Pquia. San Pio X, Mar del Plata: Proyecto basado en las directivas del Padre M, Bautista. Como devotos de la Divina Misericordia del Señor, surge la necesidad de ver reflejada en la acción la Misericordia de Dios, queremos dar a conocer las obras de Misericordia, corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Jesús privilegió a los pobres y sufrientes (Lc. 6,20 ss), Él nos enseña a ver en el enfermo a Cristo (Mt. 25,31-46)
martes, 28 de mayo de 2013
Evangelio según San Lucas 9; 11b-17 - Solemnidad de Corpus Christi -
Domingo Ciclo C
"El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo"
02/06/13
"El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo"
02/06/13
Lc 9; 11b-17
Lc 9; 11b-17
Jesús hablo a la multitud acerca del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados.
Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: "Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto".
El les respondió: "Denles de comer ustedes mismos". Pero ellos dijeron: "No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente".
Porque eran alrededor de cinco mil hombres. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: "Háganlos sentar en grupos de cincuenta".
Y ellos hicieron sentar a todos.
Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirviera a la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas.
Palabra del Señor
Comentario
Hay tres jueves en el año muy especiales
durante el ciclo litúrgico: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. Hoy
celebramos uno de esos jueves, aunque ya en muchos lugares esta fiesta se
celebra no en jueves, sino en domingo por razones pastorales.
1. La fiesta del Corpus Christi: un poco de historia
El Jueves Santo, al conmemorar la Última Cena, revivimos también el don que
Jesucristo nos hizo al quedarse en la Eucaristía. Este
don es tan grande que, ya desde antiguo, la Iglesia ha querido celebrarlo, además del Jueves
Santo, otro día del año. La
Semana Santa es tan intensa, tan centrada en la pasión de
Cristo, que no podemos celebrar como se merece este gran don. Ahora, después
del tiempo litúrgico de la
Pascua , podemos saborear la gracia de las gracias.
La fiesta del Corpus Christi.
2. Cristo, alimento del alma
El Evangelio de la multiplicación de los panes es un símbolo muy hermoso de
este gran don. Los judíos, cautivados por la doctrina del Reino de Dios,
escuchan al Maestro durante varios días seguidos, olvidándose incluso de comer.
Pero Jesús sabe que sus seguidores, además del alimento espiritual, necesitan
alimento material. Por ello les proporciona pan, el alimento más común, y lo da
en abundancia (recogieron doce cestos con las sobras de la multiplicación de
los panes). Jesús da el pan material, y quiere enseñarnos que Él es el pan
espiritual. Igual que necesitamos pan para que viva nuestro cuerpo, tenemos
necesidad del Pan para que nuestra alma no muera de hambre. Y ese Pan es Él
mismo, su cuerpo y su sangre que recibimos en cada Eucaristía. Por ello no es
indiferente comulgar o no, es importante para la salud de nuestra alma acudir
a misa, llamada también "banquete eucarístico".
3. Llevar a Cristo a los demás
En el relato evangélico hay un matiz muy interesante: el Señor no quiso hacer
el milagro por sus solas fuerzas. Primero pide a los apóstoles "dadles
vosotros de comer"; la multitud necesita comer, y ustedes la tienen
que ayudar. No quiere despedir a la gente sin más, olvidándose de sus
necesidades materiales. Después les pregunta: ¿cuántos panes tenéis? Aunque la
desproporción entre el número de seguidores y el número de panes es notable,
Jesucristo hace el milagro a partir de lo que los discípulos le dan. Y por
último, pide a los Doce que sean sus manos para repartir el pan a la gente.
Todo un modelo de actuación, que nos recuerda nuestro papel en la sociedad: el
mundo está hambriento de Cristo, de valores, de verdad, y el Seor nos pide
también a nosotros: "dadles vosotros de comer".
Propósito: Que
cuantos me traten durante este día encuentre en mí un reflejo de la presencia
de Cristo. Fuente: http://www.regnumchristi.org
Palabra del Señor
Comentario
Hay tres jueves en el año muy especiales
durante el ciclo litúrgico: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. Hoy
celebramos uno de esos jueves, aunque ya en muchos lugares esta fiesta se
celebra no en jueves, sino en domingo por razones pastorales.
