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Pquia. San Pio X, Mar del Plata: Proyecto basado en las directivas del Padre M, Bautista. Como devotos de la Divina Misericordia del Señor, surge la necesidad de ver reflejada en la acción la Misericordia de Dios, queremos dar a conocer las obras de Misericordia, corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Jesús privilegió a los pobres y sufrientes (Lc. 6,20 ss), Él nos enseña a ver en el enfermo a Cristo (Mt. 25,31-46)
miércoles, 30 de marzo de 2016
Evangelio según San Juan 20, 19-31 - Fiesta de la Divina Misericordia
IIº Domingo
Tiempo de Pascua - Ciclo C
Fiesta de la Divina Misericordia
03/04/16
Jn 20, 19-31
Tiempo de Pascua - Ciclo C
Fiesta de la Divina Misericordia
03/04/16
Jn 20, 19-31
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Reflexión
MISERICORDIA DIVINA
“Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo”. Así comienza la primera lectura de este domingo segundo de Pascua (Hech 5,12). Ha comenzado el tiempo de la Iglesia. Los discípulos del Señor hacen ahora visible su misericordia.
En realidad, la compasión de Dios se hace visible en la curación de los enfermos. Es interesante observar que la gente que se acercaba a los apóstoles deseaba que al menos la sombra de Pedro cayera sobre los pacientes que les acercaban.
Tambien hoy la humanidad sufre en su cuerpo y en su espíritu y busca por todas partes un alivio a sus ansias y dolores. Podemos preguntarnos si también el paso de los cristianos de hoy aporta una respuesta a las expectativas de la humanidad.
Con el salmo responsorial agradecemos haber sido aliviados de nuestros males: “Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 117)”.
LOS CONTRASTES Y LA MISERICORDIA
El evangelio nos recuerda dos momentos de la revelación del Resucitado a sus discípulos (Jn 20, 19-31). El texto parece jugar con diversas contraposiciones. Es como si intentara ofrecernos una pintura que se configura con un fuerte claroscuro
- En primer lugar se contraponen el miedo y la alegría. Tras la muerte de Jesús, los discípulos están todavía atemorizados. Pero el descubrir a Jesús presente en medio de ellos, los llena de alegría.
- En segundo lugar observamos que el miedo los mantiene paralizados y con las puertas cerradas. Pero el aliento de Jesús los exhorta a salir a la calle. Los encerrados, se convierten ahora en los enviados.
- En tercer lugar, intuimos que los discípulos no han superado el sentido de culpa por haber abandonado a Jesús. Pero el resucitado no vienen a reprenderles su falta. Al contrario, los convierte en ministros del perdón y de la misericordia.
LA PROTESTA Y LA FE
Con frecuencia oímos calificar a Tomás como “el incrédulo”. Pero olvidamos que fue precisamente él quien había desafiado a los otros discípulos a seguir al Maestro: “Vayamos también nosotros a morir con él” (Jn 11,16). Tomás tenía fe para aceptar la muerte. ¿Es que ahora no tiene fe para aceptar la vida? Habrá que repensar sus palabras y las del Señor.
• “Si no veo la señal de los clavos…, no creo”. Esas palabras no delatan la incredulidad de Tomás. Son una protesta personal contra los que aplauden la luz sin haber aceptado la cruz.
• “Trae tu dedo… No seas incrédulo, sino creyente”. Las palabras de Jesús se dirigen a Tomás y a todos nosotros. Ni incrédulos, ni crédulos. Se nos pide la seriedad de los creyentes.
• “Señor mío y Dios mío”. Tan sólo la declaración de Pedro puede compararse a esta confesión de fe que el Resucitado suscita en quien estaba dispuesto a seguirlo hasta la cruz.
• “Dichosos los que crean sin haber visto”. Sólo en eso podemos superar la valentía y la coherencia de Tomás. Él creyó por las llagas. Nosotros nos apoyamos en la fe del que creyó.
- Señor Jesús, como nos ha dicho el Papa Francisco, tus llagas son un signo permanente del amor misericordioso de Dios. Que ellas nos ayuden a descubrir, celebrar y confesar su misericordia.
