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Pquia. San Pio X, Mar del Plata: Proyecto basado en las directivas del Padre M, Bautista. Como devotos de la Divina Misericordia del Señor, surge la necesidad de ver reflejada en la acción la Misericordia de Dios, queremos dar a conocer las obras de Misericordia, corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Jesús privilegió a los pobres y sufrientes (Lc. 6,20 ss), Él nos enseña a ver en el enfermo a Cristo (Mt. 25,31-46)
viernes, 30 de diciembre de 2016
Evangelio según San Lucas 2,16-21 - "Santa María, Madre de Dios" - Solemnidad -
Domingo
Tiempo de Navidad -Ciclo A -
"Santa María, Madre de Dios"
1/1/16
Lc 2,16-21
Tiempo de Navidad -Ciclo A -
"Santa María, Madre de Dios"
1/1/16
Lc 2,16-21
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Reflexión
MADRE DE DIOS
“Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos.” Así resume san Pablo el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios (Gál 4,4).
El Hijo que vive en la eternidad es enviado por Dios y, sin embargo, nace en el tiempo de una mujer. Lo divino ha entrado en la esfera de lo humano. Y ahí está María como hospedera terrena del misterio celestial. Madre del Hijo de Dios, tan divino que puede hacerse humano. Tan humano que nos revela lo divino.
María es la Madre de Dios. “El dogma de la maternidad divina de María fue para el Concilio de Éfeso y es para la Iglesia como un sello del dogma de la Encarnación, en la que el Verbo asume realmente en la unidad de su persona la naturaleza humana sin anularla”. Así lo escribió san Juan Pablo II (Redemptoris Mater, 4).
LOS MENSAJEROS
Con un lenguaje no menos profundo, pero sí más cercano a la experiencia humana, el evangelio de Lucas nos hace presente una escena que siempre imaginamos nocturna: “Los pastores fueron rápidamente adonde les había dicho el ángel del Señor, y encontraron a María, a José y al recién nacido recostado en el pesebre” (Lc 2,16).
• Los pastores escuchan el mensaje celestial, encuentran al que les ha sido anunciado y ellos, a su vez, transmiten el mensaje recibido. La luz de lo alto los guía en la noche. Escuchar, ver y anunciar. He ahí las tres actitudes que caracterizan a los creyentes, es decir, a los que se asoman a los misterios divinos, que transforman a los humanos.
• Como se sabe, los pastores eran despreciados por la sociedad. No eran aceptados como testigos ante los tribunales. Y, sin embargo, ellos son los elegidos por Dios para dar testimonio de su presencia en el mundo. Los evangelizados se transforman en evangelizadores.
EL CORAZÓN
El evangelio de Lucas añade todavía una interesante observación sobre la Madre de Jesús: “María conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón”. ¿Cómo podía vivir con indiferencia el hecho que transformaba toda su vida?
• “María conservaba todas estas cosas”. Recordar es pasar por el corazón los acontecimientos que nos importan. María es modelo de muchas actitudes. También de la actitud de la acogida. No se puede morir de sed si se pasa junto a la fuente y se la ignora. Nadie puede ser salvado si desprecia al Salvador.
• “María meditaba estas cosas en su corazón”. Meditar es reflexionar sobre lo que realmente es importante para la vida. Aprender a saborear lo verdadero, lo bueno y lo bello. Hasta que nuestro corazón llegue a vivir en sintonía con Aquel que es la Verdad, la Bondad y la Belleza.
José-Román Flecha Andrés
jueves, 29 de diciembre de 2016
FELIZ AÑO NUEVO
“Demos gracias a Dios por el año que estamos despidiendo y por el que vamos a comenzar porque Él seguirá a nuestro lado bendiciendonos y derramando toda su gracia divina porque el ayuda a todo aquel que cree en su bondad infinita.
