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Pquia. San Pio X, Mar del Plata: Proyecto basado en las directivas del Padre M, Bautista. Como devotos de la Divina Misericordia del Señor, surge la necesidad de ver reflejada en la acción la Misericordia de Dios, queremos dar a conocer las obras de Misericordia, corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Jesús privilegió a los pobres y sufrientes (Lc. 6,20 ss), Él nos enseña a ver en el enfermo a Cristo (Mt. 25,31-46)
miércoles, 31 de mayo de 2017
Evangelio según San Juan 20,19-23 - Solemnidad "Pentecostés" -
Domingo de Pentecostés
Ciclo A
4/06/17
Jn 20,19-23
Ciclo A
4/06/17
Jn 20,19-23
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Reflexión
EL DON DEL ESPÍRITU
“Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu los movía a expresarse”. Ese parece ser el primer efecto de la efusión del Espíritu sobre los discípulos del Señor en el día de Pentecostés (Hech 2,4).
El orgullo de querer ser como dioses había llevado a los hombres a la confusión de las lenguas. La humildad de los que han pasado por la prueba de ver morir a su Maestro y por el trance del miedo les lleva a unirse ahora en la misión de anunciar el mensaje del Señor.
El Espíritu se presenta con las imágenes del viento y del fuego. Arrastra las semillas y calienta los corazones. La efusión del Espíritu indica el ideal de la humanidad. Y representa también la plenitud de la Ley
El Espíritu es el motor y garante de la unidad, el maestro de la oración, el impulsor de la misión. Nos llena de alegría leer que, según el apóstol Pablo, todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos recibido un mismo Espíritu en el bautismo a fin de formar un solo cuerpo (1Cor 12,13).
LA PAZ
El texto evangélico que se proclama en esta solemnidad de Pentecostés (Jn 20,19-23) nos recuerda la primera manifestación del Resucitado a sus discípulos, reunidos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. La visita de Jesús les trajo la paz, los llenó de alegría y los preparó para el envío.
• La paz no era tan solo la tranquilidad en el orden como decían los filósofos, los políticos y los estrategas. La paz que anunciaba el Cristo era la certeza de que se cumplían las antiguas promesas. Era la plenitud de los dones de Dios.
• La alegría no era una simple superación de la angustia y del temor que había dispersado en huida a sus discípulos al ver a su Maestro apresado por la guardia de los sumos sacerdotes. La alegría era el fruto de la presencia del Señor resucitado.
• Y el envío no era sólo la huida para poder liberarse de la persecución a la que serían sometidos muy pronto. Era la participación en la misión de su Señor. Era la ocasión para ser testigos de la vida y del amor hasta los últimos confines de la tierra.
EL PERDÓN
Jesús se presenta de pronto ante sus discípulos, atemorizados y sorprendidos, y alienta sobre ellos. Pero el gesto es acompañado por unas palabras inolvidables:
• “Recibid el Espíritu Santo”. El soplo de Dios que se cernía sobre las aguas en el alba del mundo es ahora el soplo del Resucitado que crea una nueva tierra y una nueva historia.
• “A quienes les perdonéis los pecados, Dios se los perdonará”. Jesús no había venido a condenar, sino a salvar. En la nueva comunidad se hace presente el amor perdonador de Dios.
• “A quienes retengáis los pecados, Dios se los retendrá”. Ante la continua tentación de justificarnos a nosotros mismos, todos necesitamos aceptar un juicio más imparcial.
- Señor Jesús, sabemos que has entregado a tu Iglesia el don del Espíritu de la paz y del amor, de la gracia y del perdón. Te damos gracias. Y te pedimos que nos prepares para aceptar con diligencia el envío y la misión que tú nos confías.
José-Román Flecha Andrés
martes, 23 de mayo de 2017
Evangelio según San Mateo 28,16-20 - "La Ascensión del Señor" - Solemnidad
VIIº Domingo - Solemnidad
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"La Ascensión del Señor"
28/05/17
Mt 28, 16-20
Reflexión
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"La Ascensión del Señor"
28/05/17
Mt 28, 16-20
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LOS CONFINES DEL MUNDO
“Seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra”. He aquí el último mensaje de Jesús antes de ser elevado a la gloria de Dios, según se narra en la primera lectura de esta fiesta (Hech 1,1-11).
