martes, 31 de diciembre de 2013

Video Reflexión: 1º de Enero "María Madre de Dios" (Youtube)




Catolicosenlinea2000  Publicado el 31/12/2012
La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de "María Madre de Dios". El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos, cualidades y privilegios que Ella tiene.
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Evangelio según San Lucas 2,16-21 - XLVII JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ "LA FRATERNIDAD, FUNDAMENTO Y CAMINO PARA LA PAZ" -

Tiempo de Navidad
Santa María, Madre de Dios
Miércoles 1/1/14
Lc 2,16-21
Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. 
Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de que decían los pastores. 
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. 
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. 
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se el puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción. 
Palabra del Señor     
Reflexión
El texto de esta fiesta de la Madre de Dios (Lc 2,16-21) forma parte de la descripción más amplia del nacimiento de Jesús (Lc 2,1-7) y de la visita de los pastores (Lc 2,8-21). El ángel había anunciado el nacimiento del Salvador, dando una señal para reconocerlo: “Encontraréis un niño envuelto en pañales, y acostado en un pesebre”. Ellos esperaban al Salvador de todo un pueblo y deberán reconocerlo en un niño recién nacido, pobre, que yace entre dos animales. ¡Gran sorpresa!
El plan de Dios acontece de modo inesperado, lleno de sorpresa. Esto sucede hoy también. ¡Un niño pobre será el Salvador del mundo! ¿Te lo puedes creer?
Comentario del texto:
Lucas 2, 15-18: Los pastores van hasta Belén y cuentan la visión de los ángelesLa Palabra de Dios no es un sonido producido por la boca. Es sobre todo ¡un acontecimiento! Los pastores dicen literalmente: “Vayamos a ver esta palabra que se ha verificado y que el Señor nos ha manifestado”... La palabra de Dios tiene fuerza creadora. Cumple lo que dice. En la creación dijo Dios: “¡Hágase la luz! ¡Y la luz se hizo!” (Gén 1,3). La palabra del ángel a los pastores es el acontecimiento del nacimiento de Jesús.
Lucas 2,19-20: Conducta de María y de los pastores ante los hechos, ante la palabra
Lucas añade enseguida que “ María conservaba estas palabras (acontecimientos) meditándolos en su corazón”. Son dos modos de percibir y acoger la Palabra de Dios: (i) Los pastores se levantan y van para ver los hechos y verificar en ellos la señal que se les había dado por el ángel, y después, vuelven a sus rebaños glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído. (ii) María, por su parte, conservaba con cuidado todos los acontecimientos en la memoria y los meditaba en su corazón. Meditar las cosas significa rumiarlas e iluminarlas con la luz de la Palabra de Dios, para así llegar a entender mejor todo el significado para la vida.
Lucas 2,21: La circuncisión y el Nombre de Jesús
De acuerdo con una norma de la Ley, el pequeño Jesús es circuncidado el octavo día después de su nacimiento (cf Gén 17,12). La circuncisión era una señal de pertenencia al pueblo. Daba identidad a la persona. En esta ocasión cada niño recibía su nombre (cf Lc 1,59-63). El niño recibe el nombre de Jesús que le había sido dado por el ángel, antes de ser concebido. El ángel había dicho a José que el nombre del niño debía ser Jesús “él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,21). El nombre de Jesús es Cristo, que significa Ungido oMesías. Jesús es el Mesías esperado. Un tercer nombre es Emmanuel, que significa Dios con nosotros (Mt 1,23). ¡El nombre completo es Jesús Cristo Emmanuel!

viernes, 27 de diciembre de 2013

Vídeos Reflexión: 1º Domingo Tiempo de Navidad - Ciclo A - Fiesta: La Sagrada Familia (Youtube - Ed. Verbo Divino) -

Jesús Nazareno  Publicado el 26/12/2013
Jesús se nos muestra, ya desde niño, perseguido y rechazado por los poderosos, parte de una familia pobre y sufrida que debe emigrar para escapar de la violencia y la persecución. La imagen de José tomando "de noche al niño y a su madre y huyó a Egipto", no muestra ciertamente a una familia poderosa, respetada por la sociedad, sino una familia que simboliza a todas las familias despreciadas y relegadas por el mundo del dinero y la apariencia, a todas las familias desamparadas y abandonadas.
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Evangelio según San Mateo 2,13-15.19-23

1º Domingo 
Tiempo de Navidad -Ciclo A -
29/12/13
Mt 2,13-15.19-23
Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: "Desde Egipto llamé a mi hijo".
Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño".
José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.
Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret.
Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: "Será llamado Nazareno".
Palabra del Señor     
Reflexión
Abiertas al proyecto de Dios 
Los relatos evangélicos no ofrecen duda alguna. Según Jesús, Dios tiene un gran proyecto: construir en el mundo una gran familia humana. Atraído por este proyecto, Jesús se dedica enteramente a que todos sientan a Dios como Padre y todos aprendan a vivir como hermanos. Este es el camino que conduce a la salvación del género humano.
Para algunos, la familia actual se está arruinando porque se ha perdido el ideal tradicional de “familia cristiana”. Para otros, cualquier novedad es un progreso hacia una sociedad nueva. Pero, ¿cómo es una familia abierta al proyecto humanizador de Dios? ¿Qué rasgos podríamos destacar?
Amor entre los esposos. Es lo primero. El hogar está vivo cuando los padres saben quererse, apoyarse mutuamente, compartir penas y alegrías, perdonarse, dialogar y confiar el uno en el otro. La familia se empieza a deshumanizar cuando crece el egoísmo, las discusiones y malentendidos. Relación entre padres e hijos. No basta el amor entre los esposos. Cuando padres e hijos viven enfrentados y sin apenas comunicación alguna, la vida familiar se hace imposible, la alegría desaparece, todos sufren. La familia necesita un clima de confianza mutua para pensar en el bien de todos. Atención a los más frágiles. Todos han de encontrar en su hogar acogida, apoyo y comprensión. Pero la familia se hace más humana sobre todo, cuando en ella se cuida con amor y cariño a los más pequeños, cuando se quiere con respeto y paciencia a los mayores, cuando se atiende con solicitud a los enfermos o discapacitados, cuando no se abandona a quien lo está pasando mal. Apertura a los necesitados. Una familia trabaja por un mundo más humano, cuando no se encierra en sus problemas e intereses, sino que vive abierta a las necesidades de otras familias: hogares rotos que viven situaciones conflictivas y dolorosas, y necesitan apoyo y comprensión; familias sin trabajo ni ingreso alguno, que necesitan ayuda material; familias de inmigrantes que piden acogida y amistad. Crecimiento de la fe. En la familia se aprende a vivir las cosas más importantes. Por eso, es el mejor lugar para aprender a creer en ese Dios bueno, Padre de todos; para conocer el estilo de vida de Jesús; para descubrir su Buena Noticia; para rezar juntos en torno a la mesa; para tomar parte en la vida de la comunidad de seguidores de Jesús. Estas familias cristianas contribuyen a construir ese mundo más justo, digno y dichoso querido por Dios. Son una bendición para la sociedad.                             José Antonio Pagola                                         Fuente: http://somos.vicencianos.org

lunes, 23 de diciembre de 2013

Videos Reflexión Canción: ¡Feliz Navidad! (Gloria tv - Ed. Verbo Divino)