Feliz Año Nuevo queridos amigos”.
miércoles, 28 de diciembre de 2016
Evangelio según San Mateo 2,13-15.19-23 - "Sagrada Familia" - Fiesta -
Viernes "La Sagrada Familia de Jesús, María y José"
Tiempo de Navidad -Ciclo A -
Fiesta
30/12/16
Mt 2,13-15.19-23
Tiempo de Navidad -Ciclo A -
Fiesta
30/12/16
Mt 2,13-15.19-23
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Reflexión
SAGRADA FAMILIA
Al coincidir en domingo la fiesta de la Natividad del Señor y la de Santa María Madre de Dios, en este año la fiesta de la Sagrada Familia se celebra en el día 30 de diciembre. Es deseable que esta celebración no pase inadvertida para el pueblo de Dios.
El día 19 de marzo del 2016, Solemnidad de San José, el papa Francisco firmaba la exhortación apostólica “Amoris laetitia”. Es importante su análisis del amor matrimonial. Y son muy apreciables sus observaciones sobre las crisis familiares y sus orientaciones para ayudar a las familias que se encuentran en situación de fragilidad.
Según el Papa, las palabras del Maestro (cf. Mt 22,30) y las de san Pablo (cf. 1 Co 7,29-31) sobre el matrimonio iluminan la dimensión última y definitiva de nuestra existencia, que necesitamos recuperar.
Afirma, además, que “ninguna familia es una realidad celestial y confeccionada de una vez para siempre, sino que requiere una progresiva maduración de su capacidad de amar”. Todas las familias pueden verse a la luz del amor trinitario de Dios y de esa comunidad tan bella que es la familia de Nazaret.
Ninguna familia es perfecta. A pesar de todas las dificultades, es preciso caminar sin desaliento. “Contemplar la plenitud que todavía no alcanzamos, nos permite relativizar el recorrido histórico que estamos haciendo como familias, para dejar de exigir a las relaciones interpersonales una perfección, una pureza de intenciones y una coherencia que sólo podremos encontrar en el Reino definitivo”.
Es más, un sano realismo apoyado en el don de la caridad “nos impide juzgar con dureza a quienes viven en condiciones de mucha fragilidad”. Todos hemos de seguir caminando para ir tratando de superar nuestros límites. Por eso, “cada familia debe vivir en ese estímulo constante”.
En su carta, el Papa se había dirigido directamente a los novios. Al final de la misma se dirige a las familias, diciendo: “Caminemos, familias, sigamos caminando. Lo que se nos promete es siempre más. No desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la plenitud de amor y de comunión que se nos ha prometido”.
Finalmente, habrá que recordar frecuentemente la oración a la Sagrada Familia, con la que concluye su exhortación:
“Jesús, María y José en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret, haz tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios. Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. Amén”.
José-Román Flecha Andrés
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miércoles, 21 de diciembre de 2016
Evangelio según San Lucas 2,1-14 - "Natividad del Señor" - Solemnidad -
Tiempo de Navidad
Natividad del Señor
Solemnidad
25/12/16
Lc. 2,1-14
Natividad del Señor
Solemnidad
25/12/16
Lc. 2,1-14
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Reflexión
LA GLORIA Y LA PAZ
“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombra y una luz les brilló” (Is 9,2). El profeta Isaías había visto abatirse la desgracia sobre las tierras del norte de Palestina. Pero de pronto ve brillar la esperanza sobre aquella “Galilea de los gentiles”, como era llamada con desprecio por los habitantes del reino de Judá
Ahora bien, esa esperanza está vinculada al nacimiento de un niño: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado”. El profeta se alegra e exhorta a su pueblo a la alegría. El niño podrá ser reconocido por su sabiduría y por su amor a la justicia. Sorprendentemente se le dará el título de “Dios guerrero, Padre perpetuo y Príncipe de la paz”.
El salmo responsorial recoge esa profecía y nos invita a cantar: “Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” (Sal 95). Y San Pablo escribe a Tito que “ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres” (Tit 2,11). Un hecho que nos exige llevar una vida sobria, honrada y religiosa.
LA NOCHE Y LA LUZ
El evangelio de esta noche de Navidad nos transmite la noticia del Nacimiento de Jesús en Belén de Judea (Lc 2,1-14). Los acontecimientos históricos pueden parecer fastidiosos y hasta llenos de prepotencia. Pero han hecho posible el nacimiento de Jesús en el humilde lugar que señalaban los profetas. Dios escribe derecho con líneas torcidas.