Sus apóstoles lo han visto siempre como un mesías nacional. Jesús les habla del Reino de Dios, pero ellos solo piensan en el reino de Israel. Siguen soñando en los puestos de poder que su Maestro puede confiarles. Pero él abre ante sus ojos un horizonte universal. Ellos mismos reciben el encargo de anunciar ese Reino de Dios “hasta los confines de la tierra”.
En la segunda lectura se nos recuerda que al Cristo resucitado Dios lo ha constituido como cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo. ¿Qué nos queda a nosotros? Pedimos confiadamente que Dios ilumine los ojos de nuestro corazón para que descubramos la esperanza a la que hemos sido llamados (Ez 1, 17-23).
ENVÍO Y LLAMADA
En el relato evangélico que se proclama en esta solemnidad de la Ascensión del Señor (Mt 28,12-20) podemos encontrar algunos detalles que se refieren a Jesús, a sus discípulos y también a nosotros mismos.
• En primer lugar, a Jesús se le ha dado autoridad plena sobre el cielo y sobre la tierra. Como sabemos, el demonio se había atribuido el poder y la posesión de todos los bienes de la tierra (Lc 4,6). Pero mentía. Sólo Jesús es el Señor del universo y de la historia.
• Los discípulos habían sido llamados un día allá en la Galilea de los gentiles. Es cierto que allí habían dudado de Jesús, pero precisamente ahí terminan adorándolo. Y desde ahí son enviados a hacer discípulos a todos los pueblos de la tierra.
• Y, por nuestra parte, nosotros agradecemos que el Señor haya pensado en nosotros y nos haya llamado a escuchar atentamente su evangelio, a recibir gozosamente el bautismo y a insertarnos finalmente en la realidad misma de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
EL GRAN MENSAJE
Muchas veces hemos meditado las últimas palabras de Jesús, tal como se recogen al final del Evangelio de Mateo: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de este mundo”. Ese es el gran mensaje que resuena en la fiesta de su Ascensión a la gloria de Dios.
• “Yo estoy con vosotros”. El evangelio de Mateo comenzaba aplicando a Jesús el nombre de Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”. Y termina precisamente recogiendo su promesa de estar siempre con nosotros. Aquel nombre era el resumen y la clave de su misión.
• “Todos los días”. Jesús había enseñado a sus discípulos a pedir a Dios el pan de cada día (Mt 6,11; Lc 11,3). Pero bien sabemos que Jesús es el verdadero pan del cielo. Él será un guía permanente para sus seguidores. Él será su pan en el desierto un día tras otro.
• “Hasta el final del mundo”. Los discípulos soñaban un reino circunscrito a los límites de su pueblo. Pero ahora Jesús los envía a ensanchar los horizontes de la misión. Su palabra habrá de ser semilla de esperanza sembrada en todo el mundo.
- Señor Jesús, perdona tú nuestras dudas y acepta nuestra adoración humilde. Sabemos que no nos dejarás solos en esta misión que nos has confiado. Ayúdanos a hacer visible tu presencia en este mundo nuestro y en este tiempo nuestro y tuyo.
José-Román Flecha Andrés
lunes, 22 de mayo de 2017
martes, 16 de mayo de 2017
Evangelio según San Juan 14, 15-21 - "La promesa del Espíritu Santo"
VIº Domingo
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"La promesa del Espíritu Santo"
21/05/17
Jn 14, 15-21
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"La promesa del Espíritu Santo"
21/05/17
Jn 14, 15-21
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Reflexión
UNA TRIPLE RELACIÓN
“Les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo” (Hech. 8,17). Esas palabras del libro de los Hechos de los Apóstoles cierran la primera lectura que se proclama en la celebración de la misa del sexto domingo de Pascua. Es sorprendente ver que el anuncio de Cristo en Samaría, por obra de Felipe, produce efectos admirables: la liberación del mal, la curación de las enfermedades y la difusión de la alegría.
