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Pquia. San Pio X, Mar del Plata: Proyecto basado en las directivas del Padre M, Bautista. Como devotos de la Divina Misericordia del Señor, surge la necesidad de ver reflejada en la acción la Misericordia de Dios, queremos dar a conocer las obras de Misericordia, corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Jesús privilegió a los pobres y sufrientes (Lc. 6,20 ss), Él nos enseña a ver en el enfermo a Cristo (Mt. 25,31-46)
martes, 28 de abril de 2020
Evangelio según San Juan 10,1-10 - "Jesús, el buen pastor" -
IVº Domingo
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"Jesús, el buen pastor"
3/05/2020
Jn 10,1-10
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"Jesús, el buen pastor"
3/05/2020
Jn 10,1-10
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Reflexión
NUEVA RELACIÓN CON JESÚS
En las comunidades cristianas necesitamos vivir una experiencia nueva de Jesús reavivando nuestra relación con él. Ponerlo decididamente en el centro de nuestra vida. Pasar de un Jesús confesado de manera rutinaria a un Jesús acogido vitalmente. El evangelio de Juan hace algunas sugerencias importantes al hablar de la relación de las ovejas con su pastor.
Lo primero es «escuchar su voz» en toda su frescura y originalidad. No confundirla con el respeto a las tradiciones ni con la novedad de las modas. No dejarnos distraer ni aturdir por otras voces extrañas que, aunque se escuchen en el interior de la Iglesia, no comunican su Buena Noticia.
Es importante, además, sentirnos llamados por Jesús «por nuestro nombre». Dejarnos atraer por él. Descubrir poco a poco, y cada vez con más alegría, que nadie responde como él a nuestras preguntas más decisivas, nuestros anhelos más profundos y nuestras necesidades últimas.
Es decisivo «seguir» a Jesús. La fe cristiana no consiste en creer cosas sobre Jesús, sino en creerle a él: vivir confiando en su persona; inspirarnos en su estilo de vida para orientar nuestra propia existencia con lucidez y responsabilidad.
Es vital caminar teniendo a Jesús «delante de nosotros». No hacer el recorrido de nuestra vida en solitario. Experimentar en algún momento, aunque sea de manera torpe, que es posible vivir la vida desde su raíz: desde ese Dios que se nos ofrece en Jesús, más humano, más amigo, más cercano y salvador que todas nuestras teorías.
Esta relación viva con Jesús no nace en nosotros de manera automática. Se va despertando en nuestro interior de forma frágil y humilde. Al comienzo es casi solo un deseo. Por lo general crece rodeada de dudas, interrogantes y resistencias. Pero, no sé cómo, llega un momento en el que el contacto con Jesús empieza a marcar decisivamente nuestra vida.
Estoy convencido de que el futuro de la fe entre nosotros se está decidiendo, en buena parte, en la conciencia de quienes en estos momentos nos sentimos cristianos. Ahora mismo la fe se está reavivando o se está extinguiendo en nuestras parroquias y comunidades, en el corazón de los sacerdotes y fieles que las formamos.
La increencia empieza a penetrar en nosotros desde el mismo momento en que nuestra relación con Jesús pierde fuerza o queda adormecida por la rutina, la indiferencia y la despreocupación. Por eso, el papa Francisco ha reconocido que «necesitamos crear espacios motivadores y sanadores […] lugares donde regenerar la fe en Jesús». Hemos de escuchar su llamada.
José Antonio Pagola
martes, 21 de abril de 2020
Evangelio según San Lucas 24,13-36 - "Los Discípulos de Emaús"
IIIº Domingo
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"Los Discípulos de Emaús"
26/04/2020
Lc 24, 13-36
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"Los Discípulos de Emaús"
26/04/2020
Lc 24, 13-36
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Reflexión
ACOGER LA FUERZA DEL EVANGELIO
Dos discípulos de Jesús se van alejando de Jerusalén. Caminan tristes y desolados. Cuando lo han visto morir en la cruz, en su corazón se ha apagado la esperanza que habían puesto en él. Sin embargo continúan pensando en él. No lo pueden olvidar. ¿Habrá sido todo una ilusión?
Mientras conversan y discuten de todo lo vivido, Jesús se acerca y se pone a caminar con ellos. Sin embargo, los discípulos no lo reconocen. Aquel Jesús en el que tanto habían confiado y al que habían amado con pasión les parece ahora un caminante extraño.