1. La fiesta del Corpus Christi: un poco de historia
El Jueves Santo, al conmemorar la Última Cena, revivimos también el don que
Jesucristo nos hizo al quedarse en la Eucaristía. Este
don es tan grande que, ya desde antiguo, la Iglesia ha querido celebrarlo, además del Jueves
Santo, otro día del año. La
Semana Santa es tan intensa, tan centrada en la pasión de
Cristo, que no podemos celebrar como se merece este gran don. Ahora, después
del tiempo litúrgico de la
Pascua , podemos saborear la gracia de las gracias.
La fiesta del Corpus Christi.
2. Cristo, alimento del alma
El Evangelio de la multiplicación de los panes es un símbolo muy hermoso de
este gran don. Los judíos, cautivados por la doctrina del Reino de Dios,
escuchan al Maestro durante varios días seguidos, olvidándose incluso de comer.
Pero Jesús sabe que sus seguidores, además del alimento espiritual, necesitan
alimento material. Por ello les proporciona pan, el alimento más común, y lo da
en abundancia (recogieron doce cestos con las sobras de la multiplicación de
los panes). Jesús da el pan material, y quiere enseñarnos que Él es el pan
espiritual. Igual que necesitamos pan para que viva nuestro cuerpo, tenemos
necesidad del Pan para que nuestra alma no muera de hambre. Y ese Pan es Él
mismo, su cuerpo y su sangre que recibimos en cada Eucaristía. Por ello no es
indiferente comulgar o no, es importante para la salud de nuestra alma acudir
a misa, llamada también "banquete eucarístico".
3. Llevar a Cristo a los demás
En el relato evangélico hay un matiz muy interesante: el Señor no quiso hacer
el milagro por sus solas fuerzas. Primero pide a los apóstoles "dadles
vosotros de comer"; la multitud necesita comer, y ustedes la tienen
que ayudar. No quiere despedir a la gente sin más, olvidándose de sus
necesidades materiales. Después les pregunta: ¿cuántos panes tenéis? Aunque la
desproporción entre el número de seguidores y el número de panes es notable,
Jesucristo hace el milagro a partir de lo que los discípulos le dan. Y por
último, pide a los Doce que sean sus manos para repartir el pan a la gente.
Todo un modelo de actuación, que nos recuerda nuestro papel en la sociedad: el
mundo está hambriento de Cristo, de valores, de verdad, y el Seor nos pide
también a nosotros: "dadles vosotros de comer".
Propósito: Que
cuantos me traten durante este día encuentre en mí un reflejo de la presencia
de Cristo. Fuente: http://www.regnumchristi.org
sábado, 25 de mayo de 2013
Homilía del Tedeum en Luján: “El sueño de una Patria más inclusiva debe ser posible”
En su homilía, apeló al espíritu del famoso discurso “Tengo un sueño” que Martin Luther King pronunció en 1963 en el Lincoln Memorial y también en frases del papa Francisco, sobre todo referidos a los tres “amores” del pontífice argentino: pobreza evangélica, a la paz y por la creación.
El prelado recordó que el entonces cardenal Jorge Bergoglio advertía que la Argentina “tiene demasiados pobres y excluidos, los cuente quien los contare … Lo que hay detrás de los números son personas, hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños. No se trata sólo de un problema económico o estadístico. ‘Es primariamente un problema moral que nos afecta en nuestra dignidad más esencial’… No podemos admitir que se consolide una sociedad dual. Más allá de los esfuerzos que se realizan, debemos reconocer que somos una sociedad injusta e insolidaria que ha permitido, o al menos consentido, que un pueblo otrora con altos índices de equidad sea hoy uno de los más desiguales e injustos de la región”.
“Sueño, y creo que todos los hombres de buena voluntad comparten este sueño, con una patria más equilibrada socialmente, donde quien tiene comparta y no solo acumule y quien no tiene pueda ser aliviado en su necesidad dignamente: pudiendo encontrar un trabajo que le dé bienestar para él y su familia; una educación que lo saque del aislamiento y lo haga capaz de abrirse horizontes justos y liberadores; un acceso a la salud que le permita desarrollarse en igualdad de condiciones; una inclusión social que lo haga protagonista y no solo receptor de ayudas. Es mucho lo que se viene haciendo, pero es mucho todavía lo que falta para crecer en justicia y hermandad”, advirtió.
Tras señalar que Bergoglio lamentaba en su último mensaje de Cuaresma que los argentinos se acostumbren a convivir con “la violencia que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos”, afirmó que “la paz es un don de Dios, brota de la reconciliación y de la derrota del pecado en todas sus formas conseguida por la muerte y resurrección de Cristo: sólo en El encontramos la verdadera paz”.
