martes, 17 de septiembre de 2013

Evangelio según San Lucas 16,1-13

25º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
22/09/13
Lc 16,1-13
Jesús decía a los discípulos: "Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. 
Lo llamó y le dijo: "¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto". 
El administrador pensó entonces: "¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. 
¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!". 
Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?". 
"Veinte barriles de aceite", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez". 
Después preguntó a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?". "Cuatrocientos quintales de trigo", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo y anota trescientos". 
Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en sus trato con lo demás que los hijos de la luz. 
Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas. 
El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. 
Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? 
Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes? 
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero". 
Palabra del Señor    
Reflexión
¿Qué fue lo que Jesús realmente quiso decir con Sus palabras sobre el administrador infiel y el dinero?
... El pasaje dice que el dueño alaba a su mayordomo injusto, porque había obrado con “sagacidad” y repite el término, “sagaz”, varias veces... Es una sabiduría que nace de un pensar atento, profundo, de la reflexión, del estudio y de la aplicación de la mente, de los afectos a algo que interesa grandemente... Por tanto, este administrador es sabio y prudente, no porque se tome a broma a los otros, sino porque ha sabido regular su vida y transformarla sobre la medida y la forma de vida de su Señor: ha puesto todo el empeño de su ser, mente, corazón, voluntad y deseo de imitar a aquel a quien servía.
Otra palabra repetida muchas veces es “injusto” = “deshonesto” . Al administrador se le llama injusto y también a la riqueza. La deshonestidad es una característica que puede atacar al ser, en las grandes cosas, en lo mucho, pero también en las pequeñas, en lo poco... La injusticia es una mala distribución, no igual, no equilibrada, en ella falta la armonía, falta un centro que atraiga hacia sí toda la energía, todo cuidado o intento; crea fracturas, heridas, dolor sobre dolor, acumulación por una parte y carencia por otra. Todos nosotros nos hemos topado en cierto modo con la realidad de la injusticia, porque es algo que pertenece a este mundo. Y nos hemos visto arrastrado por una y otra parte, perdemos la armonía, el equilibrio, la belleza; así es, no podemos negarlo. La palabra del Evangelio condena esta desarmonía tan fuerte que es el acumular, el mirar sólo para sí, el aumentar cada vez más, el tener y nos muestra el camino de curación que es el don, el compartir, el dar con corazón abierto, con misericordia. Como hace el Padre con nosotros, sin cansarse, sin desfallecer.
La palabra ... “riqueza”, “posesiones”, “ganancias”, ... se convierte en casi la personificación del dios-dinero, a quien los hombres sirven como locos, esclavos... Aquí todo está claro, está pleno de luz. Sé bien, ahora, cual es la pregunta que me queda, después del encuentro con esta Palabra del Señor: “¿A quién quiero servir yo? La respuesta es una sola, única, precisa...Retengo en mi corazón este verbo estupendo, maravilloso y dulce, el verbo “servir” ... Me vuelven a la mente las palabras de Josué al pueblo: “Si os disgusta servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir” (Jos 24, 15).
Sé que soy injusto, que soy un administrador infiel, sé que no tengo nada, pero hoy yo escojo, con todo lo que soy, servir al Señor.
Algunas preguntas
a) Como todo cristiano, también yo soy “un administrador” del Señor. El Hombre rico de nuestra existencia, el Único que posee bienes y riquezas. ¿Qué es lo que rige mi pensamiento y por consiguiente, mis elecciones, mis acciones de cada día y mis relaciones?
b) La vida, los bienes, los dones que mi Padre me ha dado, estas infinitas riquezas, que valen más que nada en el mundo: ¿las estoy malgastando, tirando como perlas a los puercos?
c) El administrador infiel, pero sabio, sagaz, de improviso cambia de vida, cambia las relaciones, medidas, pensamientos. Hoy es un nuevo día, es el principio de una nueva vida, dirigida por la lógica del perdón, de la distribución: ¿sé que la verdadera sabiduría está escondida en la misericordia?
d) “O amará al uno, o amará al otro...” ¿De quién quiero ser siervo? ¿En casa de quién quiero vivir? ¿Junto a quién quiero vivir mi vida?                                                 Fuente:
http://ocarm.org/es


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