Evangelio según San Lucas 2,1-14

Tiempo de Navidad
Vigilia de la Natividad del Señor
24/12/13
Lc. 2,1-14
En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. 
Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. 
Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. 
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. 
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. 
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. 
De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: 
Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. 
Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre". 
Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 
¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él". 
Palabra del Señor        
Reflexión
EL NACIMIENTO DE JESÚS Y LOS CAMBIOS DEL MUNDO
El nacimiento de Jesús en el pesebre de Belén no cambiará nuestra situación actual, la esperanza que nos trae no es de este orden. Jesús renuncia a ser el mago que va a simplificarnos todo como si fuésemos incapaces de organizarnos nosotros mismos para vivir convenientemente en este mundo.
Lo  que leemos en el nacimiento de Jesús en el seno de la noche de Belén es más simple, más profundo y también más sutil. Jesús nace en este mundo de ignominias, de ignominias, de odios y rivalidades, violencias  y sufrimientos.  No vendrá en son de lucha como un reformador con un programa político;  nos mostrará cómo el hombre es capaz de amar a través de todo eso, e, incluso. A causa de ello: nos señala que cada cual en su generación histórica debe ponerse a contemplar ante su pesebre y leer de nuevo el mensaje personal que le ha dirigido el niño Jesús. De esta forma,  penetramos en el núcleo del mensaje de esta noche. Cada cual con sus sufrimientos y sus debilidades, con sus fracasos y sus éxitos, es capaz de amar y ser amado.  Esto quiere decir que el amor es más fuerte que toda violencia, que es siempre libre en toda circunstancia, de explayarse y de triunfar contra todos los obstáculos.
Si un hijo se nos ha dado, que su propia presencia hace brotar en el fondo de cada uno un nuevo impulso inmunizad por ser a la vez de antemano “Padre perpetuo” y “Dios guerrero”, este signo cierto, nos lo da el evangelio: “Hoy os ha nacido un Salvador en la ciudad de David.  El Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal; encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”
He aquí de repente, el mensaje de este niño acostado en un pesebre viene a ser  externamente el evocador del amor nuevo, frágil y triunfante que entreveíamos un poco antes.   Fuentehttp://www.sedipafmorelia.org/

sábado, 21 de diciembre de 2013

Videos Canción: Villancicos - Mi burrito sabanero - Los peces en el río por Shaila Durcal -

Cantemos Villancicos

Se acerca Navidad, vamos camino a Belén, con el burrito sabanero

Gifs animados de peces en el mar


Vídeos Reflexión: 4º Domingo Tiempo de Adviento - Ciclo A - (Monjas de Sant Benet - Ed. Verbo Divino) -



Evangelio según San Mateo 1,18-24

4º Domingo 
Tiempo de Adviento -Ciclo A -
22/12/13
Mt 1,18-24
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: 
"La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel", que traducido significa: "Dios con nosotros".
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
Palabra del Señor     
Reflexión
• En el Evangelio de  Mateo, la infancia de Jesús está centrada alrededor de la persona de Josés, el prometido esposo de María. José era de la descendencia de David. A través de él Jesús pertenece a la raza de David. Así, en Jerusalén, se realizan las promesas hechas por Dios a David y a su descendencia.
• ... El evangelio de hoy nos muestra que ... María ... a los ojos del pueblo de Nazaret, ella se preentó embarazada antes de convivir con José. Ni la gente, ni José, su futuro marido, sabían el origen de su embarazo. Si José hubiese sido justo según la justicia de los escribas y de los fariseos, hubiera tenido que denunciar a María, y la pena para ella hubiera sido la muerte por apedreamiento.
• José era justo, ¡sí!, pero su justicia era diferente. Ya antes él practicaba aquello que Jesús enseñaría más tarde: “Si su justicia no supera la justicia de los escribas y de los fariseos, no entraren en el Reino de los Cielos” (Mt 5,20). Por ello José, sin comprender los hechos, decide despedirla en secreto.
• En la Biblia, el descubrimiento del llamado de Dios en los hechos acontece de distintas formas..., a través de los ángeles (la palabra ángel significa mensajero), que ayudan a descubrir el significado de los hechos (Mt 28,5-7). José llegó a percibir el significado de lo que estaba ocurriendo a María a través de un sueño. En el sueño un ángel se sirvió de la Biblia para aclarar el origen del embarazo de María. Venía de la acción del Espíritu de Dios.
• Cuando para María todo fue claro, ella exclamó: “ìHe aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra!” Cuando para José todo fue claro, tomó a María como su esposa, y fueron a vivir juntos. Gracias a la justicia de José, María no fue apedreada y Jesús siguió viviendo en su seno.
Para la reflexión personal
• A los ojos de los escribas, la justicia de José sería una desobediencia. ¿Hay en esto un mensaje para nosotros? 
• ¿Cómo descubre el llamado de la Palabra de Dios en los hechos de tu vida?

viernes, 20 de diciembre de 2013

Video Cuento: Los tres árboles



Tema de reflexión para este Tiempo de esperanza y de alegría 


PipoTicow  Subido el 6/11/2010
No siempre sabemos lo que Dios planea para nosotros, solo sabemos que: Sus caminos muchas veces no son nuestros caminos, pero... piensa que sus caminos siempre son los mejores.  Categoría  Música    Licencia  Licencia de YouTube estándar

domingo, 15 de diciembre de 2013

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO 2014 XXII


En su mensaje difundido con ocasión de la 22 Jornada Mundial del Enfermo, 

a celebrarse el 11 de febrero, Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes,
 el Papa Francisco señaló que:
"La Iglesia reconoce en los enfermos la presencia de Cristo sufriente"

La fe y la caridad: "También nosotros debemos dar la vida por los hermanos" (1 Jn 3:16)

