Pquia. San Pio X, Mar del Plata: Proyecto basado en las directivas del Padre M, Bautista. Como devotos de la Divina Misericordia del Señor, surge la necesidad de ver reflejada en la acción la Misericordia de Dios, queremos dar a conocer las obras de Misericordia, corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Jesús privilegió a los pobres y sufrientes (Lc. 6,20 ss), Él nos enseña a ver en el enfermo a Cristo (Mt. 25,31-46)
jueves, 30 de junio de 2016
Evangelio según San Lucas 10,1-12;17-20 - "Jesús envía a los setenta y dos discípulos"
14º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"Jesús envía a los setenta y dos discípulos"
3/07/16
Lc 10, 1-12; 17-20
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"Jesús envía a los setenta y dos discípulos"
3/07/16
Lc 10, 1-12; 17-20
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Reflexión
ELECCIÓN Y MISIÓN
“Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis, alegraos de su alegría los que por ella llevasteis luto...” Con esta exultante invitación a la alegría se abre el texto, tomado del libro de Isaías, que hoy se proclama en la primera lectura (Is 66,10).
Ha pasado el exilio del pueblo hebreo en Babilonia. Hay que olvidar el pasado y soñar en el futuro. Hay que soñarlo con esperanza, diseñarlo con alegría y construirlo con paciencia. La alegría es como el eslabón que une a la esperanza y a su hermana la paciencia. O tal vez es el fruto de la colaboración entre ambas hermanas.
Claro que no podemos pensar que todo ese proceso se debe a nuestras propias fuerzas. En el final de la carta a los Gálatas, san Pablo nos recuerda que es preciso cultivar una cuarta virtud: la humildad: “Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo” (Gál 5,14).
COMUNIÓN Y FRATERNIDAD
Pues bien, ese abanico de actitudes se refleja también, y con creces, en el evangelio que hoy se proclama (Lc 10,1-12.17-20). En él se nos recuerda que, además de contar con sus apóstoles más cercanos, Jesús eligió a otros setenta y dos discípulos y los envió por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares, adonde pensaba ir él.
A propósito de este texto evangélico, el Papa Francisco ha anotado que Jesús no es un misionero aislado. No quiere realizar a solas su misión. Decide contar con la colaboración de sus discípulos para anunciar el Reino de Dios. El gesto es muy significativo. Jesús quiere difundir el amor de Dios ya con el mismo estilo de la comunión y la fraternidad.
El relato subraya las cualidades que se requieren del discípulo. Ligereza para anunciar la llegada del Reino de Dios. Pobreza para no confiar tan solo en sus instrumentos, sino sobre todo en el mismo mensaje que anuncia. Generosidad para llevar la palabra y los gestos de la paz a todas partes. Sencillez para aceptar la hospitalidad. Y libertad para dejar los lugares en los que no se acoja su palabra.
SALIDA EN HUMILDAD
Finalmente, el texto deja constancia de la alegría con la que los discípulos volvieron dando cuenta de sus éxitos al Maestro que los había enviado. Jesús se congratula con ellos y les asegura el poder que les ha confiado. Pero eleva sus miradas hacia otros horizontes:
• “No estéis alegres porque se os someten los espíritus”. Es cierto que el anuncio del Evangelio produce frutos asombrosos, aun en una sociedad laical. Con demasiada frecuencia, medimos nuestros esfuerzos con los criterios habituales en nuestro ambiente. Nos tienta la mundanidad. O el ansia de protagonismo.
• “Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo”. La alegría distingue a los creyentes y a los que anuncian el evangelio. Pero la alegría no se identifica con las satisfacciones inmediatas. San Pablo recuerda la presencia de la cruz. Y Jesús nos invita a mirar al cielo. Es decir, a reflexionar sobre el proyecto de Dios y la meta a la que tendemos.
- Señor Jesús, te agradecemos que hayas querido contar con nosotros para anunciar el mensaje del Reino de Dios. Ayúdanos a salir sin demora, sin ascos y sin miedos, con esperanza y alegría, con generosidad y humildad, para que tú seas conocido y acogido en todo el mundo.
