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Pquia. San Pio X, Mar del Plata: Proyecto basado en las directivas del Padre M, Bautista. Como devotos de la Divina Misericordia del Señor, surge la necesidad de ver reflejada en la acción la Misericordia de Dios, queremos dar a conocer las obras de Misericordia, corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Jesús privilegió a los pobres y sufrientes (Lc. 6,20 ss), Él nos enseña a ver en el enfermo a Cristo (Mt. 25,31-46)
miércoles, 30 de noviembre de 2016
martes, 29 de noviembre de 2016
Evangelio según San Mateo 3, 1-12 - "Juan el Bautista anuncia la venida de Jesús"
IIº Domingo
de Adviento - Ciclo A -
"Juan el Bautista anuncia la venida de Jesús"
04/12/16
EL FRUTO DE LA CONVERSIÓN
“Aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor”. Con estas brillantes promesas (Is 11,1-2), el profeta Isaías anuncia el nacimiento de un descendiente de Jesé, el padre del rey David.
Es éste un mensaje de esperanza para los que conocieron el esplendor de aquel reinado. Es también un mensaje de confianza, puesto que sobre ese heredero derramará el Señor sus dones. Y es un mensaje de paz: una paz cósmica que abarca a toda la naturaleza. Hasta las fieras salvajes serán amigables con los hombres.
No es extraño que el salmo responsorial se haga eco de los mejores anhelos de la humanidad: “Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente” (Sal 71,7). El consuelo que dan las Escrituras junto con nuestra paciencia nos ayudarán a mantener la esperanza. Así lo dice san Pablo a los Romanos (Rom 15,4). Buena lección para el Adviento.
de Adviento - Ciclo A -
04/12/16
LA EXHORTACIÓN
Ya sabemos que durante esta primera etapa del Adviento nos acompañan Isaías y Juan el Bautista. Juan se presenta en el desierto de Judá. Su atuendo recuerda la figura del profeta Elías. Y sus palabras son el eco de un profeta anónimo que invitaba al pueblo a retornar del exilio por las nuevas calzadas que Dios le preparaba. Ahora el retorno será espiritual.
• “Convertíos porque está cerca el reino de los cielos”. El hebreo no pronuncia el nombre inefable de Dios. Usa el continente en lugar del contenido. Al anunciar la llegada del reino de Dios se proclama la cercanía del Dios del reino. Una cercanía que no puede dejar indiferentes a los hombres. Convertirse significa revisar los valores personales y sociales.
• “Dad el fruto que pide la conversión”. Pero revisar los valores no es sólo un ejercicio intelectual o económico. El profeta pide a las gentes que den los frutos que se espera de todos los que escuchan la llamada. No valen disculpas. El antiguo linaje del que descendemos no depende de nosotros. Pero nos compromete el futuro de justicia que hemos de construir.
Y LA PROMESA
El Bautista se considera a sí mismo un pregonero enviado por Dios. ¡Nada menos y nada más! Él anuncia con valentía la salvación, pero bien sabe que no es el Salvador.
• “El que viene detrás de mí puede más que yo”. La debilidad con que aparece el Mesías no ha de inducirnos a engaño. Él viene a nosotros con un poder que deja en ridículo las pretensiones y los poderes de los hombres y de sus instituciones.
• “Yo no perezco ni llevarle las sandalias”. El verdadero profeta nunca puede alardear de nada. El mensajero no es dueño del mensaje. Un evangelizador que no es humilde revela bien a las claras con su vanagloria la mentira de su misión.
• “Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”. El viento y el fuego son fuerzas benéficas. Pero si nos arrastran y nos incendian pueden terminar con nuestra casa y con nuestra vida. El Bautista sabe que el viento y el fuego de Dios nos purifican cada día.
• “El tiene el bieldo en la mano”. El bieldo era usado por los labradores para aventar la paja y separarla del grano. La venida del Señor descubrirá nuestra falsedad y revelará lo inútil y lo valioso de nuestras intenciones y de nuestro esfuerzo.