Queridos hermanos y hermanas:
1. Con ocasión de la XXII Jornada Mundial del Enfermo, que este año tiene como tema Fe y caridad: «También nosotros debemos dar la vida por los hermanos» (1 Jn 3,16), me dirijo particularmente a las personas enfermas y a todos los que les prestan asistencia y cuidado. Queridos enfermos, la Iglesia reconoce en vosotros una presencia especial de Cristo que sufre. En efecto, junto, o mejor aún, dentro de nuestro sufrimiento está el de Jesús, que lleva a nuestro lado el peso y revela su sentido. Cuando el Hijo de Dios fue crucificado, destruyó la soledad del sufrimiento e iluminó su oscuridad. De este modo, estamos frente al misterio del amor de Dios por nosotros, que nos infunde esperanza y valor: esperanza, porque en el plan de amor de Dios también la noche del dolor se abre a la luz pascual; y valor para hacer frente a toda adversidad en su compañía, unidos a él.
2.  El Hijo de Dios hecho hombre no ha eliminado de la experiencia humana la enfermedad y el sufrimiento sino que, tomándolos sobre sí, los ha transformado y delimitado. Delimitado, porque ya no tienen la última palabra que, por el contrario, es la vida nueva en plenitud; transformado, porque en unión con Cristo, de experiencias negativas, pueden llegar a ser positivas. Jesús es el camino, y con su Espíritu podemos seguirle. Como el Padre ha entregado al Hijo por amor, y el Hijo se entregó por el mismo amor, también nosotros podemos amar a los demás como Dios nos ha amado, dando la vida por nuestros hermanos. La fe en el Dios bueno se convierte en bondad, la fe en Cristo Crucificado se convierte en fuerza para amar hasta el final y hasta a los enemigos. La prueba de la fe auténtica en Cristo es el don de sí, el difundirse del amor por el prójimo, especialmente por el que no lo merece, por el que sufre, por el que está marginado.
3. En virtud del Bautismo y de la Confirmación estamos llamados a configurarnos con Cristo, el Buen Samaritano de todos los que sufren. «En esto hemos conocido lo que es el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos» (1 Jn 3,16). Cuando nos acercamos con ternura a los que necesitan atención, llevamos la esperanza y la sonrisa de Dios en medio de las contradicciones del mundo. Cuando la entrega generosa hacia los demás se vuelve el estilo de nuestras acciones, damos espacio al Corazón de Cristo y el nuestro se inflama, ofreciendo así nuestra aportación a la llegada del Reino de Dios.
4. Para crecer en la ternura, en la caridad respetuosa y delicada, nosotros tenemos un modelo cristiano a quien dirigir con seguridad nuestra mirada. Es la Madre de Jesús y Madre nuestra, atenta a la voz de Dios y a las necesidades y dificultades de sus hijos. María, animada por la divina misericordia, que en ella se hace carne, se olvida de sí misma y se encamina rápidamente de Galilea a Judá para encontrar y ayudar a su prima Isabel; intercede ante su Hijo en las bodas de Caná cuando ve que falta el vino para la fiesta; a lo largo de su vida, lleva en su corazón las palabras del anciano Simeón anunciando que una espada atravesará su alma, y permanece con fortaleza a los pies de la cruz de Jesús. Ella sabe muy bien cómo se sigue este camino y por eso es la Madre de todos los enfermos y de todos los que sufren. Podemos recurrir confiados a ella con filial devoción, seguros decque nos asistirá, nos sostendrá y no nos abandonará. Es la Madre del crucificado resucitado: permanece al lado de nuestras cruces y nos acompaña en el camino hacia la resurrección y la vida plena.
5. San Juan, el discípulo que estaba con María a los pies de la Cruz, hace que nos remontemos a las fuentes de la fe y de la caridad, al corazón de Dios que «es amor» (1 Jn 4,8.16), y nos recuerda que no podemos amar a Dios si no amamos a los hermanos. El que está bajo la cruz con María, aprende a amar como Jesús. La Cruz  es «la certeza del amor fiel de Dios por nosotros. Un amor tan grande que entra en nuestro pecado y lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos… La Cruz de Cristo invita también a dejarnos contagiar por este amor, nos enseña así a mirar siempre al otro con misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda» (Via Crucis con los jóvenes, Río de Janeiro, 26 de julio de 2013).
Confío esta XXII Jornada Mundial del Enfermo a la intercesión de María, para que ayude a las personas enfermas a vivir su propio sufrimiento en comunión con Jesucristo, y sostenga a los que los cuidan. A todos, enfermos, agentes sanitarios y voluntarios, imparto de corazón la Bendición Apostólica.
Vaticano, 6 de diciembre de 2013
FRANCISCO

sábado, 14 de diciembre de 2013

Vídeos Reflexión: 3º Domingo Tiempo de Adviento - Ciclo A - (Monjas de Sant Benet - Ed. Verbo Divino) -