En aquel tiempo, los pastores no eran aceptados como testigos en los tribunales. No eran de fiar. Pero Dios es sorprendente y siempre lo será. Él elige a los pastores como los testigos y mensajeros del nacimiento del Mesías. La grandeza de Dios se sirve de la pequeñez y de la pobreza para hacerse creíble. Los pobres nos evangelizan.
Las palabras de Isaías se hacen realidad. Ahora sí que el pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una luz grande. El texto evangélico contrapone a la noche de nuestra vigilia humana el resplandor de la presencia divina. De hecho, nos dice que a los pastores “la gloria del Señor los envolvió de claridad”. Sólo los humildes y marginados son iluminados.
EL MENSAJE
La última parte de este relato tan conocido nos llena siempre de sorpresa, de humildad y de esperanza.
• De sorpresa, por la noticia: “Os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”. Nosotros esperamos ser salvador por la técnica o por la política, por la violencia de las armas o por los pactos de poder. Pero el Salvador viene de lo alto.
• De humildad, por la señal: “Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Desearíamos encontrar la señal de Dios en la fuerza o en la erudición. Pero la verdadera señal es la de la vida inerme. La de la vida que surge en la pobreza.
• De esperanza, por la alabanza angélica: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”. Buscamos nuestra gloria y por ella nos afanamos. Pero es la gloria de Dios la que nos guía. Su gloria es que el hombre viva. Ese es el signo de su amor.
- Señor Jesús, tú vienes a nuestra tierra en el modo menos imaginable. Queremos acogerte como eres y como vienes. Te reconocemos como nuestro Hermano y como nuestro Salvador. Te presentamos este mundo, el único que tenemos. Bendito seas, Señor.
José-Román Flecha Andrés
martes, 20 de diciembre de 2016
miércoles, 14 de diciembre de 2016
Evangelio según San Mateo 1,18-24 - "La concepción virginal y el nacimiento de Jesús"
IVº Domingo
Tiempo de Adviento -Ciclo A -
"La concepción virginal y el nacimiento de Jesús"
18/12/16
Mt 1,18-24
Tiempo de Adviento -Ciclo A -
"La concepción virginal y el nacimiento de Jesús"
18/12/16
Mt 1,18-24
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Reflexión
EL HIJO DE UNA VIRGEN
“Mirad: la virgen está encinta y da a luz a un hijo, y le pone por nombre Emmanuel (que significa, Dios con nosotros”) (Is 7,14). El rey Acaz teme que los pueblos que se habían coaligado contra él llegaran a invadir la ciudad de Jerusalén. Por eso está revisando las conducciones de agua. Buena previsión ante un posible asedio a la ciudad.
El profeta Isaías se acerca para anunciarle que no habrá guerra. El rey no cree al profeta. Este le sugiere que pida una señal, pero el rey se muestra cínicamente piadoso. No quiere tentar al Señor. Pues bien, el Señor le da una señal. La señal de la vida, representada en un niño que nace y en el nombre que se le impone. ¡Dios con nosotros!
Con toda razón el salmo responsorial nos invita a hacer nuestra la certeza de esa presencia en medio de nosotros: “Va a entrar el Señor. Él es el Rey de la gloria” (Sal 23). Y San Pablo, por su parte, nos exhorta a ver cómo el Evangelio se refiere al descendiente de David, que es también Hijo de Dios (Rom 1,1-7).
EL SALVADOR
Estamos acostumbrados a meditar la anunciación del ángel a María. Pero el evangelio de este tercer domingo de Adviento nos presenta la anunciación del ángel a José, su esposo (Mt 1,18-24). En un caso y en el otro, Dios revela a sus elegidos su plan de salvación. Es decir, les anuncia el nacimiento del Salvador.
Ese es el núcleo del mensaje. Con frecuencia pensamos que lo importante de este pasaje es disipar las dudas de José. Y con razón, porque el ser humano se siente perdido ante la presencia de lo desacostumbrado Y mucho más perdido cuando los acontecimientos parecen deshacer sus propios planes de vida.