José-Román Flecha Andrés
lunes, 28 de marzo de 2016
viernes, 25 de marzo de 2016
Evangelio segun San Juan 20,1-9 - Pascua de la Resurrección del Señor
Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor
Tiempo Pascual - Ciclo C -
27/03/16
Jn. 20,1-9
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Reflexión
"¿DÓNDE BUSCAR AL QUE VIVE?"
La fe en Jesús, resucitado por el Padre, no brotó de manera natural y espontánea en el corazón de los discípulos. Antes de encontrarse con él, lleno de vida, los evangelistas hablan de su desorientación, su búsqueda en torno al sepulcro, sus interrogantes e incertidumbres.
María de Magdala es el mejor prototipo de lo que acontece probablemente en todos. Según el relato de Juan, busca al crucificado en medio de tinieblas, «cuando aún estaba oscuro». Como es natural, lo busca «en el sepulcro». Todavía no sabe que la muerte ha sido vencida. Por eso, el vacío del sepulcro la deja desconcertada. Sin Jesús, se siente perdida.
Los otros evangelistas recogen otra tradición que describe la búsqueda de todo el grupo de mujeres. No pueden olvidar al Maestro que las ha acogido como discípulas: su amor las lleva hasta el sepulcro. No encuentran allí a Jesús, pero escuchan el mensaje que les indica hacia dónde han de orientar su búsqueda: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado».
La fe en Cristo resucitado no nace tampoco hoy en nosotros de forma espontánea, sólo porque lo hemos escuchado desde niños a catequistas y predicadores. Para abrirnos a la fe en la resurrección de Jesús, hemos de hacer nuestro propio recorrido. Es decisivo no olvidar a Jesús, amarlo con pasión y buscarlo con todas nuestras fuerzas, pero no en el mundo de los muertos. Al que vive hay que buscarlo donde hay vida.
Si queremos encontrarnos con Cristo resucitado, lleno de vida y de fuerza creadora, lo hemos de buscar, no en una religión muerta, reducida al cumplimiento y la observancia externa de leyes y normas, sino allí donde se vive según el Espíritu de Jesús, acogido con fe, con amor y con responsabilidad por sus seguidores.
Lo hemos de buscar, no entre cristianos divididos y enfrentados en luchas estériles, vacías de amor a Jesús y de pasión por el Evangelio, sino allí donde vamos construyendo comunidades que ponen a Cristo en su centro porque, saben que «donde están reunidos dos o tres en su nombre, allí está Él».
Al que vive no lo encontraremos en una fe estancada y rutinaria, gastada por toda clase de tópicos y fórmulas vacías de experiencia, sino buscando una calidad nueva en nuestra relación con él y en nuestra identificación con su proyecto. Un Jesús apagado e inerte, que no enamora ni seduce, que no toca los corazones ni contagia su libertad, es un "Jesús muerto". No es el Cristo vivo, resucitado por el Padre. No es el que vive y hace vivir.
Nos espera un Padre capaz de resucitar lo muerto. Nuestro futuro es una fraternidad feliz y liberada. ¿Por qué no detenerse hoy ante las palabras del Resucitado en el Apocalipsis «He abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar»?
Un día, «enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte, ni habrá más llanto, ni gritos, ni dolor» (Ap. 21,4). Un día, todo eso habrá pasado.
José Antonio Pagola
EL FUTURO ABIERTO
“Del sepulcro se han llevado a mi Señor
y no acierto a saber donde está puesto”.
Tal fue el grito de alarma en la mañana
que rompía los descansos rituales
y urgía a repensar los proyectos imposibles
en futuros de orfandad y desaliento.
Fue la voz de la sorpresa
que atenaza y agarrota
las fuerzas que nacieron junto al lago
y se fueron forjando entre sueños de poder
y asombros impensables.
El sepulcro está vacío en la mañana
y la muerte languidece,
vencida para siempre por la vida.
Pero hay algo que serpea en el asombro:
el Señor se ha liberado por sí mismo
de las vendas funerales y el sudario inmaculado
empapado en aromas de urgencia y de temblores.
Aún no sabemos los caminos
que ha podido tomar el que es Camino,
pero sabemos que su Vida
ha de ser ya para siempre
un germen de Verdad y de esperanza.
La tumba está vacía
y el futuro queda abierto
a la tarea que aguarda cada día
a todos los que crean y confiesen
la aventura del Señor Resucitado.