A la vista de esos prodigios, la comunidad de Jerusalén envía allá a Pedro y a Juan. Su presencia garantiza la autenticidad de aquella misión. Y finalmente la completa con la imposición de las manos sobre los bautizados, que aún no han recibido el Espíritu Santo.
El salmo responsorial (Sal 97) nos sugiere que también hoy la comunidad cristiana ha de alabar al Señor de forma que todos los pueblos reconozcan su grandeza y su santidad.
Pero la alabanza verdadera es inseparable del ejercicio del amor mutuo, que es la auténtica revelación de ese Dios que es amor (1 Jn 4,7-10).
VER Y VIVIR
Al igual que el evangelio del 5º domingo de Pascua, también el que hoy se proclama recuerda las solemnes palabras de Jesús después de la última cena. Muchas ideas se agolpan en tan pocas líneas.
• Jesús dirige a sus discípulos una gran promesa. Pedirá al Padre que envíe sobre ellos “otro” Paráclito, es decir, otro Consolador o Abogado. Jesús manifiesta que esa tarea formaba parte de su misma misión. Tarea que ha de ser completada por el Espíritu de la verdad.
• Además Jesús establece una distinción entre sus discípulos y el mundo en el que viven. El mundo no conoce ni puede reconocer al Espíritu. Pero los discípulos lo conocen porque viven en sintonía y mutua habitación con el Espíritu. Por esa señal se caracterizan.
• Aún hay más. Jesús promete también a sus discípulos que nunca los dejará huérfanos. A pesar de las dificultades, ellos podrán verlo y en esa visión consistirá precisamente la vida de la comunidad. Los creyentes vivirán ya en el que vive para siempre.
EL CÍRCULO DEL AMOR
Todavía podemos escuchar y meditar otra promesa de Jesús: “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él” (Jn 14, 21). Meditemos esas palabras del Señor.
• “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama”. En las relaciones humanas la sintonía en los valores y los propósitos es signo de amor. De modo semejante, la prueba del discipulado no está en repetir las palabras del Maestro, sino en aceptar y cumplir sus mandatos.
• “El que me ama será amado por mi Padre”. En las relaciones humanas hay un lazo que une a las generaciones entre sí. También Jesús nos enseña que quien le ama de verdad será amado por el Padre, que nos ha entregado a su Hijo amado.
• “Yo también lo amaré y me manifestaré a él”. En las relaciones humanas, el amor no puede concebirse en una sola dirección. Quien ama espera ser correspondido. Pues bien, Jesús promete amar a aquellos que le han manifestado su amor cumpliendo sus mandatos.
- Señor Jesús, sabemos que tus promesas no son palabras vacías. En tu despedida nos has revelado el horizonte de una triple relación: contigo, con el Padre y con el Espíritu. Una relación que se fundamenta en el amor, en la verdad y en la vida que perdura para siempre.
José-Román Flecha Andrés
miércoles, 10 de mayo de 2017
Evangelio según San Juan 14,1-12 - "Jesús, camino hacia el Padre" -
Vº Domingo
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"Jesús, camino hacia el Padre"
14/05/17
Jn 14, 1-12
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"Jesús, camino hacia el Padre"
14/05/17
Jn 14, 1-12
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Reflexión
CREED
“La Palabra de Dios iba cundiendo y en Jerusalén crecía mucho el número de los discípulos; incluso muchos sacerdote aceptaban la fe” (Hech 6,7). El libro de los Hechos de los Apóstoles da cuenta de la elección de los siete “diáconos” de lengua griega para que atiendan a los hermanos procedentes de esa cultura. Una apertura totalmente necesaria.
A continuación se incluye esa nota sobre el crecimiento de la comunidad de Jerusalén. No solo aumenta gracias a los griegos. Entre los hebreos hay también muchos sacerdotes que han llegado a creer en Jesús como el Mesías de Dios.
El redactor del libro parece maravillado por lo que ha sucedido. Su narración suscita la acción de gracias por la misericordia de Dios, que se alaba en el salmo responsorial (Sal 32).
La primera carta de Pedro, que seguimos leyendo en este tiempo pascual, nos dice que todos los que reconozcan al Señor como la piedra angular, no quedarán defraudados. Para los creyentes es una piedra de gran precio (1Pe 2,4-9).