Pero hay algo más. Ante las dudas de José, vemos que el ángel del Señor le abre un resquicio para que pueda aceptar el don de la vida y el misterio que viene a rozar su rutina. Además, el ángel del Señor le confiere el honor y la responsabilidad de poner nombre al niño que llega: “Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”.
EMMANUEL
Por su parte, el evangelista Mateo recuerda la profecía de Isaías al rey Acaz. La certeza de que no habría guerra. La promesa de la paz. La garantía a un rey tan preocupado como cínico. Todo es visto desde otra clave.
• “La virgen concebirá y dará a luz un hijo”. La doncella anunciada por el profeta Isaías es ahora presentada como una virgen. Eso significa que el hijo que de ella va a nacer no es fruto del esfuerzo y de los planes humanos. Es un don gratuito de Dios a la pobreza y a la humildad humana.
• “Le pondrá por nombre Emmanuel”. Dios había estado siempre al lado de su pueblo. Ahora, en el hijo de María, Dios habrá de hacerse cercano a todos los seres humanos, sean del origen que sean. Se hará tan cercano que adoptará su naturaleza y sus sueños, su fatiga y sus esperanzas.
- Padre de los cielos, concédenos la limpieza de María y la silenciosa docilidad de José, para que tu hijo Jesús, nuestro Hermano y Salvador, se haga presente entre nosotros. Te lo pedimos con fe y esperanza, por Jesucristo nuestro Señor.
José-Román Flecha Andrés
martes, 13 de diciembre de 2016
Video: Intenciones del Papa Francisco - "Fin a los niños soldados" - (YouTube) -
Que el escándalo
de los niños soldados
se puede eliminar en todo el mundo
Francisco - Diciembre el año 2016
LAS INTENCIONES DEL PAPA
PARA LOS DESAFÍOS DE LA HUMANIDAD
DICIEMBRE AÑO 2016
Universal: Fin de niños soldados
Que el escándalo de los niños soldados se puede eliminar todo el mundo.
Evangelización: A los pueblos
Que los pueblos pueden redescubrir la belleza, la bondad y la verdad del Evangelio, que da alegría y la esperanza de vida.
Oración
Dios, nuestro Padre,
los más pequeños son los que aceptan su reino con un corazón abierto y alegre.
En muchos lugares, la infancia es destruida por la guerra,
y la inocencia de los niños se cambia por la violencia de las armas.
Que los líderes en el mundo poner fin a este drama.
También pido que la gente de Europa a redescubrir la belleza, la bondad y la verdad del Evangelio, que da alegría y la esperanza de vida.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria ...
http://www.popesprayer.net/
miércoles, 7 de diciembre de 2016
Evangelio según San Mateo 11, 2-11 - "Los signos mesiánicos" -
IIIº Domingo
Tiempo de Adviento -Ciclo A -
"Los signos mesiánicos"
11/12/16
Mt 11,2-11
Tiempo de Adviento -Ciclo A -
"Los signos mesiánicos"
11/12/16
Mt 11,2-11
CIEGOS Y SORDOS
“Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará, y volverán los rescatados del Señor” (Is 35,5-6). ¡Palabras, solo palabras! Así responderá el que considere esta profecía de Isaías como un utópico e increible poema de promesas imposibles.
Sin embargo, el pueblo de Israel creyó que aquellas imágenes poéticas podían anunciar una realidad posible. Y así fue. El imperio opresor cayó como todos los imperios. Un rey venido de fuera concedió la libertad a los pueblos oprimidos. Y los hebreos vieron en la salvación que se les ofrecía “la gloria de Dios y la belleza de su Dios”.
El salmo responsorial nos une a aquella esperanza renacida al evocar aquellos mismos portentos que significan y anuncian una salvación integral (Sal 145). Nos ayudan, además, las palabras de la carta de Santiago: “Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor... Manteneos firmes porque la venida del Señor está cerca” (Sant 5, 7-10).