“Sueño con que esa paz brote de corazones renovados por el amor de Dios, corazones humildes que sepan perdonar para poder ser perdonados y así podamos recomenzar con la esperanza que el Señor nos regala”, sostuvo delante de las autoridades.
El arzobispo se refirió también, con palabras del Papa, al necesario cuidado de la creación y recordó que obispos de la Patagonia en su declaración sobre la minería a cielo abierto manifestaron la necesidad de un compromiso serio para “garantizar que los pueblos y zonas cercanas a los emprendimientos mineros puedan mantener: su forma de vida, sus trabajos, sus costumbres productivas, su agua, sus cerros, sus bosques•” y reclamaron “voluntad política” para un “efectivo control social sobre tales emprendimientos”.
“Por esto sueño con una nación donde se multipliquen las fuentes de trabajo aquí y en el interior de nuestra Patria, pero nunca el afán de ganancias debe ir en desmedro de lo que Dios nos dio en esta maravillosa tierra argentina”, precisó con sus palabras.
Monseñor Radrizzani agradeció, en la persona de la Presidenta, al Estado Nacional que “destinó aportes importantes para hacer realidad el compromiso asumido en su primer decreto por el entonces presidente de la República, el doctor Néstor Kirchner” y consideró que “sin esta asistencia no hubiera sido posible regalarles a los argentinos la renovada belleza de esta casa que nos cobija a todos”.
En otro momento, volvió sobre palabras del papa Francisco dirigidas en una comunicación telefónica desde Roma a los jóvenes que hacían una vigilia de oración en la catedral de Buenos Aires el 19 de marzo a la madrugada: “Les quiero pedir un favor, que caminemos juntos todos. Cuidémonos los unos a los otros. Cuídense entre ustedes. No se hagan daño. Cuídense…cuiden a los niños, cuiden a los viejos. Que no haya odios, que no haya peleas. Dejen de lado la envidia. No le saquen el cuero a nadie. Dialoguen. Que entre ustedes este deseo de cuidarse vaya creciendo en el corazón”.
“Caminemos con esperanza, con fe y vivamos el amor fraterno desde una solidaridad cada vez mayor. No lo hacemos solos o meramente desde nuestra voluntad. El Señor camina con nosotros, está vivo, nos espera, nos busca, nos perdona y nos impulsa a formar una verdadera familia. El papa Francisco el día 8 de mayo pasado, fiesta de la Virgen de Luján, decía en la plaza de San Pedro en Roma: ‘Deseo hacer llegar a todos los hijos de esas queridas tierras argentinas mi sincero afecto, a la vez que pongo en manos de la Santísima Virgen todas sus alegrías y preocupaciones’. Que ella interceda ante su hijo Jesucristo, Señor de la historia, para que nos conceda la alegría de vivir en este querido suelo argentino con justicia, libertad y amor”, pidió.
Por último, monseñor Radrizzani rezó: “Señor, aquí estamos ante ti para ser agradecidos por nuestra Patria, por los que habitan este suelo argentino, por tener en el cura Brochero, próximo beato, un hombre de Dios y de su pueblo, por habernos regalado un papa de nuestra tierra y por los millones de hermanos que creen en vos y luchan por una Argentina mejor. Concédenos seguir caminando hacia este cielo nuevo y tierra nueva donde todos podrán participar en la nueva creación”.
Texto completo del tedeum
miércoles, 22 de mayo de 2013
Vídeos Reflexión: La Santísima Trinidad - (Ed. Verbo Divino - Aci Prensa)
Reflexión
- La Santísima Trinidad nos enseña que nuestro Dios es comunidad y familia. Padre, Hijo y Espíritu Santo forman la familia de Dios, el Dios que nos acompaña, que está a nuestro lado, que nos ofrece un proyecto, que nos señala un camino y que nos brinda la fuerza para llevarlo adelante.
- El texto del evangelio de Juan, que se lee en la Fiesta de la Santísima Trinidad del ciclo C, presenta a Jesús hablando a sus discípulos y preparándolos para proseguir sus pasos. Les promete la asistencia del Espíritu de la Verdad, que guiará a sus seguidores por caminos fieles al mensaje de Jesús. "El tomará de lo mío", el Espíritu nos introduce en la verdadera fidelidad que es caminar en la vida conforme los pasos que fue dando Jesús: Verdad, Camino y Vida.