José-Román Flecha Andrés
martes, 22 de marzo de 2016
Evangelio según San Juan 18,1ss; 19,42. Viernes Santo "Pasión de nuestro Señor Jesucristo"
Semana Santa
Viernes Santo
25/03/16
Jn 18,1ss; 19,42
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Reflexión
- Captura de Jesús e interrogatorio por parte de las autoridades judías: Durante la noche es la hora del poder de las tinieblas (Lc 22,53), vienen a capturar a Jesús aquellos que no han aceptado la luz verdadera... Jesús es quien les interroga con palabras parecidas a las que dirigió por primera vez a los discípulos: "A quién buscáis?" (cfr. Jn 1,38). Pero la respuesta es muy diferente: unos le siguieron, otros quieren su muerte. Con las palabras de Jesús "Yo soy", el evangelista quiere poner de relieve que Jesús tiene con él el poder de Dios para enfrentarse a las tinieblas, pero no lo utiliza para su propio bien sino para la salvación de los suyos: "No he perdido a ninguno de los que me diste". En el interrogatorio informal en casa de Anás (Juan no incluye la narración del proceso religioso), Jesús ya no da ningún testimonio. Hasta ahora ha hablado. Unos han creído (los discípulos) y otros no han creído (los judíos). Los acontecimientos de la Pasión son el desenlace de estas opciones tomadas y su juicio.
- El proceso ante Pilato: En el patio exterior están los judíos.
En le interior está Jesús preso. Pilato se mueve de un sitio a otro, entre la inocencia de Jesús y los gritos de acusación de los judíos. En la duda. También el mundo pagano debe optar ante Jesús, "testigo de la verdad" que ha "venido al mundo". Dos afirmaciones de Pilato nos descubren que la hora de la condena y del sufrimiento de Jesús es también la hora de la glorificación: "Aquí lo tenéis" (cfr. Dn 7,13-14) y "Aquí tenéis a vuestro rey". Las palabras de burla de Pilato a los judíos manifiestan proféticamente el sentido de los acontecimientos.
- Muerte de Jesús: La proclamación de la glorificación de Jesús se realiza nuevamente en el momento de la crucifixión a través de las palabras del letrero: "Jesús el Nazareno, el rey de los judíos". Escritas en tres idiomas, son una proclamación universal y definitiva ("Lo escrito, escrito está" dice PIlato, como instrumento de Dios). La cruz es el cumplimiento pleno de la revelación: "Está cumplido". Ahora los ojos que buscan la luz, la verdad y la vida "mirarán al que atravesaron".
Evangelio según San Juan 13, 1-15. Jueves Santo "La Última Cena, Jesús lava los pies a sus discípulos"
Semana Santa
Jueves Santo
"La Última Cena, Jesús lava los pies a sus discípulos"24/03/16
Jn 13, 1-15
Jueves Santo
"La Última Cena, Jesús lava los pies a sus discípulos"24/03/16
Jn 13, 1-15
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Reflexión
En esta escena describe Juan a los discípulos como formando un círculo, en medio del cual se encuentra el Señor preocupándose por los pies de aquéllos. Mientras el lector de esta perícopa contemple desde fuera dicho círculo y lo que en él acontece, mientras no se sienta implicado en el lavatorio de los pies... no acabará de comprender el mensaje y, por tanto, lo que Jesús hace (v. 8). El evangelista-catequista ha preparado este relato para que cada uno tome su sitio en esta reunión (es notorio que Juan, al contar la última cena, no hace alusión a la eucaristía, sino que desarrolla el gesto del lavatorio de los pies de sus discípulos). Es más: quien hace suyas la resistencia de Pedro y las palabras que éste pronuncia, tendrá la posibilidad de escuchar la respuesta de Jesús.
Se puso a lavarles los pies (un quehacer propio de los esclavos en aquel tiempo). En el momento en que Jesús se levanta de su sitio y se quita el manto, en ese momento culmina el abandono del puesto que tiene en la gloria del Padre y toma figura de siervo (Flp. 2,7). Inclinado a los pies de Pedro, ocupado con los cansados y sucios pies de sus discípulos, se encuentra Jesús en el punto álgido de su camino, en el punto cero, es decir, en el justo intermedio entre la subida al Padre y el descenso al mundo de los hombres, de los esclavos.