Que las personas vivan en libertad 



Evangelio según San Mateo 11,2-11

3º Domingo 
Tiempo de Adviento -Ciclo A -
15/12/13
Mt 11,2-11
Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle:  "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?".
Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.
¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!".
 Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. El es aquel de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino".
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.
Palabra del Señor   
Reflexión    
Juan que estaba en la cárcel...:  La cárcel para Juan , como para todos, es lugar de segregación, una especie de “mundo aparte” que lo vuelve casi extraño a todo lo que constituye la vida normal y deforma la percepción de las noticias que recibe del exterior. No nos extrañe, también por este motivo, la pregunta del Bautista que, precisamente, había sido el primero en reconocer en Jesús,  ... inclinándose ante Él con humildad y temblor (cfr 3,11).
Había oido hablar de las obras de Cristo...: La expresión “obras de Cristo” usada para resumir cuanto Jesús estaba haciendo, anticipa la respuesta que Él dará a la petición de Juan.
* Juan Bautista, estando en la cárcel, escucha las noticias sobre Jesús: también nosotros cada día, estando en “nuestras prisiones” de soledad y de alejamiento de Dios o del dolor, escuchamos “cualquier cosa” que viene de muchas fuentes y nos sentimos perturbados.
A veces es difícil distinguir la buena noticia del evangelio en medio de tantas cosas que suceden cada día.
Sin embargo las obras del hombre Jesús son las “obras de Cristo”, aunque muchas veces no caigamos en la cuenta, tal como le sucede a Juan.
¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro? Juan, cuando bautizaba a las multitudes en el Jordán, había descrito un Mesías fuerte y severo para castigar los pecados de los hombres: “Aquel que viene en pos de mí es más fuerte que yo, y yo no soy digno ni siquiera de llevar sus sandalias; él os bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Él tiene en la mano una horquilla, limpiará su era y recogerá su grano en el granero, pero quemará la paja en fuego inextinguible” (Mt 3,11-12)...  Ahora sometido a la prueba de la cárcel, hecho frágil por el sentido de la impotencia y del fallo, víctima de la injusticia y de la prepotencia contra las que había luchado siempre, cree que el mal esté triunfando y está como desconcertado. Inmerso irremediablemente en esa niebla, no logra ver con claridad el poder de Dios en acción en las obras de Jesús.
* Es lícito suponer: Jesús se estaba revelando gradualmente como Mesías, pero lo hacía rompiendo los cánones del ideal hebraico y de las acostumbradas interpretaciones de las sagradas Escrituras: ... predicaba con energía la conversión, pero perdonaba a los pecadores; se mostraba “manso y humilde de corazón” (Mt 11-29), abierto y disponible a todos , ...  Juan ..., envía una delegación a Jesús ...
Jesús les respondió: Id y contad a Juan lo que oís y veis: Jesús no responde de un modo rápido y directo, sino que muestra con claridad cómo los hechos que provienen de su acción están cambiando la historia y realizando las antiguas profecías sobre el Mesías. Ninguna respuesta “ preparada de antemano” por tanto, pero los discípulos deben regresar a Juan y referirle lo que ellos mismos han oído y visto, porque las curaciones, las resurrecciones y la liberación son ya signo inequívocos de la mesianidad de Jesús de Nazaret. Debemos aprender cada día a anunciar la buena noticia a partir de lo que nosotros mismos sentimos y vemos. El testimonio fraterno e indispensable para comunicar el evangelio.
* Cristo se somete humildemente al interrogatorio y responde indicando a los discípulos de Juan un verdadero y propio método de comprensión y de anuncio:“Id y contad a Juan lo que oís y veis”. El cuarto evangelista reclama el mismo método abriendo su primera carta: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oido, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que nuestras manos han tocado, o sea el Verbo de la vida (porque la vida se ha hecho visible, y nosotros hemos visto y por eso damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba junto al Padre y se ha hecho visible a nosotros) lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos también a vosotros, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros” (Jn 1,1-3). Este es el método misionero adoptado por la Iglesia primitiva: el método aprendido de la encarnación del Verbo.
El anuncio verdadero y eficaz pasa a través de comunicación sencilla y modesta de la experiencia personal: las palabras sin rumor de una vida tejida de fe.
Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen ... y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; En estas palabras, suma de diversas citas de Isaías (28, 18-19; 35, 5-6; 42, 18; 61,1), está el corazón de la respuesta de Jesús y de todo nuestro pasaje. El Señor presenta su propia obra no como juicio y dominio, sino como bendición divina para los necesitados del Pueblo.... 
* Indirectamente, Jesús invita al mismo Juan a oir y ver lo que él está enseñando y haciendo. Así el último de los profetas podía recordar y ahora reconocer que cuanto Jesús dice y hace corresponde a las grandes profecías mesiánicas, de las cuáles es rico el Antiguo Testamento...
¡Dichoso áquel que no halle escándalo en mí! : Escándalo” es un vocablo griego: la “piedra de tropiezo” preparada para golpear de sorpresa a una persona...
Jesús es uno que escandaliza a sus conciudadanos por sus orígenes de poca alcurnia y poco apropiados al Mesías glorioso; escandaliza a los fariseos..., escandaliza a los discípulos del Bautista con su obrar fuera de los esquemas preconcebidos y escandaliza a sus discípulos con su propia muerte infame...
El tipo de escándalo del cual tenemos necesidad es el que nace del vivir radicalmente el evangelio, el que nos saca de nuestras costumbres de vida y de nuestros esquemas mentales...
¿Qué salísteis a ver en el desierto?: No obstante la debilidad demostrada en la pregunta puesta por Juan, Jesús describe con entusiasmo a su precursor como un profeta que a su palabra ardiente une los signos vivos e incontestables de su relación privilegiada con Dios en nombre del cual habla al Pueblo... Jesús afirma que Juan es más que un profeta: es áquel de quien hablan las antiguas Escrituras de los padres, el mensajero que prepara el camino al Señor (Mt 3,3), según cuanto habían dicho los antiguos profetas (Mal 3,1; Ex 23,20)...
No ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista: Juan no es sólo un eminente profeta y el precursor del Mesías ..., sino que es grande también como hombre, más que todo sus contemporáneos y hombres de las épocas precedentes... 
Sin embargo, el más pequeño...: ... Por cuanto sea el más grande entre los hombres, Juan es pequeño en el Reino, porque allí todo está medido según criterios muy diversos de los de la tierra...
* El contraste entre “grande” y “pequeño” se ha puesto a propósito para aclarar a todos los creyentes que para ser grande es necesario convertirse cada vez en más pequeño. En su “grandeza” humana Juan viene señalado por Jesús como el más pequeño en el reino y también por Juan se pone la exigencia evangélica de “hacerse pequeño” en las manos de Dios. Es la misma exigencia que se pone cada día para cada uno de nosotros tentados de asemejarnos a los “grandes” y a los “poderosos” al menos en el deseo.                                      Fuentehttp://ocarm.org/es

sábado, 7 de diciembre de 2013

Videos: Solemnidad "Inmaculada Concepción de María" - (Youtube - Monjas de Sant Benet)



Camino Católico - Subido el 07/12/2010 - Categoría Gente y blogs  Licencia Licencia estándar de YouTube

8 de Diciembre: "Solemnidad Inmaculada Concepción de María"

Evangelio según San Lucas 1, 26-38
En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,  a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. 
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". 
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. 
Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. 
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". 
María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". 
El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. 
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". 
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho".Y el Ángel se alejó. 
Palabra del Señor   
Reflexión

Con María Inmaculada

María dice “sí” al ángel. Su disponibilidad abre las puertas del adviento de la fe, de una esperanza que ya no tendrá fin. María, la joven de Nazaret, sabia y humilde de corazón, nos muestra el camino más claro para vivir desde la voluntad de Dios. 

Reflexionando sobre algunas partes de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium de nuestro Papa Francisco, algunas personas, comentaban que estaban emocionando con la lectura. Personalmente no me canso de decir que es un texto que tenemos que leer. Un texto para el Adviento. Nos llenará de alegría y de esperanza.

Leer lo que dice el Papa de María en el nº 286 de Evangelii Gaudium:

“María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura. Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la alabanza. Ella es la amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios”.

Rumiemos este comentario mariano de Francisco para prepararnos a la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. 

Adaptación. Fuente: http://blogs.21rs.es/kamiano

Vídeo Reflexión: 2º Domingo Tiempo de Adviento - Ciclo A - ( Ed. Verbo Divino)