LAS DUDAS
Juan Bautista había sido elegido como profeta y se esforzaba en transmitir la llamada a la conversión. Pero, recluido por Herodes en una mazmorra, debió de sufrir el asalto de las dudas (Mt 11, 1-11). ¿Sería Jesús el Mesías que él había anunciado o habría que esperar a otro? A los mensajeros que le envío, Jesús respondió con hechos cumplidos.
• “Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo”. Junto al Jordán se habían encontrado el Precursor y el Anunciado. Ahora ambos recurren a discípulos que pasen la pregunta y la respuesta. “Id a anunciar”. ¿Nos hemos preguntado alguna vez si estos mensajeros no reflejarán la humilde misión que nos ha sido confiada?
• “Los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia”. Esos son los hechos que dan fe de la autenticidad del Mesías. En él se cumple la antigua profecía de Isaías. ¿No reflejarán esos hechos ese servicio a las personas que se espera de nuestra misión?
Y LA DICHA
De todas formas, el texto nos sugiere que Jesús ha captado las dudas que asaltan a Juan el Bautista. Y no quiere ignorarlas. Al contrario, en su pregunta adivina la incertidumbre de los que, a lo largo de los tiempos, se preguntarán por la señas del Mesías y de su misión.
• “Dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. En aquel tiempo, muchos esperaban un Mesías guerrero que se levantara contra Roma, como Judas Macabeo se había sublevado contra la tiranía de Antíoco. Pero Jesús se presentaba como humilde y manso de corazón.
• “Dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. En aquel tiempo, algunos esperaban que el Mesías les concediera puestos de honor para brillar en medio de su pueblo. Algo de eso pretendían los discípulos Santiago y Juan. Pero Jesús les invitaba a beber su propio cáliz.
• “Dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. En estos tiempos, como en aquellos, no faltan los que piensan que el Mesías ha de revelarles todos los misterios de la naturaleza y de la historia. Pero Jesús nos propone solamente la sabiduría de la cruz.
- Señor Jesús, enséñanos a reconocerte como eres en realidad y ayúdanos a acogerte como nuestro Salvador. Abre tú nuestros sentidos y danos generosidad para anunciar a los pobres de forma creíble la Buena Noticia de tu Reino.
José-Román Flecha Andrés
miércoles, 30 de noviembre de 2016
martes, 29 de noviembre de 2016
Evangelio según San Mateo 3, 1-12 - "Juan el Bautista anuncia la venida de Jesús"
IIº Domingo
de Adviento - Ciclo A -
"Juan el Bautista anuncia la venida de Jesús"
04/12/16
EL FRUTO DE LA CONVERSIÓN
“Aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor”. Con estas brillantes promesas (Is 11,1-2), el profeta Isaías anuncia el nacimiento de un descendiente de Jesé, el padre del rey David.
Es éste un mensaje de esperanza para los que conocieron el esplendor de aquel reinado. Es también un mensaje de confianza, puesto que sobre ese heredero derramará el Señor sus dones. Y es un mensaje de paz: una paz cósmica que abarca a toda la naturaleza. Hasta las fieras salvajes serán amigables con los hombres.
No es extraño que el salmo responsorial se haga eco de los mejores anhelos de la humanidad: “Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente” (Sal 71,7). El consuelo que dan las Escrituras junto con nuestra paciencia nos ayudarán a mantener la esperanza. Así lo dice san Pablo a los Romanos (Rom 15,4). Buena lección para el Adviento.
de Adviento - Ciclo A -
04/12/16
LA EXHORTACIÓN
Ya sabemos que durante esta primera etapa del Adviento nos acompañan Isaías y Juan el Bautista. Juan se presenta en el desierto de Judá. Su atuendo recuerda la figura del profeta Elías. Y sus palabras son el eco de un profeta anónimo que invitaba al pueblo a retornar del exilio por las nuevas calzadas que Dios le preparaba. Ahora el retorno será espiritual.
• “Convertíos porque está cerca el reino de los cielos”. El hebreo no pronuncia el nombre inefable de Dios. Usa el continente en lugar del contenido. Al anunciar la llegada del reino de Dios se proclama la cercanía del Dios del reino. Una cercanía que no puede dejar indiferentes a los hombres. Convertirse significa revisar los valores personales y sociales.