¿Comprendéis lo que os he hecho...? La pregunta va mucho más allá del lavatorio de los pies; hace relación al todo, o sea, a todo por lo cual Jesús se ha colocado en el último lugar (Lc 14, 8) entre los hombres. Juan hace que Jesús se dirija al oyente del evangelio y no sólo desde la sala de la última cena, sino desde la mesa del reino eterno,, a la que, después de su "vaciamiento" ha de volver resucitado, exaltado, para sentarse a la derecha del Padre (v. 12). ¿Comprendéis lo que os he hecho? Esta es la pregunta dirigida a todos "en la víspera de su pasión".
miércoles, 16 de marzo de 2016
Evangelio según San Lucas 19, 28-40 - "La entrada mesiánica en Jerusalén"
Domingo de Ramos
Semana Santa - Ciclo C -
"La entrada mesiánica en Jerusalén"
20/03/16
Lc 19, 28-40
Semana Santa - Ciclo C -
"La entrada mesiánica en Jerusalén"
20/03/16
Lc 19, 28-40
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Reflexión
LA ENTRADA DEL REY
“Ofrecí la espalda a los que me golpeaban; la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos”. En la primera lectura de este Domingo de Ramos escuchamos la lectura de uno de los poemas del Siervo de Dios, que se encuentra en la segunda parte del libro de Isaías (Is 50,4-7).
Jesus entra triunfante en Jerusalén, pero sabemos que entra para morir en la cruz. Como ha dicho el papa Francisco, “Es precisamente aquí donde resplandece su ser rey según Dios. Su trono regio es el madero de la cruz”.
El salmo responsorial recoge la súplica de Jesús. “Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado”. Bien sabemos que esas palabras del salmo 21 eran el principio de una invocación que reflejaba la confianza en Dios de quien pasa por el valle del dolor.
La lectura de la pasion de Jesús según san Lucas nos recuerda que en la cruz del Señor encontramos la misericordia de Dios que lava nuestros pecados.
EL CLAMOR DE LOS PEREGRINOS
Con Jesús debieron de subir a Jerusalén algunos peregrinos procedentes de Galilea. Tal vez habían compartido con él unos días de descanso en Jericó. Y posiblemente habrían presenciado el encuentro de Jesús con el ciego Bartimeo, que imploraba su ayuda desde la vera del camino, reconociéndolo como Hijo de David.
Ese es el título con el que lo aclaman aquellos peregrinos que lo acompañan hasta la Ciudad Santa. A ese título añaden un conocido verso de los salmos (Sal 118,26). La bendición con la que la asamblea litúrgica recibía al rey que regresaba victorioso: “¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor!” (Lc 19,38).
Tambien los ramos recordaban aquel antiguo cántico de triunfo. Pero el entusiasmo de los galileos alarmó una vez más a los habitantes de la ciudad de Jerusalén. A sus preguntas sobre el que llegaba montado sobre un pollino, los peregrinos respondieron alborozados: “Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea” (Mt 21,10s).
EL GRITO DE LAS PIEDRAS
Aquel alboroto podría desatar la represión por parte de los romanos. Eso debían de temer los fariseos que presionaban a Jesús para que calmara el entusiasmo de sus seguidores. Pero la respuesta de Jesús suscita todavía ahora nuestra reflexión.
• “Si estos callan, gritarán las piedras”. También en este tiempo que nos ha tocado vivir son muchos los que pretenden amordazar a los discípulos de Jesús. No pueden soportar el mensaje del Maestro ni la voz de los mensajeros.
• “Si estos callan, gritarán las piedras”. Seguramente los discípulos de Jesús oyeron estas palabras. Y hemos de oírlas también ahora. No podemos guardar en silencio la palabra del Señor. La recuerda y la exige cada día el anhelo más hondo de la humanidad.
• “Si estos callan, gritarán las piedras”. Ni el temor ni la cobardía han de hacernos callar el mensaje de Jesús para este tiempo y para este escenario de la historia. Si enmudecemos, otros pregoneros vocearán esa Palabra que salva y libera al ser humano.
- Señor Jesús, también hoy llegas a la ciudad humana como mensajero de paz y de salvación. Que el miedo no nos impida acogerte como Señor y Salvador. Tú eres el Bendito que nos trae toda bendición.
