Pquia. San Pio X, Mar del Plata: Proyecto basado en las directivas del Padre M, Bautista. Como devotos de la Divina Misericordia del Señor, surge la necesidad de ver reflejada en la acción la Misericordia de Dios, queremos dar a conocer las obras de Misericordia, corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Jesús privilegió a los pobres y sufrientes (Lc. 6,20 ss), Él nos enseña a ver en el enfermo a Cristo (Mt. 25,31-46)
miércoles, 27 de diciembre de 2017
martes, 26 de diciembre de 2017
Evangelio según San Lucas 2, 22-40 - Fiesta "La Sagrada Familia" -
1º Domingo
Tiempo de Navidad -Ciclo B -
Fiesta "La Sagrada Familia"
31/12/17
Lc 2,22-40
Tiempo de Navidad -Ciclo B -
Fiesta "La Sagrada Familia"
31/12/17
Lc 2,22-40
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Reflexión
LA VIDA Y EL AMOR
En el domingo que sigue a la solemnidad del Nacimiento de Jesús celebramos cada año la fiesta de la Sagrada Familia. Esa realidad tan humana tiene una larga historia, que la memoria de Israel sitúa y contempla ya en los orígenes del pueblo.
“Mira hacia el cielo y, si puedes, cuenta las estrellas. Así será tu descendencia”. He ahí la promesa que Dios dirigió a Abraham, al constituirle padre de una multitud de naciones (Gén 15,1-6). Como se ve, los hijos son el signo y el resultado de la alianza que Dios ofrece al anciano patriarca. La familia es una bendición.
La carta a los Hebreos que hoy se lee (Heb 11,11-12) recuerda esa misma alianza: “De un solo hombre, y de un hombre ya cercano a la muerte, nació una descendencia numerossa como las estrellas del cielo e incontable como la arena que está a la orilla del mar”.
El mensaje es claro. El Dios de la vida promete y promueve la vida. La vida es, por tanto, el primero de los dones de Dios. Es un regalo gratuito. Sin embargo, ese don divino comporta la aceptación humana. La vida de los hombres surge en el seno de la familia.
LA ESCUCHA Y EL ASOMBRO
El evangelio de esta fiesta recuerda la presentación de Jesús en el templo (Lc 2,22-40). José y María cumplen cuidadosamente las normas de la Ley, y contemplan la irrupción del Espíritu en un hombre justo y piadoso. Simeón reconoce en el Niño al Mesías del Señor. En él descubre al que ha de ser la gloria de su pueblo y la luz para los pueblos paganos.
El padre y la madre de Jesús quedan admirados por lo que oyen decir de él. El mismo evangelio de Lucas ha referido que los pastores que velaban y cuidaban sus rebaños en la noche, se acercaron a ver al Niño y contaron lo que habían oido pregonar a los ángeles.
• Los relatos sugieren la importancia de los mensajeros que Dios envia a la familia de Jesús. El don de aquella vida es tan grande que requiere la confluencia de muchas voces. También hoy el don de la vida requiere un testimonio compartido sobre su valor.
• Pero ambos relatos nos sugieren que José y María habían de escuchar una y otra vez el mensaje sobre aquel Niño. A la escucha más atenta sucedió y ha de suceder siempre el asombro y la admiración ante el misterio.
DONES Y TAREAS
Después de presentar a Jesús en el Templo y después de escuchar las palabras de Simeón y de Ana, José y María regresaron a su ciudad de Nazaret. “Y el niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia Dios estaba con él”.
• El crecimiento parece garantizado por el tiempo. Pero requiere el esfuerzo de toda la familia. La salud integral, siempre amenazada, exige vigilancia y cuidados sin cuento.
• La sabiduría no se reduce al aprendizaje de técnicas. La familia es taller y escuela. Su ideal es enseñar y transmitir los valores que verdaderamente valen.
