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El 21 de Agosto se celebra el Día del Catequista, fecha en que falleció el Papa Pío X
El mismo fue el impulsor de la Catequesis
Impulsó la comunión frecuente, implementó las distintas maneras de formación de los niños para lograr los Sacramentos, redactó el Catecismo, se ocupó de la formación del clero, y de promover los cantos litúrgicos, entre otras iniciativas.
Por estos motivos se lo considera patrono de los Catequistas.
Catequizar significa "hacer eco".
El Catequista no solo transmite formación religiosa, sino que buscar llegar al corazón con la palabra, que se haga eco y que haya un ida y vuelta en esa comunicación en que Dios está presente.
“Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos.” (Mt. 5,13-16)
Los Catequistas somos educadores de la fe. Para poder llevar a cabo nuestra misión y vocación en la Iglesia, sabiéndonos llamados por el Señor a anunciar la Buena Noticia que es Él mismo haciendo discípulos misioneros, de una manera alegre, dinámica, profunda, debemos responder con prontitud a los desafíos que se nos presentan en este cambio de época en el que nos estamos desarrollando; Es necesario poder realizarnos y vivir nuestra vocación del mejor modo posible.
El Papa Francisco en su visita a Chile en enero pasado, particularmente en su discurso a los educadores en la Universidad Católica de Santiago, nos sugirió un lenguaje que sin duda se aplica a nosotros catequistas como educadores de la fe, nos referimos a la invitación que nos hace el Papa Francisco de integrar en nosotros la dimensión Intelectual (Cabeza), la dimensión Afectiva (Corazón) y la dimensión del Hacer (Manos).
Dice el Papa en su discurso: “Una educación que integre y armonice el intelecto, los afectos y las manos, es decir, la cabeza y la acción. Brindará y posibilitará un crecimiento no solo armonioso a nivel personal sino, simultáneamente, a nivel social… es necesario enseñar a pensar lo que se siente y se hace; a sentir lo que se piensa y se hace; a hacer lo que se piensa y se siente. Un dinamismo de capacidades al servicio de la persona y de la sociedad.”
Como educadores de la fe, estamos llamados a ser luz para los demás y, ¿cómo podemos ser luz que alumbre a los hombres y en particular a nuestros catequizandos?, siguiendo las enseñanzas del Papa, si como catequistas integramos el conocimiento, el afecto y el hacer, permitirá que nuestros catequizandos puedan crecer en la fe, permitirá también que adquieran los conocimientos necesarios de la persona de Jesucristo para que conociéndolo y experimentándolo lo puedan amar y puedan volcar sus afectos en él, ‘nadie ama a quien no conoce’, así como nosotros nos dejamos encontrar por el Señor lo hemos ido conociendo a través de los años como catequistas debemos propiciar el encuentro de cada uno de nuestros catequizandos, este encuentro personal de vida con Él nos llevará a actuar en el mundo como discípulos, testigos y misioneros, que hacen vida lo aprendido y experimentado con el afecto en cada encuentro de catequesis por medio del amor, una caridad y solidaridad operante hacia nuestros hermanos y con todo aquél que está más cercano a nosotros y con quienes nos relacionamos en lo cotidiano.
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