José-Román Flecha Andrés
lunes, 14 de marzo de 2016
Congreso Diocesano sobre la Misericordia
Jueves 31 de marzo y Viernes 1 de abril
Conferencias de 19 a 21:30 hrs.
Sábado 2 de abril de 9 a 13 hrs.
Conferencia P. Gabriel Mestre 9:10 a 9:50 hrs.:
¡Porque es eterna su misericordia! (Sal 136)
Obras de Misericordia en 2 bloques: 10 a 11:15 hrs.
11:30 a 12:45 hrs.
Talleres: Cada participante podrá realizar dos.
Cáritas – P. Fabián Yanes y equipo
Pastoral Social – P. Oscar Maipha y equipo
Pastoral de la Salud – P. Ricardo, Silvina Zoratti y equipo
Comunidades de Base – Ana Laura Vulcano y equipo
Cierre: 12:50 a 13 hrs.
Informes e inscripción: lunes a viernes de 18,30 a 21,30 hrs.
Pasaje Catedral 1750 PA.
Tel: 0223 4958633 o 493 1101
infocedier@gmail.com / www.cedier.org.ar / FB: CEDIER
Video: Intenciones del Papa Francisco -"Por los niños y las familias en dificultad" (YouTube)
Para que las familias en dificultad reciban
el apoyo necesario y los niños puedan crecer
en ambientes sanos y serenos
en ambientes sanos y serenos
Papa Francisco - Marzo 2016
martes, 8 de marzo de 2016
Evangelio según San Juan 8, 1-11 - "Jesús y la mujer adúltera"
Vº Domingo
Tiempo de Cuaresma - Ciclo C -
"Jesús y la mujer adúltera"13/03/16
Jn 8, 1-11
Tiempo de Cuaresma - Ciclo C -
"Jesús y la mujer adúltera"13/03/16
Jn 8, 1-11
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Reflexión
LIBERACIÓN Y PERDÓN
“No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?” Ese oráculo divino se encuentra en el texto del libo de Isaías que se proclama en este quinto domingo de Cuaresma (Is 43,16-21).
Lo antiguo era la esclavitud en Egipto y la asombrosa liberación que Dios había ofrecido a su Pueblo. Lo nuevo es el exilio que padece en Babilonia y la nueva liberación que Dios le promete. Si un día abrió a su pueblo un camino por el mar, ahora le abrirá un camino por el desierto.
La gratitud por el pasado ha de suscitar la esperanza de un futuro inmediato. La misericordia de Dios atraviesa los tiempos y da sentido a la historia. Con razón, el salmo da cuenta de la alegría de los liberados: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres” (Sal 125).
UN DOBLE DESAFÍO
En el evangelio de este quinto domingo de Cuaresma se nos presenta el episodio de la mujer adúltera (Jn 8,1-11). Los escribas y fariseos traen ante Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. No les importa la dignidad de la mujer. Sólo pretenden dirigir a Jesús un desafío. Ésta es la pregunta: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?” (Jn 8,6).
Si el Maestro dice que hay que apedrear a la mujer podrá ser acusado de despiadado y se hundirá para siempre su fama de profeta misericordioso. Si no la condena, no merece el nombre de profeta y será denunciado por contradecir la Ley de Moisés, que imponía la lapidación como pena por el adulterio (Lev 20,10; Dt 22, 22-24).
Como ajeno a la pregunta, Jesús se inclina y escribe en el suelo. De hecho, trata de hacer conscientes de su pecado a los hombres que la acusan de pecado para poder lapidarla: “Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra” (Jn 8,7). En el contexto evangélico, estas palabras son una interpelación a los que presumen de limpios e inocentes y se arrogan el derecho de acusar a los demás. Ese es el desafío de Jesús.
EL MAL Y EL PERDÓN
En la respuesta de Jesús a la “mujer sorprendida en adulterio” hay dos partes igualmente importantes para nuestro tiempo y para nuestra conciencia personal:
• “Tampoco yo te condeno”. Jesús establece una distinción definitiva entre el mal moral y la responsabilidad. El primero no siempre implica la segunda. A ese binomio dramático, Jesús añade su propio veredicto: el del perdón. Jesús ha venido al mundo no a condenarlo, sino a salvarlo de su mal. Del mayor mal, que es el pecado. Jesús es el mensajero y el testigo de la misericordia de Dios.