- Señor Jesús, esperamos tu venida y la anunciamos con esperanza. Purifica tú nuestro corazón y llámanos cada día a la conversión.¡Ven, Señor Jesús!
José-Román Flecha Andrés
miércoles, 23 de noviembre de 2016
martes, 22 de noviembre de 2016
Evangelio según San Mateo 24,37-44 - "Advertencia a la vigilancia y a la fidelidad"
Iº Domingo
Tiempo de Adviento - Ciclo A -
"Advertencia a la vigilancia y a la fidelidad"
27/11/16
Mt 24,37-44
Tiempo de Adviento - Ciclo A -
"Advertencia a la vigilancia y a la fidelidad"
27/11/16
Mt 24,37-44
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Reflexión
VELAR Y CAMINAR
“Caminemos a la luz del Señor”. Así concluye la primera lectura de este primer domingo de Adviento (Is 2,5). El profeta Isaías anuncia que, al final de los tiempos, el monte sobre el que se levanta el Templo de Jerusalén se convertirá en la meta de una peregrinación universal, Todos los pueblos acudirán a escuchar la palabra del Señor.
Una palabra de justicia y de paz para todos los pueblos. “De las espadas forjarán arados y de las lanzas podaderas”. ¡Con qué fuerza recordó Pablo VI aquella profecía en su visita a la sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York! Es un sueño, pero es también una tarea para toda la humanidad.
El salmo responsorial nos invita a iniciar esa peregrinación de paz: “¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor!” (Sal 121,1). Es la hora de despertar para caminar por las sendas de la luz. Que el cuidado de nuestro cuerpo no fomente los malos deseos. Así lo escribía san Pablo a los cristianos de Roma (Rom 13,14).
EL DILUVIO
Nos cuesta reconocer que nuestra vida está marcada por el signo de la espera y la esperanza. Durante el tiempo del Adviento nos preparamos para la celebración de la fiesta del Nacimiento de Jesús. Es un tiempo que nos invita a recobrar y afianzar la esperanza. Y, además, nos educa para vivir el tiempo de la espera.
La fe nos lleva a caminar con generosidad mientras nos mantenemos a la espera de la venida del Señor. Por cinco veces se repite en el evangelio de este domingo el verbo “venir”. Y otras dos veces se insiste en afirmar que “no sabemos” el momento de su venida.
• En primer lugar, el texto evoca el pasado y nos recuerda la imagen bíblica del diluvio. Las gentes vivían dedicadas a sus tareas habituales, pero también a sus placeres. El diluvio los sorprendió a todos.
• En segundo lugar, el texto mira también al futuro y nos anuncia que la venida del Hijo del hombre revelará las actitudes más secretas. Con su venida llega el discernimiento definitivo. A unos los llevará y a otros los dejará.
LOS ADIVINOS
Hay otra imagen que ilustra la exhortación. La del hombre que no sabe a qué hora puede un ladrón a asaltar su casa. El tema de la venida imprevisible del Señor suscita la invitación a mantenerse vigilantes. “Estad en vela, porque no sabéis que día vendrá vuestro Señor”.
• Para mantenerse en vela es preciso practicar la sobriedad. No podemos caer en la tentación de confundir la satisfacción con la felicidad. No es de sabios dejarse embotar por los deseos que nos adormecen.
• Además, se nos dice que no sabemos el día ni la hora. Son muchos los que tratan de adivinarla. Demasiados adivinos siembran ese temor del futuro que nos distrae de las tareas del presente. Hay que superar la tentación de tratar de adivinar el tiempo futuro.
• Y, finalmente, el evangelio nos advierte que no esperamos algo, por importante o fantástico que parezca. Nosotros vivimos esperando a Alguien. Nos mantenemos en vela, aguardando la manifestación del único Salvador, que es nuestro Señor.