• La gracia de Dios se derrama generosamente sobre todos sus hijos. Pero la familia ha de cultivar el terreno para que esa gracia produzca los frutos de las buenas obras.
- Dios y Padre nuestro, en la familia de Nazaret nos has dado un precioso modelo de vida. Ayúdanos a imitar en nuestras familias sus virtudes y a vivir siempre en el amor.
José-Román Flecha Andrés
viernes, 22 de diciembre de 2017
Evangelio según San Lucas 2,1-14 - "Natividad del Señor" - Solemnidad -
Tiempo de Navidad
Natividad del Señor
Solemnidad
25/12/17
Lc. 2,1-14
Natividad del Señor
Solemnidad
25/12/17
Lc. 2,1-14
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Reflexión
EN UN PESEBRE
Según el relato de Lucas, es el mensaje del Ángel a los pastores el que nos ofrece las claves para leer desde la fe el misterio que se encierra en un niño nacido en extrañas circunstancias en las afueras de Belén.
Es de noche. Una claridad desconocida ilumina las tinieblas que cubren Belén. La luz no desciende sobre el lugar donde se encuentra el niño, sino que envuelve a los pastores que escuchan el mensaje. El niño queda oculto en la oscuridad, en un lugar desconocido. Es necesario hacer un esfuerzo para descubrirlo.
Estas son las primeras palabras que hemos de escuchar: «No tengáis miedo. Os traigo la Buena Noticia: la alegría grande para todo el pueblo». Es algo muy grande lo que ha sucedido. Todos tenemos motivo para alegrarnos. Ese niño no es de María y José. Nos ha nacido a todos. No es solo de unos privilegiados. Es para toda la gente.
Los cristianos no hemos de acaparar estas fiestas. Jesús es de quienes lo siguen con fe y de quienes lo han olvidado, de quienes confían en Dios y de los que dudan de todo. Nadie está solo frente a sus miedos. Nadie está solo en su soledad. Hay Alguien que piensa en nosotros.
Así lo proclama el mensajero: «Hoy os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor». No es el hijo del emperador Augusto, dominador del mundo, celebrado como salvador y portador de la paz gracias al poder de sus legiones. El nacimiento de un poderoso no es buena noticia en un mundo donde los débiles son víctima de toda clase de abusos.
Este niño nace en un pueblo sometido al Imperio. No tiene ciudadanía romana. Nadie espera en Roma su nacimiento. Pero es el Salvador que necesitamos. No estará al servicio de ningún César. No trabajará para ningún imperio. Solo buscará el reino de Dios y su justicia. Vivirá para hacer la vida más humana. En él encontrará este mundo injusto la salvación de Dios.
¿Dónde está este niño? ¿Cómo lo podemos reconocer? Así dice el mensajero: «Aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». El niño ha nacido como un excluido. Sus padres no le han podido encontrar un lugar acogedor. Su madre lo ha dado a luz sin ayuda de nadie. Ella misma se ha valido, como ha podido, para envolverlo en pañales y acostarlo en un pesebre.
En este pesebre comienza Dios su aventura entre los hombres. No lo encontraremos en los poderosos sino en los débiles. No está en lo grande y espectacular sino en lo pobre y pequeño. Hemos de escuchar el mensaje: vayamos a Belén; volvamos a las raíces de nuestra fe. Busquemos a Dios donde se ha encarnado.
José Antonio Pagola
miércoles, 20 de diciembre de 2017
Evangelio según San Lucas 1, 26-38 - "Tiempo de Nacer" -
4º Domingo
de Adviento - Ciclo B
"Tiempo de Nacer"
24/12/17
Lc 1, 26-38
de Adviento - Ciclo B
"Tiempo de Nacer"
24/12/17
Lc 1, 26-38
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Reflexión
EL HIJO DE DIOS
“Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas y consolidaré el trono de su realeza. Yo seré para él padre, y él será hijo para mí”. Esa es una parte muy importante de la promesa de Dios, que el profeta Natán transmite a David (2Sam 7, 12.14).
