quiere la ociosidad, tampoco quiere que sus discípulos mueran en el intento.
EL REGALO DEL TIEMPO
Pero al final del texto evangélico se añaden unas palabras que nos remiten a la imagen del pastor: “Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor y se puso a enseñarles con calma” (Mc 6, 34).
  • Las gentes andaban perdidas. Anhelaban escuchar una palabra de verdad y de vida. Seguramente eso es verdad también en nuestro tiempo. No podemos ignorar el hambre y la sed de sentido que afligen a tantas personas.
  • Jesús es capaz de cambiar con generosidad sus propios planes. No se hace sordo ante las necesidades de las gentes. Jesús no considera como intocable el proyecto de descanso que había pensado para él y para sus discípulos.
  • Así que el Maestro se deja llevar por la compasión y se dedica a la ardua y fatigosa tarea de enseñar a las gentes. Pero no lo hace reflejando frustración. El tiempo es el don más importante que podemos ofrecer a las personas. Y Jesús lo ofrece de todo corazón.
– Señor Jesús, tú conoces el hambre de las gentes que buscan una palabra de verdad para vivir con sentido su existencia. Ayuda a todos los que creen en ti y te siguen para que puedan encontrar en tu intimidad la luz y la fuerza para guiar a sus hermanos. Amén.
José Román Flecha Andrés      

martes, 7 de julio de 2015

Videos Reflexión: 15º Domingo Tpo. Ordinario Ciclo B - "Misión de los doce" - (Ed. Verbo Divino - Youtube - Monjas de Sant Benet)






Evangelio según San Marcos 6, 7-13 - "Misión de los doce" -

15º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo B
"Misión de los doce"
12/07/15
Mc 6, 7-13


Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos».
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
Palabra del Señor         
Reflexión
LA INICIATIVA DE LA MISIÓN
“No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos”. Nos conmueve la simplicidad con que el pastor Amós responde al sacerdote Amasías, según se lee en el texto que hoy se proclama (Am 7,12-15). Evidentemente el profeta molesta a la institución. Pero hoy son muchos los que se proclaman profetas. Los que pregonan haber recibido ese carisma.
Pues, bien, el verdadero profeta no se atreverá nunca a apropiarse ese título. El verdadero profeta no lo es por profesión. Se podría decir que lo es siempre a regañadientes. La iniciativa no viene de él sino de Dios. Es Dios quien lo saca de su vida habitual y pone en sus labios unas palabras que ni él mismo habría nunca imaginado.
La verdadera vocación profética no reporta nunca beneficios inmediatos. Por eso, nunca puede brotar en el campo del egoísmo y de los propios intereses. Se ha dicho con razón que la vocación puede ser representada como una lucha con Dios, en la que el llamado es siempre vencido por el que le llama. Bien lo sabía Amós, acostumbrado a guiar sus rebaños por el campo. 

EL ESTILO DE LA MISIÓN
Si la primera lectura nos recuerda la vocación de Amós, el evangelio nos da cuenta de la vocación de los discípulos de Jesús. Tampoco ahora la iniciativa viene de ellos mismos. Es el Señor quien los elige, quien los llama y quien los envía con una triple misión: predicar la conversión, echar los demonios y curar a los enfermos (Mc 6,7-13).
• Ahora bien, Jesús los envía de dos en dos. Sus discípulos no son francotiradores. Viajar, caminar y actuar siempre “de dos en dos” es ya un requisito para que puedan ser creídos como pregoneros y testigos de la verdad.
• Pero es que, aun antes de actuar y de hablar, han de ser convincentes por su misma forma de vivir en comunión y fraternidad. La buena noticia del amor no será creíble si los que la proclaman no se aman como hermanos
• Además, los discípulos del Señor son enviados con un encargo muy concreto de vivir en austeridad y pobreza. Ha de faltarles no solo lo superfluo, sino también lo necesario. El mensaje dirigido a los pobres no será creíble si lo anuncian los que nadan en las riquezas.

SENCILLEZ Y LIMPIEZA
El texto evangélico recoge un par de advertencias de Jesús que pueden resultar extrañas en la cultura de nuestro tiempo: 
• “Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio”. Jesús quiere y espera que sus discípulos no sean presuntuosos, ni escogidos. La verdad del mensaje ha de apoyarse en la sencillez del mensajero. Abandonar una casa por exigencias de mayor comodidad no haría muy creíble el evangelio.
• “Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa”. Jesús es muy realista. Sabe que quienes rechazan el mensaje, rechazarán también al mensajero. Pero hay que vivir siempre con rectitud y limpieza. Para que sea evidente que el rechazo es inmotivado. 
- Señor Jesús, tú conoces la resistencia que oponemos a tu llamada y el rechazo que demostramos a los que has llamado. El evangelio nos revela la limpieza de tu elección, la coherencia que esperas de tus discípulos y las dificultades que han de encontrar en la misión. Que tu palabra nos purifique a todos, para que brille tu palabra y no nuestros intereses. Amén. 
José-Román Flecha Andrés

Video: Día de la Independencia: 9 de Julio - Himno Nacional Argentino


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Video: Año de la Misericordia: Las Obras de Misericordia: Corporales y Espirituales


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Año de la Misericordia:
 ¿Sabes cuáles son las obras de misericordia?
El Papa Francisco pide recordarlas y practicarlas
Las obras de misericordia son un hermoso catálogo de acciones, o mejor, de sentimientos y actitudes, que hacen efectivo y concreto el precepto del amor fraterno, distintivo de los cristianos. La Iglesia nos propone practicar y vivir estas “obras de misericordia” en todo tiempo y en toda ocasión. Son catorce: siete espirituales y otras siete espirituales:
Las siete obras de misericordia espirituales

1.- Enseñar al que no sabe.

2.- Dar buen consejo al que lo necesita.

3.- Corregir al que yerra.

4.- Perdonar las injurias.

5.- Consolar al triste.

6.- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.

7.- Rogar a Dios por los vivos y difuntos.

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Las siete obras de misericordia corporales

1.- Visitar y cuidar a los enfermos.

2.- Dar de comer al hambriento.

3.- Dar de beber al sediento.

4.- Dar posada al peregrino.

5.- Vestir al desnudo.

6.- Redimir al cautivo.

7.- Enterrar a los muertos.
Fuente: http://www.revistaecclesia.com/