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CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA
COMISIÓN EPISCOPAL PARA
LA PASTORAL DE LA SALUD
DÍA NACIONAL DEL ENFERMO Domingo 13 de noviembre de 2016
Carta Pastoral a las comunidades
“Testigo de la Misericordia”
Queridos hermanos:
El segundo domingo de noviembre, la Iglesia en Argentina celebra el Día Nacional del Enfermo, una oportunidad para sensibilizar al pueblo de Dios sobre el acompañamiento y la asistencia integral a los enfermos, redescubrir el sentido humano y cristiano del sufrimiento, y promover la Pastoral de la Salud en las Diócesis y en las Comunidades.
El Jubileo Extraordinario de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, es el marco privilegiado de nuestra celebración. Se nos invita a ser “Misericordiosos como el Padre” (cf. Lc 6,36), redescubriendo las obras de misericordia, entre ellas, “asistir a los enfermos”, recordando que en base a ellas seremos juzgados: “Porque estuve enfermo, y me visitaste” (cf. Mt 25, 31-45). Para esto, es necesario tener la mirada fija en Jesús: en El todo habla de misericordia: su opción preferencial por los pobres, los pecadores, los enfermos, los sufrientes… Reconociendo en nuestra propia vida cómo ha obrado la misericordia de Dios, debemos ser misericordiosos. Debe ardernos el corazón en el anuncio y testimonio a todo el mundo de la misericordia, especialmente en tantas realidades de sufrimiento que hoy piden la diaconía del Amor.
El buen Dios nos ha regalado, hace muy poco, un nuevo santo para la Iglesia, un santo de nuestras tierras, un verdadero “Testigo de la Misericordia”: el Santo Cura Brochero, un hombre que entregó su vida por amor a Jesús y al servicio de los demás, especialmente de los que vivían en mayor vulnerabilidad. Entre ellos, los enfermos fueron particulares destinatarios de su caridad pastoral: su heroico servicio durante la epidemia del cólera, la atención a los enfermos más lejanos y abandonados de su curato, no escatimando sacrificio alguno para llevar el auxilio espiritual a los moribundos, aun corriendo el riesgo de perder su propia vida, hasta que finalmente, visitando a los leprosos de la zona, aquellos a quienes nadie quería ver, contrajo la enfermedad que lo acompañaría hasta sus últimos días, dando muestras allí, en medio de la soledad, la pobreza y la ceguera, de que su vida era, hasta el último momento, una ofrenda a Dios con su oración, su Misa, su ejemplo y su caridad.
En el ocaso de su vida, el Santo Cura Brochero, lo que no podía hacer con las obras, lo hizo con su oración; escribía que su ocupación era “orar por los hombres pasados, por los presentes y por los que han de venir hasta el fin del mundo”. Que su ejemplo e intercesión nos ayuden a ser también “testigos de la Misericordia” con todos los enfermos y hermanos que sufren, llevando el consuelo y la sanación de Dios a sus heridas físicas y espirituales.
+ Mons. Alberto G. Bochatey, O.S.A. (Presidente)
+ Mons. Ricardo Faifer + Mons. Luis Urbanc
Pbro. Andrés Rousseu Salet (Secretario Ejecutivo)
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