Jesús se une a su conversación. Los caminantes lo escuchan primero sorprendidos, pero poco a poco algo se va despertando en su corazón. No saben exactamente qué les está sucediendo. Más tarde dirán: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».
Los caminantes se sienten atraídos por las palabras de Jesús. Llega un momento en que necesitan su compañía. No quieren dejarle marchar: «Quédate con nosotros». Durante la cena se les abrirán los ojos y lo reconocerán. Este es el gran mensaje de este relato: cuando acogemos a Jesús como compañero de camino, sus palabras pueden despertar en nosotros la esperanza perdida.
Durante estos años, muchas personas han perdido su confianza en Jesús. Poco a poco se les ha ido convirtiendo en un personaje extraño e irreconocible. Todo lo que saben de él es lo que pueden reconstruir, de manera parcial y fragmentaria, a partir de lo que han escuchado a predicadores y catequistas.
Sin duda, la homilía de los domingos cumple una tarea insustituible, pero resulta claramente insuficiente para que las personas de hoy puedan entrar en contacto directo y vivo con el Evangelio. Tal como se lleva a cabo, ante un pueblo que ha de permanecer mudo, sin exponer sus inquietudes, interrogantes y problemas, es difícil que logre regenerar la fe vacilante de tantas personas que buscan, a veces sin saberlo, encontrarse con Jesús.
¿No ha llegado el momento de instaurar, fuera del contexto de la liturgia dominical, un espacio nuevo y diferente para escuchar juntos el Evangelio de Jesús? ¿Por qué no reunirnos laicos y presbíteros, mujeres y hombres, cristianos convencidos y personas que se interesan por la fe, a escuchar, compartir, dialogar y acoger el Evangelio de Jesús?
Hemos de dar al Evangelio la oportunidad de entrar con toda su fuerza transformadora en contacto directo e inmediato con los problemas, crisis, miedos y esperanzas de la gente de hoy. Pronto será demasiado tarde para recuperar entre nosotros la frescura original del Evangelio. Hoy es posible. Esto es lo que se pretende con la propuesta de los Grupos de Jesús.
José Antonio Pagola
miércoles, 15 de abril de 2020
Evangelio según San Juan 20, 19-31 - Divina Misericordia - "Aparición de Jesús a los discípulos" -
IIº Domingo de la Divina Misericordia
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"Aparición de Jesús a los discípulos"
19/04/2020
Jn 20, 19-31
Tiempo de Pascua - Ciclo A
"Aparición de Jesús a los discípulos"
19/04/2020
Jn 20, 19-31
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Reflexión
JESÚS SALVARÁ A SU IGLESIA
Aterrados por la ejecución de Jesús, los discípulos se refugian en una casa conocida. De nuevo están reunidos, pero ya no está con ellos Jesús. En la comunidad hay un vacío que nadie puede llenar. Les falta Jesús. ¿A quién seguirán ahora? ¿Qué podrán hacer sin él? «Está anocheciendo» en Jerusalén y también en el corazón de los discípulos.
Dentro de la casa están «con las puertas bien cerradas». Es una comunidad sin misión y sin horizonte, encerrada en sí misma, sin capacidad de acogida. Nadie piensa ya en salir por los caminos a anunciar el reino de Dios y curar la vida. Con las puertas cerradas no es posible acercarse al sufrimiento de las gentes.
Los discípulos están llenos de «miedo a los judíos». Es una comunidad paralizada por el miedo, en actitud defensiva. Solo ven hostilidad y rechazo por todas partes. Con miedo no es posible amar al mundo como lo amaba Jesús ni infundir en nadie aliento y esperanza.
De pronto, Jesús resucitado toma la iniciativa. Viene a rescatar a sus seguidores. «Entra en la casa y se pone en medio de ellos». La pequeña comunidad comienza a transformarse. Del miedo pasan a la paz que les infunde Jesús. De la oscuridad de la noche pasan a la alegría de volver a verlo lleno de vida. De las puertas cerradas van a pasar pronto a anunciar por todas partes la Buena Noticia de Jesús.
Jesús les habla poniendo en aquellos pobres hombres toda su confianza: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo a vosotros». No les dice a quién se han de acercar, qué han de anunciar ni cómo han de actuar. Ya lo han podido aprender de él por los caminos de Galilea. Serán en el mundo lo que ha sido él.
