Pquia. San Pio X, Mar del Plata: Proyecto basado en las directivas del Padre M, Bautista.
Como devotos de la Divina Misericordia del Señor, surge la necesidad de ver reflejada en la acción la Misericordia de Dios, queremos dar a conocer las obras de Misericordia, corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Jesús privilegió a los pobres y sufrientes (Lc. 6,20 ss), Él nos enseña a ver en el enfermo a Cristo (Mt. 25,31-46)
“Vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos”. Nos fascina esa visión del libro del Apocalipsis que se proclama en la primera lectura de esta solemnidad de todos los Santos (Ap 7,2-14).
El texto nos presenta una impresionante multitud de mártires que han ganado con su sangre la palma del triunfo. Ellos son los que forman ese gran coro de los que aclaman y cantan: “La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero”.
Paradójicamente, se nos dice que los mártires “han blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero”. Se han negado a adorar a los ídolos que cada día se presentan ante nosotros exigiendo nuestra adoración. Así que los santos son lo mejor de esta tierra. Son los que han entendido como nadie la libertad de adorar al único que merece nuestra adoración.
LA CLAVE DE LA LIBERTAD
En estos días, por todas partes se exalta el ideal del ser humano, la grandeza y los derechos de la persona. Pero las opiniones se dividen cuando se trata de señalar qué es el hombre y cuáles son las notas que lo definen. En qué consiste su dignidad.
Unos afirman que todos los hombres son libres pero olvidan que han de ser también solidarios entre sí. Otros afirman que todos los seres humanos son iguales, pero inmediatamente arremeten con fuerza contra los que no se identifican con ellos.
En el evangelio de este día leemos una vez más el texto que recoge las bienaventuranzas que el evangelio de Mateo incluye en el Sermón de la Montaña (Mt 5,1-12). Según algunos, en este texto se proclama de forma escandalosa una ética de esclavos. No es cierto. Al contrario. En esta proclamación está la clave de la libertad.
Jesús es la Palabra de Dios y también la imagen definitiva y perfecta del ser humano. Las bienaventuranzas que él proclamó nos revelan la verdad última del hombre. Nos dicen qué significa ser humano en plenitud. Nos recuerdan los valores profundos que hacen que nuestra existencia sea humana y humanizadora.
CAMINOS DE FELICIDAD
Muchas imágenes del ser humano son engañosas. En las bienaventuranzas Jesús nos dice qué significa ser persona. Y nos indica en qué consiste la felicidad:
• La felicidad no está en acaparar bienes, sino en compartirlos con los demás.
• La felicidad no está en la violencia, sino en la humildad y la mansedumbre.
• La felicidad no está en el desdén hacia los afligidos, sino en la compasión.
• La felicidad no está en la instalación, sino en la búsqueda del bien y la justicia.
• La felicidad no está en la indiferencia ante los otros, sino en la misericordia.
• La felicidad no está en la mentira, sino en la limpieza del corazón.
• La felicidad no está en promover el conflicto, sino en la lucha por la concordia
• La felicidad no está en la apostasía, sino en la fidelidad a la fe y al amor.
- Señor Jesús, nosotros proclamamos que solo tú eres Santo. Que tu ejemplo y tu palabra nos ayuden a seguirte por el camino que han seguido todos los santos que en el mundo han sido. Tú que vives y reinas y nos esperas por los siglos de los siglos.
30º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo A "Sobre los preceptos más importantes"
29/10/17
Mt 22, 34-40
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Reflexión
DOS MANDAMIENTOS
“No oprimirás ni vejarás al forastero porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto” (Éx 22,20). Con frecuencia los mandamientos se expresan en forma negativa. Pero tras ella se manifiesta un valor positivo y una virtud. Este mandamiento bíblico esconde y exige el respeto a un derecho de la persona. En este caso el derecho a la hospitalidad.
Por desgracia, estamos viendo que muchas veces los más opuestos al derecho de inmigración a sus países son hijos de inmigrantes. Tratan de impedir a los demás que alcancen el sueño que a sus padres los llevó a esperar y conseguir un modo de sobrevivir o de mejorar su forma de vida.
El salmo responsorial nos invita a cantar una hermosa profesión de fe: “Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza, Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador” (Sal 17,2-3). Según san Pablo, ese amor a Dios nos exige abandonar los ídolos que nos buscamos cada día (Tes 1,9).
LA LEY
En el evangelio que hoy se proclama los protagonistas son de nuevo los fariseos (Mt 22,34-40). Uno de ellos se acerca a Jesús, lo reconoce como Maestro y le dirige una pregunta muy concreta, que era objeto de discusión entre las diversas escuelas.
• “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?” Es interesante ver que los fariseos en varias ocasiones reconocen a Jesús como Maestro. Ya sabemos que, según Pablo, Cristo y su mensaje solo significaban necedad para los paganos que buscaban sabiduría (1 Cor 1,22). Seguramente, esa observación sigue siendo válida.