Palabras utilizadas: Smile = Risa - Hope = Esperanza - Happiness = Felicidad

Evangelio según San Mateo 3, 1-12

2º Domingo
de Adviento - Ciclo A -
08/12/13
Mt 3, 1-12
En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: 
"Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca". 
A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: "Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos". 
Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. 
La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. 
Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? 
Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: "Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. 
El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. 
Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. 
Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible"
Palabra del Señor
Reflexión
El mensaje del texto:
Con un estilo típicamente bíblico-narrativo Mateo presenta la figura y la actividad de Juan Bautista en el desierto de la Judea..., mientras Jesús desarrollará su misión en Galilea. Para Mateo la actividad de Juan está completamente orientada y subordinada hacia “aquel que debe venir”, la persona de Jesús. Además, Juan es presentado como el grande y valeroso predicador que ha preanunciado el inminente juicio de Dios.
El mensaje del Bautista consiste en un preciso imperativo, “convertíos” y en un motivo también muy claro: “porque el reino de los cielos está cerca”. La conversión adquiere un gran relieve en la predicación del Bautista..., se indican los frutos de la conversión para expresar una nueva orientación que dar a la propia existencia. Tal indicación, por un lado, se coloca en la línea de los profetas que entendían la hecho de la conversión en el abandono radical de todo aquello que hasta ahora tenía un valor; por otro lado, va más allá e intenta demostrar que la conversión es un dirigirse hacia el “reino de los cielos”, hacia una novedad que se presenta inminente con sus exigencias y prospectivas. Se trata de dar un cambio decisivo en la vida orientándola en una nueva dirección: el “reino de los cielos” da fundamento y define la conversión , no una serie de esfuerzos humanos. La expresión “reino de los cielos” está para indicar que Dios se revelará a todos los hombres y con gran potencia. Juan dice que tal revelación de Dios es inminente, no está lejana.
La actividad profética de Juan tiene el deber de preparar a sus contemporáneos a la venida de Dios en Jesús, con los rasgos de la figura de Elías. Interesante son los motivos, las imágenes con las que viene interpretada la figura del Bautista, entre ellas el cinturón de cuero ceñido en los costados, un signo de reconocimiento de profeta Elías (2 Re 1,8); el manto tejido de pelos de camello es un vestido típico del profeta, según Zacarías 13,4. Se trata de una identificación directa entre el profeta Elías y Juan. Seguramente tal interpretación es la respuesta del evangelista a una objeción judaica de aquel tiempo: ¿ cómo puede ser Jesús el Mesías, si primero no viene Elías?
Con su actividad profética Juan consigue mover grandes muchedumbres, también Elías había reconducido al pueblo entero a volver a la fe en Dios (1 Re 18). El bautismo de Juan no es importante porque sean grandes muchedumbres las que lo reciben, sino que tiene valor porque va acompañado de precisos compromisos de conversión. Además no es un bautismo que tiene el poder de borrar los pecados, sólo la muerte de Jesús tiene este poder, pero imprime sin embargo una nueva orientación que dar a la vida...
¿De qué modo se hará visible una tal decisión de convertirse?. Juan se abstiene de dar precisas indicaciones, se limita sólo a indicar el motivo: evitar el juicio punitivo de Dios. Se pudiera decir en un lenguaje propositivo que el fin de la conversión es Dios, el radical reconocimiento de Dios, el orientar de un modo todo nuevo la propia vida hacia a Dios.
En tanto “los fariseos y saduceos” no están disponibles a convertirse, en cuanto ponen su confianza y esperanza en la descendencia de Abrahán: en cuanto que pertenecen al pueblo elegido están seguros de que Dios, por méritos de sus padres, les concederá la salvación. Juan pone en duda esta falsa seguridad con dos imágenes: la del árbol y la del fuego.
Ante todo la imagen del árbol que se tala, en el Antiguo Testamento recuerda al juicio de Dios. Un texto de Isaías así lo describe: “He ahí el Señor Dios de los ejércitos, que rompe los árboles con estruendo, las punta más altas son derribadas, las cimas son abatidas”. Por su parte la imagen del fuego tiene la función de expresar la “ira inminente ” que se manifestará con el juicio de Dios (3.7) En síntesis, se muestra la apremiante inminencia de la venida de Dios: los que escuchan deben abrir los ojos sobre lo que les espera
Finalmente la predicación de Juan hace un confrontamiento entre los dos bautismos, las dos personas, la de Juan y la del que debe venir. La diferencia substancial es que Jesús bautiza con espíritu y fuego, mientras Juan sólo con agua, un bautismo para la conversión. Tal distinción subraya que el bautismo de Juan está completamente subordinado al de Jesús. Mateo anota que el bautismo con el espíritu ya se ha realizado, precisamente en el bautismo cristiano, como afirma la escena del bautismo de Jesús, mientras aquel del fuego debe todavía llegar y sucederá en el juicio que Jesús dará.
El final de la predicación de Juan presenta, pues, la descripción del juicio que cae sobre la comunidad con la imagen de la paja. La misma acción que el campesino hace en la era cuando separa el grano de la paja, así será realizada por Dios en el juicio sobre la comunidad.
Fuentehttp://www.ocarm.org/es    

martes, 3 de diciembre de 2013

Día Internacional de las Personas con Discapacidad

En 1992, al término del Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos (1983-1992), la Asamblea General proclamó el día 3 de diciembre  Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
El Decenio había sido un período de toma de conciencia y de medidas orientadas hacia la acción y destinadas al constante mejoramiento de la situación de las personas con discapacidades y a la consecución de la igualdad de oportunidades para ellas. Posteriormente, la Asamblea hizo un llamamiento a los Estados Miembros para que 
destacaran la celebración del Día, con miras a fomentar una mayo rintegración en la sociedad de las personas con discapacidades.
Tema para 2013: Romper las barreras, abrir las puertas: por una sociedad inclusiva para todos
Mil millones de personas en el mundo con discapacidad enfrentan barreras físicas, sociales, económicas y actitudes que los excluye de participar de una forma total y efectiva como miembros iguales en la sociedad. Entre los más pobres del mundo hay un número desproporcionado de estas personas y carecen de un acceso equitativo a recursos básicos, como la educación, el empleo, la atención sanitaria y también a sistemas de apoyo sociales y legales. 
A pesar de esta situación, la discapacidad se ha mantenido en gran medida invisible en la agenda principal de desarrollo y en sus procesos. Hoy en día, en muchas partes del mundo, la falta de conciencia y de entender que la accesibilidad es un asunto trasversal de desarrollo sigue siendo un obstáculo para progresar mediante los Objetivos de Desarrollo del Milenio y también con otras decisiones convenidas internacionales que atañen a todos.

                                                      
                                                   

lunes, 2 de diciembre de 2013

Exhortación Apostólica ‘Evangelii Gaudium’





Publicado el 26/11/2013
Él mismo dice que es el programa de su pontificado. Francisco desafía a los católicos y les pide que propongan el Evangelio con la bondad de Jesús. El Papa pide una conversión sin miedo y predica con el ejemplo porque anticipa una "conversión del papado que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización".  Categoría Noticias y política Licencia Licencia estándar de YouTube

“La evangelización es una tarea de todo el pueblo de Dios, ninguno está excluido”

Francisco expone la exigencia de promover el laicado y la mujer

El arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, junto con los arzobispos Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos y Claudio Maria Celli, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, han presentado ... en la Oficina de Prensa de la Santa Sede la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”(La alegría del Evangelio) del Papa Francisco ...
La exhortación, que tiene 222 páginas, está dividida en cinco capítulos y una presentación. Los capítulos están dedicados a la transformación misionera de la Iglesia; la crisis del compromiso comunitario, el anuncio del Evangelio, la dimensión social de la evangelización y a los evangelizadores con espíritu.


Publicamos,...el texto pronunciado por el arzobispo Fisichella:“Evangelii gaudium: Exhortación Apostólica escrita bajo la luz de la alegría con el fin de redescubrir la fuente de la evangelización en el mundo contemporáneo. En esta expresión se podría resumir todo el contenido del nuevo documento que el Papa Francisco ofrece a la Iglesia para delinear los caminos del compromiso pastoral que la ocuparán en el futuro cercano. Una invitación a recuperar una visión profética y positiva de la realidad, sin por ello dejar de ver las dificultades. El Papa Francisco infunde valentía e invita a mirar hacia adelante no obstante el momento de crisis, haciendo una vez más de la cruz y de la resurrección de Cristo la “insignia de la victoria” (85).