Jesús conoce la fragilidad de sus discípulos. Muchas veces les ha criticado su fe pequeña y vacilante. Necesitan la fuerza de su Espíritu para cumplir su misión. Por eso hace con ellos un gesto especial. No les impone las manos ni los bendice, como a los enfermos. Exhala su aliento sobre ellos y les dice: «Recibid el Espíritu Santo».
Solo Jesús salvará a su Iglesia. Solo él nos liberará de los miedos que nos paralizan, romperá los esquemas aburridos en los que pretendemos encerrarlo, abrirá tantas puertas que hemos ido cerrando a lo largo de los siglos, enderezará tantos caminos que nos han desviado de él.
Lo que se nos pide es reavivar mucho más en toda Iglesia la confianza en Jesús resucitado, movilizarnos para ponerlo sin miedo en el centro de nuestras parroquias y comunidades, y concentrar todas nuestras fuerzas en escuchar bien lo que su Espíritu nos está diciendo hoy a sus seguidores.
José Antonio Pagola
sábado, 11 de abril de 2020
Evangelio según San Juan 20, 1-9 - "Pascua de la Resurrección del Señor" -
Domingo de Pascua
Tiempo Pascual - Ciclo A -
"La Resurrección del Señor"
Tiempo Pascual - Ciclo A -
"La Resurrección del Señor"
12/4/2020
Jn. 20, 1-9
Reflexión
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¿DÓNDE BUSCAR AL QUE VIVE?
La fe en Jesús, resucitado por el Padre, no brotó de manera natural y espontánea en el corazón de los discípulos. Antes de encontrarse con él, lleno de vida, los evangelistas hablan de su desorientación, su búsqueda en torno al sepulcro, sus interrogantes e incertidumbres.
María de Magdala es el mejor prototipo de lo que acontece probablemente en todos. Según el relato de Juan, busca al crucificado en medio de tinieblas, «cuando aún estaba oscuro». Como es natural, lo busca «en el sepulcro». Todavía no sabe que la muerte ha sido vencida. Por eso, el vacío del sepulcro la deja desconcertada. Sin Jesús, se siente perdida.
Los otros evangelistas recogen otra tradición que describe la búsqueda de todo el grupo de mujeres. No pueden olvidar al Maestro que las ha acogido como discípulas: su amor las lleva hasta el sepulcro. No encuentran allí a Jesús, pero escuchan el mensaje que les indica hacia dónde han de orientar su búsqueda: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado».
La fe en Cristo resucitado no nace tampoco hoy en nosotros de forma espontánea, solo porque lo hemos escuchado desde niños a catequistas y predicadores. Para abrirnos a la fe en la resurrección de Jesús, hemos de hacer nuestro propio recorrido. Es decisivo no olvidar a Jesús, amarlo con pasión y buscarlo con todas nuestras fuerzas, pero no en el mundo de los muertos. Al que vive hay que buscarlo donde hay vida.
Si queremos encontrarnos con Cristo resucitado, lleno de vida y de fuerza creadora, lo hemos de buscar, no en una religión muerta, reducida al cumplimiento y la observancia externa de leyes y normas, sino allí donde se vive según el Espíritu de Jesús, acogido con fe, con amor y con responsabilidad por sus seguidores.
Lo hemos de buscar, no entre cristianos divididos y enfrentados en luchas estériles, vacías de amor a Jesús y de pasión por el Evangelio, sino allí donde vamos construyendo comunidades que ponen a Cristo en su centro porque, saben que «donde están reunidos dos o tres en su nombre, allí está él».
Al que vive no lo encontraremos en una fe estancada y rutinaria, gastada por toda clase de tópicos y fórmulas vacías de experiencia, sino buscando una calidad nueva en nuestra relación con él y en nuestra identificación con su proyecto. Un Jesús apagado e inerte, que no enamora ni seduce, que no toca los corazones ni contagia su libertad, es un «Jesús muerto». No es el Cristo vivo, resucitado por el Padre. No es el que vive y hace vivir.
José Antonio Pagola
martes, 7 de abril de 2020
sábado, 4 de abril de 2020
Video: Intenciones del Papa Francisco - "Recemos por la Liberación de las adicciones" - (YouTube)
El problema de las llamadas “nuevas adicciones” tienen solución, pero debemos encontrar el camino, necesitamos la palabra profética, necesitamos inventiva humana, necesitamos hacer muchas cosas. Es hora de recuperarnos de las adicciones que nos seducen.