Dios promete estar con el rey, plantar a su pueblo en el territorio y asegurar la paz al reino. No era poco. Pero además, el profeta se refería a los tiempos que habían de seguir tras la muerte del rey. Dios prometía la estabilidad de la dinastia davídica. Y se comprometía a reconocer como hijo al futuro desciente del rey.
Esa promesa es recogida por el salmo responsorial que hoy se canta en la misa (Sal 88). Es grande la misericordia de Dios, que se muestra fiel a su alianza.
Ante tal muestra de su providencia solo es posible dar gloria a Dios por Cristo Jesús, revelación del misterio mismo de Dios (Rom 16,25-27).
EL ANUNCIO
El evangelio de este domingo cuarto del Adviento recuerda una vez más el relato de la anunciación del ángel Gabriel a una doncella de Nazaret (Lc 1,26-38). Junto a la profecía de Isaías y el mensaje de Juan el Bautista, ella aparece como la figura más importante del Adviento. En ella se hace realidad la antigua profecía de Natán:
• “Darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús”. Su nombre es ya un grito profético. Significa “Dios es Salvador”. Por él viene la salvación.
• “Se llamará Hijo del Altísimo”. El hijo de María será hijo del Dios Altísimo. En él se encuentran lo humano y lo divino, el pecado y el perdón, la necesidad y la dádiva.
• “El Señor Dios le dará el trono de David su padre”. El niño que va a nacer pertenece a la dinastía real. En él se cumple la alianza de Dios. Pero su reino supera al reino de David.
Al recordar el cumplimiento de las antiguas profecías, nos disponemos a celebrar con alegría el nacimiento de Jesús.
EL HIJO DE DIOS
En la historia de Israel son numerosos los relatos sobre algunas mujeres que se decían estériles y, sin embargo, dieron al mundo patriarcas, héroes o jueces de su pueblo. Las palabras del ángel a María evocan esas memorias.
• “El santo que va a nacer se llamará hijo de Dios”. El niño que va a nacer es más que todos los antiguos héroes. Él será el Santo por excelencia. Él será la fuente y el modelo de toda santidad.
• “El santo que va a nacer se llamará hijo de Dios”. Ese niño “va a nacer” en un lugar y en un tiempo concreto. No era conocido previamente. No había sido soñado ni programado. Él es la gran noticia y la gran novedad para el mundo.
• “El santo que va a nacer se llamará hijo de Dios”. El niño que anuncia el ángel Gabriel es hijo de María. Pero con toda razón Dios lo llamará hijo suyo. Él revelará al mundo el nombre y el amor de su Padre.
- Señor y Dios nuestro, te damos gracias por habernos enviado a tu hijo como nuestro Salvador. Él nos ha mostrado tu amor y tu misericordia. Al aceptarlo por la fe, hemos recobrado la esperanza de poder vivir en el amor. Bendito seas, Señor.
José-Román Flecha Andrés
miércoles, 13 de diciembre de 2017
Evangelio según San Juan 1, 6-8.19-28 - "Tiempo de Alegrarse" -
3º Domingo
de Adviento - Ciclo B
"Tiempo de Alegrarse"
17/12/17
Jn 1, 6-8.19-28
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Reflexión
PREPARAR EL CAMINO
“Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios”. Esas palabras, tomadas de la tercera parte del libro de Isaías (Is 61,10), resumen el ambiente de alegría que caracteriza a este domingo tercero del Adviento. Nos alegramos, anticipando ya la celebración del nacimiento de Jesús.
En el salmo responsorial se retoma el canto de María, que resuena todas las tarden en la oración oficial de la Iglesia católica: “Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava”. La alegría humana es un eco y una celebración de la intervención divina en la historia.