En varias ocasiones el Papa Francisco hace referencia a las Propositiones del Sínodo de octubre de 2012, demostrando cuánto la contribución sinodal haya sido un importante punto de referencia para la redacción de la Exhortación. De todas maneras, el texto va más allá de la experiencia del Sínodo. El Papa imprime en estas páginas no solo su anterior experiencia pastoral, sino sobre todo su llamado a aprovechar el momento de gracia que la Iglesia está viviendo para emprender con fe, convicción y entusiasmo la nueva etapa del camino de evangelización. Continuando la enseñanza de la Evangelii nuntiandi de Pablo VI, él coloca de nuevo al centro la persona de Jesucristo, el primer evangelizador, quien llama hoy a cada uno de nosotros a participar con él en la obra de salvación (12). “La acción misionera es el paradigma de cualquier obra de la Iglesia” (15) – afirma el Santo Padre -; por ello es necesario captar el tiempo favorable para vislumbrar y vivir la “nueva etapa” de la evangelización (17). Esta se articula en dos temáticas particulares las cuales marcan la estructura fundamental de la Exhortación. Por una parte, el Papa Francisco se dirige a las iglesias particulares para que, viviendo en primera persona los desafíos y las oportunidades propias de cada contexto cultural, estén en grado de proponer los aspectos peculiares de la nueva evangelización en sus países. Por otra, el Papa traza un denominador común que le permita a toda la Iglesia, y a cada evangelizador en particular, reencontrar una metodología común para convencerse de que el compromiso de evangelización es siempre un camino participado, compartido y jamás aislado. Los siete puntos, recogidos en los cinco capítulos de la Exhortación, constituyen las columnas basilares de la visión del Papa Francisco sobre la nueva evangelización: la reforma de la Iglesia en salida misionera, las tentaciones de los agentes pastorales, la Iglesia entendida como totalidad del pueblo de Dios que evangeliza, la homilía y su preparación, la inclusión social de los pobres, la paz y el diálogo social, las motivaciones espirituales en el compromiso misionero. El elemento que mantiene unidas estas temáticas se concentra en el amor misericordioso de Dios que sale al encuentro de cada persona para manifestar el corazón de su revelación: la vida de cada persona adquiere sentido en el encuentro con Jesucristo y en la alegría de compartir esta experiencia de amor con los demás (8).
Así entonces, el primer capítulo se desarrolla a la luz de la reforma de la Iglesia en clave misionera, llamada a “salir” de sí misma para encontrar a otros. Es la “dinámica del éxodo y del don de salir de sí, del caminar y del sembrar siempre de nuevo, siempre más” (21), lo que el Papa expresa en estas páginas. La Iglesia que debe hacer suya la “intimidad de Jesús que es una intimidad itinerante” (23). El Papa, como ya es habitual, profundiza sobre algunas expresiones impactantes y crea neologismos para hacer entender la naturaleza misma de la acción evangelizadora. Entre ellos, por ejemplo, “primerear”; esto quiere decir que Dios nos precede en el amor, indicando a la Iglesia el camino que debe seguir. Ella no se encuentra en una vía sin salida, sino que va tras las huellas mismas de Cristo (cfr. 1 Pt 2,21); por tanto, tiene la certeza acerca del camino que debe recorrer. Esto no le provoca miedo, sabe que debe “ir al encuentro, buscar a los alejados y llegar a los cruces de los caminos para invitar los excluidos. Vive un inagotable deseo de ofrecer misericordia” (24). Para que esto suceda, el Papa Francisco vuelve a proponer con vehemencia la exigencia de la “conversión pastoral”. Esto significa pasar de una visión burocrática, estática y administrativa de la pastoral a una perspectiva misionera, mejor aún, a una pastoral en estado permanente de evangelización (25). En efecto, así como existen estructuras que facilitan y sostienen la pastoral misionera, lamentablemente también “hay estructuras eclesiales que pueden terminar condicionando el dinamismo evangelizador” (26). La presencia de prácticas pastorales anticuadas y rancias obliga entonces a la audacia de ser creativos para repensar la evangelización. En este sentido el Papa afirma: “Una individuación de los fines sin una adecuada búsqueda comunitaria de los medios para alcanzarlos está condenada a convertirse en mera fantasía” (33).
Es necesario, por tanto, ”concentrarse en lo esencial” (35) y saber que solamente una dimensión sistemática, es decir, unitaria, progresiva y proporcionada de la fe puede ayudar verdaderamente. Esto implica para la Iglesia la capacidad de evidenciar la “jerarquía de las verdades” y su adecuada referencia con el corazón del Evangelio (37-39). Esto impide caer en el peligro de una presentación de la fe hecha solo a la luz de algunas cuestiones morales como si ellas pudieran prescindir de su relación con la centralidad del amor. Fuera de esta perspectiva, “el edificio moral de la Iglesia corre el riesgo de convertirse en un castillo de naipes, y este es nuestro mayor peligro” (39). Aparece entonces un fuerte reclamo del Papa para que se establezca un sano equilibrio entre el contenido de la fe y el lenguaje que lo expresa. Puede suceder, a veces, que la rigidez con la que se pretende conservar la precisión del lenguaje, vaya en detrimento del contenido, comprometiendo así la visión genuina de la fe (41).
Un pasaje realmente importante en este capítulo es el número 32, en el que el Papa Francisco muestra la urgencia de llevar a cabo algunas perspectivas del Vaticano II. En particular la tarea del ejercicio del Primado del Sucesor de Pedro y la de las Conferencias Episcopales. Ya Juan Pablo II en Ut unum sint, había solicitado ayuda para comprender mejor los deberes del Papa en el diálogo ecuménico. Ahora el Papa Francisco continúa haciéndolo y entrevé que una forma de ayuda más concreta al respecto podría llegar si se desarrollase mayormente el estatuto de las Conferencias Episcopales. Otro pasaje de particular intensidad, por las consecuencias que tendrá en la pastoral, son los números 38-45: el corazón del Evangelio “se encarna en los límites del lenguaje humano”. Es decir, la doctrina se aloja en la “jaula del lenguaje” – por usar una expresión muy querida por Wittgenstein -, lo cual implica la exigencia de un verdadero discernimiento entre la pobreza y los límites del lenguaje, con la riqueza – en ocasiones todavía desconocida – del contenido de la fe. ¬¬El peligro de que en ocasiones la Iglesia pueda no considerar esta dinámica es real; puede suceder entonces que sobre algunas posiciones exista una cerrazón injustificada, con el consiguiente riesgo de esclerotizar el mensaje evangélico, haciendo que no se pueda percibir más la dinámica propia de su desarrollo.