LA META Y EL CAMINO
El evangelio de este 5º domingo de Pascua nos sitúa en el cenáculo para recordarnos una solemne invitación de Jesús a sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí” (Jn 14,1). Ante estas palabras dos discípulos se atreven a dirigirse a Jesús con unas palabras que bien podrían ser las nuestras.
• Tomás confiesa que no sabe adónde va Jesús y, por tanto tampoco puede conocer el camino. También nosotros damos la impresión de haber olvidado el horizonte al que Cristo nos conduce. Demasiadas veces parecemos perdidos y descaminados. Ignoramos que solo él es el camino, la verdad y la vida.
• Felipe solo desea que Jesús les muestre al Padre. También en ese anhelo nos sentimos representados nosotros. Rezamos al Padre si nos vemos agobiados. Pero no reconocemos la paternidad de Dios si las cosas nos van mal. No hemos descubierto aún la necesidad de arrepentirnos y regresar a su casa. No hemos visto en Jesús el rostro misericordioso del Padre.
LA FE Y LAS OBRAS
Así pues, la invitación a creer es el tema clave en este domingo. Es también la clave de toda nuestra vida cristiana. Esta es la promesa de Jesús: “En verdad en verdad os digo: el que cree en mí, también el hará las obras que yo hago, y aún mayores”.
• “Creer en Jesús”. Ese ideal de vida implica aceptarlo como nuestro Maestro y nuestro Salvador. Jesús es el Señor. Acogemos su palabra y damos gracias por su ejemplo. Creemos que él vive y camina con nosotros.
• “Hacer las obras de Jesús”. Esa es nuestra vocación y es también nuestro mejor deseo. Sabemos que, por brillantes y eficaces que parezcan a simple vista, nuestras obras son bien poca cosa si no coinciden con las suyas
• “Hacer obras mayores que las suyas”. Esa promesa nos parece poco probable. Y, en efecto, solo será posible gracias a la exaltación de Jesús (Jn 12,31), que, una vez levantado en alto, reunirá a los hijos de Dios dispersos (Jn 11,52).
- Señor Jesús, no queremos olvidar esa exhortación con la que tú nos invitas cada día a creer en Dios y a creer también en ti. Te rogamos que mantengas viva nuestra fe y nuestra confianza. Y que nos envíes tu Espíritu para que podamos suscitar esa fe en medio de nuestro mundo.
José-Román Flecha Andrés
domingo, 7 de mayo de 2017
Video: Intenciones del Papa Francisco - "Los cristianos de África, testigos de la paz" - (YouTube) -
Para que los cristianos en África,
a imitación de Jesús Misericordioso,
pueden dar testimonio profético
de la reconciliación,
la justicia y la paz.
pueden dar testimonio profético
de la reconciliación,
la justicia y la paz.
Papa Francisco - Mayo 2017
INTENCIONES DEL PAPA
POR LOS DESAFÍOS DE LA HUMANIDAD
MAYO 2017
Intención de oración universal:
Para que los cristianos en África, a imitación de Jesús Misericordioso, pueden dar testimonio profético de la reconciliación, la justicia y la paz.
Oración
Señor Jesús, Príncipe de la Paz,
nos pide que sea,
siempre y en todo momento,
instrumentos de tu paz.
En muchos lugares del mundo,
las guerras causaron heridas profundas entre los pueblos,
los cuales tardan mucho tiempo en sanar.
Este mes,
te rogamos, en particular para los cristianos en África,
que vivieron y viven actualmente en guerra,
para ser, en sus países,
los primeros testigos
que hacen que el sueño de la idea de que el perdón es posible,
que la paz es duradera.
También pedimos que en nuestras pequeñas guerras diarias,
no nos dejemos llevar por el odio y el resentimiento,
pero vamos a abrir el corazón a la humildad del perdón y la paz.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria…
Desafíos para el mes
- Oren por los cristianos en África, para presenciar la paz y la reconciliación, después de los tiempos de guerra entre grupos y países.
- En la vida personal, buscar situaciones en las que no estamos en paz con alguien y tratar de conciliar con esa persona.