Y el tema de la alegría retorna en la segunda lectura de la misa de este domingo. En ella se evoca el primer escrito apostólico, para recoger una preciosa exhortación de san Pablo a los cristianos de Tesalónica: “Estad siempre alegres. Sed constantes en orar” (1Tes 5,16). Se ve que la oración y la alegría se exigen mutuamente.
LOS SENDEROS
El evangelio de este domingo tercero del Adviento recuerda de nuevo la figura y el mensaje de Juan el Bautista. Hay dos imágenes que lo definen:
• “No era él la luz, sino testigo de la luz”. Ninguno de los profetas era la luz. En todo caso, anunciaban su aparición futura. Juan ya está un paso más cerca del único que es la luz del mundo. Desde él, todos los creyentes en Cristo tenemos esa gozosa y arriesgada misión de ser en nuestro mundo testigos creyentes y creíbles de la Luz.
• “Yo soy la voz que grita en el desierto”. En la segunda parte del libro de Isaías se daba cuenta de una voz celestial que exhortaba a preparar a través del desierto un camino para Dios, que se identificaba con su pueblo. Ahora Juan se presenta como una voz terrena que se alza en el desierto. Los creyentes de hoy no podemos ignorar esa voz.
Es más, ya vemos que entre nosotros han surgido hombres y mujeres que han alzado su voz en el desierto. Nos han recordado la misericordia de Dios. Nos han exhortado a ver a Dios en los más pobres y humillados de la tierra. Y han dado la vida por su coherencia. Este tiempo es la hora de los testigos y de los portavoces.
EL ENCUENTRO
Siempre nos llama la atención tanto el extraño vestido del Bautista como su dieta de saltamontes y miel silvestre. Pero casi siempre olvidamos su humildad y su mensaje.
• “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”. Esa voz de Juan se dirige hoy a cada uno de nosotros. El Señor se ha acercado cientos de veces a nosotros y otras tantas veces hemos decidido ignorar su presencia.
• “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”. Esa voz del Bautista se dirige también a toda la Iglesia. El Señor está en la comunidad que él ha convocado. Pero todos podemos caer en la tentacion de la mundanidad, denunciada por el papa Francisco.
• “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”. Esa voz del profeta del desierto ha de dirigirse también hoy a toda la humanidad. ¿Cuántas crisis y cuántas guerras harán falta para que preste atención al paso de Dios por la historia?
- Señor Jesús, Ayúdanos a caminar en tu luz y a escuchar la voz de los profetas de hoy que nos recuerdan tu presencia entre nosotros.
José-Román Flecha Andrés
de Adviento - Ciclo B
"Tiempo de Alegrarse"
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Reflexión
PREPARAR EL CAMINO
“Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios”. Esas palabras, tomadas de la tercera parte del libro de Isaías (Is 61,10), resumen el ambiente de alegría que caracteriza a este domingo tercero del Adviento. Nos alegramos, anticipando ya la celebración del nacimiento de Jesús.
En el salmo responsorial se retoma el canto de María, que resuena todas las tarden en la oración oficial de la Iglesia católica: “Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava”. La alegría humana es un eco y una celebración de la intervención divina en la historia.
Y el tema de la alegría retorna en la segunda lectura de la misa de este domingo. En ella se evoca el primer escrito apostólico, para recoger una preciosa exhortación de san Pablo a los cristianos de Tesalónica: “Estad siempre alegres. Sed constantes en orar” (1Tes 5,16). Se ve que la oración y la alegría se exigen mutuamente.
LOS SENDEROS
El evangelio de este domingo tercero del Adviento recuerda de nuevo la figura y el mensaje de Juan el Bautista. Hay dos imágenes que lo definen:
• “No era él la luz, sino testigo de la luz”. Ninguno de los profetas era la luz. En todo caso, anunciaban su aparición futura. Juan ya está un paso más cerca del único que es la luz del mundo. Desde él, todos los creyentes en Cristo tenemos esa gozosa y arriesgada misión de ser en nuestro mundo testigos creyentes y creíbles de la Luz.