- Señor Jesús, tu venida no es para nosotros un motivo de temor, sino de esperanza. No saber el tiempo de tu llegada nos ayuda a mantener la caridad. ¡Ven, Señor Jesús!
José-Román Flecha Andrés
lunes, 21 de noviembre de 2016
domingo, 20 de noviembre de 2016
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Evangelio según San Lucas 23,35-43 - SOLEMNIDAD de NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY del UNIVERSO -
34º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"JESUCRISTO, REY del UNIVERSO"
20/11/16
EL REY Y SU REINO
“Tú serás el pastor de mi pueblo, Israel, tú serás el jefe de Israel”. Con estas palabras, los ancianos que representaban a todas las tribus de Israel, reconocían a David como rey. El que había gobernado desde Hebrón a las gentes de Judá hacía ahora un pacto con sus “electores” y se convertía en rey de todo el pueblo (2 Sam 5, 1-3).
El salmo 121 nos invita a hacer nuestra la alegría de las tribus de Israel que subían a Jerusalén “a celebrar el nombre del Señor”. Al evocar esa subida jubilosa, seguramente pensamos que hoy se ha hecho difícil esa unidad para proclamar la grandeza de Dios. ¿Alguna peregrinación del año jubilar de la misericordia ha contagiado tanta alegría?
En el hermoso himno que se incluye en la carta a los Colosenses, san Pablo proclama la majestad que Dios ha concedido a su Hijo, por quien todo fue creado y que es anterior a todo. “Por él quiso Dios reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz” (Col 1,20). Él es el Señor del universo.
LA CRUZ COMO TRONO
No es ocioso mencionar la cruz de Cristo. De hecho, el evangelio que hoy se proclama nos recuerda que sobre ella se podía ver un letrero escrito en griego, en latín y en hebreo en el que se presentaba al condenado: “Este es el rey de los judíos”.
Claro que no todos reconocían su majestad. El texto evangélico evoca tres tipos de burlas que se oyeron en torno a la cruz de Jesús:
• Las autoridades y el pueblo le echaban en cara que, habiendo salvado a otros, no pudiera salvarse a sí mismo. Según ellos, no era el Elegido por Dios.
• Los soldados, ciertamente extranjeros y mercenarios, miraban con desprecio a aquel que no demostraba ser el rey de los judíos.
• Finalmente, uno de los dos malhechores condenados junto a él pretendía que aquel que era considerado como el Mesías se salvara a sí mismo, y también a él le llegara la salvación.
Allí se daban cita tres presupuestos y tres intereses diferentes. Una razón religiosa, una visión política y un interés personal. Todos coincidían en esperar que Jesús bajara de la cruz.
EL HOY DE DIOS
Con todo, el texto evangélico pone en boca de otro de los malhechores una súplica que se eleva por encima de aquel griterío de desprecio y de blasfemia.
• “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. Es la última súplica que viene desde el Antiguo Testamento. El condenado ha comprendido que Jesús tiene un poder que no reconocen los que se burlan de él. No es el poder mágico de desclavarse de la cruz. Es la autoridad del rey que puede recordar a los que han compartido su suerte y su muerte.
• “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Jesús responde con una promesa que caracteriza la llegada del Nuevo Testamento. Ese es el “hoy” de Dios. El hombre caído y su Dios se encuentran de nuevo en el paraíso. Un paraíso que no ha de ser imaginado como un lugar, sino como una relación de acogida y de misericordia.
- Señor Jesucristo, nosotros te reconocemos como nuestro Rey. Sabemos que tu entrega en la cruz nos ha rescatado del mal y del pecado. Tú eres nuestro Señor y nuestro Redentor. Atrae hacia ti nuestras miradas para que podamos vivir en el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz.