- La vida de Jesús fue un camino de obediencia y fidelidad al proyecto del Padre. El Espíritu nos alienta a llamar a Dios con las mismas palabras de Jesús, "Abba", y nos anima a recorrer su huella para vivir según la voluntad del Padre, realizando el Reino en nuestros días. El Espíritu construye en nosotros la vida de Jesús por el seguimiento de sus pasos… en la voluntad del Padre… el Reino de Vida nueva para todos.
Preguntas:
para partir de la vida
¿Qué nos recuerda la palaba familia y la palabra comunidad? ¿Con qué las relacionamos?¿Cómo es nuestra imagen de Dios? Compartir la experiencia personal de cada uno.
para profundizar el evangelio
Releer el evangelio. ¿Cómo presenta Jesús al Espíritu? ¿Cómo presenta al Padre?¿Qué hace el Espíritu en nuestras vidas, conforme las palabras de Jesús?
Evangelio según San Juan 16, 12-15 - La Santísima Trinidad -
Domingo de La Santísima Trinidad
26/05/13
Jn 16, 12-15
Jn 16, 12-15
Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: "Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes".
26/05/13
Jn 16, 12-15
Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: "Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes".
Palabra del Señor
martes, 21 de mayo de 2013
miércoles, 15 de mayo de 2013
Videos Reflexion: Pentecostés - (Ed. Verbo Divino - Misioneras Claretianas)
Reflexion:
Hoy, en el día de Pentecostés se realiza el cumplimiento de la promesa que Cristo había hecho a los Apóstoles. En la tarde del día de Pascua sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22). La venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés renueva y lleva a plenitud ese don de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así culmina el misterio pascual.
El Espíritu que Jesús comunica crea en el discípulo una nueva condición humana y produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva a desafiar a Dios construyendo la torre de Babel, Dios confunde sus lenguas y no pueden entenderse. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del Espíritu Santo, los Apóstoles son entendidos por gentes de las más diversas procedencias y lenguas.
El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas.
El primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos en compañía de María, y estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir el Espíritu. «De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno» (Hch 2,2-3).
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a predicar valientemente. Aquellos hombres atemorizados habían sido transformados en valientes predicadores que no temían la cárcel, ni la tortura, ni el martirio. No es extraño; la fuerza del Espíritu estaba en ellos.
El Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es el alma de mi alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi santificador, el huésped de mi interior más profundo. Para llegar a la madurez en la vida de fe es preciso que la relación con Él sea cada vez más consciente, más personal. En esta celebración de Pentecostés abramos las puertas de nuestro interior de par en par.
El Espíritu que Jesús comunica crea en el discípulo una nueva condición humana y produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva a desafiar a Dios construyendo la torre de Babel, Dios confunde sus lenguas y no pueden entenderse. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del Espíritu Santo, los Apóstoles son entendidos por gentes de las más diversas procedencias y lenguas.
El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas.
El primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos en compañía de María, y estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir el Espíritu. «De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno» (Hch 2,2-3).
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a predicar valientemente. Aquellos hombres atemorizados habían sido transformados en valientes predicadores que no temían la cárcel, ni la tortura, ni el martirio. No es extraño; la fuerza del Espíritu estaba en ellos.
El Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es el alma de mi alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi santificador, el huésped de mi interior más profundo. Para llegar a la madurez en la vida de fe es preciso que la relación con Él sea cada vez más consciente, más personal. En esta celebración de Pentecostés abramos las puertas de nuestro interior de par en par.
Comentario: Rev. D. Joan MARTÍNEZ Porcel (Barcelona, España) http://evangeli.net
Evangelio según San Juan 20, 19-23 - Pentecostés -
Pentecostés
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes"
"Hoy es el cumpleaños de la Iglesia... Hoy se corona la Pascua, hoy Cristo glorificado se perpetúa en su pueblo que lo quiere seguir. Cristo vive hoy más que nunca en Pentecostés".