• “Yo soy la voz que grita en el desierto”. En la segunda parte del libro de Isaías se daba cuenta de una voz celestial que exhortaba a preparar a través del desierto un camino para Dios, que se identificaba con su pueblo. Ahora Juan se presenta como una voz terrena que se alza en el desierto. Los creyentes de hoy no podemos ignorar esa voz.
Es más, ya vemos que entre nosotros han surgido hombres y mujeres que han alzado su voz en el desierto. Nos han recordado la misericordia de Dios. Nos han exhortado a ver a Dios en los más pobres y humillados de la tierra. Y han dado la vida por su coherencia. Este tiempo es la hora de los testigos y de los portavoces.
EL ENCUENTRO
Siempre nos llama la atención tanto el extraño vestido del Bautista como su dieta de saltamontes y miel silvestre. Pero casi siempre olvidamos su humildad y su mensaje.
• “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”. Esa voz de Juan se dirige hoy a cada uno de nosotros. El Señor se ha acercado cientos de veces a nosotros y otras tantas veces hemos decidido ignorar su presencia.
• “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”. Esa voz del Bautista se dirige también a toda la Iglesia. El Señor está en la comunidad que él ha convocado. Pero todos podemos caer en la tentacion de la mundanidad, denunciada por el papa Francisco.
• “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”. Esa voz del profeta del desierto ha de dirigirse también hoy a toda la humanidad. ¿Cuántas crisis y cuántas guerras harán falta para que preste atención al paso de Dios por la historia?
- Señor Jesús, Ayúdanos a caminar en tu luz y a escuchar la voz de los profetas de hoy que nos recuerdan tu presencia entre nosotros.
José-Román Flecha Andrés
martes, 5 de diciembre de 2017
Evangelio según San Marcos 1,1-8 - "Preparad el Camino"
2º Domingo
de Adviento - Ciclo B
"Preparad el Camino"
10/12/17
Mc 1,1-8
Reflexión
de Adviento - Ciclo B
"Preparad el Camino"
10/12/17
Mc 1,1-8
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PREPARAR EL CAMINO
“Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios”. Estas palabras justifican el título de “Libro de la Consolación”, que suele darse a esta segunda parte del libro de Isaías”. El pueblo de Israel ha padecido la deportación y el exilio en Babilonia. Pero suena ya la hora del retorno a su tierra. Así que el consuelo no es una palabra vacía de contenido.
“Una voz grita: En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios” (Is 40,3). ¿Hay que preparar un camino al Señor o al pueblo que ha sido humillado? ¿No será una confusión del profeta? ¿O será que Dios se identifica con aquellos que han sido deportados y maltratados en tierra extraña?
Es hora de olvidar los sufrimientos del pasado. “La salvación está ya cerca de sus fieles… La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos”. No puede ser vana esa promesa que canta el salmo responsorial (Sal 84).
Pero si Dios no se olvida de nuestra miseria, algo hemos de hacer nosotros. Al menos, hemos de mirar hacia delante. Eso es. “Esperar y apresurar la venida del Señor” (2 Pe,3,12).
LOS SENDEROS
El evangelio de este segundo domingo del Adviento modifica levemente el mensaje del profeta: “Una voz grita en el desierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos” (Mc 1,3). El desierto era antes la vía de retorno de los desterrados. El desierto es ahora el lugar donde resuena la voz de Juan Bautista. Pero la exhortación es la misma.
• “Preparar el camino al Señor”. Dios es discreto, pero no es indiferente. Es el Señor de este mundo y ama a todos sus hijos. Es cierto que muchos parecen vivir alejados de él. Pero no podemos quedar paralizados por el “pesimismo estéril” que denuncia el papa Francisco. Hay que tender puentes para que Dios pueda encontrarse con sus hijos.