José-Román Flecha Andrés
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
20/11/16
jueves, 10 de noviembre de 2016
Evangelio según San Lucas 21,5-19 - "Jesús predice la destrucción del Templo"
33º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"Jesús predice la destrucción del Templo"
13/11/16
13/11/16
Lc 21,5-19
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Reflexión
ESPERANZA SIN EVASIÓN
“A los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas”. Hermosa promesa con la que se cierra el texto del profeta Malaquías que se lee en la celebración de este domingo (Mal 3,19).
Claro que inmediatamente antes, el profeta había anunciado el destino que aguarda a los malvados y perversos. En el juicio de Dios serán tratados como la paja que arde en el horno. No es una amenaza. Una vez más se exhorta a la persona a hacer buen uso de su libertad. Que el horizonte del futuro nos ayude a elegir el camino verdadero. A vivir en la verdad.
El salmo 97 nos invita a repetir que “El Señor llega para regir la tierra”. Y san Pablo advierte a los cristianos de Tesalónica que la espera del día del Señor ha de traducirse en una vida tranquila y laboriosa: “El que no trabaja, que no coma” (2Tes 3,10).
SIN MIEDO
En el evangelio que hoy se proclama escuchamos los elogios que las gentes de Jerusalén hacían del Templo, que estaba siendo restaurado y embellecido por entonces. Jesús anuncia que un día no quedará piedra sobre piedra de aquel monumento (Lc 21,5-19). La pregunta siguiente era de esperar: “Maestro, ¿cuándo va a ser eso?”
Sin embargo, para Jesús no es importante saber el tiempo. Por eso lleva la atención a dos cuestiones fundamentales, como ha subrayado el papa Francisco: “Primero: no dejarse engañar por los falsos mesías y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de la espera como tiempo del testimonio y de la perseverancia”.
Esas lecciones valen también para los creyentes de hoy. De vez en cuando alguien nos anuncia la proximidad del fin del mundo. Pero lo que importa no es conocer una fecha futura, sino vivir sin miedo el presente. Hemos sido llamados a construir la “civilización del amor”, como decía Pablo VI. Nuestra esperanza no debe llevarnos a la evasión.
CON FIDELIDAD
El texto evangélico pone en boca de Jesús el anuncio de las guerras y las tribulaciones que nos esperan. Y, sobre todo, la certeza de que seremos perseguidos y juzgados por causa de su nombre. La experiencia nos asegura que ese vaticinio se ha cumplido y nos hace pensar que se cumplirá siglo tras siglo. Pero Jesús concluye con dos frases de aliento:
• “Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”. La primera frase se refiere a Dios. Su providencia nos acompañará a lo largo del camino. No seremos librados de la tribulación pero se nos promete la cercanía de Dios.
• “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. La segunda frase se refiere a nosotros. Las persecuciones pueden hacernos temblar. Pero no podemos renegar del Evangelio. Sólo nos salvará la fidelidad al Dios fiel y providente.
- Maestro bueno, todos los días te imploramos: “Ven, Señor Jesús”. Que nuestra oración sea sincera. Que la esperanza de tu venida nos ayude a vivir con fidelidad el gozo de la fe, el testimonio de la esperanza y el compromiso del amor.
José-Román Flecha Andrés
miércoles, 9 de noviembre de 2016
13 de Noviembre: DIA NACIONAL del ENFERMO "Testigo de la misericordia" - Conferencia Episcopal Argentina - Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud -
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CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA
COMISIÓN EPISCOPAL PARA
LA PASTORAL DE LA SALUD
DÍA NACIONAL DEL ENFERMO Domingo 13 de noviembre de 2016
Carta Pastoral a las comunidades
“Testigo de la Misericordia”
Queridos hermanos:
El segundo domingo de noviembre, la Iglesia en Argentina celebra el Día Nacional del Enfermo, una oportunidad para sensibilizar al pueblo de Dios sobre el acompañamiento y la asistencia integral a los enfermos, redescubrir el sentido humano y cristiano del sufrimiento, y promover la Pastoral de la Salud en las Diócesis y en las Comunidades.