• “Dad el fruto que pide la conversión”. Pero revisar los valores no es sólo un ejercicio intelectual o económico. El profeta pide a las gentes que den los frutos que se espera de todos los que escuchan la llamada. No valen disculpas. El antiguo linaje del que descendemos no depende de nosotros. Pero nos compromete el futuro de justicia que hemos de construir.
Y LA PROMESA
El Bautista se considera a sí mismo un pregonero enviado por Dios. ¡Nada menos y nada más! Él anuncia con valentía la salvación, pero bien sabe que no es el Salvador.
• “El que viene detrás de mí puede más que yo”. La debilidad con que aparece el Mesías no ha de inducirnos a engaño. Él viene a nosotros con un poder que deja en ridículo las pretensiones y los poderes de los hombres y de sus instituciones.
• “Yo no perezco ni llevarle las sandalias”. El verdadero profeta nunca puede alardear de nada. El mensajero no es dueño del mensaje. Un evangelizador que no es humilde revela bien a las claras con su vanagloria la mentira de su misión.
• “Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”. El viento y el fuego son fuerzas benéficas. Pero si nos arrastran y nos incendian pueden terminar con nuestra casa y con nuestra vida. El Bautista sabe que el viento y el fuego de Dios nos purifican cada día.
• “El tiene el bieldo en la mano”. El bieldo era usado por los labradores para aventar la paja y separarla del grano. La venida del Señor descubrirá nuestra falsedad y revelará lo inútil y lo valioso de nuestras intenciones y de nuestro esfuerzo.
- Señor Jesús, esperamos tu venida y la anunciamos con esperanza. Purifica tú nuestro corazón y llámanos cada día a la conversión.¡Ven, Señor Jesús!
José-Román Flecha Andrés
miércoles, 23 de noviembre de 2016
martes, 22 de noviembre de 2016
Evangelio según San Mateo 24,37-44 - "Advertencia a la vigilancia y a la fidelidad"
Iº Domingo
Tiempo de Adviento - Ciclo A -
"Advertencia a la vigilancia y a la fidelidad"
27/11/16
Mt 24,37-44
Tiempo de Adviento - Ciclo A -
"Advertencia a la vigilancia y a la fidelidad"
27/11/16
Mt 24,37-44
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Reflexión
VELAR Y CAMINAR
“Caminemos a la luz del Señor”. Así concluye la primera lectura de este primer domingo de Adviento (Is 2,5). El profeta Isaías anuncia que, al final de los tiempos, el monte sobre el que se levanta el Templo de Jerusalén se convertirá en la meta de una peregrinación universal, Todos los pueblos acudirán a escuchar la palabra del Señor.
Una palabra de justicia y de paz para todos los pueblos. “De las espadas forjarán arados y de las lanzas podaderas”. ¡Con qué fuerza recordó Pablo VI aquella profecía en su visita a la sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York! Es un sueño, pero es también una tarea para toda la humanidad.
El salmo responsorial nos invita a iniciar esa peregrinación de paz: “¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor!” (Sal 121,1). Es la hora de despertar para caminar por las sendas de la luz. Que el cuidado de nuestro cuerpo no fomente los malos deseos. Así lo escribía san Pablo a los cristianos de Roma (Rom 13,14).
EL DILUVIO
Nos cuesta reconocer que nuestra vida está marcada por el signo de la espera y la esperanza. Durante el tiempo del Adviento nos preparamos para la celebración de la fiesta del Nacimiento de Jesús. Es un tiempo que nos invita a recobrar y afianzar la esperanza. Y, además, nos educa para vivir el tiempo de la espera.
La fe nos lleva a caminar con generosidad mientras nos mantenemos a la espera de la venida del Señor. Por cinco veces se repite en el evangelio de este domingo el verbo “venir”. Y otras dos veces se insiste en afirmar que “no sabemos” el momento de su venida.
• En primer lugar, el texto evoca el pasado y nos recuerda la imagen bíblica del diluvio. Las gentes vivían dedicadas a sus tareas habituales, pero también a sus placeres. El diluvio los sorprendió a todos.