• “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?” Es necesario preguntarlo. Una larga tradición positivista nos ha hecho pensar que es la ley pública la que crea los valores morales y las virtudes. El hebreo sabe que es el proyecto de Dios el que nos ha indicado una ley que nos lleva a la felicidad personal y a la armonía social.
También hoy, entre tantas voces que proclaman nuevos valores y nuevos derechos, es necesario preguntarse cuál es la voluntad de Dios sobre nosotros.
EL IDEAL
El fariseo del relato evangélico pregunta por el mandamiento principal y Jesús le responde evocando dos mandatos que se encontraban ya en su misma tradición:
• “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Este precepto, tomado del libro del Deuteronomio (Dt 6,5) revela nuestra sed más profunda. Dedicar el amor y la vida a Dios responde a ese deseo que mantiene inquieto al corazón de toda persona, como escribía san Agustín.
• “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Esa regla de oro estaba ya en el Levítico (Lv 19,18). Según santa Teresa, no cuesta tanto amar a Dios, al que no vemos, como amar al prójimo, que nos parece incómodo y molesto, orgulloso o despreciable. Pero es una incongruencia decir que amamos a Dios, mientras despreciamos a sus hijos.
- Señor Jesús, también nosotros te reconocemos como nuestro Maestro. Queremos aceptar tu enseñanza sobre el amor a Dios y el amor a nuestros hermanos. Que ni uno ni otro queden en solas palabras. Ayúdanos a vivir y testimoniar ese ideal del amor, sobre todo en los momentos de crisis y conflictos personales y sociales.
29º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo A "Sobre el tributo al César" 22/10/17 Mt 22,15-21
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Reflexión
"LOS POBRES SON DE DIOS
A espaldas de Jesús, los fariseos llegan a un acuerdo para prepararle una trampa decisiva. No vienen ellos mismos a encontrarse con él. Les envían a unos discípulos acompañados por unos partidarios de Herodes Antipas. Tal vez, no faltan entre estos algunos poderosos recaudadores de los tributos para Roma.
La trampa está bien pensada: “¿Es lícito pagar impuestos al César o no?”. Si responde negativamente, le podrán acusar de rebelión contra Roma. Si legitima el pago de tributos, quedará desprestigiado ante aquellos pobres campesinos que viven oprimidos por los impuestos, y a los que él ama y defiende con todas sus fuerzas.
La respuesta de Jesús ha sido resumida de manera lapidaria a lo largo de los siglos en estos términos: “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Pocas palabras de Jesús habrán sido citadas tanto como éstas. Y ninguna, tal vez, más distorsionada y manipulada desde intereses muy ajenos al Profeta, defensor de los pobres.
Jesús no está pensando en Dios y en el César de Roma como dos poderes que pueden exigir cada uno de ellos, en su propio campo, sus derechos a sus súbditos. Como todo judío fiel, Jesús sabe que a Dios “le pertenece la tierra y todo lo que contiene, el orbe y todos sus habitantes” (salmo 24). ¿Qué puede ser del César que no sea de Dios? Acaso los súbditos del emperador, ¿no son hijos e hijas de Dios?
Jesús no se detiene en las diferentes posiciones que enfrentan en aquella sociedad a herodianos, saduceos o fariseos sobre los tributos a Roma y su significado: si llevan “la moneda del impuesto” en sus bolsas, que cumplan sus obligaciones. Pero él no vive al servicio del Imperio de Roma, sino abriendo caminos al reino de Dios y su justicia.
Por eso, les recuerda algo que nadie le ha preguntado: “Dad a Dios lo que es de Dios”.
Es decir, no deis a ningún César lo que solo es de Dios: la vida de sus hijos e hijas. Como ha repetido tantas veces a sus seguidores, los pobres son de Dios, los pequeños son sus predilectos, el reino de Dios les pertenece. Nadie ha de abusar de ellos.
No se ha de sacrificar la vida, la dignidad o la felicidad de las personas a ningún poder. Y, sin duda, ningún poder sacrifica hoy más vidas y causa más sufrimiento, hambre y destrucción que esa “dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano” que, según el papa Francisco, han logrado imponer los poderosos de la Tierra. No podemos permanecer pasivos e indiferentes acallando la voz de nuestra conciencia en la práctica religiosa."
28º Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo A "Parábola del Banquete Nupcial" 15/10/17 Mt 22,1-14
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Reflexión
INVITADOS A LA FIESTA
“Aquel día preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos” (Is 25,6). En este poema el profeta Isaías ve a Jerusalén como el santuario al que se dirige la peregrinación de todos los pueblos.
Para todos los que llegan cansados del camino, hambrientos y exhaustos, Dios tiene preparado un espléndido banquete. Y no solo eso. El Señor liberará a los pueblos de su ignorancia y de sus dolores. Es más: los liberará del último mal que es la muerte. Dios invita a todos al festín de la vida y de la alegría.
A esa promesa, que se hace actual en la eucaristía, respondemos con el salmo 22: “Tú bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término”. Como escribía san Pablo a los fieles de Filipos, también nosotros podemos decir: “Todo lo puedo en aquel que me conforta” (Flp 4,13).