(Mons. Romero)
(Lit.Cotidiana- Ed. San Pablo)
Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes"
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió "Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Palabra del Señor
(Mons. Romero)
(Lit.Cotidiana- Ed. San Pablo)
viernes, 10 de mayo de 2013
El Circo de la Mariposa (Gloria TV)
Un mensaje sorprendente sobre la dignidad del ser humano
El Circo de la Mariposa - The Butterfly Circus
La historia del cortometraje «The Butterfly Circus», dirigido por Joshua Weigel, se centra en la vida de un circo ambulante dirigido por el señor Méndez (Eduardo Verástegui), que recorre las tierras devastadas de U.S.A. tras la Gran Depresión. En su periplo, descubren a un hombre, Will (Nick Vuijic), que es mostrado en una suerte de galería de los horrores. Will no tiene brazos ni apenas piernas y su encuentro le cambiará la vida. El personaje de Verástegui le enseñará a valorarse, a abandonar la idea de que es un ser extraño digno de exhibirse en una feria y a afrontar sus limitaciones.
Lo primero que hay que saber, es que “El circo…” es un viaje de transformación y aceptación humana. El nombre del cortometraje establece inmediatamente la analogía con el viaje de la mariposa, que nace como oruga y luego de largo proceso de espera, sale al mundo y muestra todo su esplendor. Este corto dirigido por el estadounidense Joshua Weigel nos cuenta la historia de Will (Nick Vujicic), “un hombre olvidado por Dios”, quien sin extremidades vive sus días como principal atracción en un circo de rarezas. En este lugar la vida es dura, ya que se lleva la discapacidad al nivel del morbo, donde el inválido es visto como una víctima que debe ser expuesta en público para evidenciar algo así como “los errores de la naturaleza”. Es en este contexto en el que Will logra unirse al “Circo de la Mariposa”, una especie de pandilla de hombres, también extraños, que han hecho de la diferencia, una virtud. Este circo, liderado por Méndez (Eduardo Verasategui) recorre el Estados Unidos de 1930, un país en crisis tanto económica como moral, llevando este mensaje de superación y alegría.
En este viaje de transformación, lo primero que debe hacer Will, es dejar de verse como una atracción de circo, y aceptar su condición y diferencia, hasta lograr sacar provecho desde su posición. El viaje es largo y doloroso, ya que su vivencia pasada ejerce mucha fuerza, convenciéndolo de que sin pies ni manos no se es capaz de nada. Pero poco a poco Will comienza a observar este show diferente, protagonizado por hombres y mujeres que aunque ahora gozan de popularidad, también esconden historias de dolor, soledad y discriminación, pero que al negarse a mostrar el mundo de las imperfecciones humanas, lograron ser artífices de un espectáculo virtuoso. Así Will comprobará que sí es capaz de muchas cosas, y quizás de la más importante de todas: ser un ejemplo y motivar a que otros se superen.
Tal como dice Méndez, “Mientras mayor es la lucha, más glorioso es el triunfo” y este corto no es más que la demostración de este acto de aceptación personal. Pocas veces veremos en el cine a un actor representando su propia historia. El resultado es
una obra que vuelve difusas las fronteras entre la ficción y el documental y que realza la valentía
con la que Vujicic enfrenta el desafío de retratar sus dolores. http://www.guioteca.com
una obra que vuelve difusas las fronteras entre la ficción y el documental y que realza la valentía
con la que Vujicic enfrenta el desafío de retratar sus dolores. http://www.guioteca.com
Video Reflexion 7º Domingo de Pascua - Ascensión del Señor -( Ed. Verbo Divino - Monjas de Sant Benet de Monserrat)
La Ascensión de Jesús es el primer paso de nuestra ascensión, y un paso seguro, porque lo ha dado Él. Ya tenemos un pie puesto en el cielo, o como dirá S. Pablo en la carta a los Efesios, “nos ha sentado con El en el cielo”. Pero ese primer paso de Jesús hay que seguirlo con nuestros propios pasos, porque se trata de seguirle, de seguir sus pasos en esa ascensión personal.
La obra de Jesús: su vida para los demás, su amor preferencial por los menos favorecidos, su vocación por la verdad..., su ser y su hacer, han sido rubricados por el Padre. Y, cumplida su misión, retorna al Padre, punto de partida. “Salí del Padre y vine al mundo, ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre”. Pero, “no estéis tristes”, porque no es un adiós definitivo, sino un hasta luego; no es un desentenderse, porque “voy a prepararos un lugar, para que donde esté Yo estéis también vosotros”...