José-Román Flecha Andrés
jueves, 23 de junio de 2016
Evangelio según San Lucas 9, 51-62 - "El paso de Jesús por Samaría y Exigencias de la vocación apostólica"
13º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"El paso de Jesús por Samaría y Exigencias de la vocación apostólica"
26/06/16
Lc 9, 51-62
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"El paso de Jesús por Samaría y Exigencias de la vocación apostólica"
26/06/16
Lc 9, 51-62
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Reflexión
LLAMADA Y SEGUIMIENTO
“Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.” Con esas palabras responde Eliseo a la llamada que le dirige el profeta Elías. Efectivamente, Elías le concede ese permiso, Eliseo ofrece un convite a su gente y vuelve para seguir al maestro que lo ha llamado. Así se nos cuenta en el texto que se lee en la primera lectura de este domingo (1 Re 19,16b.19-21).
El profeta Elías había sido llamado por Dios para defender la fe de su pueblo. Una fe que se veía amenazada por el culto a Baal, que había introducido la reina Jezabel. Después de un tiempo pasado en el silencio, a orillas del torrente, aquel profeta, tan austero como celoso, había cumplido con fidelidad la misión que le había sido encomendada.
Pero ahora llegaba la hora de su partida. Y el Señor que lo había llamado, le ordenaba que ungiera a Eliseo como profeta y sucesor suyo. El mensaje había de sobrevivir al mensajero. Si Elías había defendido la majestad de Dios, Eliseo había de manifestar su misericordia. Ambos profetas obedecían al impulso del Espíritu de Dios.
ACOGIDA Y SEGUIMIENTO
Al Espíritu se refiere también san Pablo cuando exhorta a los Gálatas a no dejarse guiar por los deseos y los instintos inmediatos: “Andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne… Si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley” (Gál 5,13-18).
El instinto de la ira domina aún en Santiago y Juan. Desearían castigar a las gentes de aquel poblado de Samaría que se negó a acoger a Jesús y a sus discípulos cuando se dirigían a Jerusalén. Las diferencias culturales y religiosas, los recelos y los prejuicios no permitían a los unos la hospitalidad mientras que sugerían a los otros el desquite (Lc 9,51-62).
Pero el evangelio de hoy no se refiere solamente a estos dos discípulos que todavía no han asimilado el espíritu de su Maestro. El texto presenta a otros tres que podrían haber seguido el camino del discipulado. Al primero, Jesús le revela su propia pobreza. No tiene donde reclinar la cabeza. Al segundo le recuerda la primacía del anuncio del reino de Dios.
SEGUIMIENTO Y GENEROSIDAD
El relato evangélico que hoy se proclama trata de presentar algunas formas de vocación que debieron de repetirse una y otra vez en las primitivas comunidades cristianas. De hecho, se concluye con el diálogo entre un tercer candidato y el mismo Jesús:
• “Te seguiré Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia”. Con esta frase el texto evangélico nos recuerda el gesto filial de Eliseo. En la comunidad de Israel era muy importante el respeto a los padres y la vinculación con la familia de origen. Este candidato quiere seguir a Jesús, pero no quiere ignorar a su gente.
• “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios”. La respuesta de Jesús se diferencia de la respuesta del profeta Elías. Jesús no condena las atenciones de una persona a su familia. Pero ayuda al candidato a comprender la radicalidad de la vocación al seguimiento del Mesías.
- Señor Jesús, te damos gracias por habernos llamado a seguirte en la misión que te ha sido confiada. Tus gestos y tus palabras llenan nuestro corazón y nos seducen. Ayúdanos a comprender que el seguimiento exige una disponibilidad generosa.
José-Román Flecha Andrés
domingo, 19 de junio de 2016
miércoles, 15 de junio de 2016
Vídeos Canción: Día del Padre "Camina conmigo papá" por Pablo Escalona - (YouTube)
Que Jesús, María y José los bendigan
Evangelio según San Lucas 9, 18-24 - "La profesión de fe de Pedro"
12º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"La profesión de fe de Pedro"
19/06/16
Lc 9, 18-24
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Reflexión
LA ENTREGA Y LA CONFESIÓN
“Me mirarán a mí, a quien traspasaron” Esas palabras están tomadas del texto de Zacarías que hoy se lee en la celebración de la Eucaristía (Za 12, 10-11. 13,1). El profeta transmite un oráculo del Señor en el que se anuncia en primer lugar la liberación del pueblo judío, cautivo en Babilonia, y después la renovación de Jerusalén.
