viernes, 29 de noviembre de 2013

Evangelio según San Mateo 24,37-44

1º Domingo
de Adviento - Ciclo A -
01/12/13
Mt 24,37-44

Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.
En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.
De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado.
De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
Palabra del Señor    
Reflexión
Estar siempre preparados. Dios puede llegar en cualquier momento
... En la liturgia del primer domingo de Adviento, la Iglesia nos pone delante una parte del discurso de Jesús sobre el fin del mundo. Adviento significa Venida. Es el tiempo de la preparación para la venida del Hijo del Hombre en nuestra vida. Jesús nos exhorta a estar vigilantes. Nos pide estar atentos a los sucesos para descubrir en ellos la hora de la venida del Hijo del Hombre.
En este principio del Adviento, es importante purificar la mirada y aprender de nuevo a leer los acontecimientos a la luz de la Palabra de Dios. Y esto, para no ser sorprendidos, porque Dios puede venir sin avisar, cuando menos lo esperamos. Para ilustrar cómo deberíamos estar atentos a los acontecimientos, Jesús se apoya en el episodio del diluvio en tiempos de Noé

División del texto para ayudarnos en la lectura: - La venida del Hijo del Hombre será como en los día de Noé - Jesús aplica la comparación a aquellos que lo escuchan - La conclusión: ¡Vigilad! -     La comparación para recomendar la vigilancia
... Mateo 24, 37-39: Jesús compara la venida del Hijo del Hombre a los días del Diluvio“Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre”. Aquí, para aclarar su llamada a la vigilancia, Jesús recurre a dos episodios del Antiguo Testamento: Noé y el Hijo del Hombre. Los “días de Noé” se refieren a la descripción del Diluvio (Gén 6,5 a 8,14). La imagen del “Hijo del Hombre” viene de una visión del profeta Daniel (Dan 7,13). En los días de Noé, la mayoría de las personas vivían sin preocupaciones, sin darse cuenta que en los acontecimientos se acercaba la hora de Dios. La vida continuaba “ y no se dieron cuenta, hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos”.
Y Jesús concluye: “Así será también la venida el Hijo del hombre”. En la visión de Daniel, el Hijo del Hombre vendrá de improviso sobre las nubes del cielo y su venida decretará el fin de los imperios opresores, que no tendrán futuro.
Mateo 24,40-41: Jesús aplica la comparación a los que escuchaban“Entonces estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado”. Estas frases no deben ser tomadas literalmente. Es una forma para indicar el destino que las personas recibirán según la justicia de las obras por ellos practicadas. Algunos serán tomados, o sea, recibirán la salvación y otros no la recibirán. Así sucedió en el diluvio: “solo tú has sido justo en esta generación (Gen 7,1). Y se salvaron Noé y su familia.
Mateo 24,42: Jesús aporta la conclusión: ¡Vigilad!Es Dios el que determina a hora de la venida del Hijo. Pero el tiempo de Dios no se mide con nuestro reloj o calendario. Para Dios, un día puede ser igual a mil años y mil años iguales a un día (Si 90,4; 2 Pe 3,8). El tiempo de Dios (kairós) es independiente de nuestro tiempo (cronos). Nosotros no podemos interferir el tiempo de Dios, pero debemos estar preparados para el momento en el que la hora de Dios se hace presente en nuestro tiempo. Puede ser hoy, puede ser de aquí a mil años.
Mateo 24, 43-44: Comparación: El Hijo del Hombre vendrá cuando menos se esperaDios viene cuando menos se espera. Puede suceder que Él venga y la gente no se dé cuenta de la hora de su llegada. Jesús pide dos cosas: la vigilancia siempre atenta y al mismo tiempo, la dedicación tranquila de quien está en paz. Esta actitud es señal de mucha madurez, en la que se mezclan la preocupación vigilante y la tranquila serenidad. Madurez que consigue combinar la seriedad del momento con el conocimiento de la relatividad de todo...    Fuente: http://ocarm.org/es/

No hay comentarios:

Publicar un comentario