El Jubileo Extraordinario de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, es el marco privilegiado de nuestra celebración. Se nos invita a ser “Misericordiosos como el Padre” (cf. Lc 6,36), redescubriendo las obras de misericordia, entre ellas, “asistir a los enfermos”, recordando que en base a ellas seremos juzgados: “Porque estuve enfermo, y me visitaste” (cf. Mt 25, 31-45). Para esto, es necesario tener la mirada fija en Jesús: en El todo habla de misericordia: su opción preferencial por los pobres, los pecadores, los enfermos, los sufrientes… Reconociendo en nuestra propia vida cómo ha obrado la misericordia de Dios, debemos ser misericordiosos. Debe ardernos el corazón en el anuncio y testimonio a todo el mundo de la misericordia, especialmente en tantas realidades de sufrimiento que hoy piden la diaconía del Amor.
El buen Dios nos ha regalado, hace muy poco, un nuevo santo para la Iglesia, un santo de nuestras tierras, un verdadero “Testigo de la Misericordia”: el Santo Cura Brochero, un hombre que entregó su vida por amor a Jesús y al servicio de los demás, especialmente de los que vivían en mayor vulnerabilidad. Entre ellos, los enfermos fueron particulares destinatarios de su caridad pastoral: su heroico servicio durante la epidemia del cólera, la atención a los enfermos más lejanos y abandonados de su curato, no escatimando sacrificio alguno para llevar el auxilio espiritual a los moribundos, aun corriendo el riesgo de perder su propia vida, hasta que finalmente, visitando a los leprosos de la zona, aquellos a quienes nadie quería ver, contrajo la enfermedad que lo acompañaría hasta sus últimos días, dando muestras allí, en medio de la soledad, la pobreza y la ceguera, de que su vida era, hasta el último momento, una ofrenda a Dios con su oración, su Misa, su ejemplo y su caridad.
En el ocaso de su vida, el Santo Cura Brochero, lo que no podía hacer con las obras, lo hizo con su oración; escribía que su ocupación era “orar por los hombres pasados, por los presentes y por los que han de venir hasta el fin del mundo”. Que su ejemplo e intercesión nos ayuden a ser también “testigos de la Misericordia” con todos los enfermos y hermanos que sufren, llevando el consuelo y la sanación de Dios a sus heridas físicas y espirituales.
+ Mons. Alberto G. Bochatey, O.S.A. (Presidente)
+ Mons. Ricardo Faifer + Mons. Luis Urbanc
Pbro. Andrés Rousseu Salet (Secretario Ejecutivo)
lunes, 7 de noviembre de 2016
Video: Intenciones del Papa Francisco - "Los países receptores de Refugiados" - (YouTube) -
Que los países que acogen a un gran número de desplazados
y refugiados pueden encontrar apoyo a sus esfuerzos,
que muestran la solidaridad.
Francisco - Noviembre el año 2016
LAS INTENCIONES DEL PAPA
PARA LOS DESAFÍOS DE LA HUMANIDAD
NOVIEMBRE AÑO 2016
Universales: los países que acogen a refugiados
Que los países que acogen a un gran número de desplazados
y refugiados pueden encontrar apoyo a sus esfuerzos, que muestran la solidaridad.
Evangelización: La colaboración de sacerdotes y laicos
Que dentro de las parroquias, sacerdotes y laicos pueden colaborar
en el servicio a la comunidad, sin ceder a la tentación del desaliento.
Oración
Dios de gracia
Vivimos en un mundo en guerra, hizo muchas veces en su nombre.
Debido a esto la desobediencia a la ley,
miles de personas se ven obligadas a huir,
para defender la vida y la de sus familias.
Abre los corazones de todos,
Que nos dan la bienvenida a los refugiados
y les dan las condiciones para reconstruir sus vidas.
Este mes también se pide que dentro de las parroquias,
sacerdotes y laicos pueden colaborar
en el servicio a la comunidad, sin ceder a la tentación del desaliento.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria ...