La Ascensión es el principio y el fundamento de la misión. Una misión que consiste fundamentalmente en elevar la realidad, liberándola del egoísmo, de la violencia, de la mentira interesada, de la superficialidad... La fiesta de hoy nos invita a levantar nuestros ojos, a mirar al cielo en un intento de recuperar para nuestra vida la dosis de trascendencia y esperanza necesaria para no sucumbir a la tentación de un horizontalismo materialista; para dotar a la existencia de motivos válidos y permanentes más allá de la provisoriedad y el oportunismo utilitarista.
Vivir mirando al cielo es no perder nunca de vista la huella del Señor; no es, por tanto, una evasión sino una toma de conciencia crítica frente a los intentos absolutistas y manipuladores de los que pretenden recortar el horizonte del hombre. Elevar nuestros ojos a lo alto es reivindicar altura y profundidad para nuestra mirada, para inyectar en la vida la luz y la esperanza que nos vienen de Dios; para “comprender cuál es la esperanza a la que nos llama, cuál la riqueza de gloria que da en heredad a los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros”.
La Ascensión del Señor supone también un acto de confianza. Cristo se confía a nuestras manos: nos entrega su obra y Él mismo se nos entrega. Pero volverá a ver qué hemos hecho de esa confianza. ¿Vamos a defraudarle?
Que sepamos vivir esta fiesta celebrando el triunfo definitivo de Cristo y acogiendo con responsabilidad y gratitud la tarea que Él nos confía. Que también nosotros sepamos elevarnos y elevar nuestro entorno para una convivencia más humana y más cristiana, que sirva a los demás como principio de paz y esperanza.
miércoles, 8 de mayo de 2013
Evangelio según San Lucas 24, 46-53 - La Ascensión del Señor -
7º Domingo - La Ascensión del Señor -
de Tiempo de Pascua - Ciclo C
12/05/13
Lc. 24, 46-53
Lc. 24, 46-53
de Tiempo de Pascua - Ciclo C
12/05/13
Lc. 24, 46-53
Jesús dijo a sus discipulos: "Así esta escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de todo esto.
Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto".
Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo.
Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.
Palabra del Señor
lunes, 6 de mayo de 2013
jueves, 2 de mayo de 2013
Vídeos Reflexion: Evangelio 6º Domingo de Tiempo Pascual - Ciclo C - (Red de Blog Vicencianos)
Reflexión
FIDELIDAD AL MENSAJE DEL SEÑOR
(reflexión de Padre José Román Flecha)
Durante el tiempo pascual se nos ofrece en la liturgia la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. A través de sus páginas podemos ser testigos de la fidelidad con la que los discípulos de Jesús tratan de recordar las palabras y los gestos de su Señor. Y la valentía con la que dan testimonio de su vida y de su mensaje.
Ese ejemplo es válido para toda la comunidad cristiana de todos los tiempos y de todos los lugares. Siempre encontramos personas que subrayan la dificultad del momento que estamos atravesando. En realidad cualquier momento de la historia ha sido difícil para los verdaderos testigos del Mesías Jesús. Pero en todo tiempo se nos pide la fidelidad al mensaje del Señor.
Ahora bien, en el relato que hoy se proclama (Hech 15, 1-2.22-29) nos sorprende ver que los apóstoles y los presbíteros trataron de armonizar la fidelidad al mensaje recibido con la necesaria flexibilidad para extender ese mensaje a otras culturas. En realidad, descubrieron que cuando se cierra una puerta, Dios abre otra mucho más ancha.
Ese ejemplo es válido para toda la comunidad cristiana de todos los tiempos y de todos los lugares. Siempre encontramos personas que subrayan la dificultad del momento que estamos atravesando. En realidad cualquier momento de la historia ha sido difícil para los verdaderos testigos del Mesías Jesús. Pero en todo tiempo se nos pide la fidelidad al mensaje del Señor.
Ahora bien, en el relato que hoy se proclama (Hech 15, 1-2.22-29) nos sorprende ver que los apóstoles y los presbíteros trataron de armonizar la fidelidad al mensaje recibido con la necesaria flexibilidad para extender ese mensaje a otras culturas. En realidad, descubrieron que cuando se cierra una puerta, Dios abre otra mucho más ancha.
EL TESORO DE LA PALABRA DEL SEÑOR
El mensaje de Jesús resuena hoy con especial gravedad en la lectura del evangelio (Jn 14, 23-29). Como sabemos este texto se sitúa en el marco de la última cena de Jesús con sus discípulos. Todo en él suena a despedida. Tiene la dramática seriedad de un testamento. Y la solemnidad de una promesa definitiva.