“Seguramente han oído hablar del drama de la adicción. Y… ¿pensaron también en la adicción al juego, a la pornografía, a internet... y los peligros del espacio virtual?. Apoyados por el “Evangelio de la Misericordia” podemos aliviar, cuidar y curar los sufrimientos relacionados con las nuevas adicciones.
Papa Francisco - Febrero 2020
INTENCIONES DEL PAPA PARA LOS DESAFÍOS
DE LA HUMANIDAD Y DE LA MISIÓN DE LA IGLESIA
ABRIL 2020
Universal: Por la Liberación de las adicciones
Universal: Por la Liberación de las adicciones
Oremos para que todas las personas bajo la influencia de las adicciones sean bien ayudadas y acompañadas.
Oración
Jesús, nuestro Salvador,
tu paso entre nosotros
fue para muchos un motivo de liberación:
de enfermedades, de espíritus inmundos,
parálisis y ceguera.
Hoy en día, muchos de nuestros hermanos y hermanas
son prisioneros de tantas formas de dependencia.
Te pedimos que pongas en su camino
personas atentas que puedan ayudarlos.
Que tu Espíritu Santo les dé luz
para reconocer su situación,
fuerza y coraje para ganar esta lucha
y la alegría de ayudar a los que están pasando
por las mismas dificultades.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Oración de ofrecimiento
Padre Bueno, sé que estás conmigo. Aquí estoy en este nuevo día. Pon una vez más mi corazón junto con el Corazón de tu Hijo Jesús, que se entrega a mí y que viene a mí en la Eucaristía, que tu Espíritu Santo me haga su amigo y su apóstol, disponible a su misión de compasión. Pongo en tus manos mis alegrías y esperanzas, mis trabajos y sufrimientos, todo lo que soy y tengo, en comunión con mis hermanos y hermanas de esta Red Mundial de Oración. Con María, te ofrezco mi jornada por la misión de la Iglesia y por las intenciones de oración del Papa y de mi Obispo para este mes.
Amén.
Propuestas para el mes
- Examina con sinceridad el modo en que usas tu propio tiempo y dinero disponibles, mira si gastas de manera desordenada y/o si en alguno de los dos campos estás sujeto a dependencia alguna.
- Ten, en la familia, en las catequesis o en los grupos o comunidades en los que te insertas, un tiempo de conversación y reflexión sobre personas cercanas o conocidas que estén bajo la influencia de algún tipo de adicciones para encontrar medios adecuados para ayudarlas.
- Interiorizate mejor sobre las instituciones que ayudan a las víctimas de las adicciones, busca más información sobre ellos y, colabora de acuerdo con tus propias posibilidades.
jueves, 2 de abril de 2020
Evangelio según San Mateo 27,1-2.11-54 - "Domingo de Ramos"
Domingo de Ramos en la Pasión del Señor
Semana Santa - Ciclo A -
5/04/2020
Mt 27,1-2.11-54 (Texto Breve)
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Reflexión
Semana Santa: el Señor más próximo a la humanidad
El Domingo de Ramos viviremos el contraste de lo que es la vida: la acogida y el rechazo. Jesús se acerca más todavía a nuestra humanidad, nos conoce mejor subido en la borriquita y el sufrimiento en Cruz. Nadie como él se ha metido mejor en la piel de lo que los hombres somos capaces de amar y, al mismo tiempo, nuestras contradicciones que llevan a la muerte del Inocente.
En una Semana Santa vivida de puertas adentro, con el corazón de puertas para afuera, estaremos atentos al dolor de la humanidad, revestida con los ornamentos de la bata médica o de los guantes de aquellos que continúan retirando la basura de las calles para que todo ayude en la batalla.
Una Semana Santa en la que Cristo sigue procesionando por las residencias de ancianos, por los barrios ... en los que comienzan los estragos de la pandemia, por aquellos que perdieron sus seres queridos sin poder despedirlos… En tantas situaciones, hoy Jesús se hace todavía más cercano y sigue llevando la Cruz por incontables lugares.
Me gustaría que esta Semana Santa pudiéramos tener también la mirada de María y Jesús con María: “Era un hijo muriendo que sabía que su madre lo veía” (Cristina Inogés). En nuestra impotencia siempre podemos ayudar al otro: María ayudó al hijo niño en su fragilidad. Al finalizar su vida, el Crucificado sin ningún poder se preocupa de su madre.
Vivamos estos días en comunión, unidos en la oración y en las pequeñas-grandes cosas que hemos de hacer en esta cuarentena pre-pascual.
Fuente: http://blogs.21rs.es/kamiano
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