- Tratar de conocer y las instituciones de apoyo que trabajan en la reconciliación entre los pueblos en los países que están o han estado en guerra.
http://www.popesprayer.net/
miércoles, 3 de mayo de 2017
Evangelio según San Juan 10, 1-10 - "Jesús, el buen pastor" -
IVº Domingo
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"Jesús, el buen pastor"
7/05/17
Jn 10, 1-10
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"Jesús, el buen pastor"
7/05/17
Jn 10, 1-10
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Reflexión
EL SEÑOR ES MI PASTOR
“¿Qué tenemos que hacer, hermanos?” (Hech 2,37). Es el día de Pentecostés. Lleno de la fuerza del Espíritu, Simón Pedro dirige su palabra a la multitud. Anuncia a todos los oyentes que Dios ha glorificado a Jesús, al que ellos habían conducido a la muerte. Y esta es la pregunta que los oyentes dirigen a Pedro y a los demás apóstoles.
El texto resume en pocas palabras el itinerario de la iniciación cristiana: anuncio de la buena noticia sobre Cristo, atención a las preguntas de los que acogen la Palabra, exhortación a la conversión y celebración de los sacramentos. Sin olvidar una advertencia para escapar de esta generación perversa y para abrirse al don del Espíritu. ¡Todo un programa de vida!
El salmo 22 (ó 23 del texto hebreo) nos prepara a la escucha del evangelio, al proclamar la alegría de contar con el Señor como nuestro pastor.
La primera carta de Pedro, que nos instruye en estos domingos pascuales, nos recuerda que Jesús nos ha redimido subiendo al leño de la cruz: “Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas” (1Pe 2,25).
EL PASTOR
El domingo 4º de Pascua nos invita cada año a ver a Jesús como nuestro buen Pastor. En el texto que se proclama este año (Jn 10,1-10), sobresale la alusión al seguimiento:
• El pastor llama por su nombre a las ovejas y las saca fuera del redil. La imagen es muy sugerente. Los pastores de antes solían conocer a cada una de sus ovejas y hasta les daban un nombre propio. Con esa imagen del pastor se representa Jesús a sí mismo. Él conoce personalmente a los suyos y los saca para llevarlos a buenos pastos.
• El texto supone que, al llegar la noche, las ovejas de diversos rebaños se recogen en un redil común. Por eso el pastor llama precisamente a las suyas, las rescata de la indiferencia y sale al campo delante de ellas. Cuando ha sacado todas las suyas, el pastor camina delante de ellas y las ovejas lo siguen. Hay una relación especial entre Jesús y los suyos.
• Las ovejas siguen al pastor porque conocen su voz, pero no seguirían a un extraño. El texto sugiere que no es posible seguir al Señor si no se conoce su voz, y recuerda el afecto que él guarda para cada uno de nosotros. Los extraños no serán seguidos por las ovejas. Pero si alguien no sigue al Señor que le llama, ¿no será que no conoce su voz y le resulta extraño?
LA PUERTA
De todas formas, en este año, el texto evangélico subraya también la imagen de la puerta del redil donde se recogen las ovejas. También con ella se identifica Jesús:
• “Yo soy la puerta de las ovejas”. Él nos garantiza seguridad y abrigo en las noches de turbación y de tormenta. Él nos libra del miedo y de los enemigos.
• “Yo soy la puerta de las ovejas”. Él se abre cada mañana para que podamos “salir” de nuestros refugios. Él desea que podamos gozar de la luz.
• “Yo soy la puerta de las ovejas”. Él nos ofrece la salvación, la verdadera libertad y los buenos alimentos que sostienen nuestra vida.
• “Yo soy la puerta de las ovejas”. Él nos advierte para que no escuchemos a quienes no vienen por él hacia nosotros. Él nos recuerda que son ladrones y bandidos.
- Señor Jesús, te reconocemos como nuestro Buen Pastor. Queremos oír tu voz y reconocerla como tuya en medio de todas las voces que tratan de seducirnos. Queremos seguirte confiada y agradecidamente todos los días de nuestra vida.
José-Román Flecha Andrés
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