Resoluciones para este mes:
Voy a apoyar a las instituciones que acogen a los refugiados en mi país.
Voy a ofrecer ayuda al pastor o líder de la comunidad para ayudar
en lo que más se necesita.
Voy a ayudar a mi comunidad a crear actitudes positivas, sin ceder a la difamación,
la división o dis-couragement.
http://www.popesprayer.net/
jueves, 3 de noviembre de 2016
Evangelio según San Lucas 20,27-38 - "Jesús responde sobre el tema de la resurrección" -
32º Domingo
de Tiempo Ordinario - Ciclo C -
"Jesús responde sobre el tema de la resurrección"
"Jesús responde sobre el tema de la resurrección"
06/11/16
LA VIDA PLENA
“Vale la pena morir a manos de los hombres cuando se espera que Dios mismo nos resucitará. Tú en cambio no resucitarás para la vida”. Un sincero acto de fe y una valiente profecía. Así se expresa el cuarto de los hermanos macabeos, torturados y martirizados por orden del rey Antíoco IV Epífanes (2Mac 7,14).
Con razón se ha dicho que precisamente en aquel tiempo de persecución contra los creyentes se afianza la creencia en la resurrección de los muertos. La gracia del martirio se apoya en la gracia de la resurrección. Ante aquellos que dan la vida por él, Dios no puede mostrarse menos generoso.
También puede referirse a la resurrección el último verso del salmo responsorial: “Con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante” (Sal 16,15). Esperamos que el Padre celestial nos conceda amarle con fidelidad y tener la constancia en Cristo, como desea san Pablo a los fieles de Tesalónica (2Tes 3,5).
LA PEREGRINACIÓN
Sin embargo, sabemos que en tiempos de Jesús no todos creían en la resurrección de los muertos. Entre ellos se encontraban los saduceos y los sacerdotes. Según el evangelio algunos se acercaron a él y le contaron una leyenda que se apoyaba en la ley del levirato (Dt 25,5) y en el recuerdo de Sarra, la que sería esposa de Tobías (Tob 3,8).
Si una mujer se había casado con siete hombres, ¿de cuál sería esposa a la hora de la resurrección? Esa era la pregunta. Jesús respondió recordando que los llamados por Dios a la vida eterna y a la resurrección ya no se casan. Tras recordar este pasaje, el Papa Francisco añade su propio comentario:
“Si miramos solo con ojo humano, estamos predispuestos a decir que el camino del hombre va de la vida hacia la muerte. Jesús le da un giro a esta perspectiva y afirma que nuestra peregrinación va de la muerte a la vida: la vida plena. Nosotros estamos en camino, en peregrinacion hacia la vida plena, y esa vida plena es la que ilumina nuestro camino”.
DIOS DE VIVOS
Los saduceos habían citado un texto de la Escritura. Y Jesús recurre a otro: el de la zarza que ardía sin consumirse. En ella Moisés descubrió al Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob (Ex 3,6). Los patriarcas continuaban vivos en la presencia del Dios que prometía la liberación de su pueblo. Por eso, Jesús podía extraer una conclusión esperanzada:
• “No es Dios de muertos, sino de vivos”. Dios no ha renunciado a su poder creador ni a la misericordia que derrama sobre sus hijos. Para él, todos son hijos de la resurrección. “El Dios de los vivos no se rodea de muertos” (A. Stöger).
• “Para él todos están vivos”. Esa es la revelación de Dios. Pero es también la interpelación para los hombres. Hay vivientes a los que ignoramos. Los consideramos muertos. La fidelidad de Dios a la vida es un ejemplo para nuestra sociedad.
- Señor Jesús, te proclamamos como Camino, Verdad y Vida. En medio e esta cultura de la muerte, nosotros sabemos y confesamos que estamos llamados a vivir contigo en el amor y en la gloria.
José-Román Flecha Andrés
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