El segundo capítulo está dedicado a acoger los desafíos del mundo contemporáneo y a superar las fáciles tentaciones que minan la nueva evangelización. En primer lugar, afirma el Papa, es necesario recuperar la propia identidad, sin esos complejos de inferioridad que conducen a “ocultar la propia identidad y las convicciones… [y] que terminan sofocando la alegría de la misión en una especie de obsesión por ser como todos los demás y por tener lo que los otros tienen” (79). Esto hace que los cristianos caigan en un “relativismo incluso más peligroso que el doctrinal” (80), porque termina corroyendo el estilo de vida de los creyentes. Sucede entonces que en muchas expresiones de nuestra pastoral las iniciativas resientan la pesadez, pues en el primer puesto se coloca la iniciativa y no la persona. Sostiene el Papa que la tentación de una “despersonalización de la persona” para favorecer la organización, es real y común. Del mismo modo, los desafíos de la nueva evangelización deberían ser asumidos más como una oportunidad para crecer y no como un motivo para caer en depresión. Hay que desterrar entonces “el sentido de la derrota” (85). Es necesario recuperar la relación interpersonal para que tenga el primado sobre la tecnología del encuentro hecho con el control remoto en mano, con el que se establece cómo, dónde, cuándo y por cuánto tiempo encontrar a los demás según las propias preferencias (88). De todas maneras, entre los múltiples desafíos, además de aquellos que son más corrientes y más recurrentes, es necesario individuar los que inciden de un modo más directo en la vida. El sentido de “precariedad cotidiana, con consecuencias funestas”, las variadas formas de “disparidad social”, el “fetichismo del dinero y la dictadura de una economía sin rostro”, la “exasperación del consumo” y el “consumismo desenfrenado”… en fin, nos encontramos ante una “globalización de la indiferencia” y ante un “desprecio socarrón” en relación a la ética, en donde se pretende continuamente marginar cualquier reclamo crítico de frente al predominio del mercado que con su teoría de la “filtración de la riqueza”, engaña acerca sobre la posibilidad real de favorecer a los pobres (cfr. nn. 52-64). Si la Iglesia aparece todavía con una gran credibilidad en tantos países del mundo, incluidos aquellos donde es minoría, esto se debe a su obra de caridad y solidaridad(65).
En la evangelización de nuestro tiempo, por tanto, especialmente ante los retos de las grandes “culturas urbanas” (71), los cristianos están invitados a escapar de dos expresiones que lesionan su misma naturaleza y que el Papa Francisco define en general como “mundanidad” (93). En primer lugar , la “fascinación del gnosticismo”; es decir, una fe cerrada en sí misma, en sus certezas doctrinales y que hace de sus propias experiencias el criterio de verdad para juzgar a los demás. Además, el “neopelagianismo autorreferencial y prometeico” de cuantos sostienen que la gracia es solo un accesorio mientras lo que crea progreso es únicamente el proprio empeño y las propias fuerzas. Todo esto contradice la evangelización. Crea una especie de “elitismo narcisista” que debe ser evitado (94). Qué cosa queremos ser, se pregunta el Papa, ¿”generales de ejércitos derrotados” o “simples soldados de un escuadrón que continua batallando”? el riesgo de una “Iglesia mundana detrás de telones espirituales o pastorales” (96), no es recóndito, sino real. Es preciso, entonces, no sucumbir a estas tentaciones, sino ofrecer el testimonio de la comunión (99). Esta se hace fuerte en la complementariedad. A partir de esta consideración, el Papa Francisco expone la exigencia de promover el laicado y la mujer; del compromiso con las vocaciones comenzando por los propios sacerdotes. Mirar la Iglesia con todos los avances realizados en estos decenios requiere evitar la mentalidad del poder y transformarla por aquella del servicio a la construcción unitaria de la Iglesia (102-108).
La evangelización es una tarea de todo el pueblo de Dios, ninguno está excluido. Ella no está reservada ni puede ser delegada a un grupo particular. Todos los bautizados están directamente involucrados en ella. El Papa Francisco explica, en el tercer capítulo de la Exhortación, cómo ella se puede desarrollar y las etapas que expresan su progreso. En primer lugar se detiene a evidenciar el “primado de la gracia” que obra sin descanso en la vida de cada evangelizador (112). Desarrolla, además, el tema del inmenso papel desempeñado por las diversas culturas en su proceso de inculturación del Evangelio, y previene sobre terminar cayendo en la “vanidosa sacralización de la propia cultura” (117). Luego indica el itinerario fundamental de la nueva evangelización en el encuentro interpersonal (127-129) y en el testimonio de vida (121). Finalmente, aboga por que la piedad popular sea valorizada, pues ella expresa la fe genuina de tantas personas que en este mundo dan un verdadero testimonio de la simplicidad del encuentro con el amor de Dios (122-126). Por último, el Papa hace una invitación a los teólogos para que estudien las mediaciones necesarias a fin de lograr una valorización de las distintas formas de evangelización (133), no sin antes considerar ampliamente el tema de la homilía como forma privilegiada de evangelización, la cual necesita una auténtica pasión y amor por la Palabra de Dios y por el pueblo que se nos ha confiado (135-158).
El cuarto capítulo está dedicado a la reflexión sobre la dimensión social de la evangelización. Un tema muy apreciado por el Papa Francisco porque “si esta dimensión no se explicita debidamente, se corre siempre el riesgo de desfigurar el significado autentico e integral de la misión evangelizadora” (176). Es el grande tema del vínculo entre el anuncio del Evangelio y la promoción de la vida humana en todas sus expresiones. Una promoción integral de cada persona es lo que impide reducir la religión a un hecho privado, sin ninguna incidencia en la vida pública y social. Una “fe auténtica implica siempre un profundo deseo de cambiar el mundo” (183). A esta sección de la Exhortación pertenecen dos grandes temas. El Papa habla de ellos con particular pasión evangélica, consciente que determinarán el futuro de la humanidad: ante todo, “la inclusión social de los pobres”; además, “la paz y el diálogo social”.
En lo que se refiere al primer punto, con la nueva evangelización la Iglesia siente como misión propia “colaborar para resolver las causas instrumentales de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres”, como también la de “gestos simples y cotidianos de solidaridad de frente a miserias muy concretas” que cada día encontramos delante de nuestros ojos (188). Lo que emerge de estas densas páginas es una invitación a reconocer la “fuerza salvífica” que poseen los pobres y que debe ser puesta en el centro de la vida de la Iglesia mediante la nueva evangelización (198). De todas maneras, esto significa que es necesario, ante todo, redescubrir la atención, urgencia y conciencia de esta temática, mucho antes de cualquier experiencia concreta. La opción fundamental por los pobres que urge realizar, sostiene el Papa Francisco, es principalmente, aunque no exclusivamente, una “atención espiritual” y “religiosa”; esta forma es prioritaria sobre cualquier otro modo de atención (200). Sobre estos temas la palabra del Papa es franca, dicha con parresia y sin circunlocuciones. Un “Pastor de una Iglesia sin fronteras” (210), no se puede permitir mirar hacia otro lado. Es por esto que mientras pide con fuerza considerar el tema de los migrantes, denuncia con igual claridad las nuevas formas de esclavitud: “¿Dónde está aquel que estás matando cada día en la pequeña fábrica clandestina, en la red de prostitución, en los niños que usas para la mendicidad, en aquel que debe trabajar a escondidas porque no está debidamente contratado? No aparentemos que aquí no pasa nada. Existen muchas complicidades” (211). Para evitar equívocos, el Papa defiende con la misma fuerza la vida humana desde su primer comienzo y la dignidad de todo ser viviente (213). En lo que concierne al segundo aspecto, el Papa propone cuatro principios que son como el denominador común para crecer en la paz y para su aplicación social concreta. Haciendo memoria, tal vez, de sus estudios sobre Romano Guardini, el Papa Francisco parece crear una nueva oposición polar; recuerda, en efecto, que el “el tiempo es superior al espacio”, “la unidad prevalece sobre el conflicto”, la “realidad es más importante que la idea” y que el “todo es superior a la parte“. Estos principios se abren a la dimensión del diálogo como primera contribución para la paz y se extiende, a lo largo de la Exhortación, al ámbito de la ciencia, del ecumenismo y de las religiones no cristianas.