• En segundo lugar, el texto mira también al futuro y nos anuncia que la venida del Hijo del hombre revelará las actitudes más secretas. Con su venida llega el discernimiento definitivo. A unos los llevará y a otros los dejará.
LOS ADIVINOS
Hay otra imagen que ilustra la exhortación. La del hombre que no sabe a qué hora puede un ladrón a asaltar su casa. El tema de la venida imprevisible del Señor suscita la invitación a mantenerse vigilantes. “Estad en vela, porque no sabéis que día vendrá vuestro Señor”.
• Para mantenerse en vela es preciso practicar la sobriedad. No podemos caer en la tentación de confundir la satisfacción con la felicidad. No es de sabios dejarse embotar por los deseos que nos adormecen.
• Además, se nos dice que no sabemos el día ni la hora. Son muchos los que tratan de adivinarla. Demasiados adivinos siembran ese temor del futuro que nos distrae de las tareas del presente. Hay que superar la tentación de tratar de adivinar el tiempo futuro.
• Y, finalmente, el evangelio nos advierte que no esperamos algo, por importante o fantástico que parezca. Nosotros vivimos esperando a Alguien. Nos mantenemos en vela, aguardando la manifestación del único Salvador, que es nuestro Señor.
- Señor Jesús, tu venida no es para nosotros un motivo de temor, sino de esperanza. No saber el tiempo de tu llegada nos ayuda a mantener la caridad. ¡Ven, Señor Jesús!
José-Román Flecha Andrés
lunes, 21 de noviembre de 2016
domingo, 20 de noviembre de 2016
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Evangelio según San Lucas 23,35-43 - SOLEMNIDAD de NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY del UNIVERSO -
34º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"JESUCRISTO, REY del UNIVERSO"
20/11/16
EL REY Y SU REINO
“Tú serás el pastor de mi pueblo, Israel, tú serás el jefe de Israel”. Con estas palabras, los ancianos que representaban a todas las tribus de Israel, reconocían a David como rey. El que había gobernado desde Hebrón a las gentes de Judá hacía ahora un pacto con sus “electores” y se convertía en rey de todo el pueblo (2 Sam 5, 1-3).
El salmo 121 nos invita a hacer nuestra la alegría de las tribus de Israel que subían a Jerusalén “a celebrar el nombre del Señor”. Al evocar esa subida jubilosa, seguramente pensamos que hoy se ha hecho difícil esa unidad para proclamar la grandeza de Dios. ¿Alguna peregrinación del año jubilar de la misericordia ha contagiado tanta alegría?
En el hermoso himno que se incluye en la carta a los Colosenses, san Pablo proclama la majestad que Dios ha concedido a su Hijo, por quien todo fue creado y que es anterior a todo. “Por él quiso Dios reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz” (Col 1,20). Él es el Señor del universo.
LA CRUZ COMO TRONO
No es ocioso mencionar la cruz de Cristo. De hecho, el evangelio que hoy se proclama nos recuerda que sobre ella se podía ver un letrero escrito en griego, en latín y en hebreo en el que se presentaba al condenado: “Este es el rey de los judíos”.
Claro que no todos reconocían su majestad. El texto evangélico evoca tres tipos de burlas que se oyeron en torno a la cruz de Jesús:
• Las autoridades y el pueblo le echaban en cara que, habiendo salvado a otros, no pudiera salvarse a sí mismo. Según ellos, no era el Elegido por Dios.
• Los soldados, ciertamente extranjeros y mercenarios, miraban con desprecio a aquel que no demostraba ser el rey de los judíos.
• Finalmente, uno de los dos malhechores condenados junto a él pretendía que aquel que era considerado como el Mesías se salvara a sí mismo, y también a él le llegara la salvación.
Allí se daban cita tres presupuestos y tres intereses diferentes. Una razón religiosa, una visión política y un interés personal. Todos coincidían en esperar que Jesús bajara de la cruz.
EL HOY DE DIOS
Con todo, el texto evangélico pone en boca de otro de los malhechores una súplica que se eleva por encima de aquel griterío de desprecio y de blasfemia.