Por una parte se promete una actuación de la justicia de Dios contra todos los pueblos que destruyeron a Jesusaén y deportaron a sus habitantes. Al mismo tiempo se promete un espíritu de gracia y clemencia sobre los habitantes de Jerusalén. Es la inversión de las suertes, como la que reflejará la parábola del pobre Lázaro y el rico que lo ignoraba durante la vida.
Pues bien, en ese contexto se incluye una frase misteriosa: “Me mirarán a mí, a quien traspasaron”. Los diversos significados que puede adquirir coinciden en algo importante. El sacrificio del Siervo de Dios se convierte en fuente de salvación. Al contemplar a la víctima, las gentes podrán arrepentirse y alcanzar misericordia.
LA IMAGEN DEL TRASPASADO
En su carta a los Gálatas, san Pablo nos recuerda que los que nos hemos incorporado a Cristo por el bautismo, nos hemos revestido de Cristo (Gál 3, 27). En nosotros, Dios construye la nueva Jerusalén. Gracias a su misericordia, podemos vivir en la fe y en la esperanza, dando frutos de comunión fraterna entre las personas y los pueblos.
Pero el eco de la primera lectura no se desvanece en el aire. No olvidamos la imagen del traspasado. Sabemos que ha sido aplicada por el evangelio de Juan a Jesús crucificado y traspasado por la lanza de un soldado: “Mirarán al que traspasaron”.
En el evangelio que hoy se proclama, Jesús anuncia su pasión y muerte: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho. Ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día” (Lc 9,22). Evidentemente la muerte de Jesús no había de ser un simple accidente de trabajo.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Esa profecía de Jesús no ha surgido de improviso. El evangelio la coloca inmediatamente después de unas preguntas fundamentales que Jesús dirige a sus discípulos.
• “¿Quién dice la gente que soy yo?”. No era difícil responder. Bastaba con prestar atención a los comentarios de la gente que se iban encontrando con Jesús. Todo lo identificaban con algún profeta. Como los antiguos profetas, Jesús hablaba en nombre de Dios. E invitaba a su pueblo a la conversión.
• “Y vosotros, quién decir que soy yo?”. Esta segunda pregunta era una interpelación directa a la fe de sus discípulos. Ante esas palabras, ellos tendrían que reflexionar y decirse a sí mismo qué esperaban de Jesús y por qué lo estaban siguiendo. Esa pregunta se nos dirige a los creyentes de todos los tiempos.
• “Eres el Mesías de Dios”. Así respondió Pedro en nombre de todos. Si la primera respuesta de los discípulos requería una cierta información sobre las opiniones de la gente, esta segunda respuesta comporta la confesión personal de la fe en la identidad y la misión de Jesús, el Ungido de Dios. Ante esa respuesta, Jesús revela su futuro de entrega y de muerte.
Señor Jesús, traspasado por nosotros, a ti se vuelve nuestra mirada. Agradecemos tu entrega y tu muerte redentora. Y nos comprometemos a confesarte como Mesías y Señor. ¡Bendito seas por siempre!
José-Román Flecha Andrés
jueves, 9 de junio de 2016
Evangelio según San Lucas 7, 36 ss; 8, 1-3 - "La pecadora perdonada"
11º Domingo
de Tiempo de Ordinario - Ciclo C
"La pecadora perdonada"
12/06/16
Lc 7, 36 ss;8, 1-3
de Tiempo de Ordinario - Ciclo C
"La pecadora perdonada"
12/06/16
Lc 7, 36 ss;8, 1-3
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Reflexión
EL PERDÓN Y EL AMOR
“El Señor perdona tu pecado. No morirás” (2 Sam 12,13). Este texto nos remite a un inolvidable drama en cuatro tiempos. La primera escena nos recuerda el doble pecado de David: adulterio y asesinato. La segunda escena recoge la parábola que le cuenta el profeta, la confesión arrepentida del rey y la certeza del perdón de Dios, que le transmite Natán.
Con frecuencia pensamos que el Antiguo Testamento nos presenta un Dios vengativo, cuando la verdad es que él mismo se revela como un Dios compasivo y misericordioso. Como las ideas se quedan en las nubes, los textos de la Primera Alianza nos presentan numerosos iconos humanos que reflejan la bondad divina.
