jueves, 21 de septiembre de 2017

¡FELIZ AÑO NUEVO JUDÍO 5778!

No hay texto alternativo automático disponible.
La tradición apunta a que el año que se inicia sea dulce (motivo de la miel y los dátiles), que la gente sea capaz de la autocrítica y la mejora (la manzana, símbolo del pecado del egoísmo, mojada en la miel para mitigarlo) y darle la capacidad de elegir el propio camino.

El nuevo año judío tiene cuatro acepciones: Rosh Hashaná, que refiere al día de la creación; Iom Ha Din, que se basa en la idea teológica de que mujeres y varones son juzgados por sus acciones; Iom Ha Zikarón, que remite al recuerdo del propio ser y Iom Truá, que alude al despertar de la apatía para asumir las propias elecciones.
++++++++++++++++++++++++++++

¡SHANÁ TOVÁ, Y UN BUEN AÑO PARA TODOS!
Y aprovechando que comienza un nuevo año,
 quería simplemente desearte…

Que tus despertares, te despierten.

Y que, al despertarte, el día que comienza te entusiasme.

Y que jamás se transformen en rutinarios los rayos del Sol que se filtran por tu ventana, en cada nuevo amanecer.

Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruce en tu camino.

Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque “sólo” se trate de pan y agua.

Y que encuentres algún momento durante el día, aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo Alto y agradecer, por el milagro de la salud, ese misterioso y fantástico equilibrio interno.

Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.

Y que tus abrazos, abracen.

Y que tus besos, besen.

Y que los atardeceres te sorprendan, y que nunca dejen de maravillarte.

Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer, por la tarea satisfactoria realizada durante el día.

Y que tu sueño sea calmo, reparador, y sin sobresaltos.

Y que no confundas tu trabajo con tu vida, ni tampoco al valor de las cosas, con su precio.

Y que no te creas más que nadie, porque, sólo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.

Y que no te olvides, ni por un instante, que cada segundo de vida es un regalo, un obsequio, y que, si fuésemos realmente valientes, deberíamos bailar y cantar de alegría al tomar conciencia de ello.

Como un pequeñísimo homenaje al misterio de la Vida, que nos acoge, nos abraza y nos bendice. 
F. Daniel Karpuj.

No hay comentarios:

Publicar un comentario