• “Anda y en adelante no peques más”. Jesús no ignora la realidad hosca del pecado. Aceptar a la persona no significa negar su libertad, ni equiparar el valor moral de todas sus decisiones, ni cerrar los ojos ante el dramatismo de sus tropiezos. Jesús no trivializa el pecado. Nunca ha presentado el mal como un bien. Pero invita a los pecadores a la conversión, a la confianza, al cambio de vida, a emprender un nuevo comienzo.
- Señor Jesús, demasiadas veces nos fijamos en el pasado. En el nuestro y el de nuestros hermanos. Sólo tú nos exhortas a mirar confiadamente hacia delante. En lugar de reprocharnos nuestro pasado, tú nos invitas a recobrar la esperanza en el futuro. Bendito seas, Señor.
José-Román Flecha Andrés
martes, 1 de marzo de 2016
Evangelio según San Lucas 15, 1-3; 11-33 - "El Padre Misericordioso"
IVº Domingo
Tiempo de Cuaresma - Ciclo C -
"El Padre Misericordioso"
6/03/16
Lc 15, 1-3; 11-33
Tiempo de Cuaresma - Ciclo C -
"El Padre Misericordioso"
6/03/16
Lc 15, 1-3; 11-33
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Reflexión
EL ALIMENTO Y LA FIESTA
“El día siguiente a la pascua, ese mismo día, comieron el fruto de la tierra: panes ácimos y espigas fritas” (Jos 5,11). El autor del libro de Josué señala así el final del periodo del largo peregrinaje de los hebreos a través del desierto.
Con razón el salmo responsorial (33,2-7) nos exhorta a aceptar los bienes del Señor: “Gustad y ved qué bueno es el Señor”. La providencia que demostró a su pueblo es una prenda y promesa del amor con que vela por cada uno de nosotros.
El primer domingo de cuaresma, oíamos la respuesta de Jesús al tentador que le ofrecía fáciles panes por arte de magia: “No solo de pan vive el hombre”. La liturgia de hoy nos sugiere que el Señor nos alimenta con el maná de su palabra y de la eucaristía.
De hecho, nuestro Padre nos trata como hijos y nos exhorta a vivir como hermanos que participan del mismo alimento.
SER HIJOS
El evangelio de este cuarto domingo de cuaresma nos propone la lectura de la parábola del “Hijo pródigo”. Así solemos titularla, aunque bien sabemos que el centro de la parábola es el padre misericordioso.
También en este caso, el alimento ocupa un lugar importante. El hijo que se va de casa, se ve obligado a servir a unos amos que no se preocupan por él. En consecuencia, ha de padecer el hambre. Y el hambre le lleva a añorar la casa de su padre.
Cuando al fin se decide a retornar a casa, el padre lo recibe con los brazos abiertos. El relato parece subrayar el fin del hambre y de la miseria. El padre manda preparar un gran banquete para celebrar el regreso del hijo que se había perdido.
Así pues, también en este caso, se pone ante nuestros ojos la misericordia y la compasión de Dios, reflejada en el alimento, o mejor en el banquete de la fiesta. Dios no es indiferente a la suerte o la desgracia de sus hijos.
SER HERMANOS
La parábola incluye también la reacción del hermano mayor que se niega aparticipar en el banquete ordenado por su padre. Pero también para él hay una palabra que evoca la ternura de la convivencia y exhorta a la alegría:
• “Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo”. Como ha dicho el papa Francisco, Dios no engendra “hijos únicos”. A todos ha de recordarnos la suerte de tenerlo por padre y de poder ser reconocidos como hijos suyos.
• “Deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido”. Pero Dios no olvida exhortarnos a reconocer al otro como nuestro hermano. Y nos invita a celebrar con él la alegría de la vida que triunfa sobre la muerte.
• “Estaba perdido y lo hemos encontrado”. En realidad, el padre había perdido al hijo menor. Y el hijo mayor se empeñaba en perder a su hermano. Pero el hallazgo es un motivo de alegría compartida.
- Padre nuestro, padre de todos, te damos gracias por tu providencia y por tu misericordia. Y te rogamos que nos ayudes a redescubrir la alegría de la fraternidad y a celebrarla con palabras y gestos de amor y sinceridad.
José-Román Flecha Andrés
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