• “Allanad sus senderos”. Muchos encuentran dificultades para andar por el camino del Señor. Unos gritan su rechazo con blasfemias y otros lo demuestran con su indiferencia. Hay rocas institucionales que habrá que dinamitar. Pero ahí están también todos los escandalosos altibajos que presentamos los que decimos creer en Dios.
Es cierto que vivimos en un desierto. Pero es cierto que en el desierto resuena una voz que grita para despertarnos. Es urgente allanar senderos para facilitar el encuentro.
EL ENCUENTRO
Nos llama la atención tanto el extraño vestido del Bautista como su dieta de saltamontes y miel silvestre. Pero olvidamos su humildad y su mensaje.
• “Detrás de mí viene el que puede más que yo”. Anunciar al que viene. Porque el Señor está viniendo. He ahí el resumen de la tarea que nos ha sido confiada. Esa es la forma de superar las tentaciones de la desesperanza y de la orgullosa presunción.
• “Él os bautizará con Espíritu Santo”. Hemos sido bautizados con agua. Y no es poco, si ese bautismo significa el don de la fe y el compromiso de vivirla cada día. Pero el baño del Espíritu nos hará abandonar nuestros miedos y vivir con la osadía de su fuerza.
- Señor Jesús, sabemos que estás viniendo a nuestro mundo. A nuestro mundo, que es el tuyo. Necesitamos recuperar la fe y el coraje para preparar los caminos que hagan posible tu encuentro con tus hermanos. Tus hermanos, que son los nuestros. No podemos olvidarlo. Ven, Señor Jesús.
José-Román Flecha Andrés
Video: Intenciones del Papa Francisco - "Por los ancianos" - (YouTube) -
Por los ancianos
Un pueblo que no cuida a los abuelos y no los trata bien es un pueblo que ¡no tiene futuro!
Los ancianos tienen la sabiduría.
A ellos se les ha confiado transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo.
Tengamos presentes a nuestros ancianos, para que sostenidos por las familias e instituciones, colaboren con su sabiduría y experiencia a la educación de las nuevas generaciones.
Papa Francisco - Diciembre 2017INTENCIONES DEL PAPA
POR LOS DESAFÍOS DE LA HUMANIDAD
Los ancianos tienen la sabiduría.
A ellos se les ha confiado transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo.
Tengamos presentes a nuestros ancianos, para que sostenidos por las familias e instituciones, colaboren con su sabiduría y experiencia a la educación de las nuevas generaciones.
Papa Francisco - Diciembre 2017INTENCIONES DEL PAPA
POR LOS DESAFÍOS DE LA HUMANIDAD
DICIEMBRE 2017
Universal: Por los ancianos, para que sostenidos por las familias y las comunidades cristianas, colaboren con su sabiduría y experiencia en la transmisión de la fe y la educación de las nuevas generaciones.
Oración
Padre de bondad,
en este mes en que celebramos el
nacimiento de tu Hijo Jesús,
nos damos cuenta que la Encarnación
ocurre en el seno de una familia,
como el lugar donde Dios vino a habitar entre nosotros.
La familia es el núcleo de la sociedad,
la primera escuela de socialización,
donde se aprende a lidiar con las diferencias y las riquezas de cada uno.
La historia de cada familia
está marcada por la experiencia de vida de los mayores,
que dejan un testimonio importante
para las generaciones futuras.
Señor Dios,
nos enseña a valorar la contribución de los más ancianos,
a no descartarlos,
y prestar atención a sus enseñanzas
y sus lecciones de vida.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria…
Desafíos para el mes
- Visitar a familiares o conocidos ancianos en este tiempo de Navidad y llevarles la alegría del nacimiento de Jesús.
- Promover en la propia comunidad algún momento de compartir historias de vida por parte de algunos ancianos, orientado hacia los más jóvenes.
- Estar atentos a situaciones de abandono o fragilidad de personas mayores y ayudar a resolverlas.
https://clicktopray.org/es/pope_prayers
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