sábado, 7 de diciembre de 2013

Evangelio según San Mateo 3, 1-12

2º Domingo
de Adviento - Ciclo A -
08/12/13
Mt 3, 1-12
En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: 
"Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca". 
A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: "Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos". 
Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. 
La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. 
Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? 
Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: "Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. 
El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. 
Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. 
Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible"
Palabra del Señor
Reflexión
El mensaje del texto:
Con un estilo típicamente bíblico-narrativo Mateo presenta la figura y la actividad de Juan Bautista en el desierto de la Judea..., mientras Jesús desarrollará su misión en Galilea. Para Mateo la actividad de Juan está completamente orientada y subordinada hacia “aquel que debe venir”, la persona de Jesús. Además, Juan es presentado como el grande y valeroso predicador que ha preanunciado el inminente juicio de Dios.
El mensaje del Bautista consiste en un preciso imperativo, “convertíos” y en un motivo también muy claro: “porque el reino de los cielos está cerca”. La conversión adquiere un gran relieve en la predicación del Bautista..., se indican los frutos de la conversión para expresar una nueva orientación que dar a la propia existencia. Tal indicación, por un lado, se coloca en la línea de los profetas que entendían la hecho de la conversión en el abandono radical de todo aquello que hasta ahora tenía un valor; por otro lado, va más allá e intenta demostrar que la conversión es un dirigirse hacia el “reino de los cielos”, hacia una novedad que se presenta inminente con sus exigencias y prospectivas. Se trata de dar un cambio decisivo en la vida orientándola en una nueva dirección: el “reino de los cielos” da fundamento y define la conversión , no una serie de esfuerzos humanos. La expresión “reino de los cielos” está para indicar que Dios se revelará a todos los hombres y con gran potencia. Juan dice que tal revelación de Dios es inminente, no está lejana.
La actividad profética de Juan tiene el deber de preparar a sus contemporáneos a la venida de Dios en Jesús, con los rasgos de la figura de Elías. Interesante son los motivos, las imágenes con las que viene interpretada la figura del Bautista, entre ellas el cinturón de cuero ceñido en los costados, un signo de reconocimiento de profeta Elías (2 Re 1,8); el manto tejido de pelos de camello es un vestido típico del profeta, según Zacarías 13,4. Se trata de una identificación directa entre el profeta Elías y Juan. Seguramente tal interpretación es la respuesta del evangelista a una objeción judaica de aquel tiempo: ¿ cómo puede ser Jesús el Mesías, si primero no viene Elías?
Con su actividad profética Juan consigue mover grandes muchedumbres, también Elías había reconducido al pueblo entero a volver a la fe en Dios (1 Re 18). El bautismo de Juan no es importante porque sean grandes muchedumbres las que lo reciben, sino que tiene valor porque va acompañado de precisos compromisos de conversión. Además no es un bautismo que tiene el poder de borrar los pecados, sólo la muerte de Jesús tiene este poder, pero imprime sin embargo una nueva orientación que dar a la vida...
¿De qué modo se hará visible una tal decisión de convertirse?. Juan se abstiene de dar precisas indicaciones, se limita sólo a indicar el motivo: evitar el juicio punitivo de Dios. Se pudiera decir en un lenguaje propositivo que el fin de la conversión es Dios, el radical reconocimiento de Dios, el orientar de un modo todo nuevo la propia vida hacia a Dios.
En tanto “los fariseos y saduceos” no están disponibles a convertirse, en cuanto ponen su confianza y esperanza en la descendencia de Abrahán: en cuanto que pertenecen al pueblo elegido están seguros de que Dios, por méritos de sus padres, les concederá la salvación. Juan pone en duda esta falsa seguridad con dos imágenes: la del árbol y la del fuego.
Ante todo la imagen del árbol que se tala, en el Antiguo Testamento recuerda al juicio de Dios. Un texto de Isaías así lo describe: “He ahí el Señor Dios de los ejércitos, que rompe los árboles con estruendo, las punta más altas son derribadas, las cimas son abatidas”. Por su parte la imagen del fuego tiene la función de expresar la “ira inminente ” que se manifestará con el juicio de Dios (3.7) En síntesis, se muestra la apremiante inminencia de la venida de Dios: los que escuchan deben abrir los ojos sobre lo que les espera
Finalmente la predicación de Juan hace un confrontamiento entre los dos bautismos, las dos personas, la de Juan y la del que debe venir. La diferencia substancial es que Jesús bautiza con espíritu y fuego, mientras Juan sólo con agua, un bautismo para la conversión. Tal distinción subraya que el bautismo de Juan está completamente subordinado al de Jesús. Mateo anota que el bautismo con el espíritu ya se ha realizado, precisamente en el bautismo cristiano, como afirma la escena del bautismo de Jesús, mientras aquel del fuego debe todavía llegar y sucederá en el juicio que Jesús dará.
El final de la predicación de Juan presenta, pues, la descripción del juicio que cae sobre la comunidad con la imagen de la paja. La misma acción que el campesino hace en la era cuando separa el grano de la paja, así será realizada por Dios en el juicio sobre la comunidad.
Fuentehttp://www.ocarm.org/es    

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