Los Cinco Minutos de María
Ante el pensamiento de la muerte,
debemos recordar que el alma del hombre
es un vaso que sólo se llena de eternidad.
Al pie de la cruz estuvo su Madre Santísima
con su Corazón lleno de pena, traspasado por
la espada del dolor más acerbo, viendo morir a su Hijo.
Allí ella recibió en sus brazos el cuerpo muerto de
su Hijo Jesús; nadie sufrió como ella.
Ella puede darnos a nosotros las pautas para
nuestros momentos de dolor.
Suframos, lloremos si es preciso, pero siempre
abierto nuestro espíritu a la esperanza.
Nuestra Señora de la audacia para subir al Calvario
y estar de pie junto a la cruz.
* P. Alfonso Milagro
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