El icono del rey David, pecador e interpelado, arrepentido y perdonado, nos representa a todos. Nuentro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. Es decir, la memoria de nuestras faltas. La necesidad de escuchar las exhortaciones a la conversión que recibimos todos los dias. Y el horizonte de perdón y de gracia que Dios abre ante nuestros ojos.
EL DESDÉN Y LA GRATITUD
El domingo pasado comenzamos a leer la carta de san Pablo a los Gálatas. En el texto que hoy se proclama (Gál 2,16-19.21) se repite hasta tres veces que el hombre no se justifica por cumplir la Ley de Moisés, sino por creer en Cristo Jesús. Con razón puede exclamar el Apóstol: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quen vive en mí”.
El que ha sido justificado ha sido rescatado del pecado, ha sido perdonado, ha sido hecho justo. Este don no podemos conseguirlo con nuestras propias fuerzas. Ni siquiera por el cumplimiento de las normas de la Ley. La justificación es totalmente gratuita. No se compra ni siquiera con el amor. Es la gracia de Dios la que nos ayuda a amarle como se debe.
De la Ley y del amor nos habla el texto evangélico de hoy. Por un lado están los fariseos como Simón. Ellos se consideran como exactos cumplidores de la Ley. Eso les basta, puesto que piensan que no tienen nada que agradecer a Dios. Ante Jesús solo sienten curiosidad y desdén. Por el otro lado hay una mujer pecadora. Ella piensa que nada la justifica ante Dios. Ha recibido su perdón en gratuidad. Por eso lo agradece con gestos que revelan su amor y su gratitud.
GESTOS Y VALORES
Hay un fuerte contraste entre el fariseo que ha invitado a Jesús a comer con él y la mujer que, sin ser invitada al banquete, llega hasta Jesús para realizar los signos de su veneración. Así lo constata Jesús, subrayando tres gestos con tres palabras clave. He ahí tres valores con frecuencia olvidados en nuestra cultura.
• El agua para los pies. Un signo imprescindible ante el huésped que llega de camino. Con él se refleja el valor de la hospitalidad que ha de sustituir a la indiferencia actual.
• El beso de acogida. El saludo habitual que sella el encuentro de la amistad. Con él se nos invita hoy a recuperar el valor de la confianza entre los hermanos.
• La unción. Con ella se acompañaba el rito de la consagración de los elegidos. Con este signo se expresa hoy la necesidad de reconocer el honor debido a la persona.
- Señor Jesús, tú nos recuerdas que sólo quien se sabe perdonado es capaz de mostrar amor. No permitas que caigamos en la mentira de considerarnos perfectos. Todos necesitamos el don de tu misericordia.
José-Román Flecha Andrés
jueves, 2 de junio de 2016
Video: Intenciones del Papa Francisco - "Solidaridad en las ciudades" - (YouTube)
Para que los ancianos, marginados y
las personas solitarias encuentren,
incluso en las grandes ciudades,
oportunidades de encuentro y solidaridad.
Papa Francisco - Junio 2016
INTENCIONES DEL PAPA POR LOS DESAFÍOS DE LA HUMANIDAD
JUNIO 2016
Universal: Solidaridad en las ciudades.
Para que los ancianos, marginados y las personas solitarias encuentren,
incluso en las grandes ciudades, oportunidades de encuentro y solidaridad.
Por la Evangelización: Seminaristas y novicios.
Que los seminaristas y los novicios y novicias tengan formadores que vivan
la alegría del Evangelio y les preparen con sabiduría para su misión.
Oración
Dios, nuestro Padre,
el ser humano es creado para el respeto y el amor,
que es la fuente de verdadera alegría.
Muchos de tus hijos viven en soledad,
sobre todo los ancianos son abandonados y marginados.
Haz que mi corazón esté disponible para compartir con ellos las alegrías y dificultades.
Que crezcan en mi los gestos de atención y solidaridad con los que están solos.
Pido en este mes por todos aquellos que son responsables de la formación de los sacerdotes, religiosos y religiosas, para que sean un claro ejemplo
de la vida marcada por el Evangelio.
Padre Nuestro; Avemaría; Gloria ...
Propósitos para este mes:
Me acercaré a los familiares y amigos que viven solos y les ayudan en sus necesidades.