• “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. Es la última súplica que viene desde el Antiguo Testamento. El condenado ha comprendido que Jesús tiene un poder que no reconocen los que se burlan de él. No es el poder mágico de desclavarse de la cruz. Es la autoridad del rey que puede recordar a los que han compartido su suerte y su muerte.
• “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Jesús responde con una promesa que caracteriza la llegada del Nuevo Testamento. Ese es el “hoy” de Dios. El hombre caído y su Dios se encuentran de nuevo en el paraíso. Un paraíso que no ha de ser imaginado como un lugar, sino como una relación de acogida y de misericordia.
- Señor Jesucristo, nosotros te reconocemos como nuestro Rey. Sabemos que tu entrega en la cruz nos ha rescatado del mal y del pecado. Tú eres nuestro Señor y nuestro Redentor. Atrae hacia ti nuestras miradas para que podamos vivir en el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz.
José-Román Flecha Andrés
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
20/11/16
jueves, 10 de noviembre de 2016
Evangelio según San Lucas 21,5-19 - "Jesús predice la destrucción del Templo"
33º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"Jesús predice la destrucción del Templo"
13/11/16
13/11/16
Lc 21,5-19
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Reflexión
ESPERANZA SIN EVASIÓN
“A los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas”. Hermosa promesa con la que se cierra el texto del profeta Malaquías que se lee en la celebración de este domingo (Mal 3,19).
Claro que inmediatamente antes, el profeta había anunciado el destino que aguarda a los malvados y perversos. En el juicio de Dios serán tratados como la paja que arde en el horno. No es una amenaza. Una vez más se exhorta a la persona a hacer buen uso de su libertad. Que el horizonte del futuro nos ayude a elegir el camino verdadero. A vivir en la verdad.
El salmo 97 nos invita a repetir que “El Señor llega para regir la tierra”. Y san Pablo advierte a los cristianos de Tesalónica que la espera del día del Señor ha de traducirse en una vida tranquila y laboriosa: “El que no trabaja, que no coma” (2Tes 3,10).
SIN MIEDO
En el evangelio que hoy se proclama escuchamos los elogios que las gentes de Jerusalén hacían del Templo, que estaba siendo restaurado y embellecido por entonces. Jesús anuncia que un día no quedará piedra sobre piedra de aquel monumento (Lc 21,5-19). La pregunta siguiente era de esperar: “Maestro, ¿cuándo va a ser eso?”
Sin embargo, para Jesús no es importante saber el tiempo. Por eso lleva la atención a dos cuestiones fundamentales, como ha subrayado el papa Francisco: “Primero: no dejarse engañar por los falsos mesías y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de la espera como tiempo del testimonio y de la perseverancia”.
Esas lecciones valen también para los creyentes de hoy. De vez en cuando alguien nos anuncia la proximidad del fin del mundo. Pero lo que importa no es conocer una fecha futura, sino vivir sin miedo el presente. Hemos sido llamados a construir la “civilización del amor”, como decía Pablo VI. Nuestra esperanza no debe llevarnos a la evasión.
CON FIDELIDAD
El texto evangélico pone en boca de Jesús el anuncio de las guerras y las tribulaciones que nos esperan. Y, sobre todo, la certeza de que seremos perseguidos y juzgados por causa de su nombre. La experiencia nos asegura que ese vaticinio se ha cumplido y nos hace pensar que se cumplirá siglo tras siglo. Pero Jesús concluye con dos frases de aliento:
• “Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”. La primera frase se refiere a Dios. Su providencia nos acompañará a lo largo del camino. No seremos librados de la tribulación pero se nos promete la cercanía de Dios.
• “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. La segunda frase se refiere a nosotros. Las persecuciones pueden hacernos temblar. Pero no podemos renegar del Evangelio. Sólo nos salvará la fidelidad al Dios fiel y providente.
- Maestro bueno, todos los días te imploramos: “Ven, Señor Jesús”. Que nuestra oración sea sincera. Que la esperanza de tu venida nos ayude a vivir con fidelidad el gozo de la fe, el testimonio de la esperanza y el compromiso del amor.
José-Román Flecha Andrés
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