“El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él”. La palabra de Jesús se nos ha entregado como un don inmerecido. A esa gratuidad de su palabra ha de responder la acogida respetuosa, la gratitud por ese don y la fidelidad para conservarlo en su integridad.
Seguramente nos preguntaremos si es la fidelidad a la palabra la que demuestra el amor o es el amor al Señor lo que nos lleva a guardar su palabra de vida. Lo que es indudable es que Jesús vincula a esa fidelidad la presencia del Padre. Y también la asistencia del Espíritu Santo que nos irá recordando todo lo que ha dicho el Maestro.
“El que no me ama no guardará mis palabras”. He ahí la denuncia profética con la que Jesús desenmascara nuestras infidelidades. Por muy altisonantes que sean nuestras declaraciones de fe, la prueba definitiva de nuestro amor al Señor es la escucha y acogida de su palabra y la decisión de ajustar a ella nuestra vida.
El mensaje de Jesús resuena hoy con especial gravedad en la lectura del evangelio (Jn 14, 23-29). Como sabemos este texto se sitúa en el marco de la última cena de Jesús con sus discípulos. Todo en él suena a despedida. Tiene la dramática seriedad de un testamento. Y la solemnidad de una promesa definitiva.
“El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él”. La palabra de Jesús se nos ha entregado como un don inmerecido. A esa gratuidad de su palabra ha de responder la acogida respetuosa, la gratitud por ese don y la fidelidad para conservarlo en su integridad.
Seguramente nos preguntaremos si es la fidelidad a la palabra la que demuestra el amor o es el amor al Señor lo que nos lleva a guardar su palabra de vida. Lo que es indudable es que Jesús vincula a esa fidelidad la presencia del Padre. Y también la asistencia del Espíritu Santo que nos irá recordando todo lo que ha dicho el Maestro.
“El que no me ama no guardará mis palabras”. He ahí la denuncia profética con la que Jesús desenmascara nuestras infidelidades. Por muy altisonantes que sean nuestras declaraciones de fe, la prueba definitiva de nuestro amor al Señor es la escucha y acogida de su palabra y la decisión de ajustar a ella nuestra vida.
EL TEMBLOR DEL CORAZON
En el evangelio que hoy se proclama se recoge una frase de Jesús que siempre habrá que recordar como guía para nuestro camino.
* “Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”. Con estas palabras el Maestro advierte a sus discípulos del escándalo que muy pronto han de padecer. Ni la traición de Judas ni la negación de Pedro deberían hacerles perder la esperanza.
* “Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”. Con esas palabras Jesús pre-anuncia a su Iglesia las dificultades que ha de atravesar y la persecución de que será objeto a lo largo de los siglos. Pero nada deberá alejarla de su Señor.
* “Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”. Con esas palabras Jesús trata de suscitar y alentar la fidelidad de cada uno de los creyentes. No es fácil la aceptación de la cruz. Pero bien sabemos que sólo en ella se apoya la esperanza.
En el evangelio que hoy se proclama se recoge una frase de Jesús que siempre habrá que recordar como guía para nuestro camino.
* “Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”. Con estas palabras el Maestro advierte a sus discípulos del escándalo que muy pronto han de padecer. Ni la traición de Judas ni la negación de Pedro deberían hacerles perder la esperanza.
* “Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”. Con esas palabras Jesús pre-anuncia a su Iglesia las dificultades que ha de atravesar y la persecución de que será objeto a lo largo de los siglos. Pero nada deberá alejarla de su Señor.
* “Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”. Con esas palabras Jesús trata de suscitar y alentar la fidelidad de cada uno de los creyentes. No es fácil la aceptación de la cruz. Pero bien sabemos que sólo en ella se apoya la esperanza.
Señor Jesús, sabemos que tú tienes palabras de vida eterna. Queremos acogerlas como lámpara que ilumina nuestros pasos en el camino por el que tratamos de seguirte y en la tarea de una nueva evangelización. Amén.
Evangelio según San Jn 14,23-29
6º Domingo
de Tiempo de Pascua - Ciclo C
05/05/13
Jn 14-23-29
de Tiempo de Pascua - Ciclo C
05/05/13
Jn 14-23-29
Jn 14-23-29
Jesús le respondió: "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho. Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman!. Me han oído decir: "Me voy y volveré a ustedes". Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Palabra del Señor
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