El último capítulo busca expresar el “espíritu de la nueva evangelización” (260). Este se desarrolla bajo el primado de la acción del Espíritu Santo que infunde siempre y de nuevo el impulso misionero, a partir de la vida de oración en la que la contemplación ocupa el puesto central (264). La Virgen María “estrella de la nueva evangelización” es presentada, al finalizar, como el icono de la genuina acción de anuncio y transmisión del Evangelio que la Iglesia está llamada a realizar en las próximas décadas, con gran entusiasmo e inmutable amor por el Señor Jesús.
“¡No nos dejemos robar la alegría de la evangelización!” (83). Es un lenguaje claro, inmediato, sin retórica ni subterfugios, el que escuchamos en esta Exhortación Apostólica. El Papa Francisco va al núcleo de los problemas que vive el hombre de hoy y que, de parte de la Iglesia, exigen mucho más que una simple presencia. A ella se la pide una diligente acción programática y una renovada praxis pastoral que manifieste su compromiso por la nueva evangelización. El Evangelio debe llegar a todos, sin ningún tipo de exclusión. Algunos, sin embargo, son privilegiados. Para evitar equívocos, el Papa Francisco presenta su orientación: “No tanto los amigos y los vecinos ricos, sino especialmente los pobres, los enfermos, aquellos que con frecuencia son despreciados y olvidados… no deben quedar dudas ni subsistir explicaciones que debiliten este mensaje tan claro” (48).
Como en otros momentos cruciales de la historia, también hoy la Iglesia siente la urgencia de afinar la mirada para cumplir la evangelización a la luz de la adoración; con una “mirada contemplativa” para continuar viendo los signos de la presencia de Dios. Signos de los tiempos no solo estimulantes, sino puestos como criterio para un testimonio eficaz (71). El Papa Francisco es el primero de todos en recordar el misterio central de nuestra fe: “No huyamos de la resurrección de Jesús, non nos demos por vencidos jamás, suceda lo que suceda” (3) A la postre, la que nos está indicando el Papa Francisco es la Iglesia que se hace compañera de camino de cuantos son nuestros contemporáneos en la búsqueda de Dios y en el deseo de verlo”.
El arzobispo Lorenzo Baldisseri, interviniendo en la conferencia de prensa se ha centrado en los aspectos de la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” que se refieren a la sinodalidad, mientras el arzobispo Claudio Maria Celli se ha referido a la parte concerniente a la comunicación
“El documento Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco -ha dicho mons. Baldisseri- nace de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana” (2012), como un anuncio de alegría a los cristianos y a todos los discípulos y misioneros y a toda la humanidad. El Santo Padre ha tenido en sus manos las Proposiciones de los Padres sinodales, las hizo propias, reelaborándolas en modo personal, y escribió un documento programático y exhortativo, utilizando la fórmula de “Exhortación Apostólica”, cuya centralidad es la misionariedad, a todo campo. Lo que llama la atención desde la primera página es la presentación gozosa del Evangelio – por esto Evangelii Gaudium – que se expresa incluso por la repetición, en todo el texto, de la palabra ” alegría ” hasta un máximo de 59 veces”.
El Papa ha tenido en cuenta las Proposiciones citándolas 27 veces. Sobre esta base, a partir de las reflexiones de los Padres sinodales, desarrolla la Exhortación en un sólido marco doctrinal, fundado en referencias bíblicas y magisteriales, con una presentación temática de los diversos aspectos de la fe, en el que se afirman los principios y las doctrinas encarnadas en la vida...
En particular, hay que tener en cuenta, en el texto, de varias referencias a las Exhortaciones apostólicas como Evangelii nuntiandi de Pablo VI (13 citas), y otras post-sinodales como la Christifideles laici; Familiaris Consortio, Pastores dabo Vobis, Ecclesia in África, in Asia, in Oceanía, in América, in Medio Oriente, in Europa; Verbum Domini. Además, está la atención dada a los pronunciamientos de las Conferencias Episcopales de América Latina, como los documentos de Puebla y Aparecida; a los de los Patriarcas Católicos de Oriente Medio en la XVI Asamblea, a los de las Conferencias Episcopales de la India, Estados Unidos, Francia, Brasil, Filipinas y el Congo.
“El tema de la sinodalidad se introduce ya en la parte inicial que trata de “La transformación misionera de la Iglesia”. En la perspectiva de la “Iglesia en salida” (n. 20) “de la salida de sí hacia el hermano” (nº 179), el Santo Padre propone una “pastoral en conversión” de 360 grados” y “se siente que desea incluir en esta “pastoral en conversión” una especial atención a la expresión colegial del ejercicio del primado”.
“Refiriéndose al Concilio Vaticano II, en analogía con las antiguas Iglesias patriarcales, el Santo Padre desea que las Conferencias Episcopales puedan “desarrollar una obra múltiple y fecunda a fin de que el afecto colegial tenga una aplicación concreta” (Lumen Gentium, n. 22, Evangelium Gaudium, n. 32). Esta expresión de sinodalidad ayudaría a atribuciones concretas acerca de la autoridad doctrinal y de gobierno Bajo el punto de vista ecuménico – gracias también a la experiencia de la presencia en el Sínodo del Patriarcado de Constantinopla y del arzobispo de Canterbury -, la sinodalidad se expresa de un modo especial, ya que, a través del diálogo “con los hermanos ortodoxos, los católicos tenemos la posibilidad de aprender algo más sobre el sentido de la colegialidad episcopal y sobre su experiencia de la sinodalidad” (n. 246).
Por su parte el arzobispo Claudio Maria Celli ha hablado de la “dimensión comunicativa en la nueva evangelización” a la luz de la exhortación apostólica
En el documento “emerge sobre todo la conciencia -ha dicho el prelado- del Papa acerca de lo que está aconteciendo en el mundo de hoy, en el campo de la salud, la educación, y la comunicación… y hace referencia a las evidentes innovaciones tecnológicas”.

“Sin duda, se trata de progreso y de éxitos, sin embargo el Papa, es totalmente consciente de que la sociedad de la información actual, nos satura indiscriminadamente con datos, todos al mismo nivel y que terminan conduciéndonos a una tremenda superficialidad a la hora de plantear las cuestiones morales. Por consiguiente -ha continuado-,se hace necesaria verdadera educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores. El documento reconoce que las mayores posibilidades de comunicación también pueden traducirse en amplias posibilidades de encuentro con todos. De aquí la exigencia de descubrir y trasmitir la mística del vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos”...
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