UNA DOBLE INVITACIÓN
La comparación de la era mesiánica con un banquete, utilizada ya por el poema del profeta Isaías y también por el evangelio de Mateo (Mt 8, 11-12), reaparece en el evangelio que se proclama en este domingo. Un rey celebra la boda de su hijo y envía mensajeros a dos grupos de invitados.
• “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”. El banquete mesiánico ha sido preparado directamente para los hijos del pueblo de Israel. Dios les ha mostrado continuamente su predilección. No los llama a sufrir como esclavos, sino a participar de la alegría de un banquete de bodas.
• “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”. El texto indica que los hijos de Israel han puesto sus excusas para no aceptar la invitación. Y el Rey convida a los de fuera, es decir a los paganos. El banquete se abre a todos los pueblos.
EL VESTIDO DE BODA
La parábola señala que la sala se llenó de comensales. Pero el rey repara en uno que no ha llegado con traje de fiesta. Y lo interpela con seriedad:
• “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda? Los cristianos venidos del mundo pagano podían sentirse felices de haber heredado los bienes preparados para Israel. Pero no debían continuar con los hábitos de su anterior paganismo.
• “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda? El Señor nos invita a todos a participar del banquete de la gracia y de los sacramentos. Pero no debemos vivir esa vida nueva con las actitudes del hombre viejo.
• “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda? Según el papa Francisco, la invitación al banquete es gratuita, generosa y universal. Solo exige una condición: “vestir el traje de bodas, es decir, testimoniar la caridad hacia Dios y el prójimo”.
- Padre nuestro, tú sabes que con frecuencia nos hemos sentido desorientados ante las encrucijadas de este mundo. Te damos gracias por habernos invitado a la fiesta de tu Hijo. Ayúdanos a vivirla con responsabilidad y con fidelidad. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
27º Domingo Tiempo Ordinario - Ciclo A "Parábola de los viñadores malvados" 8/10/17 Mt 21, 33-43
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Reflexión
LA VIÑA Y LOS VIÑADORES
“Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña” (Is 5,1). Ese poema de Isaías sobre la viña del amigo ha cautivado muchas veces nuestra fantasía. Hemos imaginado el viñedo y el cercado, el lagar y la atalaya, desde la que el guarda vigilaba aquella propiedad en la que el amigo había plantado cepas escogidas.
El dueño esperaba que le diera las uvas más sabrosas. Pero al tiempo de la vendimia solo encontró agrazones. Con aquellas uvas agrias nunca podría tener un buen vino. El profeta explica que la viña representa la casa y el pueblo de Israel. El Señor esperaba encontrar justicia y sólo encontró maldad.
Ante esa historia de infidelidad, sólo cabe rezar con el salmo 79: “Señor, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate; ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa”. Escuchando la exhortación de san Pablo, deseamos tener en cuenta todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable y laudable: todo lo que es virtud (Flp 4,6-9).
DECEPCIÓN Y TRAICIÓN
Por tercer domingo consecutivo el evangelio nos presenta otra parábola que utiliza la imagen de la viña (Mt 21,33-43). También en esta ocasión se dirige a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo. El Maestro comienza evocando literalmente el canto de Isaías a la viña del amigo. Pero pronto introduce su propia versión.
• En el poema de Isaías la decepción del dueño venía motivada por la frustración de sus esperanzas. Había preparado su viña, pero no encontró las buenas uvas que esperaba. Israel no había respondido a la elección de que había sido objeto.
• En la parábola que expone Jesús, ya no es la viña la que produce malos frutos. Es que los labradores encargados de cuidarla se niegan a entregar los frutos a su amo. Y no solo eso, sino que injurian y matan a los criados que el dueño de la viña les ha enviado.
• Más aún. El dueño envía a su propio hijo para recabar de los labradores los frutos que le corresponden. Pero los labradores, sabiendo que es el heredero, lo sacan violentamente de la viña y lo matan con la intención de hacerse con la propiedad.
EL RELATO Y SU SENTIDO
La lección de esta parábola está clara. Dios ha enviado profetas a su pueblo, pero han sido maltratados. Ahora envía a su hijo y también él será condenado a muerte.
• “Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?” Esa es la pregunta que Jesús dirige a los responsables de su pueblo. Con ella les ofrece una buena oportunidad para que recuerden la historia pasada de su pueblo. Y también para que reflexionen sobre su propia responsabilidad en el rechazo del Mesías.
• “Arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a su tiempo”. Esa es la respuesta de los oyentes. Parece que ellos siguen pensando solamente en el relato sin pensar en su sentido. No quieren comprender que el Maestro trata de evocar un pasado que se va a convertir de nuevo en una escandalosa realidad.
- Padre nuestro, también a nosotros has confiado la tarea de cultivar tu viña y entregarte fielmente los frutos que te corresponden. También nosotros despreciamos a los mensajeros que nos envías e ignoramos el mensaje y la vida de tu Hijo. Perdona nuestra infidelidad. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.