Buscaré instituciones que puedan responder a las situaciones de desamparo
que encuentro a mi alrededor.
Orar por los líderes de los seminaristas y novicios,
y para dar a conocer la importancia de esta intención.
miércoles, 1 de junio de 2016
Evangelio según San Lucas 7,11-17 - "Resurrección del hijo de una viuda de Naím"
10º Domingo
de Tiempo de Ordinario - Ciclo C
"Resurrección del hijo de una viuda de Naím"
5/06/16
Lc 7, 11-17
de Tiempo de Ordinario - Ciclo C
"Resurrección del hijo de una viuda de Naím"
5/06/16
Lc 7, 11-17
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Reflexión
EL PROFETA Y LA VIDA
“¡Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor en tu boca es verdad!”. Con esta palabra se dirige una pobre viuda al profeta Elías. Ella le había ofrecido hospitalidad y él devuelve la vida al hijo de aquella extranjera de las tierras de Sarepta (1 Re 17.24).
• El relato es muy interesante por varios conceptos. En primer lugar nos dice que la voz de Dios es eficaz en todas partes, que él se muestra misericordioso también con los paganos y que el gran signo de Dios es la promoción y la defensa de la vida humana.
• Por otra parte, la viuda de Sarepta tiene una concepción equivocada de Dios y su justicia, puesto que atribuye la muerte de su hijo a sus propios pecados. Pero el profeta no trata de adoctrinarla con discursos o lecciones. Son los gestos de misericordia los que mueven el corazón a confesar la fe.
• Finalmente, esta mujer pagana no está atada a los estereotipos habituales. Tiene la grandeza de ánimo suficiente para reconocer en su huésped a un profeta. Y en el profeta acepta al Dios del profeta. En medio de un mundo de paganos se nos sugiere que ella no se avergüenza de su fe.
EL DUELO Y LA MISERICORDIA
En la segunda lectura de la misa de este domingo 10º del tiempo ordinario, Pablo da cuenta de su propia mision a los cristianos de Galacia. Es una misión que no nace de su voluntad, sino de la gracia de Dios, que le envía a anunciar el Evangelio. Un Evangelio que no es aprendido de los hombres, sino revelado por Jesucristo (Gal 1, 11-19).
• En el evangelio de hoy, Jesús se nos muestra lleno de compasión y de misericordia hacia una mujer viuda que ha perdido a su hijo (Lc 7, 11-17). Comenta Juan de Maldonado que “no hemos de esperar a que los pobres y afligidos nos pidan ayuda a voces”.
• Jesús se limita a decirle a la mujer “No llores”. El mismo Maldonado comenta que otras muchas personas le habrían dirigido palabras semejantes. Pero Jesús “le deja entrever de alguna manera la esperanza de que su hijo resucitaría”.
• Jesús tocó el féretro, con lo cual quedaba legalmente impuro según declaraba la Ley (Lev 21,1). Pero para él es más impotante el ejercicio de la misericordia que la preservacion de la pureza legal. Él es el Señor de la ley porque es el Señor del amor.
LA PALABRA DE VIDA
Jesús devuelve la vida al joven muerto en el pueblecito de Naím. Pero no se la devuelve por el simple tacto del féretro, que solo tiene por finalidad detener el cortejo, sino por la palabra de vida que sale de sus labios.
• “Joven, a tí te lo digo, levántate”. Jesús invita a nuestros jóvenes a levantarse para vivir una fe valiente y gozosa, aun a contracorriente de las opiniones e imposiciones.
• “Joven, a tí te lo digo, levántate”. Jesús invita a hombres y mujeres, creyentes o no, a levantarse para vivir una esperanza generosa y activa, buscando la fraternidad y la justicia.
• “Joven, a tí te lo digo, levántate”. Jesús nos invita a todos, especialmente a los cristianos, a levantarnos para vivir en el amor y para dar testimonio de la misericordia.
- Señor Jesús, sabemos que tú eres el profeta enviado por Dios. Creemos que eres el Hijo de Dios. Confesamos que eres el Señor de la vida. Con tu ayuda esperamos luchar para superar esta cultura de muerte que nos paraliza y adormece. Porque tú vives y reinas y nos esperas, ahora y por los siglos.
José-Román Flecha Andrés
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